TEXTO 3A

Puesto que el conocimiento, como se ha dicho, consiste en la percepción del acuerdo o desacuerdo de cualesquiera de nuestras ideas, de aquí se deduce que, en primer lugar, no podemos tener conocimiento más allá de las ideas que tenemos.
En segundo lugar, que no podemos tener ningún conocimiento más allá de la percepción que tenemos del acuerdo o desacuerdo. Esta percepción puede ser:
1. O por intuición, o por la comparación inmediata de dos ideas cualesquiera. 2. Por razonamiento, examinando el acuerdo o desacuerdo de dos ideas median- te la intervención de algunas otras. 3. Por sensación, percibiendo la existencia de cosas particulares; de aquí también se sigue:
En tercer lugar, que no podemos tener un conocimiento intuitivo que se extienda a todas nuestras ideas, y a todo lo que quisiéramos saber sobre ellas; porque no podemos examinar y percibir todas las relaciones que tienen unas con otras por yuxtaposición o por la comparación inmediata entre ellas. Así, teniendo las ideas de un triángulo obtuso y de otro agudo, ambos trazados sobre bases iguales, y entre paralelas, podré, por conocimiento intuitivo, percibir que uno no es el otro, pero no podré saber, de esa manera, si son o no iguales. Porque el acuerdo o des- acuerdo en igualdad nunca puede percibiese mediante una comparación inmediata: la diferencia de formas hace a sus partes incapaces de una aplicación exacta inmediata; y por ello se hace necesaria la intervención de algunas cualidades para medirlas, que es la demostración o conocimiento racional.
En cuarto lugar, se sigue de lo que se ha analizado anteriormente, que nuestro conocimiento racional no puede alcanzar a toda la extensión de nuestras ideas, porque entre dos ideas diferentes que quisiéramos examinar no siempre podríamos encontrar otras intermedias que podamos conectar, una a la otra, con un conocimiento intuitivo en todas las partes de la deducción; y siempre que esto nos falte, nos quedaremos cortos en nuestro conocimiento y demostración.
En quinto lugar, puesto que el conocimiento sensible no va más allá de la existencia de las cosas que actualmente están presentes ante nuestros sentidos, es todavía mucho más estrecho que los dos anteriores.

Comentario







































































TEXTO 3B

De todo lo que aquí se ha dicho se evidencia que el alcance de nuestro conocimiento resulta corto no sólo con respecto a la realidad de las cosas, sino incluso con respecto a la extensión de nuestras propias ideas.....Pienso que puedo, sin que suponga afrenta para la perfección humana, afirmar que nuestro conocimiento nunca podrá alcanzar todo lo que quisiéramos saber en torno a esas ideas que tenemos, ni podremos resolver todas las dificultades y cuestiones que puedan surgir sobre ellas. Tenemos las ideas de un cuadrado, un círculo y de igualdad; y, sin embargo, tal vez nunca podamos encontrar un círculo igual a un cuadrado, y conocer con certeza que lo es. Tenemos las ideas de materia y de pensamiento, pero posiblemente nunca seamos capaces de saber si cualquier ente puramente material piensa o no, ya que resulta imposible, por la contemplación de nuestras propias ideas y sin ayuda de la revelación, descubrir si la Omnipotencia no ha dotado a algún sistema de materia, debidamente dispuesto, de la potencia de percibir y pensar, o si no ha unido y fijado a una materia así dispuesta una sustancia inmaterial con capacidad de pensar.... ya que nosotros no sabemos ni en qué consiste el pensar ni a qué clase de sustancias el Todopoderoso ha considerado a bien el darles ese poder, que no se puede hallar en ningún ser creado si no es únicamente por el favor y la bondad del Creador. Pues no veo contradicción en que el Primer y Eterno Ser pensante, Espíritu Omnipotente, pudiera dotar, si quisiera, a ciertos sistemas de materia insensible, reunidos de la manera que estimara conveniente, de algún grado de percepción, sensación y pensamiento... Así, pues, ¿qué certidumbre de conocimiento se puede tener de que algunas percepciones, tales como el placer y el dolor, no puedan encontrarse en algunos cuerpos en sí mismos, después de haber sido movidos y modificados de cierta manera, lo mismo que se encuentran en una sustancia inmaterial por el movimiento de las partes del cuerpo?.... ¿qué razón podemos tener para concluir que el Creador no ha ordenado que se produzcan esos efectos en un sujeto que no podemos concebir como capaz de ellos, como en un sujeto acerca del cual no podemos concebir cómo opera en  el movimiento de la materia? Cuando digo esto, no lo hago para disminuir la creencia en la inmortalidad del alma: aquí no estoy hablando de probabilidad, sino de conocimiento; ..... Y, por tanto, no resulta de una necesidad tan imperiosa llegar a determinar una cosa u otra en este asunto, como algunos paladines, demasiado celosos o de la materialidad o de la inmaterialidad del alma, han conseguido que la gente llegue a creer. Unos de los cuales, estando demasiado inmersos en sus pensamientos sobre la materia, no pueden admitir la existencia de algo que no sea material; y otros, desde la otra posición, no pueden ver que la cogitación esté dentro de las potencias naturales de la materia, y después de haberla examinado una y otra vez con el mismo empeño tienen la seguridad de concluir que la Omnipotencia misma no puede dotar de percepción y pensamiento a una sustancia que tenga la modificación de la solidez. El que considere lo difícil que resulta conciliar en nuestros pensamientos la sensación con la materia extensa, o la existencia con cualquier cosa que no tenga ninguna extensión, tendrá que confesar que está muy lejos de saber con exactitud lo que sea el alma. Esta cuestión me parece que está bastante lejos del alcance de nuestro conocimiento.
Comentario







































































TEXTO 3C

Las afirmaciones o negaciones que hacemos sobre las ideas que tenemos pueden, según antes lo indiqué en general, reducirse a estas cuatro clases: identidad, coexistencia, relación y existencia real. Ahora examinaré el alcance de nuestro conocimiento en cada uno de estos casos.
En cuanto a la identidad y diversidad, esta manera de acuerdo o desacuerdo de nuestras ideas, nuestro conocimiento intuitivo alcanza hasta donde llegan nuestras ideas mismas....En cuanto a la segunda clase, que es el acuerdo o desacuerdo de nuestras ideas en coexistencia, nuestro conocimiento tiene un alcance muy corto, aunque en
esto consista la parte más grande e importante de nuestro conocimiento sobre las sustancias....Por ejemplo, nuestra idea de llama es un cuerpo caliente, luminoso y que se mueve hacia arriba; nuestra idea de oro, un cuerpo pesado hasta cierto grado, amarillo, maleable y fusible; así pues, éstas u otras ideas complejas semejantes a éstas, significan en la mente de los hombres los dos nombres de esas sustancias diferentes, la llama y el oro. Cuando queremos saber algo más sobre éstas o sobre otras sustancias cualesquiera, lo que preguntamos es esto: ¿qué otras cualidades o potencias tienen o no tienen estas sustancias? ..... En cuanto a la tercera clase de nuestro conocimiento, es decir, el acuerdo o desacuerdo de cualquiera de nuestras ideas, en cualquier otra relación, resulta muy difícil determinar, al tratarse del campo más extenso o de nuestro conocimiento, hasta dónde puede alcanzar..... La idea de un Ser Supremo, infinito en poder, en bondad y en sabiduría, cuya obra somos nosotros, y de quien dependemos, y la idea de nosotros mismos, como criaturas dotadas de entendimiento y racionales, siendo como son claras para nosotros, supongo que, bien consideradas y llevadas hasta sus últimas consecuencias, podrían ofrecernos un fundamento para nuestras obligaciones y las reglas de nuestras acciones que sería suficiente para colocar a la moral entre las ciencias capaces de demostración. Por lo que no dudo que se podrán establecer, a partir de proposiciones evidentes por sí mismas, y por unas consecuencias necesarias tan incontestables como las de los matemáticos,....  «Donde no haya propiedad, no hay injusticia», es una proposición tan cierta como cualquier demostración de Euclídes, pues como la idea de propiedad es la de un derecho a algo, y la idea a la que se da el nombre de injusticia es la invasión o la violación de ese derecho, es evidente que una vez establecidas esas ideas, y una vez anexados a ellas esos nombres, puedo saber con certeza que esa proposición es verdadera, al igual que sé que lo es la que establece que los tres ángulos de un triángulo son iguales a dos rectos. Veamos ahora otra cosa: «ningún gobierno permite la libertad absoluta». Como la idea de gobierno es el establecimiento de la sociedad bajo ciertas reglas o leyes que requieren la conformidad de los gobernados, y como la idea de libertad absoluta es que cada uno haga lo que le plazca, yo puedo tener una certidumbre de aquella proposición tan grande como la de cualquier proposición matemática....Lo que a este respecto ha concedido ventaja a las ideas de cantidad y ha hecho que sean más susceptibles de certeza y de demostración, es que éstas pueden ponerse y representarse por signos sensibles... Los dibujos de diagramas son copias en el papel de las ideas de la mente, y no están sujetos a la incertidumbre que conllevan las palabras en su significación. Los dibujos de un ángulo, un círculo o un cuadrado están expuestos a la vista y no pueden inducir a equívoco: permanecen inmutables, y pueden examinarse con detenimiento...Esto no ocurre de la misma manera en las ideas morales: carecemos de signos sensibles que las recuerdan.... La gran ayuda que en contra de esto encuentran los matemáticos en los diagramas y figuras, dibujos que permanecen inalterables, resulta bastante evidente...Una parte de esas desventajas de las ideas morales que han hecho que se piense que no son susceptibles de demostración, se podría, en buena medida, remediar mediante definiciones, fijando la colección de ideas simples que cada término debiera significar, y usando después esos términos de una manera fija y constante en esa colección precisa....Y tengo la seguridad de que si los hombres trataran de los asuntos morales con el mismo método e indiferencia con los que se enfrentan a las verdades matemáticas, encontrarían que aquélla tiene una conexión más estrecha, una consecuencia más necesaria a partir de nuestras ideas claras y distintas y que son susceptibles de una demostración más cercana a la perfección de lo que comúnmente se imagina. Pero no es de esperar grandes cosas en este sentido en tanto los deseos de fama, de riqueza o de poder lleven a los hombres a abrazar las opiniones que están más de moda, y a buscar después argumentos bien para realzar su belleza, bien para barnizarlas y cubrir sus deformidades, sin pensar que nada hay más bello para el ojo como la verdad lo es para la mente, ni nada tan deforme e irreconciliable para el entendimiento como la mentira. Pues aunque existan muchos hombres que puedan unirse con cierta satisfacción a una esposa de escasa belleza, ¿quién puede haber con la osadía suficiente para admitir que se ha desposado con la falsedad y que ha recibido en su pecho algo tan horrible como la mentira? Mientras los hombres de los partidos consigan que todos los hombres que caigan bajo su férula comulguen con sus mismas doctrinas, sin permitirles que examinen su verdad o su falsedad, impidiendo de esta manera que la verdad se imponga en el mundo, y que los hombres la busquen libremente, ¿qué adelantos se pueden esperar, qué grandes luces se pueden pedir a las ciencias morales?
Comentario