Sócrates escucha atentamente la larga exposición del mito de Protágoras, pero manifiesta tener algunas dudas sobre todo lo dicho y por ello afirma :Cuánto te agradezco, hijo de Apolodoro, el que me hayas compelido a venir aquí, pues posee para mí gran valor oír a Protágoras lo que he oído. Hasta ahora, siempre había creído que no existía práctica humana mediante la cual los buenos se hacen buenos. Ahora estoy convencido de que sí. Pero me queda una pequeña duda, de la que, evidentemente, Protágoras me sacará fácilmente, ya que también me ha sacado de muchas de esta índole. Su duda podría expresarse así: Protágoras, afirma Sócrates, da entender, en su discurso anterior, que la justicia, el pudor y la prudencia forman un TODO designado con el nombre de virtud. Ahora bien, pregunta Sócrates, ¿es la virtud un todo único, del cual serían partes la justicia, la prudencia, etc, o, por el contrario, estas virtudes no son más que distintos nombres de un único todo?.
RESPUESTA DE Protágoras: La virtud es una y las virtudes, sobre las que me preguntas, son partes de ella.
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INTERROGATORIO de Sócrates: ¿Esas partes de la virtud se asemejan, al modo de hablar de, por ejemplo, cuando nos referimos al rostro y las partes del mismo (ojos, nariz, boca, etc) o, por el contrario, a la manera en que serían las partes, por ejemplo, de una masa de oro, que no se diferenciarían entre sí a no ser por la magnitud o por la pequeñez?
RESPUESTA de Protágoras: La virtud y las virtudes se diferencian del mismo modo que el rostro y las partes del mismo.
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INTERROGATORIO de Sócrates: Si lo que dice Protágoras es cierto, entonces los individuos que posean como suya una u otra de esas virtudes (partes de la virtud), posee a su vez todas las demás (la virtud).
Protágoras que comienza a ser consciente de a donde lo puede conducir Sócrates, con su razonamiento,
RESPONDE afirmando que tales individuos no pueden poseer TODAS LAS VIRTUDES, a la vez, ya que hay sujetos que son, por ejemplo, valerosos y, sin embargo, no son justos, ni sabios ni prudentes.
Sócrates decide detenerse en esta última afirmación de Protágoras: Parece evidente, afirma Sócrates, que Protágoras, y, todos los presentes, reconocemos que, por ejemplo, el valor y la sabiduría son virtudes. Ahora bien, según lo establecido anteriormente, tales virtudes serían partes de la virtud. Pero aún hay más. Y es que, según parece, cada una de esas virtudes es distinta de las otras. Ahora bien, tal distinción tiene que basarse en que, cada una de tales virtudes, debe tener propiedades particulares que las diferencian de las otras. Sucedería del mismo modo que con los ojos o con las orejas (partes del rostro), que no son iguales ni tienen las mismas propiedades. Pues bien, según Sócrates, otro tanto debería suceder con las distintas virtudes como partes de la virtud: son distintas y se diferencian unas de otra.
Ahora bien, si todo lo dicho es cierto, entonces nos resulta difícil defender la semejanza entre las distintas virtudes. Según lo dicho, la sabiduría no se parece a la justicia ni al valor y lo mismo sucede con éstas y las demás. Pero si es cierto que las virtudes son diferentes y desemejantes unas de otras, y, no guardan relación entre sí, del mismo modo que resultaría lógico afirmar, en relación con el rostro, que la boca no es nariz o que los ojos no son la boca; así también sería lógico deducir que la justicia es una virtud que, por naturaleza no es santa; y, por su parte, la santidad sería una virtud que, por naturaleza, no sería justa. Y es que si la justicia es distinta de la santidad, entonces la justicia es no-santa y si la santidad es distinta de la justicia, entonces la santidad es no-justa.
Protágoras intenta evadir la contradicción en la que se ha metido y parece darle la razón como a un loco. Por ello afirma. Bueno...si así lo quieres, admitamos que la justicia es santa y la santidad es justa. Evidentemente, con esta esta expresión, se estaría afirmando todo lo contrario a la conclusión a la que Sócrates había llegado a través del razonamiento.
Sócrates se rebela contra esta forma de analizar la contradicción en la que se ha desembocado Piensa que la respuesta de Protágoras no es digna de alguien que se presenta como un maestro de virtud y le plantea eliminar el si así lo quieres de su respuesta anterior .Ante ello, Protágoras, plantea de nuevo el tema utilizando un punto de vista relativista. Por ello afirma lo siguiente: no se pueden llamar totalmente semejantes a las cosas que tiene solamente algún punto de semejanza, ni distintas totalmente a las que solamente tienen algún punto de desemejante. Sócrates concluye que si esto es cierto, entonces por ejemplo, entre la justicia y la santidad existiría únicamente un semejanza débil. Ahora es Protágoras quien se rebela contra esta última deducción. Como Sócrates percibe que Protágoras comienza a sentirse incómodo decide plantear el análisis de otra cuestión. (Ver Texto5)

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