El Protágoras
es una de las obras maestras de Platón. Quizá por ello pueda
afirmarse que no es una obra de juventud, como frecuentemente se la
considera (Willamovitz, Friedländer), fundándose en su temática, en
rasgos estilísticos, &c., sino una obra de madurez, posterior a
la fundación de la Academia (385), de la época del Fedón o
del Banquete: tal es la opinión de Taylor. El debate sobre el
lugar cronológico del Protágoras no es accidental, no es
cuestión meramente erudita, porque tiene que ver con la significación
que se le atribuye. Quien perciba al Protágoras como una obra,
sin duda genial, desde el punto de vista literario, pero más bien «socrática»,
sin problemas platónicos, se inclinará a considerarla como obra de
juventud, a lo sumo en la línea del Menón. Pero quien perciba
en el Protágoras un esbozo muy profundo del pensamiento platónico,
se inclinará a retrasar su fecha, a considerarla como una obra
central de Platón y expresión de sus problemas filosóficos más
característicos.
(Gustavo Bueno. Análisis
del Protágoras)