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Libro
I República
(354ª-357ª) |
-Y así, el justo es dichoso;
y el injusto, desgraciado.
-Sea ---dijo.
-Por otro lado, no conviene ser desgraciado dichoso.
-¿Qué duda tiene?
-Por tanto, bendito Trasímaco, jamás es la injusticia más
provechosa que la justicia.
-Banquetéate con todo eso, ¡oh Sócrates!, - en las fiestas
Bendidias ---dijo.
-Banquete que tú me has preparado, ¡oh, Trasímaco- --observé
yo-, pues te aplacaste conmigo y cesaste en tu enfado.
Mezquino va a ser, sin embargo, no por tu culpa, sino por la mía;
y es que, así como los golosos gustan siempre con arrebato
del manjar que en cada momento se les sirve sin haber gozado
debidamente del anterior, así me parece que yo, sin averiguar
lo que primeramente considerábamos, qué cosa sea lo justo,
me desprendí del asunto y me lancé a investigar acerca de
ello, si era vicio e ignorancia o discreción y virtud; y
presentándose luego un nuevo aserto, que la injusticia es más
provechosa que la justicia, no me retraje de pasar a él,
dejando el otro, de modo que ahora me acontece no saber nada
como resultado de la discusión. Porque no sabiendo lo que es
lo justo, difícil es que sepa si es virtud o no y si el que
la posee es desgraciado o dichoso. |
Descartes
(Discurso
del método)
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El
buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo; pues cada
uno piensa estar bien provisto de él....Por lo que no es
cierto que todos se engañen; sino más bien eso atestigua que
la capacidad de juzgar bien, y de distinguir lo verdadero de
lo falso, que es lo que propiamente se denomina el buen
sentido o razón, es naturalmente igual en todos los hombres;
y así que la diversidad de nuestras opiniones no proviene de
que unos sean más razonables que otros, sino solamente de que
conducimos nuestros pensamientos por vías diversas....Porque,
no basta con tener buen espíritu, sino que lo principal es
aplicarlo bien. |
Kant
(Prólogo a la 2ª edición de la Crítica de la razón pura)
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Se
ha supuesto hasta ahora que todo nuestro conocer debe regirse
por los objetos. Sin embargo, todos los intentos realizados
bajo tal supuesto con vista a establecer a priori, mediante
conceptos, algo sobre dichos objetos -algo que ampliara
nuestro conocimiento- desembocaban en el fracaso.
Intentaremos, pues, por una vez, si no adelantaremos más en
las tareas de la metafísica suponiendo que los objetos deben
conformarse a nuestro conocimiento cosa que concuerda ya mejor
con la deseada posibilidad de un conocimiento a priori de
dichos objetos....Ocurre aquí como con los primeros
pensamientos de Copérnico. Este, viendo que no conseguía
explicar los movimientos celestes si aceptaba que las
estrellas giraban alrededor del espectador, probó si no
obtendría mejores resultados haciendo girar al espectador y
dejando las estrellas en reposo. En la metafísica se puede
hacer el mismo ensayo en lo que atañe a la intuición de los
objetos. Si ésta se rige por la naturaleza de los objetos, no
veo como podría conocerse algo a priori. |
David
Hume
(Tratado de la naturaleza humana)
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Toda
creencia en una cuestión de hecho.....deriva meramente de la
unión de algún objeto presente a la memoria o a los sentidos
y de una conjunción habitual entre éste y algún objeto, o,
en otras palabras: habiéndose encontrado, en muchos casos,
que dos clases cualesquiera de objeto, llama y calor, nieve y
frío, han estado siempre unidos; si la llama y la nieve se
presentaran nuevamente a los sentidos, la mente sería llevada
por la COSTUMBRE a esperar calor y frío, y a CREER que tal
cualidad realmente existe...Esta creencia es el resultado
forzoso de colocar a la mente en tal situación. Se trata de
una operación del alma inevitable....Es como una especie de
instinto natural que ningún razonamiento o proceso de
pensamiento puede evitar.....Y es que en los fenómenos
referidos a cuestiones de hecho siempre se presupone la
CREENCIA en el objeto correlativo....La proximidad a nuestra
casa jamás puede excitar nuestras ideas si no creemos que
realmente existe. Ahora bien, mantengo que esta
creencia....sobrepasa la memoria y los sentidos....Cuando tiro
al fuego un trozo de madera seca, inmediatamente mi mente es
llevada a concebir que la llama aumentará y no que disminuirá.
Esta transición del pensamiento de la causa al efecto no
procede de la razón. Tiene su origen exclusivamente en la
costumbre y en la experiencia....La costumbre hace a la idea o
representación de la llama como más potente y vivaz que
cualquier ensueño indisciplinado y fluctuante de la imaginación....Cuando
una espada apunta a mi pecho, ¿no me alterará más vivamente
la idea de herida y dolor que cuando se me presenta un vaso de
vino, aún cuando se me ocurriese casualmente aquélla idea
tras la aparición de este objeto? |
Nietzsche
(Así habló Zarathustra)
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Voy
a hablaros de las tres transformaciones del espíritu: de cómo
el espíritu se transforma en camello, el camello en león, y
finalmente el león en niño.
Muchas cargas soporta el espíritu cuando está poseido de
reverencia, el espíritu vigoroso y sufrido...Todas
esas pesadísimas cargas toma sobre si el espíritu sufrido; a
semejanza del camello, que camina cansado por el desierto, así
marcha él hacia su desierto. Pero en lo más solitario de ese
desierto se opera la segunda transformación: en león se
transforma el espíritu, que quiere conquistar su propia
libertad, y ser señor de su propio desierto...El tu debes, le
sale al paso como un animal escamoso y refulgente en oro, y en
cada una de sus escamas brilla con letras doradas el
tú debes....Mas ahora decidme, hermanos míos: ¿que es capaz
de hacer el niño, que ni siquiera el león haya podido hacer?
¿Para qué, pues, habría de convertirse en niño el león
carnicero?....Tres transformaciones del espiritu os he
mencionado: os he mostrado cómo el espiritu se transforma en
camello, luego el camello en león, y finalmente el león en
niño.
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