EL SER Y LO MISMO O IDÉNTICO

Extranjero. -¿Pero deberíamos considerar el SER y lo Mismo, como no formando más que uno?

Teetetes. -Quizá.

Extranjero. –Pero, si el SER y lo Mismo no difieren en nada, diciendo que el Movimiento y el Reposo son, o existen, declararemos que ambos son lo Mismo, puesto que existen.

Teetetes. -Pero eso es imposible.

Extranjero. –Luego, es imposible que lo Mismo y el Ser no constituyan más que Uno.

Teetetes. -Al parecer.

Extranjero. -¿Sentaremos, pues, como una cuarta idea, que debe añadirse a las otras tres, la idea de lo Mismo?

Teetetes. -Ciertamente.

Extranjero. -¿Pero, es preciso ver en lo Otro un quinto género? ¿O bien, lo Otro y el SER deben ser considerados como los dos nombres de un solo objeto?

Teetetes. -Sin duda.

Extranjero. -¿Pero, creo que me concederás que, entre las cosas, unas son consideradas como existiendo en sí mismas, y otras son consideradas con relación a otras cosas?

Teetetes. -Seguramente.

Extranjero. –Luego, lo Otro se refiere necesariamente a algún otro. ¿No es así?         

Teetetes. –Sí.

Extranjero. -Pero esto sería imposible, si el SER y lo Otro no fuesen absolutamente distintos. Porque, si lo Otro pudiese presentarse bajo las dos mismas formas que el SER, habría, entre las otras cosas, alguna que sería otra, sin referirse a ninguna otra, y ya hemos visto que lo que es verdaderamente Otro, no es tal, sino en relación a otra cosa.

Teetetes. -Así es.                                

Extranjero. -La naturaleza de lo Otro debe, pues, ser considerada como una quinta idea, y puesta en el número de las que hemos escogido.

Teetetes. -Sí.

Extranjero. -Y diremos que ella está como derramada en todas las demás. Porque cada una, en particular, es otra que las que no son ella no por su propia naturaleza, sino porque participa de la idea de lo Otro.

Teetetes. -Incontestablemente.

Extranjero. -Digamos, pues, lo siguiente de nuestras cinco ideas, tomándolas una a una.

Teetetes. -¿Qué?

Extranjero. -Lo primero, que el Movimiento es absolutamente otro que el Reposo. ¿No es esto lo que decíamos?

Teetetes. -Sin duda.

Extranjero. -No es el Reposo.

Teetetes. -Nada de eso.

Extranjero. –Pero, él existe, puesto que participa del SER.

Teetetes. -Existe.

Extranjero. -Por otra parte, el Movimiento es otro que lo Mismo.

Teetetes. -Sí.

Extranjero. -No es, pues, lo Mismo.

Teetetes. -No sin duda.

Extranjero. -Sin embargo, es lo Mismo, en el sentido que todo participa de lo Mismo.

Teetetes. –Ciertamente.

Extranjero. –Es preciso reconocer, y no hay que asustarse, que el Movimiento es lo Mismo y no es lo Mismo. En efecto, cuando decimos que es lo Mismo y que no es lo Mismo, es bajo diferentes puntos de vista. Es lo Mismo, porque considerado en sí, participa de lo Mismo; no es lo Mismo porque se asocia a lo Otro, lo que hace que difiera de lo Mismo, y que sea lo Otro que lo Mismo, de suerte que es igualmente exacto decir que no es lo Mismo.

Teetetes. -Muy bien.

Extranjero. –Por consiguiente, si el Movimiento pudiese, en cierta manera, participar del Reposo, no sería un absurdo llamarle estable.

Teetetes. –Así podría hacerse, si no hubiéramos convenido en que unos géneros pueden y otros no pueden mezclarse entre sí.

Extranjero. –Efectivamente, así lo hemos demostrado mucho antes de haber llegado al punto en que nos encontramos, y hasta hicimos ver que esto estaba fundado en la naturaleza de las cosas.

Teetetes. -Sin duda.

Sofista