SOFISTA
(231d-232a)
Extranjero. -Pero, por lo pronto, detengámonos, para tomar aliento y, descansando, reflexionemos en nosotros mismos, y veamos bajo cuántas formas se nos ha representado el sofista. Si no me engaño, primero hemos encontrado en él un cazador interesado de jóvenes ricos.
Teetetes. –Sí.
Extranjero. –Después, un mercader de conocimientos para uso del alma.
Teetetes. -Es cierto.
Extranjero. -En tercer lugar, ¿no nos ha parecido como una especie de traficante, al por menor, en estos mismos objetos?
Teetetes. –Sí; y, en cuarto lugar, era un fabricante de las ciencias que vendía.
Extranjero. -Lo que recuerdas es exacto. Voy, a mi vez, a recordarte la quinta forma del sofista. Es un atleta, en los combates de palabra, hábil en el arte de discutir.
Teetetes. -En efecto.
Extranjero. -En cuanto a la sexta forma, hemos vacilado. Sin embargo, la hemos definido diciendo, con cierta complacencia, que es un purificador de las opiniones que estorban la entrada de la ciencia, en el alma.
Teetetes.
-Muy bien.