La sinceridad representa el término medio entre la jactancia
( el jactancioso se atribuye más cualidades de las que posee, dándose una
importancia que no se merece ) y la ironía ( el irónico se niega las
cualidades que le pertenecen quitándose importancia. )
El jactancioso peca por exceso ya que se atribuye más
cualidades de las que se merece.
Texto
El irónico peca por defecto ya que se niega cualidades que le
pertenecen.
Aristóteles diferencia entre las personas que intentan agradar o
desagradar a los demás ( gentiles, aduladores y groseros ) y aquellos que
son verdaderos o falsos en su relación con los demás. En relación a
estos últimos es donde habría que situar a los sinceros, los jactanciosos y
los irónicos.
Aristóteles diferencia entre las personas que intentan agradar o
desagradar a los demás ( gentiles, aduladores y groseros ) y aquellos que
son verdaderos o falsos en su relación con los demás. En relación a
estos últimos es donde habría que situar a los sinceros, los jactanciosos y
los irónicos.
El hombre sincero representa el término medio ya que actúa con
sinceridad, tanto en su vida, como en sus palabras, reconociendo únicamente las
cualidades que realmente posee.
La sinceridad, de la que aquí trata Aristóteles, se refiere a
aquella que hace referencia a los hombres que dicen la verdad y son sinceros con
sus palabras en toda clase de situaciones. El hombre sincero ama la verdad en
sí misma y considera la mentira como algo vergonzoso.
Según Aristóteles los jactanciosos pueden atribuirse más cualidades
y meritos de los que realmente tienen por varias razones: 1º) por obtener
gloria y honores, lo cual no sería excesivamente reprensible; 2º) por amor al
dinero, lo cual sería más vergonzoso; 3º) por ser embusteros por
naturaleza, y, por complacerse en la mentira, lo cual es peor.
Los irónicos parecen hablar por huir de la ostentación. De estos
existen, según Aristóteles, diferentes tipos: 1º) los que niegan poseer
cualidades que les son manifiestas son hipócritas y, por ello, despreciables;
2º) los que utilizan moderadamente la ironía y las refieren a cosas que no son
manifiestas a la vista, resultan agradables.
El jactancioso es, según Aristóteles, el ser más opuesto al hombre sincero
y es aún
peor que el irónico.