En relación con la función racional del alma, la parte calculativa o
deliberativa supone la búsqueda de la verdad según deseo recto y se refiere a
realidades contingentes. Tales realidades contingentes tienen, según
Aristóteles, un CARÁCTER PRODUCTIVO o un CARÁCTER
DE ACTUACIÓN. Las virtudes que se corresponden, según Aristóteles, con
esta parte racional del alma son: 1º) El arte: es una virtud
intelectual de carácter productivo y significa una disposición productiva
acompañada de razón verdadera. 2º) La prudencia es una virtud
intelectual referida no a la producción sino a la actuación. Aristóteles la
define como una disposición racional verdadera y práctica de lo que es bueno
para el hombre. El fin de la producción es distinto de ella, pero el de la acción
(praxis) no puede serlo.
En relación con la función racional del alma, la parte calculativa o
deliberativa supone la búsqueda de la verdad según deseo recto y se refiere a
realidades contingentes. Tales realidades contingentes tienen, según
Aristóteles, un CARÁCTER PRODUCTIVO o un CARÁCTER
DE ACTUACIÓN. Las virtudes que se corresponden, según Aristóteles, con
esta parte racional del alma son: 1º) El arte: es una virtud
intelectual de carácter productivo y significa una disposición productiva
acompañada de razón verdadera. 2º) La prudencia es una virtud
intelectual referida no a la producción sino a la actuación. Aristóteles la
define como una disposición racional verdadera y práctica de lo que es bueno
para el hombre. El fin de la producción es distinto de ella, pero el de la acción
(praxis) no puede serlo.
La virtud intelectual de la prudencia se ocuparía de las actuaciones siguientes:
La virtud intelectual de la prudencia se ocuparía de las actuaciones siguientes:
La virtud intelectual de la prudencia se ocuparía de las actuaciones siguientes:
La virtud intelectual de la prudencia se ocuparía de las actuaciones siguientes:
La virtud intelectual de la prudencia se ocuparía de las actuaciones siguientes:
CAPITULO CUARTO
(Resumen)
En este capitulo, Aristóteles, trata sobre la virtud intelectual del ARTE (tejné). Sus ideas principales son las siguientes:
La virtud del arte está relacionada con las cosas que pueden suceder de otro forma, es decir, se encuentra inserta en lo que denomina como razonamiento dialéctico o de opinión.
Establece una diferencia entre hacer conforme a razón y obrar conforme a razón. Tal diferencia está relacionada con la facultad intelectual del razonamiento científico (obrar) y con la facultad de razonamiento dialéctico (hacer). Ambas facultades son hábitos intelectuales; la diferencia estriba en que el obrar trata sobre cosas universales y necesarias; mientras que el hacer trata sobre cosas contingentes. Por ello dice Aristóteles: todo arte considera como se ha de hacer alguna cosa de las que no acaecen de necesidad...El arte no se ejercita en las cosas que necesariamente se hacen o suceden de necesidad.
Aunque el texto sobre la virtud del arte no hace referencia
más que al arte entendido como oficio, hay que tener presente que para
Aristóteles, de la misma forma que los oficios o artes que se hacen
conforme a la recta razón, son virtudes, también el hombre actúa
(aunque no produzca) sobre
otras cosas contingentes que se refiere a cuestiones de su comportamiento en
sociedad ( política ), en la familia ( economía ), o en su comportamiento
individual ( ética ). Tal disposición a actuar en esos campos da lugar a la
aparición de la virtud de la Fronesis (prudencia) que, junto con el arte,
forman la virtud intelectual de la SABIDURÍA PRÁCTICA.
CAPITULO V
En este capítulo, Aristóteles, trata sobre la virtud
intelectual de la PRUDENCIA.
Sus ideas principales son las siguientes:
La prudencia es una virtud que se encuentra relacionada, principalmente, con la esfera de la contingencia y de la opinión aunque, como puede verse leyendo el capítulo VIII, habría que diferenciar entre la esfera particular y la esfera general en el uso de la prudencia.
En este capítulo, Aristóteles, se centra en el análisis de las diferencias existentes entre la virtud intelectual de la prudencia y las virtudes de la ciencia y el arte.
Señala que, en principio, parece que el oficio del hombre prudente consiste en actuar sobre cosas buenas y útiles, no de tipo particular, sino referidas a aquellas que ayudan al hombre en general a desarrollarse y prosperar. Más adelante matiza esta cuestión al diferenciar entre asuntos generales humanos y asuntos de negocios particulares.
El tema central de este capítulo, como ya hemos señalado, es describir las diferencias existentes entre la Prudencia y las virtudes de la ciencia y del arte. Afirma que la prudencia no es es ciencia ya que ésta se alcanza por demostración y sus principios son necesarios. Por su parte la prudencia se ocupa de cosas contingentes ( leyes comunes y negocios particulares ). Se diferencia del arte porque la acción (propio de la prudencia) y la producción (propio del arte) son de distinto género.
Aristóteles continúa tratando sobre la prudencia en el CAPITULO VIII de la Ética a Nicómaco. Allí hace referencia a las distintas formas de entender la virtud de la prudencia señalando lo siguiente: a) La virtud de la prudencia, en sentido estricto, es aquella que se encuentra relacionada con el bien como virtud ética. b) Existen aspectos particulares o prácticos de la prudencia que están unidos a la buena marcha de asuntos generales. En este sentido, Aristóteles, distingue entre la disposición prudente en el gobierno de la familia ( economía ); la disposición prudente en la promulgación de leyes (política), y la disposición prudente en el gobierno de la República (Consulta-Juicio)
Aunque parece que la virtud de la prudencia necesita de la
virtud del entendimiento ya que aquel que es prudente es porque entiende;
existen diferencias entre entre las dos. No se puede olvidar que, aunque es
cierto que quien sabe lo que es bien y lo cumple, es un hombre prudente, lo
cierto (y aquí Aristóteles se separa de Sócrates y de Platón) es que los
hombres prudentes destinados a gobernar la República no únicamente deben
ser sabios sino hombres curtidos en los negocios y en el trato con los
hombres y, sobre estas cuestiones, no hay una certidumbre necesaria como
sucede con las ciencias teóricas (matemática, lógica, etc) Tampoco
existen la necesidad de consultar con la experiencia en relación con
ciencias formales como la matemática y la geometría; sin embargo, tal
experiencia es necesario tenerla en cuenta cuando se quiere actuar con
prudencia. Por todo ello, la prudencia es un habito contrario al hábito del
entendimiento ya que éste considera principios que no necesitan demostración.