ACERCA DE LAS VIRTUDES INTELECTUALES DEL ARTE Y DE LA PRUDENCIA

Entre las cosas que puede ser de otra manera están lo que es objeto de producción y lo que es objeto de acción o actuación, y una cosa es la producción y otra la acción (podemos remitirnos a propósito de ellas incluso a los tratados esotéricos); de modo que también la disposición racional apropiada para la acción es cosa distinta de la disposición racional para la producción. Por tanto, tampoco se incluyen la una a la otra; en efecto, ni la acción es producción, ni la producción» es acción. Ahora bien, puesto que la construcción es una técnica y es precisamente una disposición racional para la producción, y no hay técnica alguna que no sea una disposición racional para la producción ni disposición alguna de esta clase que no sea una técnica, serán lo mismo la técnica y la disposición productiva acompañada de la razón verdadera. Toda técnica versa sobre el llegar a ser, y sobre el idear y considerar cómo puede producirse o llegar a ser algo de lo que es susceptible tanto de ser como de no ser y cuyo principio está en el que produce y no en lo producido. En efecto, la técnica no tiene que ver ni con las cosas que son o se producen necesariamente, ni con las que son o se producen de una manera natural, porque, estas cosas tienen su principio en sí mismas. Como producción  y acción son cosas distintas, la técnica o arte tiene que referirse a la producción, no a la acción. Y en cierto modo el azar y el arte tienen el mismo objeto, como dice Agatón: "el arte ama el azar, y el azar al arte. "' El arte o técnica es, pues, como queda dicho, una disposición productiva acompañada de razón verdadera, y la falta de arte, por el contrario, una disposición productiva acompañada de razón falsa, relativas a lo que puede ser de otra manera ..................En cuanto a la Prudencia, podemos comprender su naturaleza considerando a que hombres llamamos prudentes. Pues bien, parece propio del hombre prudente el poder discurrir bien sobre lo que es bueno y conveniente para él mismo, no en un sentido parcial, por ejemplo, para la salud, para la fuerza, sino para vivir bien en genera .... De modo que también, en términos generales, es prudente el hombre reflexivo. Pero nadie reflexiona o delibera sobre lo que no puede ser de otra manera, ni sobre lo que no puede hacer. De suerte que, si toda ciencia va acompañada de demostración, y no hay demostración de las cosas cuyos principios pueden ser de otra manera ( porque todas ellas pueden también ser de otra manera ), y asimismo tampoco es posible deliberar sobre lo que es necesariamente, la prudencia no podrá ser ciencia ni arte o técnica, ciencia, porque la acción o actuación puede ser de otra manera; arte, porque la acción y la producción son de distinto género. Tiene que ser, por tanto, una disposición racional verdadera y práctica respecto de lo que es bueno y malo para el hombre. Porque el fin de la producción es distinto de ella, pero el de la acción ( ) no puede serlo: la buena actuación misma es un fin ..... Por su parte, la política y la prudencia coinciden en cuanto a la disposición, pero, sin embargo, no son lo mismo. Cuando la prudencia se aplica a la ciudad, la que es, por así decirlo fundamental es la prudencia legislativa, y la que por así decirlo, tiene por objeto lo particular, lleva el nombre común de política. Esta es práctica y deliberativa,- en efecto, el decreto es lo práctico en extremo, -por eso, solo de los que se ocupan en esta se dice que hacen política. pues ellos son los únicos que actúan a la manera de los obreros manuales. Pero la prudencia parece referirse sobre todo a uno mismo y al individuo, y ésta es la forma que lleva el nombre común de prudencia .... Habría, por tanto, una forma de conocimiento consistente en saber lo que a uno le interesa....,y parece que el que sabe lo que le concierne y actúa en consecuencia es prudente, mientras que a los políticos se les considera entrometidos .... Buscan, pues, los prudentes su propio bien, y se piensa que es eso lo que debe hacerse ... Sin embargo, quizá no es posible el bien de uno mismo sin administración doméstica ( economía ) y sin régimen político. ( Aristóteles. Etica a Nicómaco.  Libro VI, 4, 5 )

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