Después de haber tratado de lo relativo a las virtudes, a las diferentes
clases de amistad y a los placeres, nos queda hablar sumariamente de la felicidad, ya que la declaramos fin de todo los humano. Nuestra discusión
podrá ser más concisa si resumimos los que antes hemos dicho. Dijimos, pues,
que la felicidad no es un hábito o disposición porque, de serlo, podría darse
también en quien pasara la vida durmiendo, viviendo la vida de las plantas, y
en el que sufriera las mayores desgracias.....Más bien se le debe considerar
como una actividad.....deseable por sí misma. Por todo ello, la felicidad ha de
considerarse entre las cosas deseables por sí mismas y no por causa de otra
cosa, porque la felicidad no necesita de nada, sino que se basta a sí misma.
Ahora bien, se eligen por sí mismas aquellas actividades en que no se busca
nada fuera de la misma actividad. Tales parecen ser las acciones virtuosas, pues
el hacer lo que es honesto y bueno pertenece al número de las cosas deseables
por sí mismas....Por lo tanto, es valioso y agradable lo que lo es para el
hombre bueno, ya que siendo para cada uno preferible entre todas la actividad
que es conforme a la disposición propia de cada uno, para el hombre bueno lo
será la actividad conforme a la virtud. La felicidad, por tanto, no está en la
diversión....La vida feliz es la es conforme a la virtud, vida de esfuerzo
serio, y no de juego. Y declaramos mejores las cosas serias y no las que mueven
a la risa y están relacionadas con el juego (como sucede con los hábiles
pasatiempos presentes en las corte de los tiranos). La felicidad se encuentra
relacionada con la parte mejor del hombre....por ello nadie hace partícipe de
la felicidad al esclavo...porque la felicidad no está en las ocupaciones, sino
en las actividades conforme a la virtud, como se ha dicho antes. Si la
felicidad, por tanto, es una actividad conforme a virtud, es razonable que sea
conforme a la virtud más excelente, y ésta será la virtud de lo mejor que hay
en el hombre. Y es el entendimiento lo que por naturaleza parece mandar en el
hombre...siendo divino ello mismo o lo más divino que hay en nosotros.....Por
lo tanto, la actividad contemplativa es la propia de una vida feliz
perfecta.....Y es que la actividad intelectual es la más excelente
y....,además, la más continua, pues podemos contemplar continuamente más que
hacer cualquier otra cosa. Y pensamos que el placer debe hallarse mezclado en la
felicidad, y la actividad que se refiere a la sabiduría es, de común acuerdo,
la más agradable de las actividades conforme a virtud.....Y es la suficiencia o
autarquía de que hablamos se da sobre todo en la actividad contemplativa....Y
es que, tal actividad, parece amarse por sí misma, pues nada se saca de ella
aparte de la contemplación, mientras que de las actividades prácticas
obtenemos siempre algo, más o menos, aparte de la acción misma.....En
definitiva, lo que dijimos anteriormente viene a propósito también ahora: lo
que es propio de cada uno por naturaleza es también lo más excelente y lo más
agradable para cada uno; para el hombre lo será, por tanto, la vida conforme a
la mente, ya que eso es primariamente el hombre. Esta vida será también, por
consiguiente, la más feliz.......Sin embargo, el hombre contemplativo, por ser
hombre, tendrá necesidad también del bienestar externo, ya que nuestra
naturaleza no se basta a sí misma para la contemplación, sino que necesita de
la salud del cuerpo, del alimento y de los demás cuidados. Pero no se ha de
pensar....que aquel que quiera ser feliz los necesitará en gran número y
calidad, pues la autarquía y la acción no requieren superabundancia de ellos,
y sin dominar el mar y la tierra se puede ejercitar una actividad noble; en
efecto, uno puede, con recursos moderados practicar la virtud y, por ello, ser
feliz.
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