Todas las
ciencias contienen alguna parte práctica que consiste en proponer problemas que
constituyen algún fin posible para nosotros, así como en imperativos que dicen
cómo puede conseguirse tal fin. Éstos pueden llamarse, en general, imperativos
de habilidad. No se trata de si el fin es racional y bueno, sino sólo de lo
que hay que hacer para conseguirlo. Los preceptos que sigue el médico para
curar perfectamente a un hombre y los que sigue el envenenador para matarlo son
de igual valor, en cuanto que cada uno de ellos sirve para realizar
perfectamente su propósito. En la primera juventud nadie sabe qué fines
podrán ofrecérsenos en la vida, y por eso los padres tratan de que sus hijos
aprendan muchas cosas y procuran darles habilidad para el uso de los medios
útiles a cualquier tipo de fines, puesto que no pueden determinar de ninguno de
ellos si no será más adelante un propósito real del educando, siendo posible
que alguna vez lo considere como tal. Y es tan grande este cuidado, que los
padres suelen olvidar reformar y corregir el juicio de los niños sobre el valor
de las cosas que pudieran proponerse como fines.......¿ cómo puede pensarse
la constricción de la voluntad que el imperativo expresa. No hace alta una
explicación especial de cómo es posible un imperativo de habilidad. El que
quiere un fin quiere también (en cuanto que la razón tiene un decisivo influjo
sobre sus acciones) el medio indispensablemente necesario para alcanzarlo si
está en su poder. Esta proposición es, en lo que se refiere al querer mismo,
analítica, pues en el querer un objeto como producto de mi acción está ya
pensada mi causalidad como causa activa, es decir, el uso de los medios, y el
imperativo extrae el concepto de las acciones necesarias para tal fin del
concepto de un querer ese fin (para determinar los propios medios conducentes a
un determinado propósito hacen falta, sin duda, proposiciones sintéticas, pero
éstas atañen al fundamento para hacer real el objeto, no al fundamento para
hacer real el acto mismo de la voluntad). Que para dividir una línea en dos
partes iguales según un principio seguro tengo que trazar desde sus extremos
dos arcos de círculo es algo que la matemática enseña, sin duda, por
proposiciones sintéticas, pero una vez que sé que solo mediante esa acción
puede producirse el efecto citado, si quiero íntegro tal efecto quiero también
la acción necesaria para él, y esto último sí es una proposición
analítica, pues es lo mismo representarme algo como efecto posible de cualquier
actividad mía y representarme a mí mismo obrando de esa manera para la
obtención de tal efecto.
(Kant. Fundamentación de la
metafísica de las costumbres)
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