El principio trata a todo ser racional (a sí
mismo y a los demás) de tal modo que en tu máxima tal ser valga al mismo
tiempo como fin en sí es idéntico, en el fondo, al principio obra según
una máxima que contenga en sí misma su validez universal para todo ser
racional, pues si en el uso de los medios para todo fin yo debo limitar mi máxima
a la condición de su validez universal como ley para todo sujeto, esto equivale
a que el sujeto de los fines, es decir, el ser racional mismo, no debe nunca
fundamentar las máximas de sus acciones como si fueran un simple medio, sino
como constituyendo la suprema condición limitativa en la utilización de los
medios, o sea, siempre y al mismo tiempo como un fin.
(Kant. Fundamentación de la metafísica de
las costumbres)
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