El
concepto de todo ser racional, que por las máximas de su voluntad debe
considerarse legislador universal para juzgarse a sí mismo y a sus
acciones desde este punto de vista, conduce a un concepto estrechamente
vinculado a él y muy fructífero, el concepto de reino de los fines.
Por entiendo el enlace sistemático de distintos seres racionales mediante
leyes comunes. Pero puesto que las leyes determinan los fines según su
validez universal, resulta que, si prescindimos de las diferencias
personales entre los seres racionales así como de todo contenido de sus
fines privados, es posible pensar una totalidad de los fines (tanto de los
seres racionales como de los fines en sí, como también de los propios
fines que cada cual puede proponerse) en un enlace sistemático, es decir,
un reino de los fines posible según los ya citados principios.
En efecto, todos los seres racionales están sujetos a la ley de que cada
uno de ellos debe tratarse a sí mismo y tratar a todos los demás nunca
como simple medio sino siempre al mismo tiempo como fin en sí mismo.
Entonces nace de aquí un enlace sistemático de los seres racionales por
leyes objetivas comunes, esto es, un reino que, puesto que esas leyes se
proponen relacionar a esos seres como fines y medios, muy bien puede
llamarse un reino de los fines, aunque, desde luego, sólo en la idea.
(Kant. Fundamentación de la metafísica de las costumbres)
Comentario
|