Así pues, si se supone la libertad de la voluntad se obtiene
por mero análisis de su concepto la moralidad
junto con su principio. Sin embargo, este principio (una voluntad absolutamente
buena es aquella cuya máxima puede
contenerse en sí misma siempre como ley universal) sigue siendo una proposición
sintética, pues por medio del análisis del concepto de una voluntad
absolutamente buena no es posible
hallar esa propiedad de la máxima. Pero tales proposiciones sintéticas sólo
son posibles porque los dos
conocimientos están enlazados uno con otro por su vinculación a un tercero,
en el cual se encuentran mutuamente. El
concepto positivo de la libertad crea ese tercer conocimiento.
(Kant. Fundamentación de la metafísica
de las costumbres)
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