El existencialismo afirma que el hombre se elige a sí mismo.
Al afirmar ésto no
solamente se está hablando de la elección individual ya que no existe
ninguno de nuestros actos que, al crear el hombre que queremos ser, no cree
al mismo tiempo una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser. Al
elegir estamos valorando lo que queremos ser y, en este sentido, nunca
podría decirse que elegimos mal aunque nos equivoquemos. Lo que elegimos es
siempre lo que consideramos un bien para nosotros y, al elegirlo, nada puede
ser bueno para nosotros sin serlo para todos. Por todo ello, nuestra
responsabilidad es mucho mayor de lo que podríamos suponer, pues compromete
a la humanidad entera. Para explicar lo que acaba de decir, Sartre, hace
referencia a una serie de ejemplos: habla de obrero que elige adherirse a un
sindicato cristiano en lugar de a uno de clase. Pues bien, según Sartre,
con esta elección, se estaría afirmando que la resignación es lo que
conviene no solamente a él, que ha elegido esa opción, sino a todo hombre.
Con su acto, el obrero ha comprometido a toda la humanidad. Del mismo modo,
si decido casarme, tener hijos, etc, no me encamino yo solamente, sino que
encamino a la humanidad en la vía de la monogamia. Sartre piensa que
eligiéndose uno a sí mismo, elige también al hombre. Este hecho estaría,
según Sartre, en la base de los sentimientos de angustia, desamparo y
desesperación.