Según Sartre, el hombre está CONDENADO A SER
LIBRE.
Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por
otro lado, es libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable
de todo lo que hace.
Sartre también afirma que el existencialismo no cree en el poder de la PASIÓN en
el sentido de que ésta actúe como un torrente devastador que conduce
fatalmente al hombre a ciertos actos. Según Sartre, el hombre es el
responsable de su pasión ya que, sin ningún apoyo, está condenado a cada
instante a inventar al hombre.
Al mismo tiempo, el hombre es un ser DESAMPARADO ya que tiene que
asumir sus propias responsabilidades sin esperar ayuda del más arriba. Para
dar un ejemplo de ello, Sartre, nos describe el caso de uno de sus alumnos
que vino a consultarle si debía quedarse con su madre enferma o alistarse
en las Fuerzas francesas libres que luchaban contra el nazismo. ¿Quién
podía ayudarle a elegir? Sartre niega que pudiera hacerlo la doctrina
cristiana que nos dice que debemos ser caritativos con todo el mundo.
También niega que pudiera hacerlo la moral kantiana que parte del
imperativo categórico que establece que no deben tratarse a los demás como
medios, sino como fines. Dado que los valores son vagos e imprecisos y no
atienden todos los casos concretos únicamente nos queda, según Sartre,
fiarnos de nuestros instintos.
Ahora bien, ¿qué le decían los instintos, en este caso, a su alumno?
Sartre señala que el alumno - al comprobar que no había valores supremos
que le marcaran el camino a elegir - llegó a pensar que debía dejarse
llevar por sus SENTIMIENTOS y elegir el que más le
empujara en una dirección. Ahora, bien, se pregunta Sartre, ¿cómo
determinar el valor de un sentimiento? Parece evidente que únicamente
podría determinarlo si llevo a cabo un acto que lo ratifique y lo define;
de lo contrario no dejaría de ser más que una entelequia sentimental. Por
otro lado, no se debería olvidar - señala Sartre - que un sentimiento que
se representa y un sentimiento que se vive son dos cosas casi
indiscernibles: decidir que el alumno amaba a su madre quedándose junto a
ella o montar una comedia en donde el alumno tendría que representar
lo mejor posible la permanencia con su madre, son ( en el ámbito
sentimental ) casi la misma cosa. En definitiva, según Sartre, los
sentimientos se construyen con actos que se realizan. Por consiguiente, es
absurdo intentar consultarlos para dejarnos llevar por ellos. En definitiva, no podemos buscar en
nosotros mismos el estado auténtico que
nos lleve a elegir, ni tampoco pedir a una moral los conceptos que nos
permitan actuar.
Después de todo lo señalado hasta ahora: ¿cuál creen
que fue la respuesta que Sartre le dio a su alumno? Sin duda fue
coherente con su filosofía existencialista: usted está condenado a ser
libre, amigo mío, es decir, tiene que ser usted mismo que invente su vida y
quien tiene que elegir. Ninguna moral puede indicarle lo que hay que hacer;
no hay signos en el mundo.
La existencia del desamparo implica que debemos elegir nosotros mismos
nuestro ser. En este contexto, el desamparo va junto con la angustia. Por su
parte la DESESPERACIÓN tiene su base en la existencia
de la voluntad y el conjunto de probabilidades que condicionan a tal
voluntad. Y es que cuando queremos alguna cosa, existen siempre una serie de
elementos probables. Pues bien, según Sartre, desde le momento en que el
conjunto de posibilidades no están rigurosamente comprometidas por mi
acción, entonces deberíamos desinteresarnos ya que ningún designio puede
adaptar el mundo y sus posibles a nuestra voluntad.