Según Sartre no existe ninguna NATURALEZA HUMANA en
que uno pueda fundarse. Esta creencia le sirve a Sartre para fundamentar su
postura frente a los que acusan al existencialismo de insolidaridad y no
contar con la existencia de otros que luchan por la libertad y la
revolución. Sartre no niega la importancia de la lucha revolucionaria, lo
que cuestiona es que no se puede fundamentar su validez acudiendo a la idea
de solidaridad y humanidad ya que tales ideas o valores no existen como algo
hecho e inamovible. Tenemos que limitarnos a lo que vemos. Además no
podemos estar seguros que lo que, en un momento determinado se defiende con
pasión, puede convertirse en algo distinto años más tarde ya que los
hombres son libres para decidirlo así. Ello no quiere decir que debamos
abandonarnos al quietismo sino comprometernos según la vieja fórmula que
establece que no es necesario tener esperanza para obrar. El QUIETISMO
es la actitud de aquellos que dicen que
los demás pueden hacer lo uno no puede. Pues bien, según Sartre, el
existencialismo defiende una posición totalmente contraria a este tipo de
quietismo, ya que declara que sólo hay realidad en la acción, y, además,
piensa que el hombre no es nada más que un proyecto que no tiene sentido a
no ser que se realice. Para un existencialista no hay otro amor que el que
se construye; no hay otro genio que el se manifiesta en las obras que se
llevan a cabo.
Sartre afirma que el pesimismo del que suele acusarse a los
existencialistas es, en realidad, una DUREZA OPTIMISTA.
Ello quiere decir que no es la herencia, el medio, o el determinismo orgánico
lo que nos hace ser como somos. Lo que somos es fruto de nuestras elecciones
y, por ello, la responsabilidad recae únicamente sobre nosotros mismos. Por
ejemplo, el hombre cobarde no lo es debido a una organización fisiológica
que lo determine para ser lo que es, sino que los es porque se ha construido
a sí mismo como hombre cobarde por sus actos.
En definitiva, el existencialismo no puede ser considerado como una
filosofía quietista, puesto que define al hombre por la acción. Tampoco
puede considerarse como una filosofía pesimista, sino todo lo contrario ya
que piensa que el destino del hombre está en él mismo. En este contexto,
el existencialismo defiende una moral basada en la acción y en el
compromiso.
Presentación