Le dio una figura conveniente y
adecuada. La figura apropiada para el ser vivo que ha de tener en sí a todos
los seres vivos, debería ser la que incluye todas las figuras. Por tanto, lo
construyó esférico, con la misma distancia del centro a los extremos en todas
partes, circular, la más perfecta y semejante a sí misma de todas las figuras,
porque consideró muchísimo más bello lo semejante que lo disímil. Por múltiples
razones culminó su obra alisando toda la superficie externa del universo. Pues
no necesitaba ojos, ya que no había dejado nada visible en el exterior, ni oídos,
porque nada había que se pudiera oír. Como no estaba rodeado de aire, no
necesitaba respiración, ni le hacía falta ningún órgano por el que recibir
alimentos, ni para expulsar luego la alimentación ya digerida. Nada salía ni
entraba en él por ningún lado --tampoco había nada--, pues nació como
producto del arte de modo que se alimenta a sí mismo de su propia corrupción y
es sujeto y objeto de todas las acciones en sí y por sí. En efecto, el hacedor
pensó que si era independiente sería mejor que si necesitaba de otro. Consideró
que no debía agregarle en vano manos, que no precisaba para tomar o rechazar
nada, ni pies ni en general ningún instrumento para desplazarse.
Platón.
Timeo