Mas tengo que intentar [hablar]
expresamente de manera más clara todavía acerca de eso. Bien, si alguien
modelara figuras de oro y las cambiara sin cesar de unas en otras, en caso de
que alguien indicara una de ellas y le preguntase qué es, lo más correcto con
mucho en cuanto a la verdad sería decir que es oro --en ningún caso afirmar
que el triángulo y todas las otras figuras que se originan poseen existencia
efectiva, puesto que cambian mientras hace dicha afirmación-- y contentarse si
eventualmente aceptan con alguna certeza la designación de «lo que tiene tal
característica». El mismo razonamiento vale también para la naturaleza que
recibe todos los cuerpos. Debemos decir que es siempre idéntica a sí misma,
pues no cambia para nada sus propiedades. En efecto, recibe siempre todo sin
adoptar en lo más mínimo ninguna forma semejante a nada de lo que entra en
ella, dado que por naturaleza subyace a todo como una masa que, por ser cambiada
y conformada por lo que entra, parece diversa en diversas ocasiones; y tanto lo
que ingresa como lo que sale son siempre imitaciones de los seres, impresos a
partir de ellos de una manera difícil de concebir y admirable que
investigaremos más adelante.
Platón. Timeo