LIBRO X REPUBLICA
Al comienzo del Libro X, Sócrates, trata de nuevo
sobre el valor educativo de la poesía. Es este un tema sobre el que había
tratado detenidamente en los libros II y III de la
República al tratar sobre la educación de los guardianes. Allí había señalado que
esta materia tenía una valor relativo en la educación de tales
guardianes. Pues bien, ahora, y después de haber expuesto cuál debería ser el contenido
total de la educación de los guardianes, el valor de la poesía se nos muestra con un valor
aún más degradado con lo que la oposición entre filosofía y poesía, a
la hora de educar a los regentes, es aún mayor.
Sobre este contexto, Sócrates, analiza la poesía centrándose en lo que parece ser su
auténtico valor: el imitativo. Pero ahora el análisis lo centra a la luz de su teoría
de las ideas, algo que, a la altura del diálogo, supone ya conocida por todos los
presentes lo que no sucedía claramente en los libros primeros. Para ello, Sócrates,
establece, por un lado, que una idea es algo que designa una pluralidad de cosas,
y, por otro, el modelo del que nos servimos para producir cualquier cosa. Por
ejemplo, un carpintero fabrica una cama o una mesa sobre la base de las ideas que
tiene de cama y mesa. Ahora bien, es evidente, señala Sócrates, que el carpintero cuando
construye la mesa no está fabricando la idea sino produciendo esa mesa sobre
la base de la existencia de su idea. Pero todavía hay más. Sócrates afirma que existen otras
profesiones que ni siquiera fabrican el objeto sino que limitan a producir cosas que
ya están fabricadas. Estos sujetos, señala Sócrates, no sólo son capaces de producir
muebles ya fabricados sino producir a todos los seres vivos, incluido ellos mismos.
Glaucón que parece entender por dónde va Sócrates, rápidamente cae en la cuenta que
tales seres lo que hacen es reflejar en sus trabajos meras apariencias
de la realidad, como, por ejemplo, sucede con los pintores que no producen, por
ejemplo, camas verdaderas pero que, de algún modo, si lo hacen cuando las pintan.
Pues bien, sobre la base de todo lo dicho, Sócrates, quiere resaltar lo siguiente:
A continuación, Sócrates, pasa a examinar lo que representó realmente la poesía
homérica en el mundo griego. Comienza situándola en relación con la imitación
lo que equivale a decir que se encuentra a una triple distancia del ser. Afirma
también que si se compara a Homero y a otros griegos significados por sus meritos nos
encontraríamos que el primero siempre sale perdiendo. En este sentido, Sócrates, hace
referencia a las figuras de Licurgo o Solón lo cuales lograron constituciones
políticas que hicieron mejores a Grecia y los griegos. Pues bien, nada por el estilo
sucede con Homero. Lo mismo podría decirse en relación con la sabiduría,
los inventos, o en lo referente a la educación. En este contexto cita a
sabios como Tales de Mileto o a personalidades que destacaron por educar a sus
contemporáneos, como, por ejemplo, Protágoras o Prodico de Ceos. Pues bien,
según Sócrates, tampoco encontraríamos nada de todo esto en la poesía homérica.
Y es que Homero con sus obras se limitaría, según Sócrates, a actuar como un
pintor, el cual, en vez del pincel, usa de la palabra, pero no para conocer
mejor o para ser mejor, sino para colorearla mostrando con ello una realidad
aparentemente hermosa. {Ver Texto2a}
A partir de ahora, Sócrates, y con la intención de mostrar el caracter negativo
de la poesía homérica, entra en un argumentación de índole enteramente distinta
a la descrita anteriormente. Sócrates parte ahora de la base de que la bondad es
utilidad y el conocimiento experiencia, algo que, por otro lado,
concuerda con lo que parece que el Sócrates histórico defendía, si creemos a Jenofonte.
Pues bien, sobre esta base, Sócrates, defiende que en todo objeto hay tres artes
distintas: su utilización, su fabricación y su imitación.
Pues bien, parece evidente que dentro de esta escala el que utiliza los
objetos debería ser el más experimentado y quien comunica al fabricante los buenos o
malos efectos que produce aquello del que uno se sirve. A su vez, el que fabrica
el objeto, siempre que haga caso al entendido, debe tener una creencia bien fundada
acerca del mismo. Pero ya existe una diferencia entre ambos: el fabricante tiene creencia
bien fundada, pero el entendido, porque utiliza el objeto, tiene conocimiento.¿Y
que papel juega aquí el imitador? Según Sócrates, el imitador es alguien que ni
tiene conocimiento, derivado del uso del objeto, ni escucha al entendido con
el objeto de fabricar un objeto. Por lo tanto no posee ni conocimiento ni creencia
bien fundada lo que le imposibilita de opinar debidamente. Pues bien, esta nueva
demostración vendría a probar de nuevo que el imitador es alguien que se encuentra a tres
puestos de distancia de la verdad. Pero, además, Sócrates, se pregunta tambien por
el elemento propio del alma del imitador y del que conoce. Para investigar esta
cuestión se sirve de ejemplos sobre objetos que se aparecen como distintos a la vista
según los contemplemos de cerca o de lejos. Señala que el mejor remedio para superar
estos espejismos es la ciencia del calculo y de la medida. Ahora bien, tal
ciencia no tiene que ver con los sentidos ni con las apariencias. Por eso, no es lo mismo,
señala, opinar acerca de algo prescindiendo de la medida que opinar conforme a medida.
Pues bien, el arte imitativo, que se basa en apariencias, y prescinde de la
medida y del cálculo, es algo que se aparta de la razón y del elemento mejor que existe
en el hombre. Por ello, el alma que vive en las apariencias está llena de miles
de contradicciones de toda clase. Por último, y para justificar que el
alma del poeta es quien posee el elemento peor, Sócrates, analiza algo que había
planteado anteriormente y que hace referencia al modo de comportamiento del hombre
ante las desgracias. Señala que ante los impulsos existentes en uno (racional
-irracional) es el primero -racional- quien ordena mantener cierta
compostura, mientras que el segundo -irracional- es amigo de gemidos y
lamentaciones. Pues bien, el poeta imitativo no suele imitar nunca en sus obras
al primero, debido a que el caracter reflexivo es dificil de imitar y muy dificil
de comprender cuando es imitado. Es mucho más facil de plasmar imitativamente a
los sentimientos y a lo gemidos de lo irracional. Por todo ello, concluye Sócrates, es
evidente que el poeta imitativo no está destinado por naturaleza a agradar al elemento
racional del alma sino al caracter irritable y multiforme de la misma, para
asi dar gusto a los sentimientos más bajos del vulgo. El poeta imitativo, por
tanto, implanta con sus obras un regimen perverso en el alma pues condesciende,
sobre todo, con el elemento irracional que hay en ella. {Ver Texto3a}
Sócrates reserva para el final lo que considera como acusación más grave
contra la poesía: insultar a los hombres de provecho. Para justificar tal
acusación recuerda el tratamiento que Homero y los otros autores trágicos hacen de los
heroes. Según Sócrates, cuando relatan la imitación de alguno de ellos suelen
presentarlos siempre relatando algún largo discurso, golpeándose el pecho, y entre
lamentos y gemidos. Sin embargo, continúa diciendo Sócrates, cuando a culquiera de
nosotros nos sucede alguna desgracia, sucede que pensamos que no es propio de un varón el
comportarse como esos heroes. Pues bien, esta manifiesta contradicción es otra prueba
clara, según Sócrates, de la verdadera naturaleza de la poesía: dejar
satifescha y gozosa a la parte del alma peor. Sócrates aprovecha tambien la ocasión
para situar en el mismo plano de igualdad de la poesía a la comedia y a
todo aquello que sea imitación de lo concupiscible. Por último, y sobre la base
de todo lo dicho hasta ahroa, se dirige a los panegiristas de Homero para
recordarles que en su ciudad ideal unicamente se permitarán los himnos poéticos que
encomien a los dioses y a los heroes. Para justificar el destierro de la poesía
homerica y trágica de su ciudad ideal, Sócrates, hace referencia tambien al
hecho de que la discordia entre filosofía y poesía ya viene desde muy
antiguo. {Ver Texto4a}
TEXTO1A
(595a-598d)
-Y por cierto -dije- que tengo en la mente muchas otras razones para suponer que la ciudad que fundábamos es la mejor que pueda darse; pero lo afirmo sobre todo cuando pongo mi atención en lo que toca a la
poesía.
TEXTO2A
(598e-601b)
-Por tanto -proseguí-, visto esto, habrá que examinar el género trágico y a
Homero , su guía,ya que oímos decir a algunos que aquéllos conocen todas las artes y todas las cosas humanas en relación con la virtud y con el vicio, y también las divinas; porque el buen poeta, si ha de componer bien sobre aquello que compusiera, es fuerza que componga con conocimiento o no será capaz de componer. Debemos, por consiguiente, examinar si éstos no han quedado engañados al topar con tales imitadores sin darse cuenta, al ver sus obras, de que están a triple distancia del ser y de que sólo componen fácilmente a los ojos de quien no conoce la verdad, porque no componen más que apariencias, pero no realidades; o si, por el contrario, dicen algo de peso y en realidad los buenos poetas conocen el asunto sobre el que parecen hablar tan acertadamente a juicio de la multitud.
-¡Ea, pues! Atiende a esto otro: el que hace
una apariencia, el imitador, decimos, no entiende nada del ser, sino de lo aparente. ¿No
es así?
-Sí.
-No lo dejemos, pues, a medio decir:
-Pero todavía no hemos dicho lo más
grave de la poesía. Su capacidad de insultar a los hombres de provecho, con excepción de unos pocos, es sin duda lo más terrible.
Sócrates plantea tratar ahora acerca de las recompensas y de los premios que han de recibir, tanto en esta vida como en la otra, los hombres que han sido virtuosos. El hecho que de hable de otra vida le lleva a Sócrates a tener que plantear, en primer lugar, la cuestión de la inmortalidad del alma, algo, que como puede verse en el texto, no era aceptado de modo unánime por los griegos. Para justificar tal inmortalidad, Sócrates, utiliza un argumento que aparece tambien descrito en el
Fedón (69e y siguientes). La estructura de este argumento es la siguiente:Es evidente que existe lo bueno y lo malo. Tambien es evidente que lo malo es lo que destruye y disuelve todo; mientras que lo bueno es lo que preserva y aprovecha.
Cita algunos ejemplos de cosas malas que destruyen y disuelven: la enfermedad destruye el cuerpo, el tizón destruye el trigo, el orín destruye el bronce, etc.
Cuando alguno de estos males se producen en el ser, éste se disuelve y arruina. Por lo tanto, el mal connatural de cada una de las cosas es quien destruye y arruina al ser al que afecta.
Si hallamos algún ser al que afecte un mal y, sin embargo, no sea capaz de destruirlo, entonces tal ser debería ser inmortal.
A partir de ahora, Sócrates, analiza el ser del alma: ésta posee tambien males naturales que la hacen perversa. Por ejemplo, la injusticia o la ignorancia.
Pues bien, según Sócrates, ninguno de estos males es capaz de destruir o descomponer el alma.
Notar que en relación con el punto anterior, Sócrates, señala lo siguiente: la causa de la destrucción de algo no es tanto el objeto como la enfermedad en sí. Por ejemplo, la mala condición de un alimento (objeto) no es realmente la causa de la destrucción del cuerpo sino de la enfermedad en sí que producirá tal destrucción.
Pues bien, de acuerdo con el principio anterior, Sócrates, señala que ni las enfermedades del cuerpo, ni las propias enfermedades del alma son capaces de destruir a ésta. Porque aunque un cuerpo esté tan enfermo como para morir, o se encuentre totalmente desmenuzado y destruido, en ningún momento es capaz de hacer por sí mismo a un alma injusta o mala.
Pero tampoco las enfermedades del alma son capaces de destruirla. Y es que, según Sócrates, el que, por ejemplo, un alma tenga en sí misma la enfermedad de la injusticia no por ello tal alma es destruida. Más bien suele suceder todo lo contrario, porque como ve perfectamente Glaucón en el texto, un alma injusta "mata, si le es posible, a los demás, pero al que la lleva en sí, a ese le hace estar muy vivo y además bien despierto". En definitiva, parece que la propia perversión y el mal propio no son causa suficiente para matar y destruir al alma.
Por consiguiente, si el alma no perece por mal
alguno, ni propio ni extraño, es evidente que, por fuerza, ha de existir siempre; y lo
que existe siempre es inmortal. Por lo tanto, el alma es inmortal. {Ver Texto1b}
Presentación
TEXTO1B
(608c-611a)
-Y sin embargo -observé-, no hemos tratado aún de las más grandes recompensas de la virtud,
de los premios que le están preparados.
-De cosa bien grande hablas si es que hay algo más grande que lo que queda dicho
-replicó.
-Pero ¿qué hay -repuse- que pueda llegar a ser grande en un tiempo pequeño? Porque todo
ese tiempo que va desde la niñez hasta la senectud queda en bien poco comparado con la
totalidad del tiempo.
-No es nada de cierto -dijo.
-¿Y qué? ¿Piensas que a un ser inmortal le está bien afanarse por un tiempo tan breve
y no por la eternidad?
-No creo -respondió-; pero ¿qué quieres decir con ello?
-¿No sientes -dije- que nuestra alma es inmortal y que
nunca perece?
Y él, clavando en mí su vista con extrañeza,
replicó:
-No, de cierto, ¡por Zeus! ¿Es que tú puedes afirmarlo?
-Sí -contesté-, si no me engaño; y pienso que tú también, porque no es tema dificil.
-Para mí, sí -repuso-; pero oiría de ti con gusto ese fácil argumento.
-Escucha, pues -dije.
-No tienes más que hablar -replicó.
-¿Hay algo -preguntéle- a lo que das el nombre de bueno o
de malo?
-Sí.
-¿Y piensas acerca de estas cosas lo mismo que yo?
-¿Qué?
-Que lo malo es todo lo que disuelve y destruye; y lo bueno, lo que preserva y aprovecha.
-Eso creo -dijo.
-¿Y qué más? ¿No reconoces lo bueno y lo malo para cada cosa? ¿Por ejemplo, la oftalmía para los ojos, la enfermedad para el
cuerpo entero, el tizón para el trigo, la podredumbre para las maderas, el orín para el
bronce o el hierro y, en fin, como digo, un mal y enfermedad connatural a casi cada uno de
los seres?
-Así es -dijo.
-¿De modo que, cuando alguno de ellos se produce en un ser, pervierte aquello en que se produce y finalmente lo
disuelve y arruina enteramente?
-¿Cómo no?
-Por consiguiente, el mal connatural con cada cosa y la perversión que produce es lo que
la disuelve; y, si no es él quien la destruye, ninguna otra cosa podrá destruirla.
Porque jamás ha de destruirla lo bueno ni tampoco lo que no es bueno ni malo.
-¿Cómo había de destruirla? -dijo.
-Si hallamos, pues, alguno de los seres a quien afecte
un mal que lo hace miserable, pero que no es capaz de disolverlo ni acabarlo, ¿no
vendremos a saber con ello que no existe ruina posible para el ser de esa naturaleza?
-Así hay que creerlo -dijo.
-¿Y qué? -proseguí-. ¿No hay también en el alma algo
que la hace perversa?
-Desde luego -dijo-; todo aquello que ha poco referíamos: la injusticia, el desenfreno,
la cobardía y la ignorancia.
-¿Y acaso alguna de estas cosas la descompone y disuelve? Y cuida de que no nos
engañemos pensando que el hombre injusto e insensato, cuando es sorprendido en su
injusticia, perece por causa de ella, que es la que pervierte su alma. Por el contrario,
considéralo más bien en este aspecto. Así como la enfermedad, siendo la perversión del
cuerpo, lo funde y arruina y lo lleva a no ser ya cuerpo, y todas las otras cosas que
decíamos, por causa de su mal peculiar y por la destrucción que éste produce con su
contacto e infusión, vienen a dar en el no ser .. ¿No
es así?
-Sí.
-¡Ea, pues! Considera al alma de la misma manera.
¿Acaso la injusticia y sus demás males la destruyen y corrompen cuando se le adhieren e
infunden hasta llevarla a la muerte al separarla del
cuerpo?
-De ningún modo -contestó.
-Por otra parte -observé-, es absurdo que la perversión ajena destruya una cosa y la
propia no.
-Absurdo.
-Y reflexiona, ¡oh, Glaucón! -continué-, en que por la mala condición de los alimentos, sea ésta la que sea, ranciedad, putrefacción
o cualquier otra, no pensamos que el cuerpo tenga que perecer, sino que, cuando la
corrupción de esos alimentos ha hecho nacer en el cuerpo la corrupción propia de éste,
entonces diremos que el cuerpo ha perecido con motivo de aquéllos, pero bajo su propio mal, que es la enfermedad; en cambio, por la mala
calidad de los alimentos, siendo éstos una cosa y el cuerpo otra y no habiendo sido
producido el mal propio por el mal extraño, por esa causa jamás juzgaremos que el cuerpo
haya sido destruido.
-Muy exacto es lo que dices -observó.
-Pues bien,conforme al mismo razonamiento -dije-, si la corrupción
del cuerpo no implanta en el alma la corrupción propia de ésta, no admitiremos que
ella quede destruida por el mal extraño sin la propia corrupción, es decir, lo uno
por el mal de lo otro.
-Así es de razón -dijo.
-Ahora, pues, o refutemos todo esto, como dicho fuera de propósito, o sostengamos, en
tanto no esté refutado, que ni por la fiebre ni por otra cualquier enfermedad ni por el
degüello ni aunque el cuerpo entero quede desmenuzado en tajos, ni aun así ha de perecer
ni destruirse el alma en lo más mínimo; sostengámoslo hasta que alguno nos demuestre
que por estos padecimientos del cuerpo se hace ella más injusta o impía. Porque por la
aparición en una cosa de un mal que le es extraño, si no se le junta el mal propio, no
hemos de dejar que se diga que se destruye el alma ni otro ser alguno.
-Pues en verdad -aseveró- que nadie demostrará jamás esto de que el alma de los
que están en trance de morir se haga más injusta por la muerte.
-Pero si alguien -dije yo-, por no ser forzado a reconocer que las almas son inmortales,
se atreve a salir al encuentro de nuestro argumento y a decir que el moribundo se hace
más perverso y más injusto, en ese caso juzgaremos que, si dice verdad el que eso dice,
la injusticia es algo mortal, como una enfermedad,
para el que la lleva en sí y, por causa de ello, que es matador
por su propia naturaleza, mueren los que la abrazan, los unos en seguida, los otros menos
prontamente; pero de manera distinta a aquella en que mueren ahora los injustos a ma- nos
de los que les aplican la justicia.
-¡Por Zeus! - exclamó él-. La injusticia no
aparecería como cosa tan terrible si fuera mortal para el que la abraza, porque sería su
escape de los males; más bien creo que se muestra como todo lo contrario, porque mata, si
le es posible, a los demás, pero al que la lleva en sí, a ése le hace estar muy vivo y
además bien despierto. Tan lejos se halla, según parece, de producir la muerte.
-Bien dicho -observé-; en efecto, si la propia
perversión y el mal propio no son bastantes para matar y destruir el alma, el mal
ordenado para otro ser estará bien lejos de destruirla ni a ella ni a cosa alguna salvo
aquella para la que ese mal esté ordenado.
-Bien lejos, como es natural -dijo.
-Y así, si no perece por mal alguno ni propio ni
extraño,es evidente que por fuerza ha de existir siempre; y lo que existe siempre es
inmortal.
-Necesariamente -dijo.
Comentario2
Presentación
LIBRO X REPÚBLICA
COMENTARIO3
(611a-612a)
Sócrates continúa hablando del alma. Despues de haber demostrado su inmortalidad continúa afirmando que, además, tiene que se eterna, es decir, algo que se mantiene siempre siendo la misma sin poder ser más o menos. Además, el alma, es igual a sí misma y algo simple. Al hablar de su simplicidad, Sócrates, nos recuerda la división del alma {racional, irascible y concupiscible} establecida anteriormente en la República. Sobre esta aparente contradicción habría que señalar lo siguiente:
Sócrates hace referencia tambien a otros argumentos
(además del descrito aquí) que demuestran la inmortalidad del alma. Sin duda alguna
está pensando en el Fedón. De
todos modos, según Sócrates, el mejor modo de saber acerca de la naturaleza del alma
no es el intentar contemplarla en su comunidad con el cuerpo sino a través del raciocinio
puro. Cuando no se hace esto último, entonces nos hacemos del alma una idea parecida a la
de aquellos que contemplaban al marino Glauco. Para hacernos una idea exacta de
la naturaleza del alma deberíamos contemplarla en tanto en cuanto en ella se manifiesta
su amor al saber. Es ahí en dónde está su verdadera esencia. Lo que
sucede es que es muy dificil poder contemplarla en su esencia; de ahí, afirma Platón,
que no tengamos más remedio que recorrerla en sus accidentes y formas en la vida
humana. {Ver Texto1c}
Presentación
TEXTO1C
(611a-612a)
-Esto, pues, ha de ser así -afirmé-; y, si así es, comprenderás
que existen siempre las mismas almas, ya que ni pueden ser menos, porque no perece ninguna, ni tampoco más, pues si se produjera algo
de más en los seres inmortales, bien te das cuenta de que nacería de lo mortal, y
entonces todo terminaría siendo inmortal.
-Verdad es lo que dices.
-Pero no podemos admitir eso -añadí-, porque la razón no lo permite, como tampoco que
el alma, en su más verdadera naturaleza, sea algo que rebose diversidad, desigualdad y
diferencia en relación consigo mismo.
-¿Qué quieres decir? -preguntó.
-No es fácil -dije- que lo eterno sea algo compuesto
de muchos elementos y con una composición que no es la más conveniente, como en lo
anterior se nos ha mostrado el alma.
-No, no es propio.
-Así, pues, el que el alma sea algo inmortal nos lo impone nuestro reciente argumento y
los demás que se dan, pero para saber cómo sea
ella en verdad no hay que contemplarla degradada por su comunidad con el cuerpo y por
otros males, como lavemos ahora, sino adecuadamente con el raciocinio, tal como es ella al
quedar en su pureza, y se la hallará entonces mucho más
hermosa y se distinguirán más claramente las obras justas y las injustas y todo lo
demás de que hemos tratado. Pero esto que acabamos de decir solamente es verdad según se
nos aparece al presente, porque antes la hemos contemplado en una disposición tal que,
así como los que veían al marino Glauco no podían
percibir fácihnente su naturaleza originaria, porque, de los antiguos miembros de su
cuerpo, los unos habían sido rotos y los otros consumidos y totalmente estropeados por
las aguas, mientras le habían nacido otros nuevos por la acumulación de conchas, algas y
piedrecillas, de suerte que más bien parecía una fiera cualquiera que lo que era por
nacimiento, en esa misma disposición contemplamos nosotros al alma por efecto de una
multitud de males. Por ello, Glaucón, hay que mirar a otra parte.
-¿Adónde? -dijo.
-A su amor del saber, y hay que pensar en las cosas a que
se abraza y en las compañías que desea en su calidad de allegada de lo divino e inmortal
y de lo que siempre existe; y en cómo haya de ser cuando vaya toda entera tras esto y se
salga, por el mismo impulso, del mar en que se halla y se sacuda las muchas piedras y
conchas que ahora, puesto que de la tierra se nutre, se han fijado a su alrededor. costra
térrea, rocosa y silvestre procedente de esos banquetes a que suele atribuirse la
felicidad. Y entonces se podrá ver su verdadera naturaleza, si es compuesta o simple o de
qué manera y cómo sea. Por ahora, según creo, hemos recorrido
suficientemente sus accidentes y formas en la vida humana.
-En efecto -observó.
Comentario3
Presentación
LIBRO X REPÚBLICA
COMENTARIO4
(612b-613e)
A partir de ahora, Sócrates, pasa a tratar sobre los premios y recompensas para aquellos sujetos que han practicado la justicia al margen de las apariencias. Tambien hará referencia a los castigos recibidos por los hombres injustos. Para explicar todo esto, Sócrates, divide su exposición en dos niveles:
En relación con la exposición sobre los premios y castigos
que recibirán los hombres justos e injustos en esta vida, Sócrates, comienza
recordando a sus interlocutores que, despues de todo lo dicho en la República sobre la
justicia y la injusticia, no tiene sentido ya seguir manteniendo la opinión que Adimanto
y Glaucón defendían en los inicios de la República cuando defendían
que era mejor y más ventajoso ser injusto que justo aunque, eso sí, manteniendo
una apariencia de justicia ante los demás. Según Sócrates, despues de haber
visto en que consiste la esencia de la justicia y de la injusticia ya no tiene sentido
seguir defendiendo esa tesis. Pues bien, sobre esta base, Sócrates, establece ahora que
el hombre verdaderamente justo, ya sea pobre o enfermo, siempre acabará siendo
protegido por dioses; mientras que al hombre injusto, ya sea rico o disponga de
buena salud, siempre será abandonado por los mismos dioses. A los hombre justos, afirma
Sócrates, le sucede como a los buenos corredores que, sabiendo medir sus
fuerzas, se dejan ir los últimos para realizar un salto final que les permite ganar. {Ver Texto1d}
Presentación
TEXTO1D
(612b-613e)
-Así, pues -pregunté-, ¿no hemos resuelto en nuestro razonamiento
las dificultades propuestas sin celebrar por otra
parte las recompensas y la gloria de la justicia como, según vosotros, hicieron Hesíodo
y Homero, sino encontrando que la práctica de la justicia es en sí misma lo mejor para
el alma considerada en su esencia, y que ésta ha de obrar justamente tenga o no tenga el
anillo de Giges y aunque a este anillo se agregue el casco de Hades?
-Pura verdad -respondió- es lo que dices.
-Entonces -seguí- ¿se podrá ver con malos ojos, Glaucón, que, además de esas
excelencias, restituyamos a la justicia y a las demás virtudes los muchos y calificados premios que suele recibir tanto de los hombres como de los
dioses, así en vida del sujeto como después de su muerte?
-De ningún modo -dijo.
-¿Me devolveréis, pues, lo que tomasteis prestado en
nuestra discusión?
-¿Y qué es ello?
-Os concedí que el justo pareciera ser injusto y el injusto justo; porque vosotros
creíais que, aunque no fuera ello cosa que pudiera pasar a la vista de los dioses ni de
los hombres, debía con todo concederse en gracia de la argumentación para que la
justicia en sí fuese juzgada en relación con la injusticia en sí. ¿No lo recuerdas?
-Mal haría -dijo- en no recordarlo.
-Por consiguiente -dije-, puesto que ahora ya están juzgadas,
pido de nuevo, en nombre de la justicia, que reconozcamos que ésta se nos muestra tal
como corresponde al buen nombre que tiene entre los dioses y los hombres; y ello a fin de
que recoja los premios del vencedor que gana por su fama y da a los que la poseen, puesto
que ya la hemos visto conceder los bienes derivados de su propia esencia sin engaño para
los que de veras la abrazan.
-Razonable -dijo- es lo que pides.
-Así, pues -dije-, ¿me restituiréis primeramente la afirmación de que ninguno de esos
dos hombres escapa en su manera de ser a la mirada de los
dioses?
-Te la restituiremos -dijo.
-Y, si no se ocultan, el uno será amado por ellos y el otro odiado según convinimos
desde el principio.
-Así es.
-¿Y no hemos de reconocer que al amado de los dioses todas las cosas que de esos dioses
procedan le han de venir de la manera más favorable salvo algún mal necesario que traiga
desde su nacimiento por consecuencia de un yerro anterior?
-Bien seguro.
-Por tanto, del hombre justo hay que pensar que, si vive en pobreza o en enfermedades o en
algún otro de los que parecen males, todo ello terminará para él en bien sea durante su vida, sea después
de su muerte. Porque nunca será abandonado por los dioses el que se esfuerza por hacerse
justo y parecerse a la divinidad, en cuanto es posible
al ser humano la práctica de la Virtud.
-Es de creer -dijo- que el tal no será abandonado por su semejante.
-Y en cuanto al injusto, ¿no habrá que pensar lo contrario
de todo esto?
-Sin duda ninguna.
-Éstos serán, pues, los galardones que hay para el justo de parte de los dioses.
-Al menos en mi opinión -dijo.
-¿Y qué -dije yo- recibirán de los hombres? ¿No
será ello como voy a decir si nos ponemos en la realidad? A los hombres desenvueltos e
injustos, ¿no les pasa como a los corredores que
corren bien a la salida y mal al regreso? Saltan con rapidez al comienzo; pero al fin
quedan en ridículo dejando precipitadamente la prueba con las orejas gachas y sin corona.
Por el contrario los expertos de verdad en la carrera llegan al fin, recogen los premios y
son coronados. ¿No ocurre así de ordinario con los justos? Al final de cada una de sus
acciones, de sus tratos con los demás y de la vida, ¿no quedan con buena fama y reciben
las recompensas de los hombres?
-Bien de cierto.
-¿Te avendrás, pues, a que diga yo acerca de ellos todo lo que tú decías acerca de los injustos? Diré, en efecto, que los
justos, cuando llegan a mayores, mandan en sus ciudades
si quieren mandar, casan con quien quieren y dan sus hijos en matrimonio a quien se les
antoja; en fin, todo lo que tú afirmabas de los otros lo afirmo yo de ellos. Y, con
respecto a los injustos, he de decir que en su mayoría, aunque se encubran durante su
juventud, son cogidos al final de su carrera, se hacen
con ello dignos de risa y, al llegar a viejos, son despiadadamente vejados por forasteros
y conciudadanos, reciben azotes y al fin sufren, dalo por dicho, todas aquellas cosas que
tú tenías con razón por tan duras. Pues bien, considera
tú, como digo, si te has de avenir a esto.
-En un todo -dijo-, porque es razonable lo que afirmas.
Comentario4
Presentación
LIBRO X REPÚBLICA
COMENTARIO5
(614a-616b)
Sócrates trata ahora sobre los premios y recompensas que los hombres justos recibirán despues de su muerte. Tambien refiere los sufrimientos y castigos de los hombres injustos. Para explicarlo se sirve de un relato que un tal Er, que había muerto en una guerra y posteriormente resucitado a los 12 días, contó a todos acerca de lo que había visto en el otro mundo. El esquema de su descripción es el siguiente:
TEXTO1E
(614a-616b)
-Tales son,pues-dije yo-, los premios, recompensas y dones que en
vida recibe el justo de hombres y dioses además de aquellos bienes que por sí misma les
procura la virtud.
-Bienes ciertamente hermosos y sólidos -dijo.
-Pues éstos -dije yo- no son nada en número ni en grandeza comparados con aquello que a cada uno de esos hombres le
espera después de la muerte; y también esto hay que oirlo a fin de que cada cual de
ellos recoja de este discurso lo que debe escuchar.
-Habla, pues -dijo-, que son pocas las cosas que yo oiría con más gusto.
-Pues he de hacerte -dije yo- no un relato de Alcínoo,
sino el de un bravo sujeto, Er, hijo de Armenio, panfilio de
nación, que murió en una guerra y, habiendo sido levantados, diez días después, los
cadáveres ya putrefactos, él fue recogido incorrupto y llevado a casa para ser enterrado
y, yacente sobre la pira, volvió a la vida a los doce días y contó, así resucitado, lo
que había visto allá. Dijo que, después de salir del cuerpo, su alma se había puesto
en camino con otras muchas y habían llegado a un lugar maravilloso
donde aparecían en la tierra dos aberturas que comunicaban entre sí y otras dos arriba
en el cielo, frente a ellas. En mitad había unos jueces que, una vez pronunciados sus
juicios, mandaban a los justos que fueran subiendo a través del cielo, por el camino de
la derecha, tras haberles colgado por delante un rótulo con lo juzgado; y a los
injustos les ordenaban ir hacia abajo por el camino de la izquierda, llevando
también, éstos detrás, la señal de todo lo que habían hecho. Y, al adelantarse
él, le dijeron que debía ser nuncio de las cosas de
allá para los hombres y le invitaron a que oyera y contemplara cuanto había en aquel
lugar; y así vio cómo, por una de las aberturas del cielo y otra de la tierra, se
marchaban las almas después de juzgadas; y cómo, por una de las otras dos, salían de la
tierra llenas de suciedad y de polvo, mientras por la restante bajaban más almas,
limpias, desde el cielo. Y las que iban llegando parecían venir de un largo viaje y,
saliendo contentas a la pradera, acampaban como en una
gran feria, y todas las que se conocían se saludaban y las que venían de la tierra se
informaban de las demás en cuanto a las cosas de allá, y las que venían del cielo, de
lo tocante a aquellas otras; y se hacían mutuamente sus relatos, las unas entre gemidos y
llantos, recordando cuántas y cuán grandes cosas habían pasado y visto en su viaje
subterráneo,que había durado mil años; y las que venían del cielo hablaban de su
bienaventuranza y de visiones de indescriptible hermosura. Referirlo todo, Glaucón,
sería cosa de mucho tiempo; pero lo principal -decía- era lo siguiente: que cada cual
pagaba la pena de todas sus injusticias y ofensas hechas a los demás, la una tras la
otra, y diez veces por cada una, y cada vez durante cien años, en razón de ser ésta la
duración de la vida humana; y el fin era que pagasen decuplicado el castigo de su delito.
Y así, los que eran culpables de gran número de muertes o habían traicionado a ciudades
o ejércitos o los habían reducido a la esclavitud, en fin, eran responsables de alguna
otra calamidad de este género, ésos recibían por cada cosa de éstas unos padecimientos
diez veces mayores; y los que habían realizado obras
buenas y habían sido justos y piadosos, obtenían su merecido en la misma proporción. Y
también sobre los niños muertos en el momento de nacer o que habían vivido poco tiempo
refería otras cosas menos dignas de mención; pero contaba que eran aún mayores las
sanciones de la piedad e impiedad para con los dioses y los padres
y del homicidio a mano armada. »Decía, pues, que se había hallado al lado de
un sujeto al que preguntaba otro que dónde estaba Ardieo el
Grande. Este Ardieo había sido, mil años antes, tirano de una ciudad de Panfilia
después de haber matado a su anciano padre y a su hermano mayor y de haber realizado,
según decían, otros muchos crímenes impíos. Y contaba que el preguntado contestó. No
ha venido ni es de creer que venga aquí.
» En efecto, entre otros espectáculos terribles hemos contemplado el siguiente: una vez
que estuvimos cerca de la abertura y a punto de subir, tras haber pasado por todo lo
demás, vimos de pronto a ese Ardico y a otros, tiranos en su mayoría. Y había también
algunos particulares de los más pecadores, a todos los cuales la abertura, cuando ya
pensaban que iban a subir, no los recibía, sino que, por el contrario, daba un mugido cada vez que uno de estos sujetos, incurables en su
perversidad que no habían pagado suficientemente su pena, trataba de subir. Entonces
-contaba- unos hombres salvajes y, según podía verse, henchidos de fuego, que estaban
allá y oían el mugido, se llevaban a los unos cogiéndolos por medio, y a Ardieo y a a
otros les ataban las manos, los pies y la cabeza y, arrojándolos por tierra y
desollándolos, los sacaban a orilla del camino, los desgarraban sobre unos aspálatos y
declaraban a los que iban pasando por qué motivos y cómo los llevaban para arrojarlos al
Tártaro. Allí -decía-, aun- que eran muchos los terrores que ya habían sentido, les
superaba a todos el que tenían de oír aquella voz en la
subida; y, si callaba, subían con el máximo contento. Tales eran las penas y
castigos, y las recompensas en correspondencia con ellos.
Comentario5
Presentación
LIBRO X REPÚBLICA
COMENTARIO6
(616b-621d)
Sócrates sigue describiendo el relato de Er sobre sus
vivencias en el otro mundo. Despues de hacer referencia en el texto anterior a los
castigos terribles que reciben las almas tiránicas, Er, afirma que, despues de que las
almas pasasen 7 días en la pradera, en el octavo iniciaban una marcha de 4 días
que las llevaba hasta un paraje desde cuya alturá podían ver una luz recta como un
columna. En la mitad de esa luz , y tendidos desde el cielo, se encontraban los
extremos de unas cadenas asi como el el huso de la Necesidad el cual
daba vueltas de un modo uniforme. Er afirma que allí se encontraban las
hijas de la Necesidad, es decir, las Parcas (Láquesis, Cloto y Átropo)
las cuales controlaban el huso de la Necesidad. Tambien existía una adivino
que colocaba las almas en fila y tomaba lotes y modos de vida que despues repartiría.
Este adivino se dirijía a los presentes diciéndoles que en la elección de los modelos
de vida que iban a llevar, al reencarnarse, eran libres de elegir y que,
por ello, no debían culpar a la divinidad si se equivocanban en la elección del lote y
modelo de vida. Despues de decir estas palabras, el adivino arrojó los lotes a la
multitud. Las almas, al cogerlos, se enteraban del puesto y del tipo de vida que les
había caido en suerte. En este contexto, es conveniente no olvidar el hincapié que
Sócrates hace sobre la importancia que el conocimiento filosófico tiene tambien
en esta vida a la hora de elegir lo mejor.
A continuación, Er, relata algunos ejemplos de almas que escogen
pricipitadamente y sin reflexionar y que se encuentran con que han elegido, por ejemplo,
un modo de vida tiránico. Otros, por el contrario, lo hacen con más conocimiento lo que
les significará un camino más fácil desde el más allá hacia el más acá. Er
afirma tambien haber visto allí almas que pertenecían a personajes famosos para
los griegos (Orfeo, Támitas, Ayante, Agamenón, Atalanta, Epeo,Tersites, Ulises...).
Por último, continúa relatando Er, cuando todas las almas habían elegido su
forma de vida, entonces se acercaban a Láquesis en el orden en que les había
tocado y ella les daba el hado que habían escogido. Por su parte, Cloto,
sancionaba el destino. Por último, Átropo, realizaba el hilado
que hacía irreversible el destino escogido por las almas. Despues, todas las almas se
encaminaban hacia el campo del Olvido en medio de un calor extremo. Al atardecer
acampaban junto al río de la Despreocupación. Allí tenían que beber
obligatoriamente de sus aguas para así poder olvidarse de sus vidas anteriores. Por
la noche, al producirse un trueno y un gran temblor, al punto, cada una de las almas era elevada,
por un sitio distinto, para su nacimiento. A Er, por su parte, no
se le dejó beber, por lo que se acordaba de todo lo que había visto. Lo que no sabía,
afirma, es como había, al amanecer, despertado, estando vivo, encima de una pira.
Sócrates finaliza el libro X, y último de la República,deseándose a sí
mismo y a todos los presentes, ser, tanto en esta vida como en la otra, objeto de premios
y recompensas y desea para todos el que sean félices. {Ver Texto1f}
Presentación
TEXTO1F
(616b-621d)
Y, después de pasar siete días en la pradera, cada uno tenía que
levantar el campo en el octavo y ponerse en marcha; y otros cuatro días después llegaban
a un paraje desde cuya altura podían dominar la luz
extendida a través del cielo y de la tierra, luz recta como una columna y semejante, más
que a ninguna otra, a la del arco iris, bien que más brillante y más pura. Llegaban a
ella en un día de jornada y allí, en la mitad de la luz, vieron, tendidos desde el
cielo, los extremos de las cadenas, porque esta luz encadenaba el cielo sujetando toda su
esfera como las ligaduras de las trirremes. Y desde los extremos vieron tendido el
huso de la Necesidad, merced al cual giran todas
las esferas. Su vara y su gancho eran de acero, y la tortera,
de una mezcla de esta y de otras materias. Y la naturaleza de esa tortera era la
siguiente: su forma, como las de aquí, pero, según lo que dijo, había que concebirla a la manera de una tortera vacía y
enteramente hueca en la que se hubiese embutido otra semejante más pequeña, como las
cajas cuando se ajustan unas dentro de otras; y así una tercera y una cuarta y otras
cuatro más. Ocho eran, en efecto, las torteras en total, metidas unas en otras, y
mostraban arriba sus bordes como círculos, formando la superficie continua de una sola
tortera alrededor de la vara que atravesaba de parte a parte el centro de la octava. La
tortera primera y exterior tenía más ancho que el de las otras su borde circular;
seguíale en anchura el de la sexta; el tercero era el de la cuarta; el cuarto, el de la
octava; el quinto, el de la séptima; el sexto, el de la quinta; el séptimo, el de la
tercera, y el octavo, el de la segunda. El borde de la tortera mayor era también el más
estrellado; el de la séptima, el más brilllante; el de la octava recibía su color del
brillo que le daba el de la séptima; los de la segunda y la quinta eran semejantes entre
sí y más amarillentos que los otros; el tercero era el más blanco de color; el cuarto,
rojizo y el sexto tenía el segundo lugar por su blancura. El huso todo daba vueltas con
movimiento uniforme, y en ese todo que así giraba los
siete círculos más interiores daban vueltas a su vez, lentamente y en sentido contrario
al conjunto; de ellos el que llevaba más velocidad era el octavo; seguíanle el séptimo,
el sexto y el quinto, los tres a una; el cuarto les parecía que era el tercero en la
velocidad de ese movimiento retrógrado; el tercero, el cuarto; y el segundo, el quinto.
El huso mismo giraba en la falda de la Necesidad, y encima de cada uno de los círculos
iba una Sirena que daba también vueltas y lanzaba una
voz siempre del mismo tono; y de todas las voces, que eran ocho, se formaba un acorde.
Había otras tres mujeres sentadas en círculo, cada una en un trono y a distancias
iguales; eran las Parcas, hijas de la Necesidad, vestidas
de blanco y con ínfulas en la cabeza: Láquesis, Cloto y Átropo. Cantaban al
son de las Sirenas: Láquesis, las cosas pasadas; Cloto, las presentes y Átropo, las
futuras. Cloto, puesta la mano derecha en el huso, ayudaba
de tiempo en tiempo el giro del círculo exterior; del mismo modo hacía girar Átropo los
círculos interiores con su izquierda; y Láquesis, aplicando ya la derecha, ya la
izquierda, hacía otro tanto alternativamente con el uno y los otros de estos
círculos. »Y contaba que ellos, una vez llegados allá, tenían que acercarse a
Láquesis; que un cierto adivino los colocaba previamente en fila y que, tomando después
unos lotes y modelos de vida del halda de la misma Láquesis, subía a una alta tribuna y
decía: »Ésta es la palabra de la virgen Láquesis, hija de la Necesidad.
"Almas efimeras; he aquí que comienza para
vosotras una nueva carrera caduca en condición mortal. No será el Hado quien os elija,
sino que vosotras elegiréis vuestro hado. Que el que salga por suerte el primero, escoja
el primero su género de vida, al que ha de quedar inexorablemente unido. La virtud,
empero, no admite dueño; cada uno participará más o menos de ella según la honra o el
menosprecio en que la tenga. La responsabilidad es del que elige; no hay culpa alguna en la Divinidad.» Habiendo hablado así,
arrojó los lotes a la multitud y cada cual alzó el que
había caído a su lado, excepto el mismo Er, a quien no se le permitió hacerlo así; y,
al cogerlo, quedaban enterados del puesto que les había caído en suerte. A continuación
puso el adivino en tierra, delante de ellos, los modelos
de vida en número mucho mayor que el de ellos mismos; y las había de todas clases: vidas
de toda suerte de animales y el total de las vidas humanas. Contábanse entre ellas
existencias de tiranos. las unas, llevadas hasta el fin; las otras, deshechas en mitad y
terminadas en pobrezas, destierros y mendigueces. Y había vidas de hombres famosos, los
unos por su apostura y
belleza o por su robustez y vigor en la lucha, los otros por su nacimiento y las hazañas
de sus progenitores; las había asimismo de hombres oscuros y otro tanto ocurría con las
de las mujeres. No había, empero, allí categorías de alma, por ser forzoso que éstas
resultasen diferentes según la vida que eligieran;
pero todo lo demás aparecía mezclado entre sí y con accidentes diversos de pobrezas y
riquezas, de enfermedades y salud, y una parte se quedaba en la mitad de estos extremos.
Allí, según parece, estaba, querido Glaucón, todo el peligro
para el hombre; y por esto hay que atender sumamente a que cada uno de nosotros, aun
descuidando las otras enseñanzas, busque y aprenda ésta y vea si es capaz de informarse
y averiguar por algún lado quién le dará el poder y la ciencia de distinguir la vida
provechosa y la miserable y de elegir siempre y en todas partes la mejor posible. Y para
ello ha de calcular la relación que todas las cosas dichas, ya combinadas entre sí, ya
cada cual por sí misma, tienen con la virtud en la vida; ha de saber el bien o el mal que
ha de producir la hermosura unida a la pobreza y unida a la riqueza y a tal o cual
disposición del alma, y asimismo el que traerán, combinándose entre sí, el bueno o mal
nacimiento, la condición privada o los mandos, la robustez o la debilidad, la facilidad o
torpeza en aprender y todas las cosas semejantes existentes por naturaleza en el alma o
adquiridas por ésta. De modo que, cotejándolas en su mente todas ellas, se hallará
capaz de hacer la elección si delimita la bondad o maldad de la vida de conformidad con
la naturaleza del alma y si, llamando mejor a la que la lleva a ser más justa y peor a la
que la lleva a ser más injusta, deja a un lado todo lo demás: hemos visto, en efecto,
que tal es la mejor elección para el hombre así en vida como después de la muerte. Y al
ir al Hades hay que llevar esta opinión firme como el acero para no dejarse allí
impresionar por las riquezas y males semejantes y para no caer en tiranías y demás
prácticas de este estilo, con lo que se realizan muchos e insanables daños y se sufren
mayores; antes bien, hay que saber elegir siempre una vida
media entre los extremos y evitar en lo posible los excesos en uno y otro sentido, tanto
en esta vida como en la ulterior, porque así es como llega el hombre a mayor felicidad.
»Y entonces el mensajero de las cosas de allí contaba que el adivino habló así-.
"Hasta para el último que venga, si elige con discreción y vive con cuidado, hay
una vida amable y buena. Que no se descuide quien elija primero ni se desanime quien elija
el último.
»Y contaba que, una vez dicho esto, el que había sido primero por la suerte se acercó
derechamente y escogió la mayor tiranía ; y por su
necedad y avidez no hizo previamente el conveniente examen, sino que se le pasó por alto
que en ello iba el fatal destino de devorar a sus hijos y otras calamidades; mas después
que lo miró despacio, se daba de golpes y lamentaba su preferencia, saliéndose de las
prescripciones del adivino, porque no se reconocía culpable de aquellas desgracias, sino
que acusaba a la fortuna, a los hados y a todo antes que a sí mismo. Y éste era de los
que habían venido del cielo y en su vida anterior había vivido en una república bien
ordenada y había tenido su parte de virtud por hábito, pero sin filosofía. Y en
general, entre los así chasqueados no eran los menos los que habían venido del cielo,
por no estar éstos ejercitados en los trabajos, mientras que la mayor parte de los
procedentes de la tierra, por haber padecido ellos mismos y haber visto padecer a los
demás, no hacían sus elecciones tan de prisa. De esto, y de la suerte que les había
caído, les venía a las más de las almas ese cambio de bienes y males. Porque cualquiera
que, cada vez que viniera a esta vida, filosofara sanamente y no tuviera en el sorteo uno
de los últimos puestos, podría, según lo que de allá se contaba, no sólo ser feliz
aquí, sino tener de acá para allá y al regreso de allá para acá un camino fácil y celeste, no ya escarpado y subterráneo.
»Tal -decía- era aquel interesante espectáculo en que las almas, una por una,
escogían sus vidas; el cual, al mismo tiempo, resultaba lastimoso, ridículo y extraño,
porque la mayor parte de las veces se hacía la elección según aquello a lo que se
estaba habituado en la vida anterior. Y dijo que había visto allí cómo el alma que en
un tiempo había sido de Orfeo elegía vida de
cis ne, en odio del linaje femenil, ya que no quería nacer engendrada en mujer a
causa de la muerte que sufrió a manos de éstas; había visto también al alma de Támiras, que escogía vida de ruiseñor, y a un cisne que,
en la elección, cambiaba su vida por la humana, cosa que hacían también otros animales
cantores. El alma a quien había tocado el lote veinteno había elegido vida de león, y
era la de Ayante Telamonio, que rehusaba volver a ser
hombre, acordándose de juicio de las armas. La siguiente era la de Agamenón, la cual, odiando también, a causa de sus
padecimientos, al linaje humano, había tomado en el cambio una vida de águila. El alma
de Atalanta, que sacó suerte entre las de en medio, no
pudo pasar adelante viendo los grandes honores de un cierto atleta, sino que los tomó
para sí. Después de ésta vio el alma de Epeo, hijo de
Panopeo, que trocó su condición por la de una mujer laboriosa; y, ya entre las últimas,
a la del ridículo Tersites, que revistió forma
de mono. Y ocurrió que, última de todas por la suerte, iba a hacer su elección el alma
de Ulises y, dando de lado a su ambición con el recuerdo
de sus anteriores fatigas, buscaba, dando vueltas durante largo rato, la vida de un hombre
común y desocupado y por fin la halló echada en cierto lugar y olvidada por los otros y,
una vez que la vio, dijo que lo mismo habría hecho de haber salido la primera y la
escogió con gozo. De igual manera se hacían las transformaciones de los animales en
hombres o en otros animales: los animales injustos se cambiaban en fieras; los justos, en
animales mansos, y se daban también mezclas de toda clase.
»Y después de haber elegido su vida todas las almas, se acercaban a Láquesis por el
orden mismo que les había tocado; y ella daba a cada uno, como guardián de su vida y
cumplidor de su elección, el hado que había escogido. Éste llevaba entonces al alma
hacia Cloto y la ponía bajo su mano y bajo el giro del huso movido por ella, sancionando
así el destino que había elegido al venirle su turno. Después de haber tocado en el
huso se le llevaba al hilado de Átropo, el cual hacía irreversible lo dispuesto; de
allí, sin que pudiera volverse, iba al pie del trono de la Necesidad y, pasando al otro
lado y acabando de pasar asimismo los demás, se encaminaban todos al campo del Olvido a través de un terrible calor de asfixia, porque
dicho campo estaba desnudo de árboles y de todo cuanto produce la tierra. Al venir la
tarde acampaban junto al rio de la Despreocupación, cuya
agua no puede contenerse en vasija alguna; y a todos les era forzoso beber una cierta
cantidad de aquella agua, de la cual bebían más de la medida los que no eran contenidos
por la discreción, y al beber cada cual se olvidaba de todas las cosas. Y, una vez que se
habían acostado y eran las horas de la medianoche, se produjo un trueno y temblor de
tierra y al punto cada uno era elevado por un sitio distinto para su nacimiento,
deslizándose todos a manera de estrellas. A él, sin embargo, le habían impedido que
bebiera del agua; pero por qué vía y de qué modo había llegado a su cuerpo no lo
sabía, sino que de pronto, levantando la vista, se había viste al amanecer yacente en la
pira.
»Y así, Glaucón, se salvó este relato y no se perdió, y aun nos puede salvar a
nosotros si le damos crédito, con lo cual pasaremos felizmente el río del Olvido y no
contaminaremos nuestra alma. Antes bien, si os atenéis a lo que os digo y creéis que el
alma es inmortal y capaz de sostener todos los males y todos los bienes, iremos siempre
por el camino de lo alto y practicaremos de todas formas la justicia, juntamente con la
inteligencia, para que así seamos amigos de nosotros mismos y de los dioses tanto durante
nuestra permanencia aquí como cuando hayamos recibido, a la manera de los vencedores que
los van recogiendo en los juegos, los galardones de aquellas virtudes; y acá, y también
en el viaje de mil años que hemos descrito, seamos felices.
Comentario6
Presentación
INTRODUCCIÓN
El libro X y último de La república está dividido endos partes enteramente distintas por su asunto: la primera
de ellas versa sobre la poesía, la segunda, sobre la inmortalidad del alma y la
vida ulterior. El tema de la poesía ha surgido en el diálogo varias veces: en 334b
se señaló ya un primer ataque contra Homero; en 377-394 d se trató más
extensamente de la perversa influencia de los poetas y se explicó lo que es la poesía
imitativa; en 568 a-b hay un nuevo ataque contra los poetas trágicos. Platón
consideraba sin duda que el tema no había sido tratado con la suficiente generalidad y
amplitud y le hace nuevo lugar antes de terminar el tratado. Imposible es saber si,
además de ello, había habido contraataques por parte de los defensores de la poesía y
especialmente de los devotos de Homero.
Texto1a
Comentario1
POESÍA
El tema de la poesía ha surgido en el diálogo varias
veces: en 334b se señaló ya un primer ataque contra Homero; en 377-394
d se trató más extensamente de la perversa influencia de los poetas y se explicó
lo que es la poesía imitativa; en 568 a-b hay un nuevo ataque contra los poetas
trágicos.
Texto1a
Comentario1
POESÍA IMITATIVA
Sobre las diferencias que Platón establece entre
narraciones simples, narraciones imitativas y narraciones dónde se mezcla lo simple y lo
imitativo ver el Libro III
República.
Texto1a
Comentario1
CLARIDAD
La claridad, a la que ahora Sócrates hace
referencia, es mucho mayor que la se tenía en los
libros II Y III en dónde Sócrates trató tambien del
papel de la poesía en la educación de los guardianes. No se puede olvidar que a estas
alturas de la República debería aparecer para los presentes con nueva luz tanto la naturaleza
de la justicia y de la injusticia como el tipo de educación que debería
recibirse para ser un sujeto autenticamente justo.
Texto1a
Comentario1
DECIR LO QUE PIENSO
Homero había sido maestro no sólo de los
poetas trágicos, sino de todos los griegos. La frecuencia con que Platón le cita revela
que no era él de los menos aficionados a sus poemas; no hay que suponer, sin embargo,
demasiada violencia ni demasiada amargura en su sentimiento por tener que combatir a
Homero, pues en el decir lo que piensa corre también algo de la conocida y dulce
ironía del Sócrates platónico.
Texto1a
Comentario1
IDEA Y MULTITUD
La teoría de las ideas hasido ya expuesta en los
libros anteriores, pero Platón la presenta aquí de integro con la novedad de que
arranca en su exposición de objetos manufacturados. No hay por qué entrar aquí en la
discusión de si Platón admite realmente ideas en su propio sentido de semejantes objetos
(ver Cratilo 389a-390a). La razón de la elección en este caso parece
clara: sólo con respecto a ello se puede dar la gradación de Dios, el demiurgo
y el pintor que concluye en 597e.
Texto1a
Comentario1
HOMBRE EXTRAORDINARIO
Esta espontánea exclamación de Glaucón ha
desorientado a algunos llevándoles a suponer que ese artista universal es Dios:
claramente se ve por lo que sigue que se trata del imitador, que igualmente puede
reproducir una cosa que otra, la obra de tal artífice que la de tal otro, su propia
figura o la de cualquier otra persona (ver. Sophista 234d).
Texto1a
Comentario1
HADES
Hades, en la
mitología griega, dios de los muertos. Era hijo del titán Cronos y de la titánide Rea y
hermano de Zeus y Poseidón. Cuando los tres hermanos se repartieron el universo después
de haber derrocado a su padre, Cronos, a Hades le fue concedido el mundo subterráneo.
Allí, con su reina, Perséfone, a quien había raptado en el mundo superior, rigió el
reino de los muertos. Aunque era un dios feroz y despiadado, al que no aplacaba ni
plegaria ni sacrificio, no era maligno. En la mitología romana, se le conocía también
como Plutón, señor de los ricos, porque se creía que tanto las cosechas como los
metales preciosos provenían de su reino bajo la tierra.El mundo subterráneo suele ser
llamado Hades. Estaba dividido en dos regiones: Erebo, donde los muertos entran en cuanto
mueren, y Tártaro, la región más profunda, donde se había encerrado a los titanes. Era
un lugar oscuro y funesto, habitado por formas y sombras incorpóreas y custodiado por
Cerbero, el perro de tres cabezas y cola de dragón. Siniestros ríos separaban el mundo
subterráneo del mundo superior, y el anciano barquero Caronte conducía a las almas de
los muertos a través de estas aguas. En alguna parte, en medio de la oscuridad del mundo
inferior, estaba situado el palacio de Hades. Se representaba como un sitio de muchas
puertas, oscuro y tenebroso, repleto de espectros, situado en medio de campos sombríos y
de un paisaje aterrador. En posteriores leyendas se describe el mundo subterráneo como el
lugar donde los buenos son recompensados y los malos castigados.
Texto1a
Comentario1
HACEDOR
El hacedor al que aquí se refiere nada tiene que
ver con el demiurgo sino con el imitador que puede realizar cualquier
cosa aunque siendo una mera apariencia de la realidad verdadera.
Texto1a
Comentario1
ESPEJO
El imitador actua como un espejo: refleja
una realidad meramente aparencial.
Texto1a
Comentario1
APARIENCIAS
Son las realidades propias del imitador. Tales
realidades no son en verdad existentes.
Texto1a
Comentario1
FABRICANTE DE CAMAS
Aquí se refiere Sócrates no al imitador de la realidad
sino al que fabrica cosas reales aunque sobre la base de la existencia de una
idea que él no fabrica. Es lo que hace, por ejemplo, el carpintero del que habla
el texto.
Texto1a
Comentario1
LO REAL
La cama que, por ejemplo, fabrica un carpintero no es,
según Sócrates, la cama real. La cama real es la cama ideal.
Texto1a
Comentario1
OSCURO
El que, por ejemplo, piense que la cama real es la
cama sensible fabricada por un carpintero se mueve todavía en el ámbito de la oscuridad
por lo que se refiere al auténtico conocimiento.
Texto1a
Comentario1
TRES CLASES DE CAMAS
Es evidente que, a partir de lo dicho hasta ahora por
Sócrates, podría hablarse de tres tipos de camas: una como idea, otra
como cama real fabricada, por ejemplo, por un carpintero, la último como algo
que imita a una cama real fabricada, como por ejemplo, la producida por un
pintor.
Texto1a
Comentario1
NATURALEZA
Por naturaleza (physis) ha de entenderse aquí un conjunto
de realidades primarias y eternas, es decir, el mundo de las ideas: un sentido
que toma la palabra dentro de la filosofia platónica, pero que tiene su fundamento en el
uso de la anterior.
Texto1a
Comentario1
TRES MAESTROS
Los tres maestros o hacedores, a los que se refiere
Sócrates son: el demiurgo, el carpintero y el pintor.
Texto1a
Comentario1
CAMA EN ESENCIA
Es evidentemente la cama como idea unica y esencial
que posibilita la existencia de la multitud de camas sensibles.
Texto1a
Comentario1
UNICA
La cama como idea es una. Las camas fabricadas son múltiples.
Texto1a
Comentario1
CREADOR
El creador en este caso es el Dios o el Demiurgo.
Ahora bien, es importante tener en cuenta que el hacedor universal o demiurgo de Platón
no es alguien que crea ex-nihilo como sucede con el Dios cristiano. El creador
platónico se encuentra ya con una materia caótica (ver Timeo)
que tiene una existencia eterna y a la que, el demiurgo, se limita a introducir
la racionalidad del modelo de las ideas. La creacio ex- nihilo es un concepto
extraño para los griegos, incluido Platón.
Texto1a
Comentario1
CARPINTERO
Tambien es creador o hacedor. Su creación, sin
embargo, parte de la base que ya alguien ha creado la idea sobre la que el
carpintero fabrica.
Texto1a
Comentario1
ARTIFICE FALSO
El artífice falso al que se refiere aquí Sócrates es al pintor. La gradación es, pues, 1, Dios; 2, el carpintero; 3, el imitador o pintor. Sólo los dos primeroi son artífices o
demiurgos. Las obras de los tres en la misma gradación son: 1, la cama natural (o idea esencial de la cama); 2, una cama determinada; 3, la cama imitada en pintura. Más alto concepto de lo que puede ser un pintor nos
ha dado Platón de paso en 472d.
Texto1a
Comentario1
IMITADOR
El pintor es, por tanto, un mero imitador de aquello
de que los otros (demiurgo-carpintero) son artífices.
Texto1a
Comentario1
AUTOR DE TRAGEDIAS
Sócrates sitúa claramente a los poetas y a los autores
de tragedias en el nivel inferior de creación: son, como los pintores, meros
imitadores de la realidad.
Texto1a
Comentario1
EL REY
La mención del rey parece aquí extraña
con referencia a Dios; más que relacionarla con otros empleos de la misma palabra en este
mismo tratado procede entenderla como expresión usual con que se designaba al sucesor
presunto del heredero directo del rey de Persia y que era «el tercero empezando a
contar por el rey». Es otra manera de expresar que el imitador ocupa el tercer lugar
en la escala establecida.
Texto1a
Comentario1
CONTESTAME
Sobre la base de todo lo señalado hasta ahora, Sócrates,
interroga a Glaucón para establecer lo siguiente:
APARIENCIA
Esta apariencia constituye, como
se ha observado, un nuevo término entre el objeto real y la obra del pintor, con lo cual
éste viene a ocupar no el tercero, sino el cuarto lugar; pero ya se ha partido en la
argumentación de otro absurdo mayor: el de que el pintor sólo trata de imitar «las
obras del artesano».
Texto1a
Comentario1
ANUNCIE
Si alguien anuncia que ha encontrado a alguien que
es capaz de reproducir el todo y considera a ese alguien como un hombre sabio y entendido,
estamos ante un sujeto simple y engañado por las apariencias e incapaz de diferenciar
entre lo que es la auténtica ciencia y la mera imitación o apariencia.
Texto1a
Comentario1
HOMERO
Homero fue considerado durante mucho
tiempo en Grecia como maestro universal de ciencia y de vida, y de tal consideración
gozaba aún entre muchas gentes en la época de Platón. Lo que más extraña en
esto es que Platón, al negar conocimiento a los poetas como lo hace en muchos otros
pasajes de sus obras, no hable para nada de la inspiración divina que en esos mismos
pasajes les reconoce (Ver Apol. 22a-c).
Texto2a
Comentario1
ALGUNOS SUPONEN
Hay quien piensa que el oimos decir a algunos es
un ataque dirigido especialmente contra Antístenes, el cual pensaba que
los poetas conocían todas las artes y todo lo referente a la virtud y el vicio.
Esto sería, según Platón, una verdadera herejía en una ciudad que, como ha demostrado,
debería ser gobernada por los filósofos. Se trataría precisamente de derrocar
a los poetas que desde mucho tiempo venían ejerciendo un poder que no les correspondía
ni por saber ni por meritos, como más adelante se señala.
A TRIPLE DISTANCIA
Es evidente que, según lo establecido anteriormente, las artes
imitativas, entre las que se encontraría, según Platón, la poesía de
Homero, se encuentran a una triple distancia del ser (Ideas). No olvidar que en
esa escala primero está el demiurgo, despues el artesano o fabricante,
y, por último, el imitador.
MONUMENTOS DE SÍ
Aqui, como en otros lugares, Platón, es injusto con el
papel que habían representado los poetas para el mundo griego. No se puede olvidar que,
por ejemplo, Píndaro, había dicho: «la palabra vive más largamente que los
hechos».
ASCLEPIO
Asclepio, en
la mitología griega, dios de la medicina. Era hijo del dios Apolo y de Corónide, una
hermosa muchacha de Tesalia. Disgustado porque Corónide le era infiel, Apolo la mató y
entregó a su pequeño hijo al centauro Quirón para que lo criara. Asclepio aprendió
todo lo que Quirón sabía sobre el arte de la medicina y pronto se convirtió en un gran
físico. Como cometió el imperdonable pecado de dar vida a los muertos, el dios Zeus lo
castigó con un rayo. Durante cientos de años después de su muerte, los enfermos
visitaron los numerosos templos construidos en su honor. Allí ofrecían sacrificios y
elevaban plegarias a Asclepio quien, según creían, se les aparecía en sueños y les
prescribía remedios para su enfermedad.
MERITOS
Sócrates interroga aquí directamente a un hipotético
Homero vivo preguntándole acerca de cuáles son sus auténticos meritos si
se comparan con otros personajes ilustres que Grecia había deparado. Su dura crítica,
negándole a la poesía homérica, meritos en el ámbito de la política, la sabiduría
y la educación, es, muchas veces, injusta.
LACEDEMONIA
Esparta,
también Lacedemonia, ciudad de la antigua Grecia, la más importante del Peloponeso
durante la antigüedad, situada en la orilla derecha del río Eurotas, a 32,5 km del
mar, en las laderas del monte Taigeto.La antigua ciudad, incluso en sus días más
prósperos, sólo era un grupo de cinco pueblos con casas simples y algunos edificios
públicos. Los pasos que conducían al valle del Eurotas se defendían con facilidad y
Esparta no tuvo murallas hasta finales del siglo IV a.C. Los habitantes de Esparta
estaban divididos en ilotas (esclavos), quienes realizaban todos los trabajos agrícolas;
periecos, una clase sometida de hombres libres pero sin derechos políticos, que
principalmente eran comerciantes; y los ciudadanos espartanos (homoioi o iguales),
la clase gobernante política y militar, descendientes de los dorios que invadieron la
zona en el 1100 a.C. La base de la grandeza espartana se atribuyó a la legislación
de Licurgo, pero lo más probable es que fuera resultado de las reformas introducidas
hacia el 600 a.C. En el siglo VII a.C., la vida en Esparta era similar a la de
otras ciudades griegas, florecieron el arte y la lírica (véase Alcmán). Desde el
siglo VI a.C. en adelante los espartanos acrecentaron su austeridad y rigidez
militar, de forma que toda su disciplina estaba dirigida a la guerra. Así, no se
permitía que un niño con defectos físicos sobreviviera; los niños comenzaban su
instrucción militar a la edad de siete años y entraban en filas a los veinte. Aunque
podían casarse, estaban obligados a vivir en los cuarteles hasta los treinta años; desde
los veinte años hasta los sesenta, todos los espartanos tenían que servir como hoplitas
(soldados de a pie) y comer en la fiditia (comedor público). Las primeras luchas de Esparta
fueron contra Mesenia, en el suroeste del Peloponeso, y Argos, una ciudad localizada en el
noreste de dicha península. La primera guerra contra Mesenia terminó hacia el
668 a.C. con la derrota de los dorios, la mayoría de los cuales fueron reducidos a
la calidad de ilotas. Por lo general, vencieron a los descendientes de los aqueos y
a los dorios de Argos en las guerras que mantuvieron con ellos. Con su disciplina severa,
se convirtieron en una nación de guerreros decididos y osados, capaces de un patriotismo
abnegado, como demostraron los 300 héroes de las Termópilas, cuando en ese desfiladero
perecieron las tropas del rey espartano Leónidas I enfrentadas a los persas
(480 a.C.), pero incapaces de adoptar un programa político y económico sensato,
debido a la peculiar configuración autoritaria y poco representativa de la sociedad y el
poder político espartano, todo ello agravado por el siempre presente enfrentamiento con
las sucesivas revueltas de los ilotas.La guerra del Peloponeso, iniciada en el
431 a.C., transformó la rivalidad latente entre Atenas y Esparta en conflicto
abierto. La derrota de Atenas en el 404 a.C., condujo a la consolidación de la
hegemonía espartana sobre los estados griegos, pero los ejércitos de Tebas, a las
órdenes de Epaminondas, privaron en el 371 a.C. a Esparta de su poder y de sus
adquisiciones territoriales, reduciendo su territorio a las fronteras originales. Más
tarde, Esparta se convirtió en parte de la provincia romana de Acaya y parece ser que
prosperó durante los primeros siglos del Imperio romano. Los visigodos, dirigidos por su
rey Alarico I, destruyeron la ciudad en el 396 d.C.La actual Esparta (Sparti),
fundada por el gobierno griego en 1834, ocupa parte del emplazamiento de la antigua
Esparta y es la capital del nomo (departamento) de Laconia. Las excavaciones de la antigua
ciudad han sacado a la luz las ruinas de templos y edificios públicos, así como un
teatro del periodo romano, pero los restos son escasos e insignificantes para una ciudad
de tal renombre en la antigüedad. Población (según datos estimativos en 1981), 12.915
habitantes.
LICURGO
Licurgo (de
Esparta), legislador espartano semimítico, que parece que vivió en el siglo VII a.C.
Según una leyenda se decía que había basado sus leyes en las de Creta, mientras que
según otras las recibió del oráculo de Delfos. Estableció un nuevo orden social e
introdujo una constitución que transformó Esparta en un estado militar. Después de que
los espartanos le juraran que no cambiarían sus leyes sin su consentimiento, Licurgo se
exilió voluntariamente y no regresó.
SOLON
Solón
(638-559 a.C.), legislador y político ateniense, considerado el fundador de la
democracia de Atenas y uno de los denominados siete sabios de Grecia. Nació en una
familia noble, y en su juventud trabajó en el comercio exterior, donde obtuvo una gran
experiencia. Una depresión agrícola dominó el país y muchos atenienses libres,
pequeños granjeros que no podían pagar sus deudas, fueron vendidos como esclavos. En el
594 a.C. fue elegido arconte (magistrado) para solucionar la situación.Solón
prohibió todo préstamo realizado sobre la libertad del deudor y canceló todas las
hipotecas y deudas. También animó a los que no podían vivir de la agricultura a aceptar
otros trabajos, impulsó el comercio y las profesiones liberales. Igual de importantes
fueron sus reformas constitucionales. Respetó la división de clases según la riqueza: pentacosiomedimnos,
aquellos que realizaban un ingreso anual de 500 medimnos (1 medimno = 50
litros) de grano, vino y aceite; los hippeis o caballeros, aquellos que podían
proporcionar un caballo para la guerra y cuyos ingresos ascendían a 300 medimnos;
y los zeugitas o carreteros, que podían proporcionar una yunta de bueyes y tenían
unos ingresos de 200 medimnos. A estas clases añadió una cuarta clase de thetes,
clase sin propiedades. Sólo los miembros de las tres primeras clases podían acceder
a los cargos políticos, pero concedió a los thetes el derecho a tomar parte en la
asamblea pública. Este paso fue importante para el desarrollo del gobierno democrático,
porque permitía que el pueblo controlara la administración. Formó un consejo nuevo,
compuesto de 400 miembros, para presentar propuestas a la asamblea general. El consejo
asumió muchas de las funciones legislativas antes desarrolladas por el Areópago. Solón
impuso ciertas obligaciones a cada una de las cuatro clases. Las tres superiores
proporcionaron la tierra para el ejército de la región de Ática, los thetes,
como remeros en los trirremes (antiguos barcos con tres filas de remos), formaron la parte
más importante de la flota (más tarde fueron la salvación de Grecia y la base de la
hegemonía ateniense).Las regulaciones de Solón alcanzaron a todas las competencias de la
vida, incluidos matrimonio, adopción, vestimenta, agricultura y calendario. Aunque muchos
detalles de su legislación son oscuros y discutibles, Solón sin duda emancipó al
individuo y dio el primer paso decisivo hacia una democracia completa y verdadera. La idea
fundamental de sus reformas fue la moderación, que consistía en la creencia de Solón de
que cada clase debía recibir privilegios en proporción a las responsabilidades públicas
que soportaba. Sin embargo, las reformas se encontraron con el descontento, al ser
demasiado democráticas para satisfacer a los aristócratas más ricos y no lo
suficientemente democráticas para el pueblo. En realidad, la tradición indica que Solón
se enfrentó a tal oposición que, tras un año en el cargo, se apartó de Atenas por un
periodo de diez años.Solón también escribió poesía. Sin embargo, los fragmentos
existentes de sus versos son menos valiosos como obra literaria que como destacada
información sobre sus objetivos políticos.
TALES DE MILETO
A Tales de Mileto se atribuyen, además del
descubrimiento de ciertas proposiciones geométricas, el de la importancia de la observación
de la Osa Menor para la navegación nocturna, el cálculo de la altura de las
Pirámides por la longitud de sus sombras y, sobre todo, la predicción de un
eclipse de sol en 585 a.C.
ANACARSIS EL ESCITA
Por inventos de Anacarsis se tienen el áncora
y la rueda de alfarero.
GUIA DE EDUCACIÓN
Si en lo anterior de esta invectiva Platón está en
cierto modo justificado por su intención de despojar a los poetas de su posición de
maestros en muchas cosas en que realmente no lo eran, en la referencia al influjo de
Homero como educador en la posteridad anda fuera de razón, pues el ejercicio por éste
fue más extenso y duradero que el de Pitágoras, y además se pone en contradicción con
lo que él mismo dijo en Convivium 209c-d: «Cualquiera preferiría tener tales hijos a los de la generación humana,
mirando a Homero y a Hesíodo y a los demás buenos poetas y envidioso de los
descendientes dejados por aquéllos, que les procuraron recuerdo y nombre inmortal ... »
La mención que más adelantes hace de Protágoras y de Pródico, en contraste con
Homero, es también desgraciada en boca de Sócrates.
PITAGORAS
Considerado el primer
matemático, Pitágoras fundó un movimiento en el sur de la actual Italia, en el siglo VI
a.C., que enfatizó el estudio de las matemáticas con el fin de intentar comprender todas
las relaciones del mundo natural. Sus seguidores, llamados pitagóricos, fueron los
primeros en formular la teoría que decía que la Tierra es una esfera que gira en torno
al Sol.
CREÓFILO
Creófilo, el supuesto discípulo o, según otros,
yerno de Homero, de riva su nombre de kréas «carne».
PROTAGORAS
Protágoras
(c. 480-c. 411 a.C.), filósofo griego, nacido en Abdera, Tracia. En el 445 a.C. se
estableció en Atenas, donde llegó a ser amigo del estadista Pericles y consiguió gran
fama como maestro y filósofo. Fue el primer pensador en llamarse a sí mismo sofista y en
enseñar a cambio de dinero, recibiendo grandes sumas de sus alumnos. Enseñó gramática,
retórica e interpretación de la poesía. Sus obras principales, de las que sólo
perduran algunos fragmentos, fueron tituladas Verdad y Sobre los dioses. El
fundamento de su reflexión fue la doctrina de que nada es bueno o malo, verdadero o
falso, de una forma categórica y que cada persona es, por tanto, su propia autoridad
última; esta creencia se resume en su frase: "El hombre es la medida de todas las
cosas". Acusado de impiedad, Protágoras se exilió, pereciendo ahogado en el
transcurso de su viaje a Sicilia. Dos célebres diálogos de Platón, Teeteto y Protágoras,
rebatieron las doctrinas de Protágoras.
PRODICO EL CEO
Es curioso
hacer notar que el Prodico, que aquí se presenta como ejemplo de educador, Platón, lo
critica en otros lugares como mercachifle de la cultura, al recordar como, por
ejemplo, cobraba sus lecciones a cincuenta dracmas.
HESIODO
Hesíodo
(siglo VIII a.C.), poeta griego que ocupa un lugar de excepción en la literatura griega,
tanto por sus preceptos morales como por su estilo coloquial.Hesíodo nació en Ascra,
Beocia (hoy Palaioppanagia). Tras la muerte de su padre se estableció en Naupaktos. Allí
pasó su juventud, cuidando de un rebaño de ovejas y realizando las tareas propias de un
campesino. Se sabe muy poco acerca de su vida, salvo lo que el propio autor deja entrever
en su obra. Los especialistas modernos lo sitúan en el periodo homérico de la literatura
griega. Su primera obra, Los trabajos y los días, es el primer ejemplo de poesía
didáctica, destinada a instruir más que a entretener. Esta obra relata las experiencias
de Hesíodo durante su época de campesino, y está salpicada de episodios alegóricos y
fábulas. En un estilo sencillo y moralizante, Hesíodo subraya la importancia del trabajo
y la rectitud. Ofrece consejos prácticos sobre cómo vivir, al tiempo que proporciona
recetas y normas agrícolas, e incluye un calendario religioso con los días favorables y
desfavorables para ciertas tareas del campo. El tema principal de la obra es la decadencia
moral. Hesíodo relata la historia del mundo en cinco etapas, desde la edad de oro hasta
la edad del hierro, que él considera dominada por el mal.También se atribuye a Hesíodo
la autoría de la Teogonía, o nacimiento de los dioses, un poema en el que el
amplio y amorfo corpus de los mitos griegos queda sistematizado y ampliado hasta incluir
nuevas divinidades desconocidas en los poemas homéricos. La Teogonía narra la
creación del mundo a partir del caos, el nacimiento de los dioses y sus hazañas. La
última parte contiene una lista de las hijas de Zeus, padre de los dioses, así como de
mujeres mortales. Esta lista es la introducción a un poema perdido, Catálogo de las
mujeres, que narra las hazañas de los héroes nacidos de mujeres mortales. De su obra
restante no quedan más que títulos y fragmentos, muchos de los cuales se atribuyen por
los expertos a imitadores de Hesíodo, y que hoy se conoce como la escuela hesiódica. En
este grupo se incluyen el poema didáctico Consejos de Quirón; el poema
genealógico Grandes eras; y los poemas míticos Boda de Ceix y
Descenso de Teseo a los infiernos.
PINTOR
Ver 598h. El pintor,
conforme a lo allí dicho, es un imitador de apariencias; también lo es, según 596b, puesto que la única realidad es la idea y el
pintor no la alcanza ni siquiera en calidad de modelo (ver tambien 601
c).
JUZGAR POR PALABRAS
No siempre ha sostenido Platón que la poesía esté
exclusivamente en las palabras:en Phaedón 61b se dice exactamente lo con trario.
ENTENDER
Es evidente que si el conocimiento es experiencia, el pintor,
que puede pintar unas riendas y un freno, no tiene porque poseer conocimiento
sobre tales objetos al no utilizarlos ni fabricarlos.
Texto3a
Comentario1
TRES ARTES DISTINTAS
Ahora las tres artes no se diferencian, como anteriormente,
en que uno crea la idea, otro la fabrica y otro la imita, sino
en que uno utiliza el objeto, otro lo fabrica y, por
último, otro la imita. Notar que quien la utiliza es quien tiene experiencia
con el objeto y, por lo tanto, quien realmente sabe.
Texto3a
Comentario1
EL MAS EXPERIMENTADO
Es el que utiliza el objeto. Por ejemplo, el que utiliza
las flautas (flautista) es el que más sabe, por su experiencia, sobre este arte.
Texto3a
Comentario1
PRESTAR FE
Aquí, pues, el artesano o fabricante no construye
mirando a la idea (Ver 596b),
sino que la conoce por medio de otro.
Texto3a
Comentario1
CREENCIA BIEN FUNDADA
La fé del
fabricante no es la del carbonero sino la de aquel que ha sido informado
correctamente por quien realmente sabe.
Texto3a
Comentario1
EL QUE UTILIZA
Sócrates describe la diferencia entre quien tiene
experiencia por utilizar un objeto y quien fabrica ese mismo objeto. El primero tiene conocimiento;
el segundo creencia bien fundada.
Texto3a
Comentario1
EL IMITADOR
Despues de hablar acerca de la naturaleza y las diferencias
entre el que conoce y el que tiene creencia bien fundada, Sócrates,
pasa a describir el tipo de conocimiento que posee el imitador. Su respuesta es
clara: no tiene conocimiento derivado del uso, ni tampoco una opinión
recta o bien fundada recibida por parte del entendido.
Texto3a
Comentario1
DONOSO
Donoso es alguien que tiene donaire o gracia.
Evidentemente aquí el término, aplicado al imitador, tiene un sentido irónico e incluso
el de ¡maldita la gracia....!
Texto3a
Comentario1
LO QUE PARECE
El imitador, ignorante del auténtico saber, siempre
realizará imitaciones de la verdadera hermosura engañando a los totalmente ignorantes.
Texto3a
Comentario1
YAMBOS
Los versos yámbicos son los propios del diálogo
en la tragedia; la poesía trágica en versos épicos no es otra cosa que la propia
poesía épica, conforme al criterio de Platón, que coloca entre los trágicos al propio
Homero (Ver. 595b-c).
Texto3a
Comentario1
TRES PUESTOS
En esta nueva argumentación el imitador se nos vuelve a
presentar a tres puestos de distancia de la verdad. Delante de él está el que
conoce y el que, siguiendo las directrices del que conoce, fabrica un objeto.
Texto3a
Comentario1
ELEMENTO
Despues de haber establecido el puesto en que se encuentra
el imitador, Sócrates, plantea analizar la naturaleza del elemento con el cual
juzga el que conoce y el que simplemente imita.
Texto3a
Comentario1
TAMAÑOS DIFERENTES
Para analizar la cuestión planteada anteriormente,
Sócrates, se sirve del ejemplo en dónde se nos muestra un objeto cualquierea a la
vista. Es evidente, que tal objeto se nos puede aparecer distinto según lo veamos de
cerca o lo veamos de lejos. En definitiva, el conocimiento sensible es fuente de
equívocos y de contradicciones: un mismo objeto se nos aparece curvo o recto, según lo
veamos en el agua o fuera de ella. Pues bien, notar que Sócrates situa el arte de la
imitación, por ejemplo, el pictórico en relación con el mundo sensitivo. Más adelante,
sitúa a la poesía dentro de este mundo aunque haciendo referencia a su dimensión
auditiva.
Texto3a
Comentario1
REMEDIOS
Sócrates habla aquí de los remedios que ayudan a superar
las contradicciones y equívocos que producen en nosotros los sentidos. «Si tú y yo
estuviéramos en desacuerdo respecto a cuestión de cantidad, sobre cuál de dos cosas era
mayor, ¿acaso este desacuerdo nos haría enemigos y nos llevaría a odiarnos
recíprocamente o bien nos convendríamos rápidamente acerca del asunto acudiendo al
cálculo ... ?» (Euthyphrón 7b; cf. Protágoras 356b, Philebo 55e).
Texto3a
Comentario1
ELEMENTO CALCULADOR
Es quien permite superar las contradicciones y los equívocos que nos
muestran los sentidos y las apariencias de las cosas.
Texto3a
Comentario1
TERMINOS CONTRARIOS
Cuando el elemento calculador realiza sus medidas,
entonces es posible que se presenten términos contrarios como juntos al mismo
tiempo y en un mismo objeto. Lo que se mostraba como contradicción a la vista, desaparece
cuando se ve a la luz de la mente.
Texto3a
Comentario1
DIJIMOS
Ver lo tratado en 436a-c. Si una
percepción nos da lo contrario de otra en un mismo objeto y al mismo tiempo, es claro que
esas percepciones corresponden a facultades distintas. Quien nos permite saber eso es el
elemento calculador del alma.
Texto3a
Comentario1
ALMA OPINA
A partir de todo lo dicho hasta ahora parece evidente que
no es lo mismo opinar prescindiendo del cálculo y de la medida y hacerlo conforme
a ellos.
Texto3a
Comentario1
LO MEJOR
Con el objeto de situar, como hará posteriormente, a la poesía
homérica en el ámbito de lo peor, por basarse en los sentidos y en las apariencias
y no en la ciencia de la medida y del cálculo, Sócrates, establece ahora que la tal
ciencia es lo mejor de nuestra alma.
Texto3a
Comentario1
CUANDO DIJE
Ver 602c.
Texto3a
Comentario1
SE APARTA
La división tripartita del alma hecha en el libro IV queda aquí reducida a dos
miembros: lo racional y lo irracional. En esto último se comprende el elemento
concupiscible y el colérico o, mejor dicho, una forma degenerada de éste que ya no es,
como aquél, instrumento de la razón.
Texto3a
Comentario1
ACTOS FORZOSOS
«Imitación de acción» llama Aristóteles a la
tragedia (Poet. 1449b); y Platón mismo pone en boca del ateniense de las Leyes (817b)
las siguientes palabras en respuesta a los poetas trágicos que se proponen introducir sus
obras en la ciudad: «Nosotros mismos -diríamos- somos, ¡oh, los mejores de entre
los extranjeros!, autores en lo que cabe de la más bella y también de la más noble
tragedia, pues todo este nuestro sistema político consiste en una imitación de la más
hermosa y excelente vida, que es la que decíamos nosotros que es en reafidad la más
verdadera tragedia. Poetas, pues, sois vosotros, pero también nosotros...».
Texto3a
Comentario1
OPINIONES CONTRARIAS
Ver 602c y sigs.
Texto3a
Comentario1
CONFORMES
Ver 439c y sigs.
Texto3a
Comentario1
DEJADO ATRÁS
Se refiere a lo planteado en 387a y siguientes.
Texto3a
Comentario1
DECIAMOS
En 387a, Sócrates, había planteado cuál debería ser el
comportamiento de un hombre ante la desgracia de la perdida de un hijo. Ahora se pregunta
si ese hombre luchará mejor contra el dolor cuando sea visto por sus semejantes o cuando
quede consigo mismo en soledad.
Texto3a
Comentario1
RESISTIR
La respuesta a la pregunta planteada anteriormente es clara por parte
de Sócrates: quien manda resistir y sobreponerse al dolor, sobre todo cuando hay
alguien presente, es la razón y la ley.
Texto3a
Comentario1
DOS IMPULSOS
En relación con el ejemplo que Sócrates está analizando, uno de
los impulsos se dirije a resistir el dolor, mientras que el otro se inclina por darle
rienda suelta.
Texto3a
Comentario1
DOS ELEMENTOS
En relación con el ejemplo que Sócrates está analizando, uno de
los elementos -el racional- es partidario de resistir; mientras que el otro
-irracional- se incilina por los gemidos y lamentos.
Texto3a
Comentario1
NO ESTÁ CLARO
En Apol. 29a Sócrates dice, concretando en relación con la
muerte uno de los pensamientos de este pasaje: «el temer a la muerte, ¡oh,jueces!,
no es otra cosa que creer ser discreto sin serlo, porque es creer saber lo que no se sabe;
nadie sabe, en efecto, si la muerte resulta para el hombre el mayor de todos los bienes y
la temen como si les constara que es el mayor de todos los males». En Leg. 803b
se dice igualmente: «los asuntos de los hombres no merecen gran consideración».
Texto3a
Comentario1
INFORTUNIOS
Se muestra claramente aquí el intelectualismo socrático,
y, porque no, salvando muchas cosas, el ser un antecesor del estoicismo:
ante los infortunios de la existencia, parece señalar Sócrates, es absurdo revelarse y
lamentarse. Como no sabemos nada con certeza, debemos colocar nuestros asuntos como en
juego de dados (destino) y ponerlos en relación con la suerte que nos caido. De todos
modos, tambien parece cierto que Sócrates no acepta sin más el destino sino que se
muestra partidario de analizarlo racionalmente a través de la reflexión. Lo que
si excluye claramente es comportarse ante él como si fueramos niños que lloran y
gimotean. Y como veremos más adelante esto último precisamente es lo que se dedican a
imitar los poetas.
Texto3a
Comentario1
LO IRRACIONAL
Este elemento del alma es quien nos lleva a saciarnos en el recuerdo
de las desgracias, cayendo en lamentaciones y gemidos alejados de lo racional.
Texto3a
Comentario1
ELEMENTO IRRITABLE
Ver 411c. Conforme a lo dicho allí, lo irritable
del que aquí se habla, parece tratarse de una degeneración de lo colérico,
perteneciente a su vez, al elemento irracional de alma.
Texto3a
Comentario1
EXTRAÑO
De las dos razones dadas contra la poesía sólo queda mencionada en
último término una, su relación con la parte inferior de nuestro ser. Esto
nos confirma en que la condenación de Platón no se basa tanto en que la poesía es
imitación cuanto en que es imitación de lo malo.
Texto3a
Comentario1
MULTITUD
Recordar los versos de Lope de Vega: «Porque, como las paga el
vulgo, es justo el hablarle en necio para darle gusto».
Texto3a
Comentario1
MISMO PLANO
A partir de lo todo lo dicho hasta ahora, Sócrates, coloca en un mismo
plano a la poesía y a la pintura. La razón principal que ahora
esgrime es que ámbas se igualan en relacionarse con el elemento peor del alma: el
irracional. Notar que, sobre esa base, justifica el destierro de ámbas de
sus ciudad ideal.
Texto3a
Comentario1
REGIMEN PERVERSO
El poeta imitativo hace florecer con sus obras la parte perversa
del alma al condescender con el elemento irracional.
Texto3a
Comentario1
LO MAS GRAVE
Sócrates decide dejar para el final lo que considera la acusación
más grave en contra de la poesía. Esta manifestaría una gran capacidad de insulto
relatar imitaciones de modelos que resulta que despues los hombres reales se avergüenzan
de imitar.
Texto4a
Comentario1
HEROES
Según Sócrates, los poetas trágicos - incluido Homero - suelen
presentar a los heroes en una actitud en dónde, despues de algún tipo de desgracia, se
resaltan su gemidos y lamentos. A través de tal actitud lo que se pretende es presentarlo
como modelos a seguir y hacer gozar a sus lectores. La contradicción y
el insulto se produce, cuando esos mismo lectores se encuentran ante una situación
parecida a la de sus heroes, y, sin embargo, no ven como lógico el comportarse como
ellos.
Texto4a
Comentario1
ELOGIO
Sócrates hace referencia aquí a la contradicción
manifiesta que se produce ante algo que, por un lado el poeta elogia, y, por otro, se
siente repugnancia en imitar.
Texto4a
Comentario1
POETAS
Sócrates critica a los poetas porque en sus obras dejan satisfecho y
gozoso en sus heroes algo que despues en la práctica los lectores, que están educados en
el hábito de la razón, no quieren por nada del mundo imitar.
Texto4a
Comentario1
PADECIMIENTOS
Se ha notado que Platón da aquí sobre los efectos de la tragedia
una opinión enteramente contraria a la de Aristóteles. Éste
nos habla, en efecto, de una purificación de los afectos a través de la compasión y el
terror (Poet. 1449b 27-28). Sin duda los modernos están más conformes en este
punto con Aristóteles que con Platón: el último piensa en un
público extraordinariamente débil, sencillo y desarmado ante la emoción (ver 606a: «y
que lo que por naturaleza es mejor para nosotros, como no está educado por la razón ni
por el hábito, etc.»).
Texto4a
Comentario1
LO CÓMICO
Sócrates sitúa a la comedia en el mismo plano de la poesía
trágica. A veces nos reimos en contra de lo que la razón no dice que
deberíamos hacer, convirtiéndonos en unos farsantes.
Texto4a
Comentario1
PLACERES AMOROSOS
La poesía trágica, al imitar los placeres amorosos, y las demás
concupiscencias del alma, riega en nuestro interior lo que había que dejar sacer y
erige como gobernante lo que debería ser gobernado. En definitiva, nos hace peores.
Texto4a
Comentario1
PANEGIRISTAS
Ver lo que dice Sócrates sobre Homero como educador de Grecia en
598d.
Texto4a
Comentario1
ADMISIÓN EN LA CIUDAD
Esta misma excepción (sólo himnos a dioses y heros) se admite en Las
leyes, donde además se prescribe que la autoridad de la comunidad sea ejercida en
forma de censura previa: «Que el poeta no haga nada contrario a lo que sea legal,
justo, decoroso o bueno en la ciudad y que lo escrito no le sea lícito a ninguno de los
particulares presentarlo mientras no haya sido visto y aprobado por aquellos mismos que
hayan sido designados como jueces de estas cosas y por los guardianes de la ley» (80
1 e-d). En distinto sentido se habla en PoL 299b y sigs.
Texto4a
Comentario1
DESTERRADA DE LA CIUDAD
Platón no se limita a condenar a la poesía homérica. Plantea
tambien desterrarla de la ciudad como objeto de educación para sus ciudadanos. Ahora
bien, notar que se refiere siempre a la poesía imitativa de lo peor. En su
ciudad, por tanto, sería posible la poesía....
Texto4a
Comentario1
ANTIGUA DISCORDIA
Conocidos son los ataques que desde antiguo dirigieron los filósofos
a Homero y Hesíodo por razones teológicas y morales: «La concepción racional y
pura de la divinidad y de las normas de la conducta humana era incompatible con las
fábulas homéricas y con su moral arbitraria y de clases» Jenófanes,
Heráclito, Empédocles y Pitágoras se cuentan positivamente entre los atacantes. Platón
ha recogido aquí algunos dardos del contraataque de los poetas, aunque no nos dice las
fuentes; en esas frases hay referencias a todo aquello que con más o menos razón solía
achacarse a los filósofos: bajeza, vanidad, impiedad y mendiguez.
Texto4a
Comentario1
NO TOMADA EN SERIO
Se refiere a la poesía placentera e imitativa, ver 607c.
Esto es una muestra más de que hay otra clase de poesía que Platón considera admisible.
Texto4a
Comentario1
LA VIRTUD
La generalización sirve aquí para introducir el segundo asunto y
capital de este libro: el de los premios de la virtud y castigos del vicio, sin
cuyo estudio no quedaría completo lo relativo a la justicia e injusticia que vino
tratándose en el libro IX.
Texto4a
Comentario1
ALGO NO TRATADO
Despues de analizar muy criticamente el papel de la poesía
homérica, como guía de educación para el hombre griego, Sócrates, pasa ahora tratar la
cuestión referida a los premios que, según él, habrían de recibir, tanto en esta
vida como en la otra, los hombres justos. En medio, sin embargo, y debido a que va a
tratar tambien de las recompensas que los hombres justos recibirán en la otroa vida,
Sócrates, intriduce en medio, como veremos, la cuestión de la inmortalidad del alma asi
como un un argumento que, según él, probaría tal inmortalidad.
Texto1b
Comentario2
INMORTALIDAD DEL ALMA
La creencia en la inmortalidad del alma, que ahora introduce
Sócrates, está tan presente siempre en la mente de Platón que surge más de una
vez en sus diálogos de manera inesperada (Ver 498d).
Texto1b
Comentario2
EXTRAÑEZA
Aunque la doctrina fue sostenida desde antiguo, especialmente en los
círculos órficos y pitagóricos, no tenía aceptación general; la actitud del común de
las gentes respecto al problema parece bien reflejada en lo que dice Céfalo (330d-e).
También en Phaedón 80d se da como propia de la mayoría la opinión de la
mortalidad, y esto explica la extrañeza mezclada de incredulidad con que aquí recibe
Glaucón el enérgico y repentino requerimiento.Tambien puede verse la respuesta de
Cebes en el Fedón 69e y siguientes.
Texto1b
Comentario2
ARGUMENTO
A partir de ahora Sócrates inicia una argumentación encaminada a
mostrar que el alma es inmortal.
Texto1b
Comentario2
ALGO BUENO Y MALO
Este es el punto de partida del argumento socrático encaminado a
demostrar la inmortalidad del alma: en la realidad existe lo bueno y lo malo.
Este último es causa de la disolución y la destrucción del ser.
Texto1b
Comentario2
EJEMPLOS
Para explicar mejor el principio establecido anteriormente de que el
mal es causa de destrucción y disolución, Sócrates, expone una serie de ejemplos:
el tizón (mal) es causa de la destrucción del trigo; el orín (mal) es
causa del desgaste y disolución del bronce; la enfermedad (mal) es causa de la
destrucción del cuerpo.
Texto1b
Comentario2
PERVIERTE
Queda establecida y aceptada como premisa que el mal es quien
pervierte, disuelve y arruina al ser que afecta.
Texto1b
Comentario2
HALLAMOS
Sobre la base de la premisa anterior, Sócrates, establece ahora una
cuestión esencial para su argumento: si hallamos, afirma, algún tipo de ser al que
afecte un mal y, sin embargo, no sea destruido por él, entonces podríamos establecer que
tal ser es indestructible.
Texto1b
Comentario2
ALMA
Sócrates se centra ahora en el estudio del ser-alma.
Y afirma que en tal ser existe tambien algo que la hace mala y perversa, como,
por ejemplo, la injustica y la ignorancia. Es decir, del mismo modo que
podríamos afirmar que un cancer es una enfermedad y un mal para el cuerpo,
tambien se podría afirmar que la ignorancia es una enfermedad y un mal para el
alma.
Texto1b
Comentario2
CONSIDERACIONES
Centrándose ya en el estudio de los males propios del alma,
Sócrates, se intentará analizar ahora si tales males son capaces de destruirla o no.
Texto1b
Comentario2
SEPARADA DEL CUERPO
Hay en la pregunta de Sócrates y en la expedita respuesta de
Glaucón dificultades verdaderamente graves: primeramente la pregunta de Sócrates dice
literalmente: « ...hasta separarla del cuerpo llevándola a la muerte». La
frase parece entrañar la identificación de «la muerte del alma» y su «separación
del cuerpo», que es lo contrario precisamente de lo que se trata de probar en toda
la argumentación; y los traductores no han evitado en general el escollo «
Texto1b
Comentario2
CONDICIÓN DE LOS ALIMENTOS
Sócrates diferencia aquí entre objeto del mal y mal en
sí. Es evidente que los alimentos no se identifican realmente con el mal
(enfermedad del cuerpo) sino que son la causa de su aparición.
Texto1b
Comentario2
SU PROPIO MAL
El propio mal que destruye a un cuerpo no es el alimento en sí sino la
enfermedad que surge por la ingesta de tales alimentos.
Texto1b
Comentario2
CORRUPCIÓN CORPORAL
La enfermedad del cuerpo es quien destruye a éste pero no al alma.
Un cuerpo destruido por la enfermedad de una fiebre, desmenuzado en tajos, o moribundo no
hacen a un alma más impía o injusta, es decir, no producen en ella ningún tipo de
mal o enfermedad.
Texto1b
Comentario2
INJUSTICIA
Ahora bien, aunque las enfermedades corporales no produzcan las
enfermedades del alma, ello no quiere decir que el alma no tenga sus propias enfermedades.
Por ejemplo, la injusticia o la ignorancia no son enfermedades corporales, pero
si del alma.
Texto1b
Comentario2
INJUSTICIA MATADORA
Sócrates plantea aquí la posibilidad de que, del mismo modo que un
cancer (enfermedad y mal) puede matar a un cuerpo, la injusticia (enfermedad y mal)
pueda matar tambien al alma. Y es que si la injusticia llevada al extremo causa la muerte,
entonces la injusticia mata por ser mal propio del alma (hay que suponer que mata al alma,
que es tanto como decir que destruye el principio vital y, por lo tanto, mata al hombre).
Texto1b
Comentario2
EXCLAMACIÓN
Glaucón, de acuerdo con su respuesta anterior (609d), sale vivamente
al encuentro de la hipótesis planteada por Sócrates. Su posición demuestra claramente
hasta que punto había hecho suyas las tesis de Sócrates, tal como las plantea, por
ejemplo en el Gorgias: el alma injusta mata, si le es posible,
a los demás, pero al que la lleva en sí, a ese le hace estar muy vivo y además bien
despierto.
Texto1b
Comentario2
LA PROPIA PERVERSIÓN
En definitiva, parece que la propia perversión y el
mal propio del alma, no son causa suficiente para destruirla.
Texto1b
Comentario2
MAL ALGUNO LA HACE PERECER
Estamos ante la conclusión final del argumento: si el
alma no perece por mal alguno ni propio ni extraño, entonces ha de existir siempre. Ahora
bien, lo que existe siempre, es inmortal. Por lo tanto, el alma es inmortal.
Texto1b
Comentario2
PERECE
Platón mantuvo siempre la existencia del alma ab aeterno et in
aeternum y éste es punto capital de su filosofía.
Texto1c
Comentario3
LO ETERNO COMPUESTO?
Sócrates ha establecido que el alma es eterna y, además, simple.
Sin embargo, nos recuerda lo establecido anteriormente en 441c sobre
la división del alma, con lo que parece caerse en una contradicción pues lo que se dice
simple parece ser, al mismo tiempo, compuesto.Por lo tanto es necesario explicar cuál es
el alcance de aquella división: lo concupiscible y lo irascible, partes
inferiores, están vinculados al cuerpo y desaparecen cuando el alma queda en estado de
pureza;sólo lo racional permanece. En resumen, Platón vuelve aquí a acercarse
a la tesis del Fedón, que
«define el alma esencialmente por el pensamiento.
Texto1c
Comentario3
DEMÁS ARGUMENTOS
Sócrates da a entender que la cuestión de la inmortalidad del alma
no ha de quedar aquí agotada: como es sabido, forma el objeto capital del Fedón, pero la
multitud de sus problemas se extiende por otros varios diálogos. A los argumentos allí
dados alude Platón y también probablemente a otros de la misma escuela platónico o de
otras escuelas.
Texto1c
Comentario3
PUREZA
El alma en estado puro se identifica aquí claramente con el raciocinio.
Texto1c
Comentario3
GLAUCO
Glauco era, según la leyenda, un pescador beocio que se arrojó al
mar después de comer de una hierba maravillosa, fue hecho inmortal y pasó a vagar
eternamente errante por las olas; su nombre designa el color de las aguas marinas.
Ver los frs. 25c-35 R., de la tragedia de Esquilo Glauco el marino.
Platón utiliza aquí esta imagen para señalar que al alma inmortal, cuando la
contemplamos combinada con el cuerpo, le sucede lo mismo que a los que contemplaban al
inmortal Glauco y que lo veían, no en estado totalmente puro, sino lleno de impurezas
(conchas, algas, piedrecillas). Al alma existente junto al cuerpo le sucede lo mismo.
Texto1c
Comentario3
AMOR AL SABER
Es lo que define a la esencia del alma. El problema es que es muy
dificil, cuando está unida al cuerpo, poder contemplar tal esencia.
Texto1c
Comentario3
RECORRIDO
Ver 519 a-b. Notar que el recorrido demostrativo de la inmortalidad
del alma, del que habla Sócrates, no es sobre la base de la contemplación de su
estado puro sino sobre los accidentes y formas que presenta en la vida humana. En este
sentido, ¿podría decirse que para Platón, existe por encima del conocimiento de lo
racional humano (que siempre dependerá del cuerpo), una dimensión mística superior?
Texto1c
Comentario3
CELEBRAR RECOMPENSAS
Despues de haber descrito un argumento probatorio, según Sócrates,
de la inmortalidad del alma y, por tanto, de la existencia de una vida futura, pasa a
tratar ahora acerca de las recompensas que los hombres justos recibirán tanto en
esta vida como en la otra.
Texto1d
Comentario4
ANILLO DE GIGES
Sobre el anillo de Giges, que hacía invisible a quien lo
llevara, ver 359c y sigs
Texto1d
Comentario4
CASCO DE HADES
El casco de Hades tenía la misma virtud que el anillo
de Giges. Sobre las virtudes de tal casco ver Hom. II. V 844-845: «y el
casco de Hades se puso Atenca entre tanto, no fuese Ares tal vez el potente a notar su
presencia.
Texto1d
Comentario4
PREMIOS
Es conveniente tener en cuenta que Sócrates no unicamente se va
referir a los premios y recompensas de los hombres justos, en esta vida y despues
de ella, sino tambien a los castigos y sufrimientos de los injustos.
Texto1d
Comentario4
DEVOLVER LO PRESTADO
Con esta expresión, Sócrates, se refiere a algo tratado en los
inicios de la República. Allí, Sócrates, decidió aceptar, como hipótesis, las
opiniones de Glaucón y Adimanto acerca de la naturaleza de la justicia y la
injusticia: parece ser mejor y más ventajosa la vida del injusto, sobre todo si,
siendo injusto, se cubre con una apariencia de justicia. Sócrates pide ahora que
le devuelvan esa hipótesis que unicamente había prestado con el
objeto de analizar si sera cierta o no.
Texto1d
Comentario4
JUZGADAS
Sócrates se refiere al estudio realizado hasta ahora en la
República acerca de la naturaleza de la justicia y de la injusticia. Es evidente que tal
análisis nos revela que las tesis defendidas por Adimanto y Glaucón, al inicio de la
Repúblia, son absolutamente falsas.
Texto1d
Comentario4
MIRADA DE LOS DIOSES
Los hombres que no se escapan de la mirada de los dioses son
tanto los justos como los injustos.
Texto1d
Comentario4
YERRO ANTERIOR
Se entiende una falta cometida en una existencia anterior,
esto es, un pecado actual no purgado con que se encarna el alma en la nueva vida.
Texto1d
Comentario4
DURANTE SU VIDA
Los premios del justo y los castigos del injusto, a
los que Sócrates se referirá en este texto, se refieren a los que ámbos recibirán durante
su vida.
Texto1d
Comentario4
DESPUES DE SU MUERTE
Los premios del justo y los castigos del injusto, a
los que Sócrates se referirá más adelante en el texto siguiente, son los que tambien
recibirán despues de su muerte.
Texto1d
Comentario4
PARECERSE A LA DIVINIDAD
«Seguir a la Divinidad» era máxima de os pitagóricos, «asemejarse
a la Divinidad en lo posible» da como regla ética el propio Platón, Theaeto
176 b.
Texto1d
Comentario4
LO CONTRARIO
Es decir, el injusto. Éste será abandonado por
los dioses ya que no posee ningún parecido con ellos Vemos como Platón,
inteligentemente, utiliza tambien la religión para dar más fuerza a sus tesis.
Texto1d
Comentario4
RECIBIRÁN DE LOS HOMBRES
Se refiere a los premios y recompensas que, en esta vida,
recibirá el hombre justo por parte de sus semejantes. Más adelante, Sócrates,
tambien hará referencia a los desprecios que el hombre injusto recibe tambien en vida de
sus semejantes
Texto1d
Comentario4
CORREDORES
Según la interpretación más común Platón se refiere aquí a las
carreras a que se daba el nombre de díaulos y que consistían en llegar a la meta,
kamptér, doblarla y volver al punto de partida. Literalnente el texto dice: «que
corren bien desde lo de abajo y mal desde lo de arriba». Como los estadios griegos
estaban a un nivel en toda su extensión, hay que suponer que las designaciones
«arriba» y «abajo» son traslaticias: en efecto, lo más difícil de estas carreras era
doblar la meta y, una vez doblada, no había más que seguir la recta del regreso; de ese
modo el paso de aquel punto puede compararse al cruce de la cima de una montaña
para tomar la cuesta abajo. Conforme a esta hipótesis podemos entender que el injusto
tropieza y cae donde menos era de esperar, al fin de su vida, cuando ya parecía que no
había de sufrir quebranto su felicidad.
Texto1d
Comentario4
DECÍAS
Ver 362b-c.
Texto1d
Comentario4
LLEGAN A MAYORES
Cuando en esta vida el hombre justo llega a ser mayor se
convierte en referente importante para su ciudad.
Texto1d
Comentario4
COGIDOS AL FINAL
Como los malos corredores, los hombres injustos son cogidos
al final de su vida, convirtiéndose en referentes negativos tanto para propios como
extraños.
Texto1d
Comentario4
COSAS DURAS
Ver 361c.
Texto1d
Comentario4
COMPARADOS
Sócrates que pasa ahora a relatar los premios y castigos que las
almas justas e injustas recibirán despues de la muerte, quiere resaltar que los
anteriores premios o castigos recibidos en vida no son nada comparados con los que se
reciben ahora.
Texto1e
Comentario5
ALCÍNOO
«RelatodeAlcínoo» se llamaba a la narración que Ulises
hizo de sus aventuras a Alcínoo, rey de los feacios, y que forma los cantos IX-XII de la Odisea.
Por lo extenso de esta narración, se tomaba su nombre para designar cualquier
exposición larga y verbosa (así el léxico Suda), pero aquí Platón parece
referirse más bien a la verdad que a la extensión de lo contado y sin duda apunta
especialmente a una parte del relato, la Nékyia o descenso a los infiernos,
relatada en el canto XI del poema y frente a la cual da el autor su propia visión del
mundo de los muertos.
Texto1e
Comentario5
ER
Frente al relato de Alcinoo, Platón, prefiere describir su
propia visión del mundo de los muertos y para ello se sirve de la figura de Er
el cual había muerto en una guerra y resucitado a los 12 días. Al resucitar contó a los
vivos lo que había en el mundo del más allá.
Texto1e
Comentario5
LUGAR MARAVILLOSO
El lugar maravilloso, que llama después «pradera» (614e), debemos
figurárnoslo tendido horizontalmente entre las líneas verticales que unen las aberturas
celeste y terrestre de cada lado: las almas de los justos suben por la abertura celeste de
la derecha y las de los injustos bajan por la abertura terrestre de la izquierda. Por la
abertura celeste de la izquierda y la terrestre de la derecha bajan y suben
respectivamente las almas para una nueva encarnación.
Texto1e
Comentario5
Nuncio
En el lugar maravilloso en donde se encuentra se le ordena a Er que
vuelva al mundo de los vivos y se convierta en nuncio, es decir, en anunciador de lo que
allí ha visto.
Texto1e
Comentario5
LA PRADERA
Parece identificarse con el lugar maravilloso del que Er
habla anteriormente.
Texto1e
Comentario5
DIEZ VECES MAYORES
Las referencias al número l0 y sus múltiplos representan un
elemento pitagórico del relato.
Texto1e
Comentario5
IMPIEDAD CON LOS PADRES
Son delitos contra los dos preceptos capitales de la moral
tradicional, formulados por Píndaro en la instrucción del centauro Quirón a Aquiles (P.
VI 23-26): «venera, más que a ningún otro de los dioses, al Cronida ... y no prives
de esta honra a tus padres mientras les dé vida el destino». Ver Jenofonte Mem. IV
4,19-20.
Texto1e
Comentario5
ARDIEO EL GRANDE
Personaje enteramente imaginario como lo indica ya la remota edad en
que se supone haber vivido.
Texto1e
Comentario5
MUGIDO DE LA ABERTURA
Mugido de amenaza; y, como ya observó Proclo, esta protesta de un
ser inanimado es lo más a propósito para darnos la impresión de la enormidad del
delito.
Texto1e
Comentario5
VOZ ACUSADORA
Rasgo admirable revelador de la viveza con que Platón se
representaba el cuadro que está describiendo.
Texto1e
Comentario5
PARAJE CON LUZ
Debemos concebir la columna de luz (que parece ser la Vía Láctea)
como eje de la esfera celeste. Ha de entenderse que la tierra está en mitad del Universo
y que su centro coincide con el de éste, la columna luminosa atraviesa ese centro o,
mejor dicho, en ese centro se anudan los cabos de las ligaduras de luz que circundan y
sujetan el mundo por la parte externa y que se introducen por los polos en el interior de
la esfera. Que los antiguos griegos reforzaban sus naves con cuerdas tendidas alrededor
del casco está fuera de duda, y entre las pruebas de ello figura el famoso pasaje del
naufragio de San Pablo (Act. XXVII 14 y sigs). De
menos importancia es la cuestión de si las ligaduras a que aquí se hace referencia se
tendían horizontalmente a lo largo del barco o de borda a borda por debajo de la quillla.
La dificultad grave de todo el trozo está en que a partir de este lugar la columna de
luz, eje del Universo, aparece sustituida por el huso de la Necesidad sin que sea posible
conciliar las dos construcciones.
Texto1f
Comentario6
HUSO DE LA NECESIDAD
Huso
esférico es la parte de superficie esférica limitada por dos semicircunferencias
máximas con diámetro común, llamadas lados del huso. Esta huso esférico representa la
rueda del destino.
Texto1f
Comentario6
TORTERA
Rodaja que se
ponía en la parte inferior del huso, y que ayudaba a torcer la hebra.
Texto1f
Comentario6
CONCEBIRLA
La representación de lo que se quiere decir en este parrafo es el
siguiente: se trata de ocho recipientes semiesféricos de distinto tamaño, embutidos y
ajustados unos en otros, de manera que sus bordes forman arriba una superficie continua.
Para entender lo que se dice a continuación acerca de la anchura y color de estos bordes
hay que tener en cuenta que el borde de la tortera exterior es el círculo de las
estrellas fijas; el siguiente, hacia dentro, el de Saturno, y los que le siguen por su
orden, los de Júpiter, Marte, Mercurio, Venus, el Sol y la Luna. Las anchuras, según la
interpretación más probable, corresponden a las supuestas distancias existentes entre
las órbitas de estos astros, entendiéndose que dichas órbitas constituyen la línea
exterior de los círculos respectivos. El color, en cambio, es el de los astros mismos.
Texto1f
Comentario6
MOVIMIENTO UNIFORME
Conforme a una concepción de larga vida en la historia de la
Astronomía, Platón considera que los movimientos de los astros van incluidos en los de
todo el círculo celeste en que se hallan: el de las estrellas fijas se mueve de este a
oeste y lleva consigo al conjunto de los demás círculos; pero además los otros siete
tienen un movimiento propio en sentido opuesto, esto es, de oeste a este. De esta manera
trata de explicar los movimientos especiales del Sol, la Luna y los planetas. Ha de
observarse asimismo que Platón no se propone aquí exponer el porqué, sino sólo el
cómo de todo ello; nos da, pues, una imagen del mundo tal como él lo concibe y el mismo
hecho de poner en la Necesidad el primer móvil implica la renuncia a toda otra
explicación racional.
Texto1f
Comentario6
SIRENA
Este pasaje está inspirado en la concepción pitagórica de la
música de las esferas; según ella los astros de cada uno de los círculos dan notas
propias correspondientes a las de las cuerdas del ectacordio. Recuérdese la «inmensa
cítara» del «gran Maestro» de que habla Fray Luis de León en su oda A Francisco
Salinas.
Texto1f
Comentario6
LAS PARCAS
Parcas, en la
mitología griega, las tres diosas que determinaban la vida humana y el destino. Conocidas
como Moiras en griego y como Parcae en latín, las Parcas asignaban a cada persona al
nacer una parte del bien y del mal, aunque la gente podía acrecentar el mal por su propio
desatino. Retratadas en el arte y la poesía como ancianas severas o como melancólicas
doncellas, se las representaba siempre como tejedoras. Cloto (la Hilandera hila el hilo de
la vida), Láquesis (la Distribuidora de Suertes), decidía su duración y asignaba a cada
persona su destino y Átropo (la Inexorable), llevaba las temibles tijeras que cortaban el
hilo de la vida en el momento apropiado. Las decisiones de las Parcas no podían ser
alteradas, ni siquiera por los dioses.
Texto1f
Comentario6
LÁQUESIS
En el texto, Láquesis, se encuentra vestida y blanco y con infulas
en la cabeza. Canta, al són de las Sirenas, los sucesos del pasado.
Texto1f
Comentario6
CLOTO
En el texto, Cloto, se encuentra, como sus hermanas, vestida y blanco
y con infulas en la cabeza. Canta, al són de las Sirenas, los sucesos del presente.
Texto1f
Comentario6
ÁTROPO
En el texto, Átropo, se encuentra, como sus hermanas, vestida y
blanco y con infulas en la cabeza. Canta, al són de las Sirenas, los sucesos del futuro.
Texto1f
Comentario6
AYUDA DE CLOTO
Ya que estos círculos tienen, como se dijo, un movimiento especial
retrógrado. En Timeo 36c-d se dice ser este movimiento hacia la izquierda; el
otro general, hacia la derecha.
Texto1f
Comentario6
ALMAS EFÍMERAS
Efímeras consideradas en su unión con el cuerpo.
Texto1f
Comentario6
DIVINIDAD NO CULPABLE
En las nobles palabras del adivino hay que notar: 1º,
el aserto de que el hado no es impuesto al hombre, sino elegido por éste, aserto
contrario a la creencia popular; 2º, la tesis de la libertad de la
virtud, de raíz socrático y larga difusión en la escuela estoica; 3º,
la proclamación del principio de la propia responsabilidad y la inculpabilidad de Dios:
este principio fue «el grito de alianza de los campeones de la libertad en la primera
edad cristiana.
Texto1f
Comentario6
LOTES A ELEGIR
El adivino lanza a la multitud de almas allí congregadas lotes de
posibles vidas a imitar y que las almas deberían escoger para su reencarnación.
Texto1f
Comentario6
MODELOS DE VIDA
El adivino pone delante de la multitud de almas allí congregadas
modos diferentes y posibles de vidas a imitar y que las almas deberían escoger para su
reencarnación.
Texto1f
Comentario6
DIFERENTES
En otros términos, el tenor de alma de cada uno no era objeto
directo de elección, sino que resultaba de la elección de lo demás.
Texto1f
Comentario6
PELIGRO
Se refiere al peligro existente en relación con la elección
correcta del lote o modo de vida a elegir. Si no se tiene sumo cuidado se podría elegir
un modo de vida del cual el sujeto podría arrepentirse posteriormente.
Texto1f
Comentario6
SABER ELEGIR
En suma, Platón sostiene que sólo el conocimiento filosófico puede
asegurarnos una buena elección en esta ocasión suprema; Ver 619c-e.
Texto1f
Comentario6
ELECCIÓN ALMA TIRANA
En este caso el alma eligió precipitadamente dejándose llevar por
la opinión común de la felicidad de los tiranos, ya expuesta por Trasímaco en 344b-c.
Texto1f
Comentario6
CAMINO FACIL
Ver. 614 y 613b.
Texto1f
Comentario6
ORFEO
Los personajes a que aquí se refiere Platón son bien conocidos: el
cantor Orfeo fue despedazado por las Bacantes conforme a la leyenda recogida
después por Virgilio (Georg. IV 520-522).
Texto1f
Comentario6
TÁMIRAS
Támiras, más frecuentemente llamado Támiris, es el último de los
cantores tracios, privado de su arte por las Musas a quienes había desafiado en el canto
(Homero 11. 11 594-600).
Texto1f
Comentario6
AYANTE
Ayante, Agamenón, Tersites y Ulises, figuras inolvidables de la
leyenda homérica.
Texto1f
Comentario6
AGAMENÓN
Agamenón,
en la mitología griega, rey de Micenas y jefe de las fuerzas griegas en la guerra de
Troya. Era hijo de Atreo y padeció la maldición lanzada sobre su casa. Cuando los
griegos se reunieron en Áulide para su viaje a Troya, se vieron obligados a retroceder
por los vientos adversos. Para calmar los vientos, Agamenón sacrificó a su hija Ifigenia
a la diosa Ártemis. Su disputa con Aquiles sobre la princesa cautiva Briseida y las
consecuencias de esa cólera forman buena parte del argumento de la Iliada de
Homero. Después de un sitio de diez años, cayó Troya y Agamenón volvió victorioso a
Micenas. Con él fue la princesa troyana Casandra, que le había sido concedida por el
ejército griego triunfante.Clitemnestra, mujer de Agamenón, lo recibió con expresiones
de amor, pero mientras él estaba en el baño, ella le tendió una trampa. Egisto, el
amante de ella, golpeó a Agamenón con una espada y, mientras estaba inconsciente por el
golpe, Clitemnestra lo decapitó con un hacha. Su muerte fue vengada siete años más
tarde por su hijo Orestes. La historia de la muerte de Agamenón es contada en la primera
pieza de la trilogía Orestíada, del poeta griego antiguo Esquilo.
Texto1f
Comentario6
ATALANTA
Atalanta era una heroína que tomó parte en la caza del
jabalí de Calidón.
Texto1f
Comentario6
EPEO
Epeo, hijo de Panopeo, un héroe muy industrioso (Ver Hom.
Ilíada XXIII 664 y sigs.)
Texto1f
Comentario6
TERSITES
Tersites,
en la mitología griega, miembro del ejército griego en la guerra de Troya. Homero lo
describe en la Iliada como el más feo y más indecoroso de los griegos. El héroe
griego Odiseo lo golpeó por insultar al general Agamenón, con el consiguiente jolgorio
de los demás griegos reunidos. Según escritores posteriores, Tersites se burló de
Aquiles porque éste llevaba luto por la muerte de la reina amazona Pentesilea y el
héroe, encolerizado, lo mató.
Texto1f
Comentario6
ULISES
Odiseo,
en la mitología griega, el más célebre de los héroes antiguos, gobernador de la isla
de Ítaca y uno de los jefes del ejército griego durante la guerra de Troya. Homero, en
la Odisea, narra las aventuras de Odiseo y su final regreso al hogar diez años
después de la caída de Troya. Inicialmente, se le mencionaba como hijo de Laertes, rey
de Ítaca, aunque en la tradición posterior se consideró a Sísifo, rey de Corinto, como
su padre real. Su madre se habría casado posteriormente con Laertes. Al principio Odiseo
se negó a acompañar a los griegos a Troya, y se fingió loco, sembrando sus campos con
sal, pero sus compañeros pusieron a su hijo Telémaco a que arara los campos y, entonces,
se vio obligado a admitir su engaño y se reunió con el ejército invasor. En la Iliada
de Homero, aparece como un guerrero valiente, sagaz y astuto, y se le concede la famosa
armadura del guerrero griego Aquiles cuando éste muere. Odiseo fue a buscar a Neoptólemo
y Filoctetes para que participaran en la fase final del conflicto. En la Odisea se
dice que él propuso la estratagema del Caballo de Troya, recurso mediante el cual se
conquistó la ciudad.En las obras de los escritores clásicos posteriores, especialmente
en las del poeta griego Píndaro, el dramaturgo griego Eurípides y el poeta romano
Virgilio, Odiseo aparece caracterizado como un político cobarde e intrigante. Su nombre
latino es Ulises.
Texto1f
Comentario6
CAMPO DEL OLVIDO
La imagen del campo del Olvido debía de ser de dominio
general (Ver Aristófanes Ranas. 186); pero tenía significado especial en
las escatologías de órficos y pitagóricos, de donde la tomó Platón; Ver. Virgilio, Aen.
VI 713-715.
Texto1f
Comentario6
RIO DE LA DESPREOCUPACIÓN
Por el discurren las aguas del olvido.
Texto1f
Comentario6
PIRA
Cierre genial para la narración descrita por Platón.
Er que había muerto y yacía en una pira, resucita y nos cuenta sus experiencias
del mundo de los muertos; ahora, como de repente, despierta de la pira para iniciar la
narración, ya hecha, de lo que le había pasado.
Texto1f
Comentario6
SEAMOS FELICES
Con estas palabras de salutación y buen agüero se termina la república.
Son como una solemne promesa de felicidad para aquellos que sigan el camino
constantemente señalado a través de la obra.