LIBRO II DE LA REPÚBLICA
(357a-362b)
Comentario I
357a-362d:
Ahora es Glaucón el que toma la palabra no permitiendo que se levante la reunión como hubiese sido el deseo de Trasímaco. Glaucón representa en el diálogo al joven sincero pero descontento con la situación que le rodea y al que no llegan las meras palabras. Por ello dice a Sócrates que no llega unicamente con afirmar la la vida del justo es mejor que la injusto, sino que tambien hay que estar realmente persuadido de tal hecho. Y es que Glaucón afirma percibir, cuando se habla de la justicia, un auténtica contradicción en lo que realmente es la justicia y lo que parece ser la justicia. Para aclarar lo que quiere decir interroga al mismo Sócrates teniendo como base del diálogo que se establece entre ellos la naturaleza de los bienes. Según Glaucón habría bienes que aspiramos poseer no en atención a los efectos que producen sino por ellos mismos (alegría). Existen tambien bienes que apreciamos tanto por ellos mismos como por los resultados que producen (inteligencia,vista,saludo). Y, por fín, existen bienes, penosos pero que nos benefecian (gimnasia),que no los queremos por ellos mismos sino por las ganancias o ventajas que resultan de ellos. Pues bien, pregunta Glaucón a Sócrates: ¿en cuál de esta clase de bienes se incluye la justicia? Sócrates le responde que en la clase de los bienes que apreciamos tanto por sí mismos como por los resultados que producen. {Ver texto 1a}
TEXTO1a
(357a-358a)
Con estas palabras creí haber dado ya fin a la discusión; mas al parecer no habíamos pasado todavía del preludio, porqué
Glaucón, que siempre y en todo asunto se muestra sumamente esforzado, tampoco entonces siguió a Trasímaco en su retirada, antes bien, dijo:
-Pues no es ése --dijo- el parecer del vulgo,
que la clasifica en el género de bienes penosos, como algo que hay que practicar con
miras a las ganancias y buena reputación que produce, pero que, considerado en sí mismo,
merece que se le rehúya por su dificultad.
-Ya sé -respondí- que tal es la opinión general; por eso Trasímaco lleva un buen
rato atacando a la justicia, a la que considera como un bien de esa clase, y ensalzando la
injusticia. Pero yo, a lo que parece, soy difícil de convencer.
-¡Ea, pues! ----exclamó-. Escúchame ahora, a ver si llegas a opinar del mismo modo que
yo. Porque yo creo que Trasímaco se ha dado por vencido demasiado pronto, encantado, como
una serpiente, por tus palabras. En cambio, a mí no me ha persuadido todavía la defensa
de ninguna de las dos tesis. Lo que yo quiero es oír hablar de la naturaleza de ambas y de los efectos que por sí mismas
producen una y otra cuando se albergan en un alma; pero dejando aparte los beneficios y
cuanto resulta de ellas. He aquí, pues, lo que voy a hacer, si tú me lo permites.
Volveré a tomar la argumentación de Trasímaco y trataré primeramente de cómo dicen que es la justicia y de
dónde dicen que ha nacido; luego demostraré que todos cuantos la practican lo hacen
contra su voluntad, como algo necesario, no como un
bien; y en tercer lugar mostraré tambien que es natural
que así procedan, pues, según dicen, es mucho mejor la vida del injusto que la del
justo. No creas, Sócrates, que mi opinión es ésa en
realidad; pero es que siento dudas y me zumban los oídos al escuchar a Trasímaco y otros
mil, mientras no he hablado jamás con nadie que defienda a mi gusto la justicia y
demuestre que es mejor que la injusticia. Me gustaría oir el elogio de la justicia
considerada en sí misma y por sí misma, y creo que eres tú la persona de quien
esperarlo. Por eso voy a extenderme en alabanzas de la vida injusta y, una vez lo haya
hecho, te mostraré de qué modo quiero oírte atacar la injusticia y loar la justicia.
Mas antes sepamos si es de tu agrado lo que propongo.
-No hay cosa más de mi agrado - dije- .¿Qué otro mejor tema para que una persona
inteligente disfrute hablando y escuchando?
Comentario1
Presentación
TEXTO 3a
(358e-360e)
-Tienes mucha razón -- convino --. Escucha ante todo aquello con lo que dije que comenzaría: qué es y de dónde procede la justicia. Dicen que el cometer injusticia es por naturaleza un bien, y el sufriría, un mal. Pero como es mayor el mal que recibe el que la padece que el bien que recibe quien la comete, una vez que los hombres comenzaron a cometer y sufrir injusticias y a probar las consecuencias de estos actos, decidieron los que no tenían poder para evitar los perjuicios ni para lograr las ventajas que lo mejor era establecer mutuos convenios con el fin de no cometer ni padecer injusticias. Y de ahí en adelante empezaron a dictar leyes y concertar tratados recíprocos, y llamaron legal y justo a lo que la ley rescribe. He aquí expuesta la
génesis y esencia de la justicia, término medio entre el mayor bien, que es el no sufrir su castigo quien comete injusticia, y el mayor mal, el de quien no puede defenderse de la injusticia que sufre. La justicia, situada entre estos dos extremos, es aceptada no como un bien, sino como algo que se respeta por impotencia para cometer la injusticia; pues el que puede cometerla, el que es verdaderamente hombre, jamás entrará en tratos con nadie para evitar que se cometan o sufran injusticias. ¡Loco estaría si tal hiciera! Ahí tienes, Sócrates, la naturaleza de la justicia y las circunstancias con motivo de las cuales cuenta la gente que apareció en el mundo. Para darnos mejor cuenta de cómo los buenos lo son contra su voluntad, porque no pueden ser malos, bastará con imaginar que hacemos lo siguiente; demos a todos, justos e injustos, licencia para hacer lo que se les antoje y después sigámosles para ver adónde llevan a cada cual sus apetitos. Entonces sorprenderemos en flagrante al justo recorriendo los mismos caminos que el ínjusto, impulsado -por el interés propio, finalidad que todo ser está dispuesto por naturaleza a perseguir como un bien, aunque la ley desvíe por fuerza esta tendencia y la encamine al respeto de la igualdad. Esta licencia de que yo hablo podrían llegar a gozarla, mejor que de ningún otro modo, si se les dotase de un poder como el que cuentan tuvo en tiempos el antepasado del lidio Giges. Dicen que era un pastor que estaba al servicio del entonces rey de Lidia. Sobrevino una vez un gran temporal y terremoto; abrióse la tierra y apareció una grieta en el mismo lugar en que él apacentaba. Asombrado ante el espectáculo descendió por la hendidura y vio allí, entre otras muchas maravillas que la fábula relata, un caballo de bronce, hueco, con portañuelas, por una de las cuales se agachó a mirar y vio que dentro había un cadáver, de talla al parecer más que humana, que no llevaba sobre sí más que una sortija de oro en la mano; quitósela el pastor y salióse. Cuando, según costumbre, se reunieron los pastores con el fin de informar al rey, como todos los meses, acerca de los ganados, acudió también él con su sortija en el dedo. Estando, pues, sentado entre los demás, dio la casualidad de que volviera la sortija, dejando el engaste de cara a la palma de la mano; e inmediatamente cesaron de verle quienes le rodeaban y con gran sorpresa suya, comenzaron a hablar de él como de una persona ausente. Tocó nuevamente el anillo, volvió hacia fuera el engaste y una vez vuelto tornó a ser visible. Al darse cuenta de ello, repitió el intento para comprobar si efectivamente tenía la joya aquel poder, y otra vez ocurrió lo mismo: al volver hacia dentro el engaste, desaparecía su dueño, y cuando lo volvía hacia fuera, le veían de nuevo. Hecha ya esta observación, procuró al punto formar parte de los enviados que habían de informar al rey; llegó a Palacio, sedujo a su esposa, atacó y mató con su ayuda al soberano y se apoderó del reino. Pues bien, si hubiera dos sortijas como aquélla de las cuales llevase una puesta el justo y otro el injusto, es opinión común que no habría persona de convicciones tan firmes como para perseverar en la justicia y abstenerse en absoluto de tocar lo de los demás, cuando nada le impedía dirigirse al mercado y tomar de allí sin miedo alguno cuanto quisiera, entrar en las casas ajenas y fornícar con quien se le antojara, matar o libertar personas a su arbitrio, obrar, en fin, como un dios rodeado de mortales. En nada diferirían, pues, los comportamientos del uno y del otro, que seguirían exactamente el mismo camino. Pues bien, he ahí lo que podría considerarse una buena demostración de que nadie es justo de grado, sino por fuerza y hallándose persuadido de que la justicia no es buena para él personalmente; puesto que, en cuanto uno cree que va a poder cometer una injusticia, la comete. Y esto porque todo hombre cree que resulta mucho más ventajosa personalmente la injusticia que la justicia. «Y tiene razón al creerlo así», dirá el defensor de la teoría que expongo. Es más: si hubiese quien, estando dotado de semejante talismán, se negara a cometer jamás injusticia y a poner mano en los bienes ajenos, le tendrían, observando su conducta, por el ser más miserable y estúpido del mundo; aunque no por ello dejarían de ensalzarle en sus conversaciones, ocultándose así mutuamente sus sentimientos por temor de ser cada cual objeto de alguna injusticia. Esto es lo que yo tenía que decir.
TEXTO 4a
(360e-362d)
Finalmente, en cuanto a decidir entre las vidas de los dos hombres de que hablamos, el justo y el injusto, tan sólo nos hallaremos en condiciones de juzgar rectamente si los consideramos por
separado; si no, imposible. ¿Y cómo los consideraremos separadamente? Del siguiente modo: no quitemos nada al injusto de su injusticia ni al justo de su justicia, antes bien, supongamos a uno y otro perfectos ejemplares dentro de su género de vida. Ante todo, que el injusto trabaje como los mejores artífices. Un excelente timonel o médico se dan perfecta cuenta de las posibilidades o deficiencias de sus artes y emprenden unas tareas sí y otras no. Y si sufren algún fracaso, son capaces de repararlo. Pues bien, del mismo modo el malo, si ha de ser un hombre auténticamente malo, debe realizar con destreza sus malas acciones y pasar inadvertido con ellas. Y al que se deje sorprender en ellas hay que considerarlo inhábil; pues no hay mayor perfección en el mal que el parecer ser bueno no siéndolo. Hay, pues, que dotar al hombre perfectamente injusto de la más perfecta injusticia, sin quitar nada de ella, sino dejándole que, cometiendo las mayores fechorías, se gane la más intachable reputación de bondad. Si tal vez fracasa en algo, sea capaz de enderezar su yerro; pueda persuadir con sus palabras, si hay quien denuncie alguna de sus maldades; y si es preciso emplear la fuerza, que sepa hacerlo valiéndose de su vigor y valentía y de las amistades y medios con que cuente. Ya hemos hecho así al malo. Ahora imaginemos que colocamos junto a él la imagen del justo, un hombre simple y noble, dispuesto, como dice Esquilo, no a parecer bueno, sino a serlo. Quitémosle, pues, la apariencia de bondad; porque, si parece ser justo, tendrá honores y recompensas por parecer serlo, y entonces no veremos claro si es justo por amor de la justicia en sí o por los gajes y honras. Hay que despojarle, pues, de todo excepto de la justicia y hay que hacerle absoluta mente opuesto al otro hombre. Que sin haber cometido la menor falta, pase por ser el mayor criminal, para que, puesta a prueba su virtud, salga airosa del trance al no dejarse influir por la mala fama ni cuanto de ésta depende; y que llegue imperturbable al fin de su vida tras de haber gozado siempre inmerecida reputación de maldad. Así, llegados los dos al último extremo, de justicia el uno, de injusticia el otro, podremos decidir cuál de ellos es el más feliz.«quíere y cultiva el surco fecundo de su mente para que en él germinen los más nobles designios»,
y mandar ante todo en la ciudad apoyado por su reputación de hombre
bueno, tomar luego esposa de la casa que desee, casar sus hijos con quien quiera, tratar y
mantener relaciones con quien se le antoje y obtener de todo ello ventajas y provechos por
su propia falta de escrúpulos para cometer el mal. Si se ve envuelto en procesos
públicos o privados podrá vencer en ellos y quedar encima de sus adversarios, y al
resultar vencedor se enriquecerá y podrá beneficiar a sus amigos y dañar a sus enemigos
y dedicar a la divinidad copiosos y magníficos sacrificios
y ofrendas, con lo cual honrará mucho mejor que el justo a los dioses y a aquellos
hombres a quienes se proponga honrar, de modo que hay que esperar razonablemente que por
este procedimiento llegue a ser más amado de los dioses que el varón justo. Tanto es,
según dicen, ¡oh, Sócrates!, lo que supera a la vida del justo la que dioses y hombres
deparan al que no lo es.
Comentario1
Presentación
LIBRO II DE LA REPÚBLICA
(362d-368a)
Comentario II
Al finalizar Glaucón su exposición, Sócrates intenta darle
alguna respuesta pero no puede al interrrumpirle el hermano de Glaucón, Adimanto.
Este afirma que la cuestión no está suficientemente discutida y que le gustaría añadir
algunas consideraciones más referentes a la naturaleza de la justicia. Para ello señala
que va a examinar algunas de las teorías que alaban la justicia y censuran la
injusticia con el objeto de averiguar en que fundamentan su postura. En su
exposición comienza citando a los poetas griegos Homero y Hesiodo como
representantes principales de figuras que alaban la justicia pero no por sí misma sino
siempre por la consideración moral que acompaña a quienes la ejercen los cuales obtienen
siempre prestigio, reputación, e, incluso, cargos públicos. Intentan tambien estos
poetas fundamentar religiosamente la validez de la justicia afirmando que los
justos serán objeto de innumerables bendiciones por parte de los dioses:en la encina
de los justos producen los dioses abejas en el tronco y bellotas arriba. Cita tambien
a Museo el cual afirma que los dioses transportan a los buenos y justos con
imaginación al Hades para allí invitarlos a un banquete de justos en
los que les hacen pasar la vida entera coronados y beodos, cual sino hubiera mejor
recompensa de la virtud que la embriaguez sempiterna. Al mismo tiempo, todos estos poetas
sepultan a los injustos en el fango del Hades. {Ver texto1b}
Sin embargo, sigue Adimanto en su exposición, nos encontramos tambien en los poetas
juicios absolutamente contradictorios con lo establecido anteriormente: así se
afirma que aunque la templanza y la justicia son buenos, son, al mismo tiempo, díficiles
de explicar y penosos. Suelen afirmar tambien que generalmente resulta más ventajoso
lo injusto que lo justo. Suelen considerar mejor al rico áun siendo injusto que al
pobre siendo justo. Tampoco tienen reparo en afirmar que los dioses han enviado
calamidades y vida miserable a muchos hombres buenos y suerte contraria a quienes no lo
habían sido.Por su parte, los charlatanes y adivinos van llamando a las puertas de los
ricos y les convencen de que han recibido de los dioses poder para borrar, por medio de
sacrificios y conjuros, cualquier falta que hayan cometido.Cita a los libros de Museo
y Orfeo en donde se afirma que bastan sacrificios o juegos placenteros para lograr
ser absuelto y purificado de toda iniquidad en vida.{Ver texto 2b}
Adimanto se pregunta que clase de efecto pueden producir todas estas opiniones en
las almas de los jovenes que las escuchan. Pensando, posiblemente en el mismo Trasímaco
como representante de esta juventud, Adimanto, responde que muy probablemente dirían lo mismo que Píndaro:
¿voy a seguir el camino de la justicia o la torcida senda del fraude para escalar la
alta fortaleza? Es evidente que siguiendo los consejos de los poetas lo mejor parece
ser el llevar una vida auténticamente injusta, aúnque bajo la apariencia de justicia y
con la compañía de la astuta zorra de Arquíloco. Además, en el último de los
casos siempre podré comprar con dinero el perdón para las injusticias cometidas por uno.
Pues bien, se pregunta Adimanto:¿que razones nos quedarían para preferir la
justicia a la injusticia cuando es posible hacer ésta compatible con una falsa conciencia
de virtud? Y es que todos los que se nos muestran como defensores de la justicia no
ha habido jamás nadie que censure la injusticia o encomie la justicia por otras razones
que por las famas, los honores y recompensas que de la última provienen. Pero por lo que
se refiere a los efectos que una y otra producen por sí mismas, nunca ni en verso ni en
lenguaje común, se ha extendido nadie en la demostración de que la injusticia es el
mayor de los males que puede albergar en su interior el alma y la justicia el mayor
bien. {Ver texto 3b}
A continuación pide a Sócrates que, en su contestanción a todas estas dudas,
no se limite a demostrar que la justicia es mejor que injusticia sino a mostrar cúales
son los efectos que ambas producen por sí mismas sobre quien las practica,
efectos que en virtud de los cuales la una es un mal y la otra un bien. Le pide que si
alaba la justicia lo haga en relación a lo que resulte ser ventajosa pero por sí misma
al margen de remuneraciones y castigos. Le pide la misma linea de investigación en el
caso de que censure a la justicia. No te ciñas, pues, a demostrar en tus argumentos
que es mejor la justicia que la injusticia, sino muéstranos cuáles son los efectos que
una y otra producen por sí mismas.{Ver
texto 4b}
Presentación
TEXTO 1b
Así terminó Glaucón. Y, cuando me disponía a, darle alguna respuesta, interrumpió su hermano
Adimanto:«Cual la fama de un rey intachable, que teme a los dioses y, rigiendo una gran multitud de esforzados vasallos, la justicia mantiene, y el negro terruño le rinde sus cebadas y trigos, los árboles dóblanse al fruto y le nace sin tregua el ganado y el mar le da peces».
Museo y su hijo conceden a los
buenos, en nombre de los dioses, dones
todavía más espléndidos que los citados, pues los transportan con la imaginación al Hades y allí los sientan a la mesa y organizan un banquete de justos, en el que les hacen pasar la vida
entera coronados y beodos, cual si no hubiera mejor recompensa de la virtud que la
embriaguez sempiterna. Pero hay otros que prolongan más todavía los efectos de las
recompensas divinas, diciendo que el hombre pío y cumplidor de los juramentos dejará
hijos de sus hijos y una posterioridad tras de sí . Como éstos o semejantes son los
encomios que se prodigan a la justicia. En cambio, a los impíos e injustos los sepultan
en el fango del Hades o les obligan a acarrear agua en un
cedazo, les dan mala fama en vida y, en fin, aplican al injusto, sin poder concebir
ninguna otra clase de castigo para él, todos cuantos males citaba Glaucón con respecto a
los buenos que pasan por ser malos. Tal es su manera de alabar al justo y censurar al
injusto.
Presentación
Comentario2
TEXTO 2b
(364a-365a)
Repara además, Sócrates, en otra cosa que dicen todos, poetas y hombres vulgares, referente a la justicia e injusticia. El
mundo entero repite a coro que la templanza y justicia son buenas, es cierto, pero difíciles de practicar y penosas, y en cambio la licencia e injusticia son agradables, es fácil conseguirlas y, si son tenidas por vergonzosas, es únicamente porque así lo imponen la opinión general y las convenciones. Dicen también que generalmente resulta más ventajoso lo injusto que lo justo, y están siempre dispuestos a considerar feliz y honrar sin escrúpulos, en público como en privado, al malo que es rico o goza de cualquier otro género de poder y, al contrario, a despreciar y mirar por encima del hombro a quienes sean débiles en cualquier aspecto o pobres, aun reconociendo que éstos son mejores que los otros. En todo ello no hay nada más asombroso que lo que se cuenta de los dioses y la virtud; por ejemplo, cómo los dioses han destinado calamidades y vida miserable a muchos hombres buenos o suerte contraria a quienes no lo son. Por su parte los charlatanes y adivinos van llamando a las puertas de los ricos y les convencen de que han recibido de los dioses poder para borrar, por medio de sacrificios o conjuros realizados entre regocijos y fiestas, cualquier falta que haya cometido alguno de ellos o de sus antepasados; y, si alguien desea perjudicar a un enemigo, por poco dinero le harán daño, sea justo o injusto, valiéndose de encantamientos o ligámenes ya que, según aseguran, tienen a los dioses convencidos para que les ayuden. Y todas estas afirmaciones las defienden aduciendo testimonios de poetas, que a veces atribuyen facilidades a la maldad, por ejemplo:«Gran maldad fácilmente lograrla es posible, pues llano resulta el camino y habita bie cerca del hombre pero, en cambio, los dioses han puesto el sudor por delante de la virtud»,
y una ruta larga, difícil y escarpada. Otras veces ponen a Homero por testigo de la influencia ejercida por los hombres sobre los dioses, porque también él dijo.-
«Mueven las súplicas hasta a los dioses; los hombres les ruegan y
ablandan con sus sacrificios y dulces plegarias y votos humeantes ofrendas de grasa cada
vez que
en cualquier transgresión o pecado han caído».
O bien nos presentan un rimero de libros de Museo y Orfeo, descendientes, según se dice, de la Luna y las Musas ,
con arreglo a los cuales regulan sus ritos y hacen creer, no ya sólo a ciudadanos
particulares, sino incluso a ciudades enteras, que bastan sacrificios o juegos placenteros
para lograr ser absuelto y purificado de toda iniquidad en vida, o incluso después de la
muerte, pues los llamados ritos místicos nos libran de los
males de allá abajo, mientras a quienes no los practican les aguarda algo espantoso.
Presentación
Comentario2
Tantas y tales son, amigo Sócrates -sigui
Comentario2
TEXTO 4B
(366e-368a)
Y la causa de todo ello no hay que buscarla en otra cosa sino en el mismo hecho que ha originado esta larga discusión en que éste y yo venimos a decirte a ti, Sócrates: «¡Oh, varón extraordinario! De todos cuantos os gloriáis de defensores de la justicia, empezando por los héroes de antaño cuyas palabras han llegado a nosotros, y terminando por los hombres de hogaño, no ha habido jamás nadie que censure la injusticia o
encomie la justicia por otras razones que por las faenas, honores y recompensas que de la última provienen. Pero por lo que toca a los efectos que una u otra producen, por su propia virtud, cuando están ocultas en el alma de quien las posee e ignoradas de dioses y hombres, nunca, ni en verso ni en lenguaje común, se ha extendido nadie suficiente en la demostración de que la injusticia es el mayor de los males que puede albergar en su interior el alma y la justicia el mayor bien. Pues, si tal hubiese sido desde un principio el lenguaje de todos vosotros y os hubieseis dedicado desde nuestra juventud a persuadirnos de ello, no tendríamos que andar vigilándonos mutuamente para que no se cometan injusticias, antes bien, cada uno sería guardián de su propia persona, temeroso de obrar mal y atraerse con ello la mayor de las calamidades». Estas, Sócrates, o tal vez otras todavía más fuertes serían, me parece a mí, las razones que adujeran Trasímaco u otro como él acerca de la justicia y de la injusticia confundiendo torpemente, al menos en mi opinión, los efectos de la una y de la otra. En cambio yo -porque no necesito ocultarle nada - únicamente me he extendido todo lo posible porque deseo oírte a ti defender la tesis contraria. No te limites, por tanto, a demostrar con tu argumentación que la justicia es mejor que la injusticia, sino muéstranos cuáles son los efectos que ambas producen por sí mismas sobre quien las practica, efectos en virtud de los cuales la una es un mal y la otra un bien.En cuanto a la reputación, prescinde de ella, como Glaucón te aconsejaba. Porque, si no segregas de una y otra las reputaciones verdaderas ni añades, por el contrario, las falsas, te objetaremos que no alabas la justicia, sino la apariencia de tal, ni censuras la injusticia, sino su apariencia; que exhortas a ser injusto sin que advierta el mundo que uno lo es y que coincides con Trasímaco en apreciar que la justicia es un bien, sí, pero un bien para los demás, ventajoso para el fuerte, y que, en cambio, la injusticia es conveniente y provechosa para quien la practica y sólo perjudicial para el débil. Así, pues, ya que has reconocido que la justicia se cuenta entre los mayores bienes, aquellos que vale la pena de poseer por las consecuencias que de ellos nacen, pero mucho más todavía por sí mismos, como, por ejemplo, la vista, el oído, la inteligencia, la salud o cualquier otro bien de excelencia genuina e intrínseca, independiente de la opinión, alaba en la justicia aquello por lo cual resulta ventajosa en sí misma para el justo, mientras la injusticia perjudica al injusto; en cuanto a las remuneraciones y prestigios, deja que otros los celebren. Por lo que a mí toca, soportaría tal vez en los demás aquellos elogios de la justicia y críticas de la injusticia que no encomian ni censuran otra cosa que el renombre y las ganancias que están vinculados a ellas; mas a ti no te lo toleraría, a no ser que me lo mandaras, puesto que a lo largo de tu vida entera jamás te has dedicado a examinar otra cuestión que la presente. No te ciñas, pues, a demostrar con tus argumentos que es mejor la justicia que la injusticia, sino muéstranos cuáles son los efectos que una y otra producen por sí mismas, tanto si dioses y hombres conocen su existencia como si no, en quien las posee, de manera que la una sea un bien y un mal la otra.
LIBRO II DE LA REPÚBLICA
Comentario 3
(368a-369a)
TEXTO1C
(368a-369a)
Y yo, que siempre había admirado, desde luego, las dotes naturales
de Glaucón y Adimanto, en aquella ocasión sentí sumo deleite al escuchar sus palabras y
exclamé.-
-No carecía de razón, ¡oh,
LIBRO II DE LA REPÚBLICA
Comentario 4
(369a-372a)
TEXTO 1D
(369a-372a)
-Pues bien -comencé yo-, la ciudad nace,
en mi opinión, por darse la circunstancia de que ninguno de nosotros se basta a sí
mismo, sino que necesita de muchas cosas. ¿O crees otra la razón por la cual se fundan
las ciudades?
-Ninguna otra ---contestó.
-Así, pues, cada uno va tomando consigo a tal hombre para satisfacer esta necesidad y a
tal otro para aquella; de este modo, al necesitar todos de muchas cosas, vamos reuniendo
en una sola vivienda a multitud de personas en calidad de asociados y auxiliares y a esta
cohabitación le damos el nombre de ciudad. ¿No es así?
-Así.
-Y cuando uno da a otro algo o lo toma de él, ¿lo hace por considerar que ello redunda
en su beneficio?
-Desde luego.
-¡Ea, pues! -continué-. Edifiquémos con palabras una ciudad desde sus cimientos. La
construirán, por los visto, nuestras necesidades.
-¿Cómo no?
-Pues bien, la prímera y mayor de ellas es la provisión de alimentos para mantener
existencia y vida.
-Naturalmente.
-La segunda, la habitación; y la tercera, el vestido y cosas similares.
-Así es.
-Bueno -dije yo--. ¿Y cómo atenderá la ciudad a la provisión de tantas cosas? ¿No
habrá uno que sea labrador, otro albañil y otro tejedor? ¿No será menester añadir a
éstos un zapatero y algún otro de los que atienden a las necesidades materiales?
-Efectivamente.
-Entonces una ciudad constará, como mínimo indíspensable, de cuatro o cinco hombres.
-Tal parece.
-¿Y qué? ¿Es preciso que cada uno de ellos dedique su actividad a la comunidad entera,
por ejemplo, que el labrador, siendo uno solo, suministre víveres a otros cuatro y
destine un tiempo y trabajo cuatro veces mayor a la elaboración de los alimentos de que
ha de hacer partícipes a los demás? ¿O bien que se desentienda de los otros y dedique
la cuarta parte del tiempo a disponer para él sólo la cuarta parte del alimento común y
pase las tres cuartas partes restantes ocupándose respectivamente de su casa, sus
vestidos y su calzado sin molestarse en compartirlos con los demás, sino cuidándose él
solo y por sí solo de sus cosas?
Y Adimanto contestó:
-Tal vez, Sócrates, resultará más fácil el primer procedimiento que el segundo.
-No me extraña, por Zeus --dije yo-. Porque al hablar tú me doy cuenta de que, por de
pronto, no hay dos personas exactamente iguales por naturaleza, sino que en todas hay
diferencias innatas que hacen apta a cada una para una ocupación. ¿No lo crees así?
-Sí.
-¿Pues qué? ¿Trabajaría mejor una sola persona dedicada a muchos oficios o a uno solamente?
-A uno solo --dijo.
-Además es evidente, creo yo, que, si se deja pasar el momento oportuno para realizar un
trabajo, éste no sale bien.
-Evidente.
-En efecto, la obra no suele, según creo, esperar el momento en que esté desocupado el
artesano; antes bien, hace falta que éste atienda a su trabajo sin considerarlo como algo
accesorio.
-Eso hace falta.
-Por consiguiente, cuando más, mejor y más fácilmente se produce es cuando cada persona
realiza un solo trabajo de acuerdo con sus aptitudes, en el mornento oportuno y sin
ocuparse de nada más que de él.
-En efecto.
-Entonces, Adimanto, serán necesarios más de cuatro ciudadanos para la provisión de los
artículos de que hablábamos. Porque es de suponer que el labriego no se fabricará por
sí mismo el arado, si quiere que éste sea bueno, ni el bidente ni los demás aperos que
requiere la labranza. Ni tampoco el albañil, que
también necesita muchas herramientas. Y lo mismo sucederá con el tejedor y, el zapatero,
¿no?
-Cierto,.
-Por consiguiente, irán entrando a formar parte de nuestra pequeña
ciudad y acrecentando su población los carpinteros, herreros y otros muchos artesanos de
parecida índole.
-Efectivamente.
-Sin embargo, no llegará todavía a ser muy grande ni aunque les agreguemos boyeros,
ovejeros y pastores de otra especie con el fin de que los labradores tengan bueyes para
arar, los albañiles y campesinos puedan emplear bestias para los transportes y los
tejedores y zapateros dispongan de cueros y lana.
-Pues ya no será una ciudad tan pequeña ---dijo- si ha de tener todo lo que dices.
-Ahora bien -continué-, establecer esta ciudad en un lugar tal que no sean necesarias importaciones es algo casi imposible.
-Imposible, en efecto.
-Necesitarán, pues, todavía más personas que traigan desde otras
ciudades cuanto sea preciso.
-Las necesitarán.
-Pero si el que hace este servicio va con las manos vacías, sin llevar nada de lo que les
falta a aquellos de quienes se recibe lo que necesitan los ciudadanos, volverá también
de vacío. ¿No es así?
-Así me lo parece.
-Será preciso, por tanto, que las producciones del país no sólo sean suficiente para
ellos mismos, sino también adecuadas, por su calidad y cantidad, a aquellos de quienes se
necesita.
-Sí.
-Entonces nuestra ciudad requiere más labradores y artesanos.
-Más, ciertamente.
-Y también, digo yo, más servidores encargados de importar y exportar cada cosa.
Ahora bien, éstos son los comerciantes, ¿no?
-Sí.
-Entonces nuestra ciudad requiere más labradores y más artesanos.
-Más ciertamente.
-Necesitamos, pues, comerciantes.
-En efecto.
-Y en el caso de que el comercio se realice por mar precisos otros muchos expertos en
asuntos marítimos.
-Muchos, sí
¿Y qué? En el interior de la ciudad, ¿cómo cambiarán entre sí los géneros que cada
cual produzca? Pues éste ha sido precisamente el fin con el que hemos establecido una
comunidad y un Estado.
-Está claro --contestó- que comprando y vendiendo.
-Luego esto nos traerá consigo un mercado y una moneda como signo que facilite el cambio.
-Naturalmente.
-Y si el campesino que lleva al mercado alguno de sus productos, o cualquier otro de los
artesanos, no llega al mismo tiempo que los que necesitan comerciar con él, ¿habrá de
permanecer inactivo en el mercado desatendiendo su labor?
-En modo alguno -respondió--, pues hay quienes, dándose cuenta de esto, se dedican a
prestar ese servicio. En las ciudades bien organizadas suelen ser por lo regular las
personas de constitución menos vigorosa e imposibilitadas, por tanto, para desempeñar
cualquier otro oficio. Éstos tienen que permanecer allí en la plaza y entregar dinero
por mercancías a quienes desean vender algo y mercancías, en cambio, por dinero a
cuantos quieren comprar.
-He aquí, pues --,dije-, la necesidad que da origen a la aparición de mercaderes en
nuestra ciudad. ¿O no llamamos así a los que se dedican a la compra y venta establecidos
en la plaza, y traficantes a los que viajan de ciudad en ciudad?
-Exactamente.
-Pues bien, falta todavía, en mi opinión, otra especie de auxiliares cuya cooperación
no resulta ciertamente muy estimable en lo que toca a la inteligencia, pero que gozan de
suficiente fuerza física para realizar trabajos penosos. Venden, pues, el empleo de su
fuerza y, como llaman salario al precio que se les paga, reciben, según creo, el nombre
de asalariados. ¿No es así?
-Así es.
-Estos asalariados son, pues, una especie de complemento de la ciudad, al menos en mí
opinión
-Tal creo yo.
-Bien, Adimanto; ¿tenemos ya una ciudad lo suficientemente grande para ser perfecta?
-Es posible.
Presentación
Comentario 4
LIBRO II DE LA REPÚBLICA
Comentario 5
(372a-374a)
TEXTO 1E
(372a-373a)
-Pues bien, ¿dónde podríamos
hallar en ella la justicia y la injusticia? ¿De cuál de los elementos considerados han tomado su origen?
TEXTO2E
(373a-374a)
-¡Ah! -exclamé-. Ya me doy cuenta. No tratamos sólo, por lo visto de investigar el origen de una ciudad, sino el una ciudad de
lujo. Pues bien, quizá no esté mal eso. Pues examinando una tal ciudad puede ser que lleguemos a comprender bien de qué modo nacen justicia e injusticia en las ciudades. Con todo, yo creo que la verdadera ciudad es la que acabamos de describir: una ciudad sana, por así decirlo. Pero, si queréis, contemplemos también otra ciudad atacada de una infección; nada hay que nos lo impida. Pues bien, habrá evidentemente algunos que no se contentarán con esa alimentación y género de vida; importarán lechos, mesas, mobiliario de toda especie, manjares, perfumes, sahumerios, cortesanas, golosinas, y todo ello de muchas clases distintas. Entonces ya no se contará entre las cosas necesarias solamente lo que antes enumerábamos, la habitación, el vestido y el calzado; sino que habrán de dedicarse a la pintura y el bordado, y será preciso procurarse oro, marfil y todos los materiales semejantes. ¿No es así?
LIBRO II DE LA REPÚBLICA
Comentario 6
(374a-376a)
374ª-376a
Continuando el análisis referente al origen de la guerra,
Sócrates, señala que el afán de expansionismo, presente en una ciudad de lujo, hará
necesario la creación de un ejercito capaz de salir a campaña para combatir
contra los enemigos de la ciudad. Dado que es imposible que una sola persona (tal como se
estableció anteriomente al hablar de la especialización) pueda desempeñar bien muchos
oficios, será necesario la creación del oficio de los guardianes o guerreros.
Estos deberían desligarse absolutamente de toda otra ocupación para así realizar su
trabajo con la máxima competencia y celo. A continuación, con el objetivo de percibir
más claramente las caracteristicas definitorias del oficio de los guardines, Sócrates
describe las cualidades que éstos deberían poseer:deberían ser valientes,
listos y veloces como los auténticos animales de raza. Pero tambien deben ser fogosos e
intrepidos como esos animales. Tambien deben ser amables con sus ciudadanos
aunque fieros ante el enemigo. Ahora bien, Sócrates y Glaucón se dan
cuenta que esta última característica implica la existencia de un tipo de individuo en
donde existen dos cualidades opuestas y contradictorias entre sí: apacibilidad
y fogosidad. Al mismo tiempo, son conscientes de que no es posible que se dé un buen
guardián si no se dan juntas estas dos cualidades. Pero como parece imposible
conciliarlas, parece tambien imposible el ideal del buen guardián. Sócrates confiesa
encontrarse en un atolladero y totalmente perplejo ante la conclusión a la que parecen
haber llegado en su análisis de las cualidades de los guardianes. Es curioso que sea el
ámbito de la experiencia quien le ayuda a salir de tal perplejidad: es un dato
de experiencia que existen ciertas características en los perros de raza que les
hacen ser animales mansos para con los de su familia y los que conocen, aunque con los de
fuera son fieros y salvajes. Luego es posible,finaliza diciendo Sócrates, la
existencia de contrarios en un mismo carácter con lo que no perseguimos nada antinatural
al querer encontrar nosotros un guardián así.
TEXTO1F
(374a-376a)
-Además será preciso, querido amigo, hacer la ciudad todavía mayor, pero no un poco mayor, sino tal que pueda dar cabida a todo un
ejército capaz de salir a campaña para combatir contra los invasores en defensa de cuanto poseen y de aquellos a que hace poco nos referíamos.
LIBRO II DE LA REPÚBLICA
Comentario 7
(376a-376d)
TEXTO1G
(376a-376d)
-¿Pero no crees que el futuro guardián necesita todavía otra
cualidad más? ¿Que ha de ser, además de fogoso, filósofo
por naturaleza?
-¿Cómo? ---dijo-. No entiendo.
-He aquí otra cualidad --dije- que puedes observar en los perros: cosa, por cierto, digna
de admiración en una bestia.
-¿Qué es ello?
-Que se enfurecen al ver a un desconocido, aunque no hayan sufrido previamente mal alguno
de su mano, y, en cambio, hacen fiestas a aquellos a quienes conocen aunque jamás les
hayan hecho ningún bien. ¿No te ha extrañado nunca esto?
-Nunca había reparado en ello hasta ahora ---dijo-. Pero no hay duda de que así se
comportan.
-Pues bien, ahí se nos muestra un fino rasgo de su natural
verdaderamente filosófico.
-¿Y cómo eso?
-Porque ---dije- para distinguir la figura del amigo de la del enemigo no se basan en nada
más sino en que la una la conocen y la otra no. Pues bien, ¿no va a sentir deseo de
aprender quien define lo familiar y lo ajeno por su conocimiento o ignorancia de uno y
otro?
-No puede menos de ser así -respondió.
-Ahora bien --continué--, ¿no son lo mismo el deseo de saber
y la filosofía?
-Lo mismo, en efecto --convino.
-¿Podemos, pues, admitir confiadamente que para que el hombre se muestre apacible para
con sus familiares y conocidos es preciso que sea filósofo y ávido de saber por
naturaleza?
-Admitido -respondió.
-Luego tendrá que ser filósofo, fogoso, veloz y fuerte por naturaleza quien haya de
desempeñar a la perfección su cargo de guardián en
nuestra ciudad.
-Sin duda alguna --dijo.
Presentación
Comentario7
LIBRO II DE LA REPÚBLICA
Comentario 8
(376d-383c)
TEXTO1H
(376d-378e)
-Tal será, pues, su carácter. Pero ¿con qué método los criaremos y
educaremos? ¿Y no nos ayudará el examen de este punto a ver claro en el último objeto de todas nuestras investigaciones, que es el cómo nacen en una ciudad la justicia y la injusticia? No vayamos a omitir nada decisivo ni a extendernos en divagaciones.
TEXTO2H
(378e-380c)
-Sí, eso es razonable --dijo-. Pero, si ahora nos viniese alguien a
preguntar también qué queremos decir y a qué clase de fábulas nos referimos, ¿cuáles
les podríamos citar?
Y yo contesté:
-¡Ay, Adimanto! No somos poetas tú ni yo en este momento, sino fundadores de una ciudad.
Y los fundadores no tienen obligación de componer fábulas, sino únicamente de conocer
las líneas generales que deben seguir en sus mitos los poetas con el fin de no permitir
que se salgan nunca de ellas.
-Tienes razón -asintió---. Pero vamos a esto mismo: ¿cuáles serían estas
«dos tinajas la casa de Zeus en el suelo fijadas
tiene: repleta está la una de buenos
destinos
y la otra de malos»;
aquel a quien Zeus otorga una mezcla de unos y otros, «hoy tendrá el mal en su vida y los bienes mañana»; pero, si a alguno no se los da mezclados, sino tomados exclusivamente de una de las tinajas,
«a
ése terrible miseria a vagar por la tierra
divina le obliga».
Ni admitiremos tampoco que Zeus dispensador
«sea de bienes y males».
En cuanto a la violación de los juramentos y de la tregua que cometió Pándaro, si alguien nos cuenta que lo hizo instigado por Atenea y Zeus, no lo aprobaremos, como tampoco la discordia y combate de los dioses que Temis y Zeus promovieron; ni se debe permitir que escuchen los jóvenes lo que dice Esquilo de que
«la divinidad hace culpables a los hombre si exterminar alguna casa de raíz quiere»,
sino que, al contrario, si un poeta canta las desgracias de Níobe, como el autor de estos yámbicos, o las de los Pelópidas o las gestas de Troya
o algún otro tema semejante, o no se le debe dejar que explique estos males como obra
divina o, si lo dice, tendrá que inventar alguna interpretación parecida a la que
estamos ahora buscando y decir que las acciones divinas fueron justas y buenas y que el
castigo redundó en beneficio del culpable. Pero que llame infortunados a los que han sufrido su pena o que
presente a la divinidad como autora de sus males, eso no se lo toleraremos al poeta.
Podrá, sí, decir que los malos eran infortunados precisamente porque necesitaban un
castigo y que al recibirlo han sido objeto de un beneficio
divino. Pero si se aspira a que una ciudad se desenvuelva en buen orden, hay que impedir
por todos los medios que nadie diga en ella que la divinidad, que es buena, ha sido
causante de los males de un mortal y que nadie, joven o viejo, escuche tampoco esta clase
de narraciones, tanto si están en verso como en prosa; porque quien relata tales leyendas
dice cosas impías, inconvenientes y contradictorias entre sí.
-Voto contígo esta ley -dijo-. Me gusta.
-Esta será, pues -dije-, la primera de las leyes referentes a los dioses y de las
normas con arreglo a las cuales deberán relatar los narradores y componer los poetas: la
divinidad no es autora de todas las cosas, sino únicamente de las buenas.
-Eso es suficiente --dijo.
Presentación
Comentario8
TEXTO3H
(380c-383c)
-¿Y qué decir de la
segunda? ¿Hay que considerar, acaso, a un dios como a una especie de mago capaz de manifestarse de industria cada vez con una forma distinta, ora cambiando él mismo y modificando su apariencia para transformarse de mil modos diversos, ora engañándonos y haciéndonos ver en él tal o cual cosa, o bien lo concebiremos como un ser simple, más que ninguno incapaz de abandonar la forma que le es propia?«los dioses, que toman tan varias figuras,
las ciudades recorren a veces en forma de errantes peregrinos» ,
ni nos cuente nadie mentiras acerca de Proteo y Tetis, ni nos presente en tragedias o poemas a Hera transformada en sacerdotisa mendicante que pide
«para los almos hijos de Inaco, el río de Argos»
ni nos vengan con otras muchas y semejantes patrañas.
Y que tampoco las madres, influidas por ellos, asusten a
sus hijos contándoles mal las leyendas y hablándoles de unos dioses que andan por el
mundo de noche, disfrazados de mil modos como extranjeros de los más varios países. Así
no blasfemarán contra los seres divinos y evitarán, al mismo tiempo, que sus niños se
vuelvan más miedosos.
-No deben hacerlo, en efecto -,dijo.
-¿O será quizá -continué preguntando- que los dioses no pueden cambiar de apariencia
por sí mismos, pero nos hacen creer a nosotros, con trampas
y hechicerías, que se presentan bajo formas diversas?
-Tal vez -admitió.
-¿Pues qué? -pregunté-. ¿Puede un dios desear a engañarnos de palabra o de obra
presentándonos una mera apariencia?
-No lo sé -contestó.
-¿No sabes -interrogué- que la verdadera mentira, si es lícito emplear esta expresión,
es algo odiado por todos los dioses y hombres?
-¿Cómo dices? -preguntó a su vez.
-Digo -aclaré- que en mi opinión nadie quiere ser engañado en la mejor parte de su ser
ni con respecto a las cosas más trascendentales; antes bien, no hay nada que más se tema
que el tener allí arraigada la falsedad.
-Sigo sin entenderte -dijo.
-Es porque esperas oírme algo extraordinario -dije-. Y lo que quiero decir yo es que ser
y estar engañado en el alma con respecto a la realidad y permanecer en la ignorancia, y
albergar y tener albergada allí la mentira es algo que nadie puede soportar de ninguna manera y que detestan sumamente todos
cuantos lo sufren.
-Tienes mucha razón
-Ahora bien, ningún nombre mejor que el de «verdadera mentira», como
decía yo hace un momento', para designar la ignorancia que existe en el alma del
engañado. Porque la mentira expresada con palabras no es sino un reflejo de la situación
del alma y una imagen nacida a consecuencia de esta situación, pero no una mentira
absolutamente pura. ¿No es así?
-Exacto.
--Quedamos, pues, en que la verdadera mentira es odiada
no sólo por los dioses, sino también por los hombres.
-Así me parece a mí.
-¿Y qué decir de la mentira expresada en palabras? ¿Cuándo y para quién puede ser
útil y no digna de ser odiada? ¿No resultará beneficiosa, como el remedio con que se
contiene un mal, contra los enemigos y cuando alguno de los que llamamos amigos intenta
hacer algo malo, bien sea por efecto de un ataque de locura o de otra perturbación
cualquiera? ¿Y no la hacemos útil también con respecto a las leyendas mitológicas de
que antes hablábamos, cuando, no sabiendo la verdad de los hechos antiguos, asimilamos
todo lo que podemos la mentira a la verdad?
-Ciertamente -asintió--. Así es.
-Pues bien, ¿cuál de estas razones podrá hacer beneficiosa una falsedad de un dios?
¿Acaso le inducirá el desconocimiento de la antigüedad a asimilar mentiras a verdades?
-¡Pero eso sería ridículo! --exclamó.
-No podemos, pues, concebir a un dios como un poeta
embustero.
-No lo creo.
-¿Mentirá, pues, por temor de sus enemigos?
-De ninguna manera.
-¿O le inducirá a ello alguna locura o perturbación de un amigo?
-Ningún demente ni insensato -dijo- es amigo de los dioses.
-Luego no hay razón alguna para que un dios mienta.
-No la hay.
-Por consiguiente, todo lo demónico y divino es
absolutamente incapaz de mentir.
-Absolutamente --dijo.
-La divinidad es, por tanto, absolutamente simple y
veraz en palabras y en obras y ni cambia por sí ni engaña a los demás en vigilia ni en
sueños con apariciones, palabras o envíos de signos.
-Tal creo yo también después de haberte oído --dijo. -¿Convienes,
pues -pregunté-, en que sea ésta la segunda de las normas que hay que seguir en las
palabras y obras referentes a los dioses, según la cual no son éstos hechiceros que se
transformen ni nos extravíen con dichos o actos mendaces?
-Convengo en ello.
-Por consiguiente, aunque alabemos muchas cosas de Homero, no aprobaremos el pasaje en que Zeus envía el sueño a Agamenón, ni tampoco
el de Esquilo en que dice Tetis que Apolo cantó en sus
bodas y celebró su dichosa descendencia
«y mi longeva vida de dolencias exenta.
Y a continuación en honor de mi sino
grato para los dioses el peán entonó
alegrando mí espíritu. Yo pensé que mentira
en la divina boca no cabía de Febo
floreciente en las artes proféticas ; pues bien,
el mismo que en la fiesta cantó diciendo aquello, él mismo matador ahora de mi hijo ha
sido....».
Cuando alguien caiga tales cosas con respecto a los dioses, nos
irritaremos contra él y nos negaremos a darle coro y a permitir que los maestros se
sirvan de sus obras para educar a los jóvenes si queremos que los guardianes sean piadosos y que su naturaleza se aproxime
a la divina todo cuanto le está permitido a un ser humano.
-Por mi parte ---dijo entonces él-, estoy completamente de acuerdo con estas normas y
dispuesto a tenerlas por leyes.
Presentación
Comentario8
GLAUCÓN
Glaucón representa en este diálogo al joven
ateniense sincero, pero descontento con la situación que le rodea y al que no llegan las
meras palabras. Por ello dice a Sócrates que no llega unicamente con afirmar que la vida
del justo es mejor que la del injusto, (tal como había dejado establecido Sócrates
en el
DIFERENTES CLASES DE BIENES
Glaucón afirma percibir, cuando se habla de la justicia,
un auténtica contradicción en lo que realmente es la justicia y lo que parece
ser la justicia. Para aclarar lo que quiere decir interroga al mismo Sócrates acerca de
la naturaleza de los bienes.
Según Glaucón habría bienes que aspiramos poseer no en atención a los efectos
que producen sino por ellos mismos (alegría). Existen tambien bienes que apreciamos tanto
por ellos mismos como por los resultados que producen
(inteligencia,vista,saludo). Y, por fín, existen bienes, penosos pero que nos
benefecian (gimnasia),que no los queremos por ellos mismos sino por las ganancias o
ventajas que resultan de ellos.
Por otro lado, la concepción de Platón sobre la naturaleza de los
bienes aparece esparcida por muchos de sus diálogos. Así, en Gorg. 467
admite, entre los bienes y los males, una categoría intermedia, que comprende
acciones como el estar sentado, el correr y el navegar y seres tales como las piedras y la
madera; en Leyes 631 b, Platón distingue entre bienes divinos (sabiduría,
templanza, justicia y valor) y bienes humanos (salud, belleza, fuerza y fortuna).
Presentación
Texto1a
LA JUSTICIA CLASE DE BIEN
Cuando Glaucón le pregunta a Sócrates en que clase de
bien situaría a la Justicia, éste le responde que en la clase de los bienes que
apreciamos tanto por sí mismos como por los resultados que producen.
Presentación
Texto1a
EL VULGO Y LA JUSTICIA
En respuesta a lo afirmado anteriormente por Sócrates acerca
de que la Justicia es un bien que debería amarse tanto por sí misma como por los
resultados que ella produce, Glaucón, le contrapone las opiniones de la
mayoría del vulgo, el cual no estaría en absoluto de acuerdo con esta
creencia socrática. Para la mayoría de la gente, afirma Glaucón, la justicia
estaría situada en el género de los bienes penosos.
Presentación
Texto2a
LA NATURALEZA DE LA JUSTICIA
Glaucón afirma que desea conocer la naturaleza,
es decir, la esencia de la justicia como un valor interno que vale
por si mismo al margen de los benefecios o desgracias que pueda producir.
Presentación
Texto2a
GENESIS DE LA JUSTICIA
Para justificar la creencia del vulgo, Glaucón
decide hacer una exposición en dónde se dispone a tratar los puntos siguientes:
JUSTICIA COMO OBLIGACIÓN
Para justificar la creencia del vulgo, Glaucón decide
hacer una exposición en dónde se dispone a tratar los puntos siguientes:
NATURALEZA (Fhysis) Y LEY (Nomos)
Para justificar la creencia del vulgo, Glaucón
decide hacer una exposición en dónde se dispone a tratar los puntos siguientes:
OPINIÓN PROPIA
Es de notar como Glaucón avisa a Sócrates que
todo lo que va a decir a continuación acerca de la naturaleza de la justicia no es esa su
verdadera posición ante la misma, pero si la de la gran mayoría de la población.
Presentación
Texto2a
NACIMIENTO DE LA JUSTICIA
Glaucón sitúa el nacimiento de la justicia como un problema de conveniencia.
Y es que llegó un momento, afirma, en que los hombres adquirieron
experiencia de las consecuencias de sus actos injustos y, para frenar el abuso, decidieron
establecer leyes. Desde esos momentos llamaron ley y justo a lo que la
ley prescribe (nomos). Lo que sucede es que en este contexto la justicia es
aceptada no como un bien, sino como algo que se respeta por temor a la ley. Aquí,
Glaucón, repite la tesis de Polo en el Gorgias, al señalar que cometer
injusticia es por naturaleza un bien, mientras que sufrirla es un
mal.
Presentación
Texto3a
JUSTOS EN CONTRA DE SU VOLUNTAD
Glaucón señala con amargura y desencanto lo lejos que
están las palabras de los hechos cuando se habla de la Justicia. Se nos llena la boca,
señala, afirmando que la justicia es un bien en sí mismo cuando la triste
realidad nos muestra que es una obligación, es decir, algo que se hace en contra
de la voluntad de cada uno. Para demostrarlo, Glaucón expondrá el mito del anillo de
Giges.
EL ANILLO DE GIGES
Giges era un pastor al servicio del rey de Lidia.
Un día se produjo un terremoto que hizo aparecer una gran grieta en el lugar en donde
apacentaba su ganado. Descendió por la misma y se encontró con un gran caballo de bronce
hueco y con muchas puertas. Al entrar dentro del mismo vió un cadaver de talla mayor a la
humana que sólo llevaba sobre sí una sortija de oro en la mano. Giges se la
quitó y salió fuera. Posteriormente en una reunión de los pastores con el rey, Giges
apareción con el anillo puesto. Cuando por casualidad le dio una vuelta al mismo,
inmediatamente se hizo invisible. Cuando de nuevo volvía a moverlo, se hacía visible.
Consciente de su poder, se dirigió a palacio, sedujo a la esposa del rey, al que
posteriormente mató, para acabar por apoderarse del reino.
La frase "el lidio Giges" plantea, sin embargo, un problema crítico:
hay quienes suponen que el antepasado del "lidio Giges" (fundador de la
dinastía de los Mérmnadas) se llamaba también Giges; otros sin embargo,
piensan que el protagonista de la historia platónica sería Giges y «el lidio» su
célebre descendiente Creso.
Por su parte, Shorey, cita como inspirado quizá en este relato, el famoso Hombre
invisible de H. G. Wels.
LA JUSTICIA NO ES UN BIEN EN SÍ MISMO
La lectura que Glaucón hace del mito del anillo de
Giges está muy clara: no existe persona alguna, de convicciones tan firmes, como
para preservar en la justicia si realmente tuviese una poder como el de Giges. Ello
implica que nadie la valora como un bien en sí mismo. Pues bien,
demostrar lo contrario es un parte esencial en la República de Platón y algo que
necesitará del mayor esfuerzo dialéctico de Sócrates.
ANÁLISIS POR SEPARADO
Glaucón intenta ahora fundamentar practicamente todo lo dicho hasta
ahora. Por ello, decide analizar separadamente la clase de vida que le espera en Atenas al
hombre que es realmanete justo y al hombre que es realmente injusto. Los datos de la
experiencia nos dicen, afirma, que normalmente el hombre autenticamente injusto
suele ser un maestro del ardid lo que le permite realizar con destreza sus malas acciones
y, al mismo tiempo, pasar inadvertido con ellas. Por lo tanto, el auténtico hombre
injusto es aquel que siendo capaz de las mayores fechorías se gana la más intachable
reputación de bondad. Por su parte, la vida del hombre autenticamente justo suele ser la
de una persona que padece toda clase de males lo que llevará a todos a pensar que lo
mejor no es ser realmente justo sino parecerlo.
DEJARSE SORPRENDER
En Esparta se castigaba a los niños no por haber robado, sino por
haberse dejado sorprender.
ESQUILO
Esquilo (525-456 a.C.),
dramaturgo griego nacido en Eleusis, cerca de Atenas, fue el primero de los grandes
trágicos de esta ciudad. En cuanto predecesor de Sófocles y de Eurípides, es el fundador de la tragedia griega.
Combatió contra los persas en Maratón, el 490 a.C., en Salamina, el 480 a.C., y
posiblemente, en Platea, el año siguiente. Hizo al menos dos viajes, puede que tres, a
Sicilia, y allí murió, en Gela, durante su última visita. Posteriormente se erigiría
en este lugar un monumento en memoria suya.
Se ha dicho que Esquilo escribió unas noventa obras. Sus tragedias, representadas por
primera vez el 500 a.C., se ofrecían como trilogías, o grupos de tres, unidas
habitualmente por un asunto común, y cada trilogía venía seguida por un drama satírico
(una comedia vulgar en la que intervenía un héroe mitológico, con un coro de sátiros).
Se conocen los títulos de 79 de sus obras teatrales, pero sólo han sobrevivido siete. La
más antigua Las suplicantes, un drama con poca acción pero con muchas canciones
corales de gran belleza; se cree que es la primera obra de una trilogía sobre el
matrimonio de las cincuenta hijas de Dánao, que incluía las obras Los egipcios y Las
danaides. Los persas, presentada el 472 a.C., es una tragedia histórica sobre
la batalla de Salamina, y la acción tiene lugar en Persia, en la corte de la madre del
rey Jerjes I.
Los siete contra Tebas, presentada el 467 a.C., se basa en una leyenda tebana: el
conflicto entre los dos hijos de Edipo, Eteocles, y Polinices, por el trono de Tebas. Se
cree que es la tercera obra de una trilogía, y que las dos primeras son Layo y Edipo.
Prometeo encadenado, una obra de fecha incierta, retrata el castigo del rebelde
Prometeo por parte de Zeus. Probablemente sea la primera obra de una trilogía prometeica,
cuyas otras dos serían Prometeo desencadenado y Prometeo el que trae el anillo.
Las tres obras restantes, Agamenón, Las coeforas y Las euménides (Las
furias), presentadas el 458 a.C., forman la trilogía conocida como la Orestiada,
o historia de Orestes. En Agamenón, una de las más grandes obras de la literatura
dramática, el rey Agamenón regresa al hogar desde Troya y es asesinado a
traición por su infiel esposa Clitemnestra. En la segunda obra, Orestes, hijo de
Agamenón, regresa a Argos y venga la muerte de su padre asesinando a su madre y a su
amante Egisto. Este matricidio es castigado por las vengadoras divinidades, las erinias. En Las euménides, las erinias persiguen a Orestes hasta que
éste queda limpio de su sangre culpable y le declara inocente el antiguo tribunal del
Aerópago gracias a la intercesión de Atenea, diosa de la sabiduría.
Al introducir un segundo actor en la obra, Esquilo creó el diálogo dramático. También
desarrolló la representación del drama, al introducir el vestuario y los decorados. Los
argumentos de sus obras son profundos, referidos al mito, la religión y la pasión, y
encuentran expresión en un lenguaje muy poético. La Orestiada, probablemente su
obra más madura, proporciona una intensa visión de sus conceptos de justicia y piedad y
de su creencia en una voluntad divina con ayuda de la cual la humanidad puede alcanzar la
sabiduría a través del sufrimiento. {Encarta}
SACRIFICIOS A LOS DIOSES
Es importante hacer notar aquí como el desencanto de
Glaucón, en relación con la justicia, abarca tambien a la religión tradicional
ateniense. Dejando de lado el comportamiento injusto de los dioses, que Sócrates
criticará con gran dureza despues, es clara aquí la tristeza de Glaucón al señalar que
los hombres injustos no sólo pueden salir bien parados en esta vida sino, que si son
ricos, lo podrán hacer tambien en la otra al poder sobornar y comprar la voluntad de los
dioses con ofrendas y sacrificios.
ADIMANTO
Al finalizar Glaucón su exposición, Sócrates
intenta darle alguna respuesta pero no puede al interrrumpirle el hermano de Glaucón, Adimanto,
que decididamente toma la palabra con el objeto de ahondar más aún en la exposición de
su hermano. Adimanto afirma que la cuestión de la Justicia no está suficientemente
discutida y que le gustaría añadir algunas consideraciones más referentes a su
naturaleza. Para ello señala que va a examinar algunas de las teorías que alaban la
justicia y censuran la injusticia con el objeto de averiguar en que fundamentan su
postura.
Presentación
Texto1b
TESIS CONTRARIA A LA DE "ESTE"
HESIODO
Hesíodo (siglo VIII
a.C.), poeta griego que ocupa un lugar de excepción en la literatura griega, tanto por
sus preceptos morales como por su estilo coloquial.
Hesíodo nació en Ascra, Beocia (hoy
Palaioppanagia). Tras la muerte de su padre se estableció en Naupaktos. Allí pasó su
juventud, cuidando de un rebaño de ovejas y realizando las tareas propias de un
campesino. Se sabe muy poco acerca de su vida, salvo lo que el propio autor deja entrever
en su obra. Los especialistas modernos lo sitúan en el periodo homérico de la literatura
griega. Su primera obra, Los trabajos y los días, es el primer ejemplo de poesía
didáctica, destinada a instruir más que a entretener. Esta obra relata las experiencias
de Hesíodo durante su época de campesino, y está salpicada de episodios alegóricos y
fábulas. En un estilo sencillo y moralizante, Hesíodo subraya la importancia del trabajo
y la rectitud. Ofrece consejos prácticos sobre cómo vivir, al tiempo que proporciona
recetas y normas agrícolas, e incluye un calendario religioso con los días favorables y
desfavorables para ciertas tareas del campo. El tema principal de la obra es la decadencia
moral. Hesíodo relata la historia del mundo en cinco etapas, desde la edad de oro hasta
la edad del hierro, que él considera dominada por el mal.
También se atribuye a Hesíodo la autoría de la Teogonía, o nacimiento de los
dioses, un poema en el que el amplio y amorfo corpus de los mitos griegos queda
sistematizado y ampliado hasta incluir nuevas divinidades desconocidas en los poemas
homéricos. La Teogonía narra la creación del mundo a partir del caos, el
nacimiento de los dioses y sus hazañas. La última parte contiene una lista de las hijas
de Zeus, padre de los dioses, así como
de mujeres mortales. Esta lista es la introducción a un poema perdido, Catálogo de
las mujeres, que narra las hazañas de los héroes nacidos de mujeres mortales. De su
obra restante no quedan más que títulos y fragmentos, muchos de los cuales se atribuyen
por los expertos a imitadores de Hesíodo, y que hoy se conoce como la escuela hesiódica.
En este grupo se incluyen el poema didáctico Consejos de Quirón; el poema
genealógico Grandes eras; y los poemas míticos Boda de Ceix y
Descenso de Teseo a los infiernos.
HOMERO
Homero, nombre
traidicionalmente asignado al famoso autor de la Iliada y la Odisea, las dos
grandes epopeyas de la antigüedad en Grecia. Nada se sabe de su persona, y de hecho
algunos ponen en duda que estas dos epopeyas sean obra del mismo autor. Sin embargo, los
datos lingüísticos e históricos de que disponemos permiten suponer que los poemas
fueron escritos en los asentamientos griegos de la costa oeste de Asia Menor, hacia el
siglo IX a.C.
La Iliada
Las dos epopeyas narran hechos
legendarios que supuestamente ocurrieron muchos siglos antes de la época en que fueron
escritas. La Iliada se sitúa en el último año de la guerra de Troya,
que constituye el telón de fondo de su trama. Narra la historia de la cólera del héroe
griego Aquiles. Insultado por su comandante en jefe, Agamenón, el joven guerrero Aquiles se retira de la batalla, abandonando a su
suerte a sus compatriotas griegos, que sufren terribles derrotas a manos de los troyanos.
Aquiles rechaza todos los intentos de reconciliación por parte de los griegos, aunque
finalmente cede en cierto modo al permitir a su compañero Patroclo
ponerse a la cabeza de sus tropas. Patroclo muere en el combate, y Aquiles, presa de furia
y rencor, dirige su odio hacia los troyanos, a cuyo líder, Héctor (hijo
del rey Príamo), derrota en combate singular. El poema concluye
cuando Aquiles entrega el cadáver de Héctor a Príamo, para que éste lo entierre,
reconociendo así cierta afinidad con el rey troyano, puesto que ambos deben enfrentarse a
la tragedia de la muerte y el luto.
La Odisea
La Odisea narra el regreso
del héroe griego Odiseo (Ulises en la tradición latina) de la guerra de
Troya. En las escenas iniciales se relata el desorden en que ha quedado sumida la casa de
Odiseo tras su larga ausencia. Un grupo de pretendientes de su esposa Penélope está acabando con sus propiedades. A continuación, la historia se
centra en el propio héroe. El relato abarca sus diez años de viajes, en el curso de los
cuales se enfrenta a diversos peligros, como el gigante devorador de hombres, Polifemo, y a amenazas tan sutiles como la que representa la diosa Calipso, que le promete la inmortalidad si renuncia a volver a casa. La segunda
mitad del poema comienza con la llegada de Odiseo a su isla natal, Ítaca. Aquí, haciendo
gala de una sangre fría y una paciencia infinitas, pone a prueba la lealtad de sus
sirvientes, trama y lleva a efecto una sangrienta venganza contra los pretendientes de
Penélope, y se reúne de nuevo con su hijo, su esposa y su anciano padre.
MUSEO Y SU HIJO
El hijo de Museo es probablemente Eumolpo.
En lo que sigue Platón ataca especialmente las doctrinas órficas.
EL HADES
Hades, en la mitología griega, dios de los muertos. Era hijo del titán Cronos y de la titánide Rea y
hermano de Zeus y Poseidón. Cuando los tres hermanos se repartieron el universo después
de haber derrocado a su padre, Cronos, a Hades le fue concedido el mundo subterráneo.
Allí, con su reina, Perséfone, a quien había raptado en el mundo superior,
rigió el reino de los muertos. Aunque era un dios feroz y despiadado, al que no aplacaba
ni plegaria ni sacrificio, no era maligno. En la mitología romana, se le conocía
también como Plutón, señor de los ricos, porque se creía que tanto
las cosechas como los metales preciosos provenían de su reino bajo la tierra.
El mundo subterráneo suele ser llamado Hades. Estaba dividido en dos regiones: Erebo,
donde los muertos entran en cuanto mueren, y Tártaro, la región más profunda, donde se
había encerrado a los titanes. Era un lugar oscuro y funesto, habitado por formas y
sombras incorpóreas y custodiado por Cerbero, el perro de tres cabezas y cola de dragón.
Siniestros ríos separaban el mundo subterráneo del mundo superior, y el anciano barquero
Caronte conducía a las almas de los muertos a través de estas aguas.
En alguna parte, en medio de la oscuridad del mundo inferior, estaba situado el palacio de
Hades. Se representaba como un sitio de muchas puertas, oscuro y tenebroso, repleto de
espectros, situado en medio de campos sombríos y de un paisaje aterrador. En posteriores
leyendas se describe el mundo subterráneo como el lugar donde los buenos son
recompensados y los malos castigados.
BANQUETE DE LOS JUSTOS
El apelativo hósiol se destinaba a los iniciados en
las ceremonias órficas o mystai. El ejemplo típico de vida virtuosa seguida de un
delicioso paraíso era el del héroe Heracles tal como aparece en Píndaro.
Tambien en Píndaro se encuentran pasajes que describen la envidiable suerte
futura de los justos.
SEPULTADOS EN EL FANGAL
La idea del fangal es tipicamente órfica destinado a
describir los males presentes en el Hades.
Presentación
Texto1b
LA JUSTICIA PARA EL MUNDO ENTERO
Adimanto expone en voz alta lo que la mayoría de los atenienses y
del mundo entero, según él, opinan sobre la justicia: es algo bueno pero no
práctico. Ser justo no trae más que sinsabores y contrariedades. El ser injusto,
por el contrario, produce, la mayoría de las veces, bienes y una vida agradable. Si se
condena como algo vergonzoso es unicamente porque así lo han establecido las convenciones
y el nomos de la ciudad. Es curisoso ver como Adimanto repite aquí la tesis de la 2ª
sofística, según la cual, la fhysis y el nomos son algo encontrado y
contradictorio.
Presentación
Texto2b
LA JUSTICIA PARA LOS DIOSES
De nuevo la idea de la justicia religiosa vuelve a estar presente en el
discurso de Adimanto. Es evidente que para los atenienses el comportamiento de los dioses
servía de modelo y fundamentación teórica en relación con cualquier cuestión
importante a debatir. Pues bien, Adimando, igual que antes lo había hecho su hermano
Glaucón, refiere de nuevo la relación de los dioses con la justicia: ¿cómo es posible
que envíen gran número de calamidades a hombres justos y vida feliz y relajada para los
injustos? ¿cómo es posible que hombres ricos e injustos puedan sobornar con sacrificios
a los dioses perdonándeseles así toda falta cometida por más horrososa que ella
fuere?. Es evidente que Adimanto clama por llevar a cabo algo a lo que parece que
Sócrates dedicó gran parte de su vida: intentar analizar critica y racionalmente la
naturaleza de la religión griega. Es muy posible que una de las causas de la muerte del
maestro haya que situarla en las conclusiones a las que Sócrates llegó en su análisis
de la naturaleza de la religión tradicional griega.
ADIVINOS Y CHARLATANES
Aunque muchas veces se hace referencia al orfismo presente en el
pensamiento de Platón, es evidente que aquí desprecia todo lo que suene a ritual
mántico y de adivino. Con gran claridad Platón ataca en este pasaje tanto a los pseudosacerdotes
órficos como a los ritos que practicaban.
LA JUSTICIA Y LOS POETAS
Es evidente que para los atenienses lo dicho por los poetas tradicionales
servía -como sucedía con los dioses, tambien creación poética- tambien de modelo a
seguir en los asuntos importantes de la existencia. Pues bien, con los
poetas nos encontramos con juicios absolutamente contradictorios a la hora de hablar de la
justicia. Así, por ejemplo, se afirma, por un lado, que es algo bueno, pero, por otro,
que es algo penoso. Suelen afirmar tambien que generalmente resulta más ventajoso lo
injusto que lo justo.
ORFEO Y MUSEO
Museo era hijo de la Luna según Filócoro. Por su
parte, Orfeo, en la mitología griega, poeta y músico, era hijo de la musa Calíope y de
Apolo, dios de la música, o de Eagro, rey de Tracia. Recibió la lira de Apolo y llegó a
ser un músico tan excelente que no tuvo rival entre los mortales. Cuando Orfeo tocaba y
cantaba, conmovía a todas las cosas, tanto animadas como inanimadas. Su música encantaba
a los árboles y las rocas, amansaba las fieras y hasta los ríos cambiaban su curso para
seguirlo.
Orfeo es más conocido por su desafortunado matrimonio con la adorable ninfa Eurídice. Poco después de la boda, la novia sufrió la picadura de una víbora y
murió. Abrumado por el dolor, Orfeo decidió ir al mundo subterráneo para buscarla y
llevarla otra vez al mundo de los vivos, algo que nadie había hecho hasta entonces. Hades, el soberano del reino subterráneo, quedó tan conmovido por su música
que le devolvió a Eurídice, con la condición de que él no volviera la cabeza hacia
atrás mientras regresaban al mundo de los vivos. Orfeo no pudo dominar su ansiedad, y
cuando alcanzó la luz del día giró la cabeza, por lo que Eurídice se desvaneció.
Desesperado, Orfeo renunció a la compañía humana y vagó por el desierto, tocando su
música para las rocas, los árboles y los ríos. Finalmente, un violento grupo de mujeres
tracias, seguidoras del dios Dioniso, se encontraron con el delicado músico y lo mataron.
Cuando ellas arrojaron su cabeza cortada al río Hebro, ésta continuó llamando a
Eurídice y llegó finalmente a la costa de Lesbos, donde las musas lo sepultaron.
Después de su muerte, la lira de Orfeo se transformó en la constelación Lira.
RITOS MÍSTICOS ÓRFICOS
Los ritos órficos prometían al hombre injusto una limpieza y
purificación total de su alma si realizaba ciertos ritos litúrgicos. El Orfismo se creía fundado en los escritos
del legendario poeta y músico Orfeo. Pasajes poéticos fragmentarios, que incluían
inscripciones en tablillas de oro encontradas en las sepulturas de los adeptos órficos
desde el siglo VI a.C., indican que el orfismo se basaba en una cosmogonía centrada en el
mito del dios Dioniso Zagreo, el hijo de las divinidades Zeus y Perséfone.
Furioso porque Zeus deseaba hacer a su hijo soberano del universo, los celosos titanes desmembraron y devoraron al joven dios. Atenea, diosa de la sabiduría,
fue capaz de recuperar su corazón, que llevó a Zeus, quien se lo comió y dio nacimiento
a un nuevo Dioniso. Zeus castigó después a los titanes
destruyéndolos con su rayo y, de sus cenizas, creó la raza humana. Como consecuencia de
ello, los seres humanos tienen una naturaleza dual: el cuerpo terrestre era la
herencia de los titanes nacidos de la tierra; mientras que el alma derivaba de la
divinidad de Dioniso, cuyos restos se mezclaron con los de los titanes.
Según los principios del orfismo, los seres humanos se esfuerzan por librarse del
elemento titánico, o representación del mal, propio de su naturaleza, y buscarían
preservar lo dionisíaco, o divino, naturaleza de su ser. El triunfo del elemento
dionisíaco se puede conseguir siguiendo los ritos órficos de purificación y ascetismo.
Si han sido injustos, serán castigados, aunque, como refiere Adimanto, sobre
todo los ricos, podrían tener acceso a los ritos más secretos de la secta (se supone que
pagando) y lograr así que, después de su muerte, sus almas se liberaran completamente de
los elementos titánicos y se reunieran con la divinidad.
EFECTOS DEL MODELO
Adimanto se pregunta que clase de efecto
pueden producir todas opiniones descritas de los poetas, sobre la justicia, en
las almas de los jovenes que las escuchan. De nuevo Platón hace referencia a la
importancia de los modelos ideales, en este caso reflejados en las opiniones de
los poetas tradicionales acerca de Justicia, como guiadores de conducta.
PINDARO
Píndaro (518-438
a.C.), poeta griego, generalmente considerado como el mayor poeta lírico de la literatura
griega.Píndaro nació en el año 518 a.C., en Cinoscefalae, cerca de Tebas, en el seno de una familia aristocrática conocida como los ageidas. Sus
amplios conocimientos geográficos, su tono aristocrático y su espíritu panhelénico
pueden atribuirse, al menos en parte, a la influencia de su familia en toda Grecia.Al
parecer estudió con la poetisa de Boecia, Corinna, y fue derrotado por ella en un
concurso poético. Corinna le aconsejó entonces "sembrar con la mano, y no con todo
el saco", en alusión al uso excesivo del ornamento mitológico en la obra temprana
de Píndaro. En años posteriores, Píndaro viajó por todo el mundo griego, y su fama
nacional le hizo merecedor de numerosos encargos. Pasó dos años en Sicilia, invitado por
Hierón I, rey de Siracusa, y compuso epinicios
(extravagantes cantos de alabanza) para Hierón y otros reyes, así como para las más
nobles familias griegas.Ningún otro poeta griego supo expresar como él la unidad
espiritual preservada por la religión y la lengua común, y por la tradición recuperada
de los juegos olímpicos panhelénicos. Tan grande fue la fama de Píndaro que cuando Alejandro Magno saqueó Tebas, en el año 335 a.C., dejó intacta su casa.
Píndaro representa la culminación de la lírica coral griega, compuesta para ser
cantada, con acompañamiento musical, por coros de jóvenes, en oposición a la lírica
personal, cantada o recitada por una sola voz. Píndaro compuso para los dioses himnos,
ditirambos, odas, canciones, cantos fúnebres y elogios, pero de toda esta producción no
quedan más que unos cuantos fragmentos. Su obra conocida abarca al parecer sólo una
cuarta parte del total de su producción, y está formada por cuarenta y cuatro epinicios
u odas triunfales en honor de los vencedores de los cuatro grandes juegos nacionales:
olímpicos, pitios, itsmios y nemeos. Su estructura es bastante compleja y contienen una
importante carga moral, así como un profundo sentido religioso, que siempre fue uno de
los rasgos más notables de la lírica coral griega.
El procedimiento habitual de Píndaro para alabar a los vencedores de los juegos
consistía en insertar en la parte central del poema un mito que expresaba el estado de
ánimo general en esa ocasión o relacionaba al héroe victorioso con el pasado mítico.
En Píndaro se observa un tratamiento de los mitos griegos distinto al de los poetas
épicos y más próximo al de la tragedia atica. Del mismo modo, introduce en sus odas
numerosas reflexiones de carácter religioso y moral, y proclama la inmortalidad del alma
y la existencia del juicio futuro.
Presentación
Texto3b
APARIENCIA DE JUSTICIA
Adimanto resalta con amargura que, siguiendo los consejos
de los poetas, lo mejor parece ser el llevar una vida auténticamente injusta, aúnque
bajo la apariencia de justicia y con la compañía de la astuta zorra de
Arquíloco. Se conservan fragmentos de fábulas de Arquíloco en que aparece la zorra
como símbolo de la astucia: astutam uapido seruas in Pectóre, uolpem.
Presentación
Texto3b
ARQUILOCO
Arquiloco (710-676
a.C.), poeta griego, cuyas maliciosas e implacables sátiras fueron el azote de sus
enemigos. Considerado el primer poeta lírico griego, también se piensa que fue el
creador del ritmo poético yámbico. Fue autor de elegías y epigramas, utilizando tanto
ritmos yámbicos como trocaicos, aunque Aristóteles los llamara a todos yambos. Sólo han
sobrevivido fragmentos de sus composiciones.
Presentación
Texto3b
ASOCIACIONES
Adimanto se refiere a quí a las synomosíai y hetairai algo
común en Atenas. Platón aboga por su absoluta eliminación.
Presentación
Texto3b
MAESTROS DE ELOCUENCIA
Clara referencia a los sofistas y a los creadores
de discursos de defensa al modo de Lisias. No se debe olvidar que el sofista Gorgias, en
el diálogo de Platón que lleva el mismo nombre, se presenta como maestro de la
elocuencia retórica. Ahora Adimanto saca a colación este tipo de elocuencia
como fundamento de la injusticia ya que, según señala, muchos hacían uso de
tal arte, que Gorgias se ofrecía a enseñar (cobrando), para evitar el castigo por sus
injusticias. Esta práctica, según parece, llegó a ser bastante común en Atenas.
Presentación
Texto3b
LOS DIOSES NO EXISTEN
En Las Leyes presenta Platón tres grupos de
impíos: unos no creen en la existencia de los dioses (o dudan de ella; cf. Protágoras (
«respecto a los dioses no sé decir ni si existen ni si no»); otros creen que existen,
pero que no se preocupan de los hombres, y otros piensan que a los dioses se les puede
comprar con sacrificios y oraciones. A los tres grupos los refuta. Aquí le toca el
turno a los pertenecientes al tercer grupo.
Presentación
Texto3b
DIVINIDADES LIBERADORAS
La argumentación usada por Adimanto en este caso es de una
gran finura. No olvidar que está analizando la cuestión del valor en sí de la justicia.
Pues bien, ¿qué sentido tiene ser justo y llevar una vida llena de sinsabores si el que
es injusto puede seducir a los dioses mediante ofrendas y sacrificios? En este contexto,
lo que correcto parece que es obrar mal, sacar toda la ventaja posible de nuestras
acciones injustas y despues sacrificar a los dioses para que nos liberen de nuestro
castigo. Es cierto, señala muy finamente Adimanto, que si fuésemos justos no tendríamos
nada que temer de los dioses ni tendríamos necesidad de estar realizando ritos y
ofrendas. Ahora bien, el problema es que de esa forma estaríamos renunciando a las
ganancias que puede traer consigo el logran todo tipo de provecho siendo injusto.Incluso
en el Hades, despues de haber llevado una vida injusta, sería posible sobornar a las
divinidades liberadoras como se describe la teología órfica al hablar
divinidades de este carácter, como Hécate, Deméter, Dioniso Lysios o Lyseús y
Zeus Meilíchios.
Presentación
Texto3b
HIJOS DE LOS DIOSES
Se refiere a Museo y Orfeo divininades liberadoras
en los ritos órficos.
Presentación
Texto3b
ENCOMIO DE LA JUSTICIA
Ahora Adimanto se dirige directamente a Sócrates
y le pide que, en contestanción a todas sus dudas, no se limite a demostrar que la justicia
es mejor que la injusticia, a partir de los honores o recompensas que produce en el
hombre justo.
Presentación
Texto4b
VIRTUD INTERIOR
Es evidente que Platón, a través de Adimanto, quiere
analizar la Justicia en su naturaleza de virtud interior. Esta
concepción de la virtud (areté) como algo interno, que ya inicia Sócrates,
representa una ruptura con la mentalidad tradicional agonal griega para la cual,
desde los tiempos de Homero, el hombre excelente (aristoi) es aquel que lograba
ser el primero en todo, el que consiguía honores, fama y destacar externamente por encima
de los demás. Sócrates y Platón, al situar el ambito de la virtud en lo interno,
intentan invertir el proceso de tales valores.
OIR A SÓCRATES
Adimanto finaliza su exposición y sus dudas acerca de lo
que considera que es la naturaleza de la justicia y de la injusticia y manifiesta su deseo
de oir como Sócrates demuestra, no que la justicia es mejor que la injusticia, sino los efectos
internos, en virtud de los cuales, la una es un bien y la otra un mal.
VENTAJOSA POR SÍ MISMA
Adimanto le pide a Sócrates que si alaba la justicia lo
haga en relación a lo que resulte ser ventajosa por sí misma al margen de
remuneraciones y castigos, es decir, de características de tipo externo. Sócrates debe
demostrar que la Justicia es un valor en sí mismo y, para ello, se verá
obligado a demostrar, por un lado, que lo interno es más ventajoso que lo externo, y, por
otro, que la justicia es un valor interno del alma que hace que quien lo
posea lleve una vida equilibrada y, por el contrario, en quien no la posea domine
el desiquilibrio y el descontrol.
HEREDEROS
Platón parece considerar como herederos de Trasímaco
a Glaucón y Adimanto, que van a continuar la discusión abandonada por aquél, del
mismo modo que Polemarco (331 d) había «heredado» a Céfalo.
Otros suponen que Platón se refiere sencillamente a su padre Aristón, en cuyo
caso habría que traducir «hijos de aquel hombre».
Presentación
Texto1c
AMANTE DE GLAUCÓN Y PRIMO CARNAL DE PLATÓN
El amante de Glaucón puede su Critias, el famoso cabecilla
oligárquico de los Treinta Tiranos cuyo nombre figura como título de un
diálogo. Critias fue autor de tragedias como Radamantis, Sísifo, Tenes y
otras y poesías. A su vez, Critias, era hijo de un hermano de Perictione, madre de
Platón, por lo que éste resultaba ser primo carnal del que acabaría siendo un
cruel oligarca.
Presentación
Texto1c
ARISTÓN
Aristón había nacido en el demo ático de Colito. De su matrimonio con Perictione
nacieron Adimanto (personaje de este diálogo, del Parménides, y
citado tambien en Apol. 33; su nieto acabaría siendo el heredero de
Platón), nuestro filósofo (Platón) (que se cita a sí mismo en Apol
34 a y Phaed. 59 b), Glaucón (otro personaje en esta discusión y la
de Parménides) y Potone, madre de Espeusipo, escolarca a la
muerte del maestro. Desaparecido Aristón, Perictíone casó con
Pirilampes, hijo de Antifonte, y fue madre con él de un hermanastro de Platón, otro Antifonte
que figura en Parménides.
Presentación
Texto1c
BATALLA DE MEGARA
En cuanto a la batalla de Mégara, es probable que se trate
del encuentro contra los de aquel país que se produjo el 409. En ella pudo participar
tambien Platón con sus hermanos, así como igualmente contribuir a la victoria, obtenida
no lejos de su futura Academia, el 407. Por otro lado, señala que estamos ante un nuevo
anacronismo de los muchos que aparecen a lo largo de la República.
Presentación
Texto1c
ALGO NO ADMITIDO ANTERIORMENTE
Sócrates recuerda aquí como Glaucón y Adimanto no
habían admitido la argumentación que Sócrates había usado para rebatir a Trasímaco,
es decir, que era mejor la justicia que la injusticia por las ventajas que ello reportaba.
Ahora no se trataría de demostrar si es mejor la justicia que la injusticia sino de
probar que es un valor interno que vale por sí independientemente de las ventajas o
desventajas que reporte.
Presentación
Texto1c
METODO DE INVESTIGACIÓN
Sócrates acepta el reto (empresa de no poca
monta)planteado por Adimanto de intentar probar el valor intrínseco de
la justicia. Pero para ello afirma que es necesario seguir un METODO que partiendo de lo general nos permita despues poder ver tambien lo particular.
Compara lo que quiere decir con aquellos que no teniendo muy buena vista reciben la orden
de leer desde lejos unas letras pequeñas cuando se dan cuenta que esas mismas letrar
están reproducidas en otro lugar pero en un tamaño mucho mayor. Pues bien, lo mismo
puede suceder en el estudio de la naturaleza de la justicia.
Presentación
Texto1c
SEMEJANZAS PARA LA INVESTIGACIÓN
A la cuestión planteada por Adimanto acerca de la
semejanza que Sócrates advierte entre el ejemplo puesto anteriormente y la investigación
sobre la naturaleza de la justicia, Sócrates, le contesta señalando que cuando hablamos
de justicia unas veces la aplicamos en el ámbito individual humano, como cuando
decimos que X es justo, y otras en el ámbito de la sociedad, como cuando
hablamos de una ciudad o Estado justos. Pues bien, lo que parece evidente es que la Ciudad
y el Estado son mayores que el individuo de ahí que pueda ser que resulte más fácil
llegar a conocer la esencia de la justicia si comenzamos por lo más grande, es
decir, la justicia tal como se nos muestra en la ciudad-estado. Por eso plantea
Sócrates lo siguiente: examinar ante todo la naturaleza de la justicia en las
ciudades y después pasar a estudiarla tambien en los distintos individuos.
Presentación
Texto1c
SOBRE EL NACIMIENTO DE LA CIUDAD
Como puede verse claramente en el texto, Platón, situa la causa del
nacimiento de la Polis en el ámbito de las necesidades
humanas: dado que ningún individuo aislado se basta por sí mismo para sobrevivir, de
ahí que, para cubrir esta carencia para satisfacer sus necesidades, decida que es mejor
vivir en grupo con otros hombres.
Presentación
Texto1d
CRITICA A TEORÍA DE LAS NECESIDADES
Conviene señalar que, ya en tiempos de Platón, existían
teorías distintas a las defendidas por él para explicar el origen de la sociedad. Por
ejemplo, Aristóteles en Pol. 1291 a 10 y sigs. critica a Platón
afirmando que la sociedad no se formó con vistas a lo necesario, sino a lo bueno u
honesto.
Presentación
Texto1d
ESPECIALIZACIÓN EN UN SOLO OFICIO
Es esta una idea básica en la filosofía política de
Platón. Para muchos un punto cardinal en el diálogo entero. La idea platónica de la
especialización y dominio en un oficio le llevará en la República a postular la
necesidad de que sean unicamente los regentes-filósofos (especialistas en
sabiduría) los destinados a gobernar en su República ideal. Tambien afirmará
que, para que tal República funcione equilibrada y de modo justo, cada miembro
de la Polis debería dedicarse unicamente a la tarea para la que su
naturaleza le ha destinado.
Presentación
Texto1d
IMPORTACIONES Y COMERCIO
Despues de analizar las causas que explican la génesis de
la ciudad, Sócrates, describe su evolución. Señala que, en principio, lo que
persigue el ciudadano es cubrir sus necesidades básicas de alimento, abrigo y vestido.
Posteriormente irá surgiendo una especialización en los oficios y, con ello, la
aparición de labradores,albañiles, tejedores....Sobre esta base la ciudad seguirá
creciendo haciendo su aparición la importación y exportación de productos.
Ello permitirá la aparición del comercio y el mercado con el implicto
intercambio de productos y surgimiento del dinero. Surgen tambien los asalariados
que reciben dinero a cambio del empleo de su fuerza de trabajo. De todas formas, como se
verá más adelante, el ideal de la Polis platónica se acerca más una ciudad de
subsistencia que a una industrializada y comercial.
Presentación
Texto1d
HALLAR LA JUSTICIA EN LA POLIS
Sócrates se plantea ahora hallar, en el tipo de ciudad
descrita más arriba, la justicia y la injusticia. Adimanto adelanta la
hipótesis de que deben hallarse en las mutuas relaciones establecidas entre los
elementos o estamentos de tal ciudad. Sócrates afirma que es posible que así sea pero
que antes sería necesario examinar como viven los ciudadanos en tal ciudad.
Presentación
Texto1e
LA VIDA EN LA CIUDAD
Sócrates realiza una descripción desenfadada del modo
de vida de los ciudadanos de la ciudad recien descubierta. Es evidente que en la
descripción de la misma predomina una economía de subsistencia. Platón piensa,
como veremos más adelante, que una ciudad en donde prime el comercio, el dinero y el lujo
está más expuesta a los males de la injusticia.
SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE
Platón no estaría de acuerdo con la afirmación de que no
sólo de pan vive el hombre. En esta primera ciudad, éste debería de ser el
alimento primario y casi único: se alimentarán de harina de cebada y trigo...
añadirán a su alimentación básica higos, guisantes y bellotas. Cómo puede verse,
Platón, era partidario de una dieta estrictamente vegetariana.
Sabemos que los griegos cocían en panes la harina de trigo, pero éste era un manjar de
lujo; el pueblo se contentaba con harina de cebada amasada que se ablandaba con agua antes
de comerla. Nótese que los habitantes de esta primera ciudad son vegetarianos y no
emplean ganado más que para labranza, transporte y confección de vestidos y calzados.
CONTROL DE LA PROCREACIÓN
Platón -y no solamente en este texto- se muestra partidario del control
de los nacimientos. Más adelante será incluso partidario de la astucia y del
engaño para lograr que se mezclen entre sí las mujeres guerreras y los hombres
guerreros escogidos. En este texto, manifiesta la necesidad de controlar los
nacimientos con el objeto de que éstos no superen los recursos (¿Malthus?) de
su ciudad pequeña y primaria.
EL COMPANAGE
El companage a que se refiere Glaucón es la carne
o el pescado; pero Sócrates interpreta la palabra en sentido más amplio e incluye en
ella todo aquello que puede comerse con pan. La palabra «banquete», que usa
Glaucón, tiene un caracter evidentemente irónico.
VIDA SIMILAR PARA DESCENDIENTES
En la exposición que Platón hace de esta primera ciudad
se ha interpretado el esbozo del Estado ideal que proponía Antístenes;
pero no parece que sea éste el caso. Platón ha trazado aquí un boceto de ciudad
primitiva en que dominan los deseos necesarios.
CIUDAD DE CERDOS
Glaucón, tipo característico de lo thymoidés (es
valiente e impetuoso, aficionado a la música, amante de los perros y aves de raza,
noblemente ambicioso) protesta contra el tipo de Polis que Platón está
describiendo y plantea nuevas aspiraciones propias del elemento ambicioso y fogoso de su
alma. Sócrates recogerá el guante para hacerle ver que entonces desembocamos en una ciudad
de lujo que se infecta y se llena de humores. Es preciso purgarla y
desinfectarla ( ver 399 e) para poder llegar, en cuanto a los guardianes,
a lo que suele llamarse «segunda ciudad» de Platón (II 382e-IV) y, en cuanto a los gobernantes,
a la ciudad selecta de los libros V-VII.
CIUDAD DE LUJO
Las protesta de Glaucón en contra de un tipo de
ciudad que considera como demasiado básica, pobre y miserable, le lleva a Sócrates a
señalar que entonces tendrían que someter a análisis no el origen de una ciudad a secas
sino de una ciudad en donde reine el lujo y la riqueza. Sócrates no se niega a
realizar un análisi sobre este tipo de ciudad pues puede ser revelador a la hora de
averiguar cosas sobre la naturaleza de la justicia y la injusticia.
Presentación
Texto2e
CIUDAD SANA
A pesar de no negarse a estudiar lo que denomina como una
ciudad de lujo, Sócrates, señala que la verdadera ciudad (la autenticamente sana)
es la que acaba de describir anteriormente, es decir, aquella que se contenta con
satisfacer las necesidades básicas de sus ciudadanos.
Presentación
Texto2e
CIUDAD INFECTADA
Según Sócrates, las ciudades en donde reina el lujo y las
riqueza son ciudades que ya han sido contaminadas por una infección. Tales
ciudades surgen cuando ya los hombres no se contentan con tener cubiertas sus necesidades
primarias sino que aspiran a más. Comienzan a hacer aparición en la ciudad oro, marfil y
todos los materiales semejantes.
Presentación
Texto2e
CORTESANAS
Ha chocado a muchos autores que las cortesanas
figuren entre los sahumerios y las golosinas; pero hay paralelos en los cómicos
Aristófanes y Anfis. Esto se explica porque las muchachas alegres, frecuentemente
flautistas, eran presentadas a los comensales junto con los postres, a la hora de la
bebida sobre el severo ceremonial de los simposios, reuniones íntimas y estrictamente
masculinas, véanse los Banquetes de Platón y Jenofonte, las Cuestiones
simposíacas y el Simposio de los siete sabios de Plutarco y muchos pasajes de otros
autores, entre los que debió de descollar la descripción de un famoso banquete hecha por
el trágico Ión, que desgraciadamente sólo se nos ha transmitido de modo parcial en un
lugar de Plutarco (Vita Cim. I-VI,). Otras amenidades de la hora de los postres
eran los titiriteros, los mimos, la resolución de enigmas o, como en el Banquete
platónico, el tratamiento sucesivo de un tema a cargo de los comensales.
Presentación
Texto2e
AGRANDAR LA CIUDAD
Una ciudad de lujo se verá obligará a agrandarse
más y más en extensión pues muchos (sobre todo los ricos) querrán tener viviendas mas
ostentosas. Harán tambien aparición nuevos habitantes
(rapsodos,actores,danzantes,frabicantes de bisutería femenina....) que ya no estarán
allí para desempeñar algún oficio de los básicos Tambien cambiarán los hábitos
culinarios lo que obligará a importar grandes cantidades de animales. Pero ello
tambien aumentará el número de enfermedades (no olvidar que el regimen dietético que
Sócrates describe en la ciudad sana es claramente vegetariana) y, consiguientemente, el
de los médicos.
Presentación
Texto2e
CAZADORES DE TODAS CLASES
En la clase de los cazadores habría que incluir, por
tanto, a los pescadores.
Presentación
Texto2e
POBLACIÓN GRANDE Y PAÍS PEQUEÑO
El aumento de la población en una ciudad de lujo
hará que el país resulte pequeño para sustentar y dar acogida a sus habitantes lo que
llevará a la ciudad a intentar recortar el territorio vecino invadiendo, si es necesario,
sus tierras. Todo ello llevará a la ciudad a tener que guerrear por la necesidad de
nuevos territorios.
Presentación
Texto2e
EL ORIGEN DE LA GUERRA
Al llegar a este punto, Sócrates, afirma que, aunque, de
momento, no parecen haber avanzado mucho en el análisis de la naturaleza de la
Justicia y de la Injusticia, el estudio de la ciudad, denominada de lujo, le ha
llevado a descubrir (al margen de si produce bienes o males) el origen de la
guerra-
Presentación
Texto2e
EJERCITO PARA UNA CIUDAD DE LUJO
Es evidente que, según Sócrates, la
aparición del ejercito está intimamente unidad al afán y necesidad de expansionismo que
acompañan a la existencia de lo que ha denominado como una ciudad de lujo. Este
tipo de ciudad hace necesaria la existencia de un ejercito capaz de salir a
campaña para combatir contra los enemigos y contribuir tanto a la defensa de la ciudad
como a su expansionismo.
Presentación
Texto1f
EJERCITO PROFESIONAL
Hemos visto como Sócrates y sus interlocutores
habían convenido anteriormente (
LOS GUARDIANES GUERREROS
Es la primera vez que aparece la palabra técnica guardianes
o guerreros.
COMO LOS PERROS DE RAZA
Formaba parte de la tradición griega, como puede verse,
por ejemplo, en Píndaro, el comparar la excelencia y virtudes (sabiduría
instintiva) de la nobleza con el pedegree de los animales de raza.
FOGOSIDAD
Primera aparición de thymoeidés y el sustantivo
correspondiente thymós; difícil escollo en que tropiezan todos los traductores.
Los ingleses salen del paso bastante bien traduciendo por «spirit» y «spirited» o
«high-spirited», pero en los demás idiomas es imposible dar una versión enteramente
satisfactoria. «Pasión», «fogosidad», «cólera» o «nervio» no dan más que una
idea aproximada de este concepto típicamente platónico. La palabra procedía del
círculo socrático (Jenof. Mem. IV 1, 3). En este contexto, Heráclito, afirmaba
que «es difícil luchar contra el thymós, pues, lo que desea, se lo compra a
costa del alma»).
CUALIDADES OPUESTAS
A partir de ahora, y con el objetivo de percibir más
claramente las caracteristicas definitorias del oficio de los guardines, Sócrates
describe las cualidades que éstos deberían poseer: ser valientes, listos y
veloces como los auténticos animales de raza. Pero tambien deben ser fogosos e intrepidos
como esos animales. Tambien deben ser amables con sus ciudadanos aunque fieros
ante el enemigo. Ahora bien, Sócrates y Glaucón se dan cuenta que esta última
característica implica la existencia de un tipo de individuo en donde existen dos
cualidades opuestas y contradictorias entre sí: apacibilidad y fogosidad.
Al mismo tiempo, son conscientes de que no es posible que se dé un buen guardián si no
se dan juntas estas dos cualidades.
PERPLEJIDAD SOCRÁTICA
La existencia de cualidades opuestas (amabilidad-fiereza)
en una misma realidad produce gran perplejidad en Sócrates ya que parece imposible que
existan juntas en un mismo individuo. Ahora bien, si no existen juntas en un mismo sujeto,
entonces parece tambien imposible que pueda existir el ideal del buen guardián.
Sócrates confiesa encontrarse en un atolladero y totalmente perplejo ante la
conclusión a la que parecen haber llegado en su análisis de las cualidades de
los guardianes.
CONCILIACIÓN DE CONTRARIOS
Es curioso que sea el ámbito de la experiencia quien ayuda
salir a Sócrates de su perplejidad. Es un dato de experiencia, afirma Sócrates, que
existen ciertas características, por ejemplo, en los perros de raza que les
hacen ser animales mansos para con los de su familia y los que conocen, aunque
con los de fuera son fieros y salvajes. Luego es posible, finaliza
diciendo Sócrates, la existencia de contrarios en un mismo carácter con lo que no
perseguimos nada antinatural al querer encontrar nosotros un guardián así.
FILOSOFO POR NATURALEZA
Sócrates afirma que los guardinanes, además
de fogosos y amables, deberían ser tambien filósofos. Como se verá, más
adelante, Sócrates concibe aquí la filósofía y el al filósofo en su
sentido etimológico,es decir, como aquel que es «amante (fhilós) del conocimiento
(sophía)».
Presentación
Texto1g
RASGO FILOSOFICO EN LOS ANIMALES
Adimanto muestra su extrañeza ante la afirmación de
Sócrates acerca de que un militar deba de ser tambien filósofo. En su
respuesta, Sócrates, fundamenta lo que quiere decir acudiendo de nuevo al ejemplo de los
perros de raza, los cuales, además de amables y fieros, son capaces de hacer fiestas
a aquellos a quienes simplemente conocen aunque jamás les hayan hecho ningún bien,
demostrando poser tambien como cualidad innata un fino rasgo natural de carácter
filósofico, ya que lo que define realmente a éste es el de ser un amante del
conocimiento. Y es que los auténticos perros de raza, para distinguir la figura del
amigo y la del enemigo, no se basan en nada más sino en que la una la conocen y a la otra
no. Pues bien, según Sócrates el auténtico guardián para poder mostrarse amable y
apacible con sus familiares y conocidos es preciso que sea tambien filósofo poseyendo un
ávido deseo de conocer.
Presentación
Texto1g
DESEO DE SABER Y FILOSOFÍA
Vemos de nuevo como Sócrates, en este caso, define la filosofía
desde el punto de vista etimológico al identificarla con el amor al saber.
Presentación
Texto1g
EL CARGO DE GUARDIÁN
En definitiva, según Sócrates, las cualidades del
auténtico cargo del guardián deberían de ser la siguientes: fiero, amable pero
tambien filósofo.
Presentación
Texto1g
EDUCACIÓN DE LOS GUARDIANES
El tema de la educación (paideia) es
fundamental tanto en la República como en el pensamiento de Platón. Puede afirmarse que
la Republica ideal de Platón se sustenta en la necesidad de la correcta
educación que deberían recibir tanto los Guardianes como los Regentes-filósofos.
A esta altura de la República, Sócrates, pasa a analizar el método,
que debería seguirse en la crianza y la educación de los guardianes.
Presentación
Texto1h
ULTIMO OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN
Como, a primera vista, puede parecer que Sócrates
(al tratar de la educación de los guardianes) se ha alejado sensiblemente del objeto
central de su investigación (esencia de la justicia y de la injusticia en la
ciudad) aprovecha para señalar que tanto lo dicho anteriormente como lo que va a
establecer ahora, en relación con la educación de los guardianes, tienen como
meta, precisamente, ayudar a esclarecer el último objeto de la investigación,
es decir, la esencia de la justicia y de la injusticia.
IMPORTANCIA DE LA GIMNASIA
Sócrates describe ahora, los elementos
que deberían estar presentes en la educación de los guardianes. Destaca la
importancia que Platón da a la gimnasia para la educación corporal de los guardianes.
Es conocido que el mismo Platón era
un consumado atleta del que se cuenta que llegó a obtener victorias en las pruebas
infantiles de los juegos Istmicos. Corre igualmente la leyenda de que, siendo su verdadero
nombre Arístocles, como el de su abuelo paterno, el sobrenombre de Platón,
alusivo a su vigorosa contextura, le había sido asignado por su profesor de gimnasia
debido a sus anchas espaldas.
IMPORTANCIA DE LA MUSICA
Sócrates describe ahora, los elementos
que deberían estar presentes en la educación de los guardianes. Habla de la
necesidad de la música para el cuidado del alma. Adimanto le pregunta
si la educación musical debería ir acompañada de narraciones o no. Sócrates establece
una diferencia entre las narraciones verídicas y las narraciones ficticias
o fabulosas.
MOLDEAR EL ALMA DE LOS JOVENES
De nuevo se nos muestra aquí la importancia que Platón
daba a la educación como moldeadora del alma de los niños y de los jovenes
atenienses. Tambien es importante destacar la importancia que Platón daba al modelo
ejemplar que se presentaba como ideal a seguir por los jovenes. En este
contexto, Platón considera, en esta parte de la Republica, muy
negativamente los relatos ficticios o mitológicas presentes en la
educación que los jovenes recibían. Por ello propone excluir (algunos autores
presentan aquí a Platón como un inquisidor) de la educación de los niños todas
aquellas descripciones mitológicas que presenten a los dioses como vengativos o
injustos. Pero, para ello, había que mutilar la mayoría de los pasajes presentes en
la mitología de Homero y Hesíodo.
MASAJES CON LAS MANOS
Las madres y nodrizas trataban a los recién nacidos por
medio de masajes.
LOS MITOS MAYORES
Los mitos mayores que Platón critica son los presentes en
Homero y Hesíodo. Ya Pitágoras, Jenófanes y Heráclito habían precedido a Platón
en su condena de esta clase de poesía. Jenófanes, sobre todo, acusa a los
poetas de representar a los dioses con rasgos humanos y de atribuirles las pasiones de los
hombres.Pero el ataque que Platón realiza aquí en contra de los dioses olímpicos fué
quizá el más grave golpe que recibió el paganismo antes de la era cristiana.
FALSA IMAGEN DE LOS DIOSES
Platón se rebela en contra de la falsa imagen de los
dioses que nos trasmiten los mitos e intenta por todos los medios el invertir lo que él
considera una gran falsedad. Con Platón, como más adelante se ve con gran claridad,
comienza a eliminarse en los dioses lo que él consideraba como aspectos negativos -
crueldad, venganza, pasión, odio - y a considerar unicamente los que representan la
bondad, el amor y la entrega a los demás. En este sentido, Platón, representa un paso
más en la idealización de los dioses pues -aún estando idealizados ya en Homero y en
Hesíodo- en éstos, los dioses, presentaban muchos rasgos humanos. Con Platón, los
dioses se separan aún más del hombre y se convierten en un ideal. Ese ideal es tambien
módelo a seguir.
URANO
Urano, en la mitología griega, es el dios de los cielos, casado con Gaya, la diosa
de la tierra. Urano era el padre de los titanes, los cíclopes y de los gigantes de
cien manos. Los titanes, guiados por su soberano, Cronos,
destronaron y mutilaron a Urano, y de la sangre que cayó sobre la tierra surgieron las
tres Erinias o Furias, quienes vengan los crímenes de parricidio y perjurio.
Aunque Urano debe de haber sido venerado como dios por los primeros habitantes de Grecia,
nunca fue objeto de culto entre los griegos del periodo histórico.
CRONO
Cronos, en la mitología griega, gobernador del universo durante la edad de oro. Era uno de los doce titanes y el hijo menor de Urano y de Gea, las personificaciones del cielo y de
la tierra. Sus primeros hijos fueron los tres Hecatonquiros, los monstruos de cien manos y
cincuenta cabezas a quienes Urano había apresado en un lugar secreto. Gea trató de
rescatarlos y pidió ayuda a sus otros hijos, incluidos los cíclopes.
Sólo Cronos aceptó el desafío. Atacó a Urano y lo hirió gravemente; Cronos se
convirtió así en el regidor del universo.
Cronos y su hermana la reina Rea llegaron a ser padres de seis de los doce dioses y diosas
conocidos como los Olímpicos. A Cronos se le había profetizado que sería derrocado por
uno de sus hijos, y se comió a los cinco primeros al poco tiempo de nacer. Rea, sin
embargo, ocultó a su sexto hijo, Zeus, y ofreció a su hermano y esposo una piedra
envuelta en pañales. Zeus se crió en Creta y cuando creció, forzó a Cronos, con la
ayuda de Gea, a vomitar junto con la piedra a los otros cinco niños. Ésta después fue
trasladada a Delfos. Zeus y sus cinco hermanos y hermanas libraron la guerra contra Cronos
y los demás titanes ayudado por los Hecatonquiros y los cíclopes, a quienes liberó de
la prisión donde los había encerrado su padre. Cronos y los titanes fueron confinados en
el Tártaro, un abismo en la parte más profunda del submundo. El equivalente romano de
Cronos es Saturno, el dios de la siembra y de las semillas.
CRONO SE VENGA DE URANO
En Hesíodo, Theog. 154 y sigs, Crono
mutila afrentosamente a su padre Urano, que mantenía encarcelados a sus hijos.
ZEUS SE VENGA DE CRONO
Zeus destierra a su padre Crono, que devoraba a su
prole. En este contexto, el ejemplo del padre divino era una poderosa incitación al mal:
cf. Esquilo, Eum. 640; Aristóf. Nub. 904-906 y 1080; Eurípides, Heracles,
1317- 1319; Platón. Euthyphrón 5 e- 6 a y en Leg. 886 c, 941 b
SACRIFICIO DE UN CERDO
Este tipo de sacrificio eran normal, según parece, en los misterios de Eleusis.
JAMÁS ESAS NARRACIONES EN UNA CIUDAD IDEAL
Platón vuelve a mostrarse categórico -para muchos
inquisidor- .Propone que en su República ideal todos los pasajes que presenten a
los dioses como engañadores, violentos, crueles y despiadados deberían desaparecer del
ámbito educativo de la misma. Más adelante propone que esta prohibición se convierta en
la 1ª ley de la ciudad recien fundada.
PROHIBICIÓN EN LA PINTURA
Platón no solamente solicita que en su ciudad ideal sean
prohibidos los relatos ficticios en dónde se muestra a los dioses con una imagen falsa
sino que solicita tambien que se prohiba su reproducción pictórica como sucedía, por
ejemplo, con las grandes Panateneas
en dónde se ofrecía a Atena una vestidura con bordados que representaban escenas de la
lucha entre dioses y gigantes. El problema es que tales representaciones -pictóricas o
escultóricas- estaban presentes por toda Atenas. Es evidente que, en este contexto, la
reforma que Platón plantea en la República para la sociedad griega era
absolutamente radical lo que, quizas explique, el por qué nunca se plasmó en la
realidad.
GIGANTOMAQUIAS
Representan la lucha entre los dioses y los gigantes o
titanes.
HERA AHERROJADA
Ver Píndaro, fr. 283 Sn.-M.
HERA
Hera, en la mitología griega, reina de los dioses, hija de los titanes Cronos y Rea, hermana y mujer del dios Zeus. Hera era la diosa
del matrimonio y la protectora de las mujeres casadas. Era madre de Ares, dios de la guerra, de Hefesto, dios del fuego, de Hebe, diosa de
la juventud, y de Ilitía, diosa del alumbramiento. Mujer celosa, Hera perseguía a menudo
a las amantes y a los hijos de Zeus. Nunca olvidó una injuria y se la conocía por su
naturaleza vengativa. Irritada con el príncipe troyano Paris por haber
preferido a Afrodita, diosa del amor, antes que a ella, Hera ayudó a
los griegos en la guerra de Troya y no se apaciguó hasta que Troya quedó destruida. Se suele identificar a Hera con la diosa romana Juno.
HEFESTO
Hefesto, en la mitología griega, dios del fuego y de la metalurgia, hijo del dios Zeus y de la diosa Hera o, en algunos relatos, sólo hijo de Hera. A
diferencia de los demás dioses, Hefesto era cojo y desgarbado. Poco después de nacer lo
echaron del Olimpo: según algunas leyendas, lo echó la misma Hera, quien lo rechazaba
por su deformidad; según otras, fue Zeus, porque Hefesto se había aliado con Hera contra
él. En la mayoría de las leyendas, sin embargo, volvió a ser honrado en el Olimpo y se
casó con Afrodita, diosa del amor, o con Áglae, una de las tres gracias. Era el artesano de los dioses y les fabricaba armaduras, armas y joyas.
Se creía que su taller estaba bajo el monte Etna, volcán
siciliano. A menudo se identifica a Hefesto con el dios romano del fuego, Vulcano. La Fragua de Vulcano es el cuadro en el que Velázquez da
su visión sobre los dioses transformándolos en campesinos o artesanos humanos.
HEFESTO LANZADO AL ESPACIO
Ver Homero, Iliada I 586-594.
TEOMAQUIAS
Representan las luchas y las rencillas entre los mismos
dioses
INTENCIONES ALEGÓRICAS
Para evitar el considerar a Homero como un poeta impío, se
solían buscar alegorías en sus poemas. Así Anaxágoras, y, en tiempos de Platón, los
cínicos, en especial Antístenes.
EXHORTACIÓN A LA VIRTUD
Es evidente que la intención de Platón no es romper
totalmente con la tradición griega sino reformarla. Por ello, no pide que desaparezcan
totalmente en la educación de los guardianes los relatos mitológicos. Lo que pide es
mutilar aquellos que, según él, constituyen un modelo negativo para la educación y
seguir relatando aquellos que exhortan a llevar una vida virtuosa. Para averiguar lo que
Platón considera como vida virtuosa (areté) es necesario seguir avanzando en la
lectura de la República.
LINEAS GENERALES
Sócrates establece a través de una argumentación sencilla las lineas
generales que justificarían el por qué deberían suprimirse en la educación de los
niños y jóvenes atenienses todas aquellas fábulas que presentan a los dioses como
causantes de todo, es decir, tanto de lo bueno como de lo malo. La estructura de la
argumentación que Sócrates usa para demostrar que los dioses no son la causa de lo malo
sino unicamente de lo bueno es la siguiente:
Presentación
Texto2h
DIVINIDAD NO ES CAUSA DEL MAL
Parece que Sócrates tenía a los dioses por
causa del bien, pero también del mal (Jenof. Mem. 1 4, 16). Ya
Jenófanes, Píndaro y algunos trágicos habían considerado como esencialmente buena
a la divinidad, pero Platón parece haber sido el primero en inferir que los
dioses no pueden
ser causa de nada malo.
Presentación
Texto2h
LO QUE DICEN LOS MÁS
En Grecia era creencia común que los dioses eran causa
tanto del bien como del mal. Esta idea aparece claramente expresada en Esquilo (ver Agam. 1486)
Presentación
Texto2h
LAS TINAJAS DE ZEUS
Ver Iliada XXIV 527-532, pero el texto de los
códices difiere bastante de este texto platónico: en Homero hay dos tinajas de males
por sólo una de bienes.
Presentación
Texto2h
PÁNDARO
Pandaro, en la mitología griega, era un licio que luchó como aliado de los troyanos en la guerra de Troya. Famoso arquero, rompió la tregua entre los griegos y los troyanos al
herir a Menelao, rey de Esparta. Murió a manos del héroe griego Diomedes.
Sobre la violación de los juramentos de Pándaro, de los
que aquí habla Sócrates, ver Ilíada. IV 69 y sigs.
Presentación
Texto2h
ATENEA
Atenea, una de las
diosas más importantes en la mitología
griega. En la mitología latina, llegó
a identificarse con la diosa Minerva, también conocida como Palas Atenea. Atenea salió
ya adulta de la frente del dios Zeus y fue su hija favorita. Él le confió su escudo,
adornado con la horrorosa cabeza de la górgona Medusa, su 'égida' y el rayo, su arma
principal. Diosa virgen, recibía el nombre de Parthenos ('la virgen'). En
agradecimiento a que Atenena les había regalado el olivo, el pueblo ateniense levantó
templos a la diosa, el más importante era el Partenón, situado en
la Acrópolis de Atenas.
Atenea, originariamente la diosa de las ciudades griegas, de la industria y de las artes,
y, en la mitología posterior, de la sabiduría; era también diosa de la guerra. Atenea
fue la defensora más firme, entre los dioses, del bando griego en la guerra de Troya. Después de la caída de Troya, sin embargo, los griegos faltaron el
respeto debido al carácter sagrado de un altar dedicado a Atenea en el que la profetisa
troyana Casandra encontró refugio, y como castigo, unas tormentas enviadas por el dios
del mar, Poseidón, requeridas por Atenea destruyeron la mayor parte de los barcos griegos
que volvían de Troya.
Atenea era también patrona del arte de la agricultura y de las labores femeninas,
especialmente del hilado y el tejido. Entre sus dones al hombre estaban la invención del
arado y la flauta y las artes de domesticación de animales, de construcción de barcos y
de fabricación de zapatos. Se la asociaba a menudo con las aves, especialmente con la
lechuza.
Presentación
Texto2h
ZEUS
Zeus, en la mitología griega, dios del cielo y soberano de los dioses olímpicos. Zeus corresponde al
dios romano Júpiter.
Según Homero, se consideraba a Zeus padre de los dioses y de los mortales. No
fue el creador de los dioses y de los hombres; era su padre en el sentido de protector y
soberano tanto de la familia olímpica como de la raza humana. Señor del cielo, dios de
la lluvia y acumulador de nubes, que blandía el terrible rayo. Su arma principal era la égida, su ave, el águila, su árbol, el roble. Zeus presidía a los dioses en
el monte Olimpo, en Tesalia. Sus principales templos estaban en Dódona, en el Epiro, la tierra de los robles y del templo más antiguo, famoso
por su oráculo, y en Olimpia, donde se celebraban los juegos olímpicos en su
honor cada cuatro años. Los juegos de Nemea, al noroeste de Argos, también estaban
dedicados a Zeus.
Zeus era el hijo menor del titán Cronos y de la titánida Rea y hermano
de las divinidades Poseidón, Hades, Hestia, Démeter y Hera. De acuerdo con
uno de los mitos antiguos sobre el nacimiento de Zeus, Cronos, temiendo ser
destronado por uno de sus hijos, los devoraba cuando nacían. Al nacer Zeus, Rea envolvió
una piedra con pañales para engañar a Cronos y ocultó al dios niño en Creta, donde se
alimentó con la leche de la cabra Amaltea y lo criaron unas ninfas. Cuando
Zeus llegó a la madurez, obligó a Cronos a vomitar a los otros niños, que estaban
deseosos de vengarse de su padre. Durante la guerra que sobrevino, los titanes lucharon
del lado de Cronos, pero Zeus y los demás dioses lograron la victoria y los titanes
fueron enviados a los abismos del Tártaro. A partir de ese momento, Zeus gobernó el cielo, y
sus hermanos Poseidón y Hades recibieron el poder sobre el mar y el submundo,
respectivamente. Los tres gobernaron en común la tierra.
En la obra del poeta griego Homero, Zeus aparece representado de dos maneras muy
diferentes: como dios de la justicia y la clemencia y como responsable del castigo a la
maldad. Casado con su hermana Hera, es padre de Ares, dios de la
guerra; de Hebe, diosa de la juventud; de Hefesto, dios
del fuego, y de Ilitía, diosa del parto. Al mismo tiempo, se describen las aventuras
amorosas de Zeus, sin distinción de sexo (Ganimedes), y los
recursos de que se sirve para ocultarlas a su mujer. En la mitología antigua son
numerosas sus relaciones con diosas y mujeres mortales, de quienes ha obtenido
descendencia. En leyendas posteriores, en las que se introducen otros valores morales, se
pretende mostrar al padre de los dioses a salvo de esta imagen libertina y lasciva. Sus
amoríos con mortales se explican a veces por el deseo de los antiguos griegos de
vanagloriarse de su linaje divino.
En la escultura, se representa a Zeus como una figura barbada y de apariencia regia. La
más famosa de todas fue la colosal estatua de marfil y oro, del escultor Fidias, que se encontraba en Olimpia.
Presentación
Texto2h
TEMIS
En este pasaje, Sócrates, parece referirse a la teomaquia
de la Ilíada. XX 1-74, promovida en cierto modo por Temis,
puesto que Zeus la envió para que convocara a los dioses a fin de comunicarles que
quedaban en libertad de ayudar a griegos o troyanos.
Temis, en la mitología griega,es una de las titánidas, hija de Urano y Gea, el Cielo y la Tierra, y madre
de las tres Parcas y de las Estaciones. Diosa de la justicia y la ley
divinas, Temis era la constante compañera del dios Zeus, y se sentaba
junto a él en el Olimpo. En el arte antiguo se la representa sosteniendo una balanza
con un par de platillos en los cuales pesa las peticiones de las partes en conflicto.
Presentación
Texto2h
LO DICE ESQUILO
Esta expresión de Esquilo se encuentra presente
en su su tragedia Níobe, 154a R.
Presentación
Texto2h
NÍOBE
Níobe, en la mitología griega, era hija de Tántalo y de la reina de Tebas. Su marido, el rey Anfión,
era hijo del dios Zeus y un gran músico. Níobe le dio seis hijos y seis
hijas muy bellos. Aunque era feliz, Níobe reveló la misma arrogancia hacia los dioses
que había demostrado su padre. Dispuso que el pueblo de Tebas le rindiera culto a ella en
lugar de a la diosa Leto, que sólo tenía dos hijos. Los dioses oyeron sus
palabras desde el remoto monte Olimpo y decidieron castigarla. Los hijos de Leto, Apolo, dios de la profecía y hábil arquero, y Ártemis,
diosa de la caza, dispararon sus flechas y mataron a los hijos de Níobe. La desconsolada
Níobe se convirtió en una piedra que permanece siempre humedecida con sus lágrimas.
Presentación
Texto2h
LOS PELÓPIDAS
Se refiere a los descendientes de Pélope:
Atreo, Tiestes, Menelao, Agamenón, Orestes, etc.
Pélope, en la mitología griega, hijo de Tántalo. Siendo un niño, su padre lo mató y sirvió su
carne cocida a los dioses en un banquete. Los dioses se dieron cuenta de la naturaleza del
alimento, no lo probaron, castigaron a Tántalo y devolvieron la vida a Pélope. La diosa
Deméter, enloquecida por la pérdida de su hija Perséfone, distraída había comido la
carne del hombro izquierdo. Cuando el cuerpo quedó recompuesto, se sustituyó el hombro
perdido por uno de marfil. Pélope obtuvo después la mano de la princesa Hipodamia, hija
del rey Enómao de Pisa, como premio a su triunfo en una carrera de carros. Sin que
Pélope lo supiera, la princesa había sobornado al carrero Mirtilo para que quitara los
ejes del carro de Enómao. Después Pélope peleó con Mirtilo y lo arrojó al mar. Antes
de ahogarse, el carrero maldijo a Pélope; aunque esta maldición no tuvo efecto en
Pélope, sí afectó a sus hijos . De su nombre deriva el de la península del Peloponeso,
al sur de Grecia.
Presentación
Texto2h
LAS GESTAS DE TROYA
Troya, Guerra de, en la
mitología griega, guerra librada por los griegos contra la ciudad de Troya. Se cree que la leyenda se basa en hechos verídicos, episodios de una
guerra real entre los griegos del último periodo micénico y los habitantes de Tróade,
en Anatolia, parte de la actual Turquía. Modernas excavaciones arqueológicas han
revelado que Troya fue destruida por el fuego a principios del siglo XII a.C., tradicional
fecha de la guerra, y que ésta pudo haber estallado o bien por el deseo de saquear esa
rica ciudad o por poner fin al control comercial que Troya ejercía sobre Dardanelos.
Relatos legendarios de la guerra remontan su origen a una manzana de oro, dedicada a
"la más bella", que lanzó Eris, diosa de la discordia, entre los invitados
celestiales a las bodas de Peleo, soberano de los mirmidones, y Tetis, una de las nereidas. La entrega de la manzana a Afrodita, diosa del amor, por parte de Paris, hijo de Príamo, rey de Troya, aseguró a Paris el favor de la diosa y el amor de la
hermosa Helena, mujer de Menelao, rey de Esparta. Helena se fue con Paris a Troya y
como consecuencia se organizó una expedición de castigo, al mando de Agamenón, rey de Micenas, para vengar la afrenta hecha a Menelao. El
ejército de Agamenón incluía a muchos héroes griegos famosos, como Aquiles, Patroclo, Áyax,
hijo de Telamón y Áyax, hijo de Oileo, Teucro, Néstor, Odiseo y Diomedes.
Como los troyanos se negaron a devolver a Helena a Menelao, los guerreros griegos se
reunieron en la bahía de Áulide y avanzaron hacia Troya en mil naves. El sitio duró
diez años y los nueve primeros transcurrieron sin mayores incidentes. En el décimo año,
Aquiles se retiró de la batalla por un altercado que tuvo con Agamenón; la acción de
Aquiles proporcionó a Homero el tema de la Ilíada. Para vengar la muerte
de su amigo Patroclo, Aquiles retomó la lucha y mató a Héctor, el
principal guerrero troyano. Otros hechos, que aparecen narrados en poemas épicos
posteriores, abarcan la victoria de Aquiles sobre Pentesilea, reina de las Amazonas, y Memnón, rey de Etiopía, y la muerte de Aquiles en manos
de Paris.
La ciudad de Troya fue tomada finalmente gracias a una traición. Un grupo de guerreros
griegos consiguió entrar en la ciudad ocultándose en el interior de un gran caballo de
madera (véase Caballo de Troya). A continuación los griegos saquearon y quemaron
la ciudad. Sólo escaparon unos pocos troyanos, el más famoso de ellos Eneas, quien
condujo a los demás sobrevivientes hacia la actual Italia. Virgilio ha
contado esta historia en la Eneida.
El retorno de los guerreros griegos a Grecia también inspiró muchos poemas épicos.
El más famoso de ellos es el de Odiseo, que regresa a Ítaca después de diez años de
difícil travesía, tal como lo elabora poéticamente Homero en la Odisea.
Presentación
Texto2h
INFORTUNADOS
Platón rechaza categoricamente que los dioses
sean los causantes de los infortunios de los humanos. Con esta idea está cuestionando muy
profundamente ideas tradicionales griegas sobre esta cuestión. De ahí que de gran
importancia a este tema y, como veremos má adelante, defienda la necesidad de crear, en
la nueva ciudad que están fundando, una legislación que recoja este punto y
obligue a los poetas a respetarla.
Presentación
Texto2h
EL CASTIGO BENEFICIOSO
Sócrates presenta aquí el castigo divino como
algo beneficioso para quien lo recibe. Es evidente que esta concepción representaba para
el griego corriente tener que llevar a cabo una recorvesión muy profunda de sus
ideas sobre este tema: aceptar el castigo divino como un bien. No es de extrañar
que Platón de tanta importancia en la República a la educación y a la
necesidad de una reconversión del alma que se adapte a las profundas reformas
que su ciudad ideal necesita. De todos modos, al final de su vida, Platón, un tanto
amargado y desengañado llegará a pensar que era muy posible que estas medidas de
persuasión no fueran suficientes. Por ello, dará mucha más importancia a la obligación
legal, como sucede, por ejemplo, en Las Leyes. Ahora en la República,
sin embargo, aunque tambien está presente el mundo de la ley, destaca por su importancia
la educación, la persuasión racional y la conversión del alma
hacia la nueva situación de reforma que, según Platón, la Polis ateniense
necesitaba.
Presentación
Texto2h
VOTAR LA LEY
A pesar de que en la República tiene más peso la
educación, la persuasión racional y la conversión del alma, que
el ámbito de lo legal; éste mundo tambien está presente en esta obra, como
puede verse cuando, ahora, Adimanto, interlocutor de Sócrates, defiende
la necesidad de convertir en ley, dentro de la ciudad que están fundando,
todo lo que últimamente Sócrates ha establecido en relación con la educación
que los niños y los jovenes deberían recibir en los relatos sobre el comportamiento
de los dioses. Por eso afirma Sócrates: esa será la primera de las leyes
referentes a los dioses y de las normas con arreglo a las cuales deberán relatar los
narradores y componer los poetas: la divinidad no es autora de todas las cosas, sino
únicamente de las buenas.
Presentación
Texto2h
LA SEGUNDA LEY
Sócrates plantea la necesidad de elaborar una segunda ley
que, en este caso, obligue a los poetas a no presentar jamás a los dioses como seres que
pueden modificar su apariencia para, transformándose de muchos modos posibles,
engañar a los humanos.
Presentación
Texto3h
LOS DIOSES NO CAMBIAN POR CAUSAS EXTERNAS
Sócrates intenta justificar racionalmente el por qué es imposible que los
dioses puedan modificar su apariencia. Para llevar a cabo tal justificación plantea lo
siguiente: cuando alguien cambia en su apariencia lo hace o bien por causas externas o
bien por sí mismo y por su propia voluntad. La estructura del argumento a través intenta
demostrar que los dioses no pueden cambiar su apariencia por causas externas es
la siguiente:
LOS DIOSES NO CAMBIAN POR SU VOLUNTAD
Sócrates intenta demostrar aquí al otro miembro de la disyunción: los
dioses tampoco cambian de apariencia por su propia voluntad. En este caso la
estructura del argumento es la siguiente:
MORTIFICACIÓN DIVINA
Aquí Sócrates está liberando a los dioses de la perversión
masoquista. No es inteligible que los dioses deseen mortificarse cambiando de aspecto
cuando considerados en sí mismos tal como son y sin cambiar representan la
belleza y la bondad perfectas. Los dioses, según Socrates, quieren permanecer invariables
y simples en su forma, pues, de lo contrario, se estarían haciendo daño a
sí mismos.
PROTEO
Sobre Proteo, ver Od. IV 456-458. Tambien
ver a Esquilo, en frs. 210-215 R. Sobre Tetis, ver Píndaro, N. IV
62.
Proteo, en la mitología griega, hijo de Poseidón, dios del mar, o su sirviente y cuidador de sus
focas. Proteo conocía todas las cosas pasadas, presentes y futuras pero era capaz de
cambiar voluntariamente su aspecto para evitar a los que requerían de su facultad
profética. Todos los días, a mediodía, Proteo surgía del mar y dormía a la sombra de
las rocas en la isla de Faros, en Egipto, con sus focas tendidas a su alrededor. Todo
aquel que deseara saber el futuro tenía que retenerlo en ese momento e intentar no
soltarlo cuando asumía apariencias horribles, como animales salvajes y monstruos
terribles. Si ninguna de sus artimañas prosperaba, Proteo recuperaba su forma habitual y
decía la verdad. Entre los que lucharon con Proteo para conocer la verdad se encontraba Menelao, rey de Esparta.
TETIS
Tetis (nereida), en la mitología griega, hija de las divinidades marinas Nereo y Doris, y la
más famosa de las nereidas. La pretendieron Zeus, el dios supremo, y también
Poseidón, dios del mar, quienes le comunicaron la profecía de que daría a luz un hijo
que sería más poderoso que su padre. Fue entregada a Peleo, gobernador de los
mirmidones, quien era considerado el más digno entre los mortales. De esta unión, Tetis
concibió al héroe Aquiles.
HERA
Hera, en la mitología griega, reina de los dioses, hija de los titanes Cronos y Rea, hermana y mujer del dios Zeus. Hera era la diosa
del matrimonio y la protectora de las mujeres casadas. Era madre de Ares, dios de la guerra, de Hefesto, dios del fuego, de Hebe, diosa de
la juventud, y de Ilitía, diosa del alumbramiento. Mujer celosa, Hera perseguía a menudo
a las amantes y a los hijos de Zeus. Nunca olvidó una injuria y se la conocía por su
naturaleza vengativa. Irritada con el príncipe troyano Paris por haber
preferido a Afrodita, diosa del amor, antes que a ella, Hera ayudó a
los griegos en la guerra de Troya y no se apaciguó hasta que Troya quedó destruida. Se suele identificar a Hera con la diosa romana Juno.
ALMOS
Ver Esquilo, fr. 168 R., de las Xántriai.
ASUSTAR A LOS NIÑOS
También entre los griegos había seres
fantásticos, como Lamia, Mormo y Empusa, con que asustaban las nodrizas
a los niños.
LOS DIOSES NO SOPORTAN LA MENTIRA
Otra de las razones que Sócrates establece para justificar la
imposibilidad de que los dioses puedan cambiar de apariencia es que si lo
hicieran estarían defendiendo la tesis del engaño (apaté). Nótese que Adimanto
confiesa, en principio, que no está seguro que los dioses no engañen y
mientan. Incluso manifiesta su extrañeza ante la afirmación de Sócrates acerca de que
los dioses odian la mentira. Pues bien, para justificar la tesis de que los dioses no
soportan la mentira, Sócrates, vuelve hacer gala de su intelectualismo: el
vivir engañado, es decir, en la mentira, es una forma de ignorancia. Los dioses odian la
ignorancia. Por lo tanto, no soportan la mentira.
MENTIRA ODIADA POR DIOSES Y HOMBRES
Sócrates hace aquí referencia lo que denomina como verdadera
mentira, es decir, aquella que implica la existencia de ignorancia en la
mente del engañado. Mentira es vivir engañado, a causa de la ignorancia,
en lo referente a los asuntos más trascendentales de la existencia. En este
sentido, la mentira es algo odiado no solo por los dioses sino tambien por los hombres
inteligentes.
LOS DIOSES NO SON POETAS EMBUSTEROS
Según Sócrates los dioses no solamente odian la mentira cuando
ésta se refiere al cambio de apariencia sino tambien cuando se expresa a través de
la palabra. Según Sócrates, se miente de palabra como remedio para contener
un mal, por ejemplo, hacer frente a un enemigo; o cuando alguien intenta hacer
algo malo, incluso a un amigo. Esto último sólo es posible explicarlo como efecto de
alguna perturbación o locura, pues normalmente no se miente de palabra a los
amigos. Pues bien, los dioses no son poetas embusteros, o engañadores de
palabra, ya que ni tienen porque temer de sus enemigos ni hay ninguno que esté perturbado
o loco.
LO DEMÓNICO
En este caso lo demónico es lo que los griegos
denominaban como el Daimon y que concebían como una especie de divinidad. Es
sabido como Sócrates se atribuía a sí mismo un daimon propio,
independiente del mismo Sócrates y que poseía poderes sobrenaturales. Solía
identificarlo con los dioses al que acuden los adivinos cuando profetizan, al
modo de la Pitonisa del Oráculo de Delfos. Al mismo tiempo, Sócrates
situaba al Daimon en su interior, y defendía el caracter religioso de
esta nueva fuerza interna. Al mismo tiempo, Sócrates, entendía el Daimon
como algo esencialmente negativo. Ello no quiere decir que lo niegue sino que el Daimon
es alguien que siempre le disuade pero nunca le da órdenes.Esto le alejaba del
fanatismo y el intento de hallarse ante la posesión de la verdad absoluta y lo sitúaba
en el ámbito de la busqueda individualizada y personal de la verdad.
CARACTERÍSTICAS DE LA DIVINIDAD
En coherencia con lo dicho hasta ahora, parece evidente, según
Sócrates, que se producía deducir acerca de la divinidad que es una realidad simple,
veraz, inmutable y que no engaña.
CONVENIR LO ESTABLECIDO
Sócrates, recuerda a sus interlocutores que, sobre la base de todo
lo establecido hasta ahora, además de poder deducir las características de la divinidad,
habría que convenir que la 2ª de la leyes que debería establecerse en la
ciudad recien fundada debería referirse a la obligación de no presentar a los dioses
como hechiceros que se transforman ni como seres que nos extravían con actos
mendaces.
REPROCHAR CIERTOS PASAJES
El pasaje que Sócrates plantea reprochar se encuentra en Ilíada
II, 1-34
APOLO
Apolo
(mitología), en la mitología
griega, hijo del dios Zeus y de Leto, hija de un titán. Era también llamado Délico, de Delos, la
isla de su nacimiento, y Pitio, por haber matado a Pitón, la legendaria
serpiente que guardaba un santuario en las montañas del Parnaso. En la leyenda homérica,
Apolo era sobre todo el dios de la profecía. Su oráculo más importante estaba en
Delfos, el sitio de su victoria sobre Pitón. Solía otorgar el don de la profecía a
aquellos mortales a los que amaba, como a la princesa troyana Casandra.
Apolo era un músico dotado, que deleitaba a los dioses tocando la lira. Era también un
arquero diestro y un atleta veloz, acreditado por haber sido el primer vencedor en los
juegos olímpicos. Su hermana gemela, Ártemis, era la guardiana de las muchachas,
mientras que Apolo protegía de modo especial a los muchachos. También era el dios de la
agricultura y de la ganadería, de la luz y de la verdad, y enseñó a los humanos el arte
de la medicina.
Algunos relatos pintan a Apolo como despiadado y cruel. Según la Ilíada de Homero, Apolo respondió a las oraciones del sacerdote Crises para obtener la
liberación de su hija del general griego Agamenón arrojando flechas ardientes y cargadas
de pestilencia en el ejército griego. También raptó y violó a la joven princesa
ateniense Creusa, a quien abandonó junto con el hijo nacido de su unión. Tal vez a causa
de su belleza física, Apolo era representado en la iconografía artística antigua con
mayor frecuencia que cualquier otra deidad.
DICHOSA DESCENDENCIA
Este nuevo pasaje sobre las bodas y la descendencia de Tetis y
Apolo se encuentra en Esquilo fr. 350 R.