Según San Agustín, Dios crea al mundo a partir de la nada. Esto quiere decir que antes de la
creación no había ni materia ni tiempo. Únicamente existía Dios y sus ideas.
Al crear el mundo, Dios, crea también el
tiempo, lo que implica que Dios queda al margen del tiempo. La ideas eternas existentes en
Dios constituyen los factores que constituyen el mundo y son la materia, el
tiempo y la forma. A partir de sus propias ideas, Dios, creó una parte de los
seres ya en su forma perfecta e inmutable (los ángeles, el alma, las estrellas). Otra parte
de las criaturas está sujeta al cambio como, por ejemplo, sucede con el cuerpo
de los seres vivos. Para explicar el surgimiento de este tipo de materia, San
Agustín, recurre a la teoría de los gérmenes originarios ( rationes
seminales ). Según esta teoría, Dios, implantaría en la materia los gérmenes a
partir de los cuales surgirían todos los seres vivos. Dios es también el
creador del tiempo, concepto esencial en la filosofía agustiniana.