Cristianismo y Filosofía
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"En el principio era el Verbo y el Verbo era cabe Dios. y el Verbo era dios. Él era en el principio con Dios. Todo llegó a ser mediante él. y al margen de él no hubo ni una sola cosa que llegase a ser. Él era la vida y la vida era la luz de los hombres; y la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la acogieron ... Era la luz verdadera, la que ilumina a todo hombre. que venía al mundo. Era en el mundo, y el mundo llegó a ser mediante él. y el mundo no le conoció. Fue a lo suyo y los suyos no le recibieron. Pero a cuantos le recibieron les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en el nombre de Él. los cuales no de sangre. ni de deseo de carne. ni de deseo de varón, sino de Dios han sido engendrados. Y el Verbo se hizo carne y plantó su tienda entre nosotros, y vimos su resplandor, resplandor como de unigénito del Padre: lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: Éste era el que dije: el que tras mí ya ha llegado a ser delante de mí. porque era primero con respecto a mí. Porque de su plenitud recibimos todos. y gracia por gracia; porque la ley fue dada a través de Moisés. mientras que la gracia y la verdad tuvo lugar a través de Jesús, el ungido.
A Dios nadie le vio jamás; dios unigénito. el que es al seno del padre, ése ha dado noticia de él."
(Evangelio según San Juan, I. 1-18.)
Evangelio de Juan
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"Atenienses, veo que vosotros sois, por todos los conceptos, los más respetuosos de la divinidad. Pues al pasar y contemplar vuestros monumentos sagrados, he encontrado también un altar en el que estaba grabada esta inscripción: Al dios desconocido. Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a anunciar." (Discurso de Pablo en el Areópago: Hechos de los Apóstoles, XVII. 22-24.)

"Porque no me envió Cristo a bautizar sino a predicar el Evangelio. Y no con palabras sabias. para no desvirtuar la cruz de Cristo. Pues la predicación de la cruz es una necesidad para los que se pierden: mas para los que se salvan - para nosotros - es fuerza de Dios. Porque dice la Escritura: Destruiré la sabiduría de los sabios e inutilizaré la inteligencia de los inteligentes. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el docto? ¿Dónde el sofista de este mundo? ¿Acaso no entonteció Dios la sabiduría del mundo? De hecho. como el mundo mediante su propia sabiduría no conoció a Dios en su divina sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes mediante la necedad de la predicación. Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles: mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres." (SAN PABLO, I Corintios.I, 17-26.)
Evangelio de San Pablo
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"Y como los estoicos no entendieron bien estas cosas, afirmaron que todas las cosas acaecen por necesidad del hado. Mas como Dios creó libre al principio el linaje de los ángeles y el de los hombres, con razón los que pequen sufrirán por sus pecados los suplicios del fuego eterno..... Mas como los estoicos, al menos en aquellas cosas que dijeron acerca de las costumbres, llegaron a discurrir rectamente, lo cual algunas veces sucede también con los poetas, porque la semilla de la razón está íntimamente adherida a todo el linaje humano, sabemos que los discípulos de esta doctrina fueron aborrecidos o muertos. No debe por consiguiente extrañar que los que intentan acomodar su vida, no a una parte de la verdad diseminada, sino a la verdad plena que se desprende del conocimiento y de la contemplación de todo el Verbo, es decir de Cristo, sean objeto de odios mucho mayores...Porque todas las cosas que en todo tiempo pensaron o dijeron los filósofos y los legisladores, todas estas cosas las conocieron porque de alguna manera descubrieron y consideraron al Verbo. Pero como no conocieron todas las cosas que son del Verbo, es decir de Cristo, frecuentemente dijeron cosas contradictorias....cuantas cosas han sido dichas con acierto por otros nos pertenecen a nosotros, Cristianos". (SAN JUSTINO: Apología segunda.)
Justino
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..... ¿acaso no fue crucificado Dios verdaderamente? .... Nació el Hijo de Dios: no avergüenza porque es vergonzoso; y murió el Hijo de Dios: es absolutamente creíble, porque es absurdo; y sepultado resucitó: es seguro porque es imposible." (TERTULIANO: De carne Christi.)

"Invisible es Dios aunque se le vea; impalpable, aunque por la gracia se le tenga presente; inconcebible, aunque nuestras facultades puedan concebirle..Eso es lo que permite comprender a Dios: la imposibilidad de comprenderle...Si soy cristiano es porque quiero. Luego, tú no me condenarás si yo no quiero ser condenado. Pues si no puedes lo que contra mí puedes sino en cuanto yo lo quiero, lo que puedes de mi voluntad depende y no de tu poder. Por tanto, vanamente goza el vulgo de nuestros tormentos: nuestro es el gozo que para sí reivindica, pues preferimos ser condenados que apartarnos de Dios. Al contrario, dolerse debieran los que nos odian, no alegrarse, al conseguir nosotros lo que elegimos." (TERTULIANO: Apologeticus.)
Tertuliano
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"La razón enclavada en sus mentes les mueve a ello y les revela que hay un solo Dios. Señor de todas las cosas. En efecto, la misma creación del mundo muestra al que la creó y su misma hechura sugiere al que la hizo y el mundo manifiesta al que lo ordenó...nadie puede conocer a Dios si Dios no le enseña...el hombre de por sí no ve a Dios; pero cuando Él lo quiere, es visto por los hombres, por quienes quiere y cuando quiere y como quiere, pues Dios es poderoso en todas las cosas." (SAN IRENEO: Contra los herejes.)
San Irineo
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"Así pues, antes de la venida del Señor, la filosofía era necesaria a los griegos para su justificación, pero ahora es útil para la piedad, siendo una especie de formación preparatoria para aquellos que llegan a la fe mediante la demostración...La Filosofía fue el "ayo" que llevó a los griegos a Cristo, como la Ley lo fue para los hebreos. La Filosofía es en efecto una preparación que abre el camino a aquel que ha de ser perfeccionado por Cristo...Y cuando se trata de filosofía, no doy este nombre a la estoica ni a la platónica ni a la epicúrea ni a la aristotélica, sino que llamo filosofía a la selección total de todo lo que en cada una de esas sectas se ha dicho rectamente enseñando la justicia y una ciencia piadosa...la doctrina del Señor es, pues, perfecta de por sí y no necesita de nada, siendo "potencia y sabiduría de Dios", y la filosofía griega, al añadírsele, no hace más poderosa a la verdad, pero quita fuerza a los ataques sofísticos y disuelve las conspiraciones contra ella." (CLEMENTE DE ALEJANDRIA: Stromata)
Clemente de Alejandría
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"Dios es incomprensible e incalculable...naturaleza intelectual simple, que no admite en sí ninguna adición; de modo que no puede creerse que tiene en sí algo mayor y algo inferior, sino que es por todas partes mónada y, por así decirlo, unidad, y mente, y fuente de la cual es el principio de toda naturaleza intelectual o mente...Pero Dios, por el arte inefable de su sabiduría, reparando y transformando todas las cosas que ocurren en algo útil y en provecho común para todas, vuelve a llevar a estas mismas criaturas que distaban tanto de sí mismas por la variedad de sus almas, a un acuerdo único de obra y de fin, de modo que aun con distintos movimientos de sus almas lleven a cabo, sin embargo, la plenitud y perfección de un solo mundo, y la misma variedad de mentes tienda a un solo fin de perfección. En efecto, es una sola la virtud que liga y contiene toda la diversidad del mundo...Dios, padre de todas las cosas, lo ha dispuesto todo de tal modo, por el inefable proceder de su Verbo y su sabiduría para la salvación de todas sus criaturas...Pero si hay algo mayor que los siglos, de suerte que los siglos se entiendan como criaturas, pero que se considere de otra índole aquello que excede y sobrepasa a las criaturas visibles (lo cual quizá tendrá lugar en la restitución de todas las cosas, cuando todo llegue a un fin perfecto) es posible que deba entenderse como algo más que un siglo aquel estado en el cual tendrá lugar la consumación de todas las cosas...aquella condición en que ya no están todas las cosas en el siglo, sino en todas las cosas Dios." (ORÍGENES: De principiis)
Orígenes
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"El Uno es todas las cosas y no es, a la vez, ninguna de ellas. Porque es principio de todas las cosas, no es realmente todas las cosas, y es, sin embargo, todas las cosas, porque todas ellas retornan hacia Él; y si no están todavía en Él, seguro que llegarán a estarlo. Pero, ¿cómo vienen todas las cosas del Uno, que es algo simple y que no muestra a través de sí mismo ninguna diversidad o duplicidad? Sin duda, porque ninguna cosa se da en Él. sino que todas provienen de El; pues para que el ser sea, el Uno no puede ser él mismo el ser, sino que será el generador del ser. El ser es, por tanto, lo primero que nace de Él. El Uno es también perfecto porque nada busca, ni nada posee, ni de nada tiene necesidad. Siendo perfecto es igualmente sobreabundante, y su misma sobreabundancia le hace producir algo diferente de Él. Lo que Él produce retorna necesariamente hacia Él y, saciado de El y de su contemplación, se convierte entonces en Inteligencia. Su propia estabilidad con respecto al Uno hace que lo vuelva ser. y su mirada dirigida al Uno hace que lo convierta en Inteligencia. Esto es. como se detiene para contemplar el Uno, se vuelve a la vez Inteligencia y ser.
Pero la Inteligencia, semejante como es al Uno, produce lo mismo que Él esparciendo su múltiple poder. lo que produce es una imagen de sí misma, al desbordarse de si igual que lo ha hecho el Uno, que es anterior a ella. Este acto que procede del ser es lo que llamamos el Alma, en cuya generación la Inteligencia permanece inmóvil, lo mismo que ha permanecido el Uno, que es anterior a la Inteligencia, al producir la Inteligencia. Pero el Alma, en cambio, no permanece inmóvil en su acto de producción, sino que se mueve verdaderamente para engendrar una imagen de ella. Al volverse hacia el ser del que proviene se sacia de él, y al avanzar con un movimiento diferente y contrario. engendra esa imagen de sí misma que es la sensación, no sólo en la naturaleza sino también en las plantas. Y, sin embargo, nada aparece separado o cortado con respecto a lo anterior. Por lo cual, el alma semeja adelantarse hasta las plantas, y lo hace en un cierto sentido puesto que le pertenece el principio vegetativo que se da en ellas. Pero no se entrega por entero a las plantas, sino que al descender a éstas lo que hace es producir otra existencia por su avance y buena disposición hacia el mundo que le es inferior; ahora bien, por su parte superior, que sigue dependiendo de la Inteligencia, le es permitido permanecer inmóvil en si misma."
(PLOTINO. Eneada Quinta, V. I.)
(
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Plotino
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 "Por lo cual, comenzando por las cosas más evidentes, lo primero que deseo oír de ti es si tú mismo existes. Quizá temas responder a esta cuestión. Mas ¿podrías engañarte si realmente no existieras?...Puesto que es para ti evidente que existes, y puesto que no podría serte evidente de otra manera si no vivieras, es también evidente que vives. ¿Entiendes bien cómo estas dos cosas son verdaderísimas? - Lo entiendo perfectamente -. Luego es también evidente esta tercera verdad, a saber, que tú entiendes...siendo tres cosas muy distintas entre si el ser, el vivir y el entender, es verdad que la piedra existe y que la bestia vive y sin embargo no pienso que la piedra viva ni que la bestia entienda, y, no obstante, estoy ciertísimo de que el que entiende existe y vive, por lo cual no dudo que sea más excelente el ser que tiene estas tres perfecciones que aquel otro al cual falta una o dos de ellas porque, en efecto, lo que vive ciertamente existe; pero no se sigue que sea también inteligente: tal es, según creo, la vida de los animales; y de que una cosa exista, no se sigue que viva ni que entienda: de los cadáveres, por ejemplo, puedo afirmar que existen, pero nadie dirá que viven. Y, finalmente, si una cosa no tiene vida, mucho menos inteligencia."  
(SAN AGUSTíN: De libero arbitrio, 11,3,7.)

"También nosotros reconocemos una imagen de Dios en nosotros. No es igual, más aun, muy distante; tampoco es coeterna. Y, en resumen, no de la misma sustancia de Dios. A pesar de todo, es tan alta, que nada hay más cercano por naturaleza entre las cosas creadas por Dios: imagen de Dios, esto es, de aquella suprema Trinidad, pero que debe ser aún perfeccionada por la reforma para acercársele en lo posible por la semejanza. Porque en realidad existimos. y conocemos que existimos, y amamos el ser así y conocemos. En estas tres cosas no nos perturba ninguna falsedad disfrazada de verdad...estamos completamente ciertos de que existimos, de que conocemos nuestra existencia y la amamos. Y en estas verdades no hay temor alguno a los argumentos de los académicos, que preguntan: ¿Y si te engañas? Si me engaño, existo; pues quien no existe no puede tampoco engañarse; y por esto, si me engaño, existo. Entonces, puesto que si me engaño, existo, ¿cómo me puedo engañar sobre la existencia, siendo tan cierto que existo si me engaño? Por consiguiente, como sería yo quien se engañase, sin duda en el conocer que me conozco, no me engañaré. Pues conozco que existo, conozco también esto mismo, que me conozco. Y al amar estas dos cosas, añado a las cosas que conozco como tercer elemento el mismo amor, que no es de menor importancia." (SAN AGUSTiN: De Cívítate Dei, XI,26.)
Copleston
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"... ¿quién no ve que no habría existido el tiempo si no fuera formada la criatura, que sufriera algún cambio, algún movimiento?...Si además las Sagradas Escrituras, sumamente veraces, de tal suerte afirman que al principio creó Dios el cielo y la tierra, que nada existía antes, puesto que se diría qué había hecho antes de hacer lo que hizo, sin duda no fue hecho el mundo en el tiempo, sino con el tiempo. Lo que efectivamente se hace en el tiempo se hace después de algún tiempo y antes de otro: después de lo que es pasado y antes de lo que es futuro; y no podrá haber nada pasado, puesto que no había criatura alguna por cuyos movimientos mudables se realizase el tiempo." (SAN AGUSTíN: De Civitate Dei. XI.6.)
Creatio ex nihilo
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"Pero lo que ahora es claro y manifiesto es que no existen los pretéritos ni los futuros, ni se puede decir con propiedad que son tres los tiempos: pretérito, presente y futuro; sino que tal vez sería más propio decir que los tiempos son tres: presente de las cosas pasadas, presente de las cosas presentes y presente de las futuras. Porque éstas son tres cosas que existen de algún modo en el alma, y fuera de ella ya no veo que existan: presente de cosas pasadas (la memoria), presente de cosas presentes (visión) y presente de cosas futuras (expectación)...Luego no son aquellas sílabas, que ya no existen, las que mido, sino mido algo en mi memoria y que permanece en ella fijo. En ti, alma mía, mido los tiempos. No quieras perturbarme, que así es; ni quieras perturbarte a ti con las turbas de tus afecciones. En ti - repito - mido los tiempos. La afección que en ti producen las cosas que pasan - y que, aun cuando hayan pasado, permanece - es la que yo mido de presente, no las cosas que pasaron para producirla: ésta es la que mido cuando mido los tiempos. Luego a ésta es el tiempo o yo no mido el tiempo...la atención presente traslada el futuro en pretérito, disminuyendo al futuro y creciendo el pretérito hasta que, consumido el futuro, sea todo pretérito. Pero ¿cómo disminuye o se consume el futuro, que aún no existe? ¿O cómo crece el pretérito, que ya no es, si no es porque en el alma, que es quien lo realiza, existen las tres cosas? Porque ella espera, atiende y recuerda, a fin de que aquello que espera pase por aquello que atiende a aquello que recuerda." (SAN AGUSTIN: Confesiones, X1,20,26 y 27,36.)
Tiempo
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"Todo hombre, instruido en la santa Iglesia, debe saber de dónde somos ciudadanos, y a dónde peregrinamos, y que la causa de nuestra peregrinación es el pecado, y el retorno, la remisión de los pecados y la justificación por la gracia de Dios. Habéis oído y sabéis también que mientras tanto dos ciudades, corporalmente mezcladas y espiritualmente separadas entre sí, recorren estas órbitas de los siglos hasta el fin: una, cuyo ideal es la paz eterna y se llama Jerusalén; otra, cuyo ideal es la paz temporal y se llama Babilonia." (SAN AGUSTÍN: Enarrationes in Psalmos. 136.1.)

"Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de ladrones a gran escala? Y estas bandas, ¿qué son sino reinos en pequeño? Son un grupo de hombres, se rigen por un jefe, se comprometen en pacto mutuo, reparten el botín según la ley por ellos aceptada. Supongamos que a esta cuadrilla se le van sumando nuevos grupos de bandidos y llega a crecer hasta ocupar posiciones, establecer cuarteles, tomar ciudades y someter pueblos: abiertamente se autodenomina reino, título que a todas luces le confiere no la ambición depuesta, sino la impunidad lograda. Con toda finura y profundidad le respondió al célebre Alejandro Magno un pirata caído prisionero. El rey en persona le preguntó: ¿Qué te parece tener el mar sometido al pillaje? Lo mismo que a ti - respondió - el tener el mundo entero. Sólo que a mí, como trabajo con una ruin galera, me llaman bandido, y a ti, por hacerla con toda una flota, te llaman emperador." (SAN AGUSTíN: De Civitate Dei, IV.5.1

"Estas y otras semejantes respuestas, y posiblemente con más elocuencia y soltura, podrán responder a sus enemigos los miembros de la familia de Cristo, el Señor, y de la peregrina ciudad de Cristo Rey. Y no deben perder de vista que entre esos mismos enemigos se ocultan futuros compatriotas, no vayan a creer infructuoso el soportar como ofensores a los mismos que quizá un día los encuentren proclamadores de su fe. Del mismo modo sucede que la ciudad de Dios tiene, entre los miembros que la integran mientras dura su peregrinación en el mundo, algunos que están ligados a ella por la participación en sus misterios, y, sin embargo, no participarán con ella la herencia eterna de los santos. Unos están ocultos, otros manifiestos... Entrelazadas, de hecho, y mezcladas mutuamente están estas dos ciudades, hasta que sean separadas en el último juicio." (SAN AGUSTíN: De Civitate Dei, 1.36.)

Las dos ciudades
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