Meditaciones Metafísicas |
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Desaparición de la duda metódica y naturaleza del Yo Pero hay un no sé quién engañador
sumamente poderoso, sumamente listo, que me hace errar siempre a
proposito........Pero por más que me engañe, no podrá nunca conseguir que
yo no exista mientras yo siga pensando que soy algo. De manera que, una
vez sopesados de forma escrupulosa todos los argumentos, se ha de
concluir que siempre que digo "yo soy, yo
existo" o lo concibo en mi mente, necesariamente debe ser
verdad. No alcanzo, sin embargo, a comprender todavía quien soy yo, que
existo necesariamente.....Pero ¿qué soy ahora, si supongo que algún
engañador potentísimo, y si me es permitido decirlo, maligno, me hace
errar intencionadamente ante todo cuanto puede?.........Doy más y más
vueltas a la cuestión: no se me ocurre nada, y me fatigo considerando
siempre lo mismo. ¿Qué acontece a las cosas que atribuía al alma,
como alimentarse o andar? Puesto que no tengo cuerpo,
todo esto no es sino ficción. ¿Y sentir? Esto no
se puede llevar a cabo sin el cuerpo.........¿Y pensar?
Aquí me encuentro con lo siguiente: el pensamiento existe, y no puede
serme arrebatado; "yo soy, yo existo": es manifiesto..... No
admito ahora nada que no sea necesariamente cierto; soy, por lo tanto,
en definitiva, una cosa que piensa, esto es, una
mente, un alma, un intelecto, o una razón, vocablos de un significado
que antes me era desconocido. Soy en consecuencia, una cosa cierta, y a
ciencia cierta existente. Pero ¿qué soy? Ya lo he dicho, una cosa que
piensa.......... DESCARTES |
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ENGAÑADOR PODEROSO
Se refiere a la hipótesis del genio maligno, presente en la 1ª
Meditación, y que habría que situar en relación con una de las tres razones que llevaron a Descartes a plantear
la duda metódica.
2ª Meditación
YO SOY, YO EXISTO
NO TENGO CUERPO
ACERCA DEL SENTIR
ACERCA DEL PENSAR
UNA COSA QUE PIENSA
MODOS DE PENSAR
Este es el principio indubitable que Descartes andaba buscando.
Con el famoso cogito, ergo sum (pienso, luego existo), Descartes, se encuentra
con un principio que parece resistir todas las investidas de la duda
metódica. Y es que, por lo que se refiere a la duda basada en el engaño de los
sentidos, este
principio parece no tener nada que ver con ellos. No olvidar que el existo, del
que habla Descartes, no se refiere a la existencia como algo corporal sino
unicamente como pensamiento. Por ello no tendría sentido afirmar, por ejemplo,
respiro, luego
existo o camino, luego existo, ya que, para llevar a cabo estas funciones, se
necesita del cuerpo y de los sentidos y éstos siguen estando prisioneros de la
duda metódica. Tampoco se ve afectado por el mundo de
los sueños, ya que esté uno dormido o despierto, la existencia del pensamiento
es algo evidente. Por último el genio maligno tampoco puede hacerme dudar sobre
mi existencia como ser pensante. Podría, afirma Descartes, hacerme dudar sobre la veracidad de los
objetos de mi pensamiento, pero sobre el pensar en sí no puede hacerlo, ya que
es evidente que tengo pensamientos.
2ª Meditación
Es evidente que a estas alturas de sus Meditaciones, Descartes, unicamente
está seguro de que existe como un ser pensante ya que, ni el más poderoso de los
dioses, podría lograr desuadirle de que tiene pensamientos. Pero sobre todo lo demás
sigue estando presente la duda metódica. Eso quiere decir que todo lo que
percibo por los sentidos, sea en lo lejano o en lo cercano, sigue siendo dudoso.
Y es evidente que mi cuerpo es uno de esos objetos al que tengo acceso a
través de los sentidos. Es este contexto, por tanto, la certeza sobre los
cuerpos sigue estando, de momento, sometido a la duda metódica.
2ª Meditación
Lo mismo que se ha dicho sobre el cuerpo vale tambien para todo tipo de
sensación.
2ª Meditación
En relación con el pensar la cuestión cambia. Descartes
es consciente de que está ante una verdad evidente que ni el mayor de
los poderosos genios malignos podría hacerle cuestionar. Estoy seguro,
señala Descartes, de que
tengo la capacidad de pensar.
2ª Meditación
Descartes, despues de haber percibido la certeza indubitable de que
existe como algo que piensa, se pregunta acerca de la naturaleza de ese algo. ¿Qué
soy yo? En estos momentos de su investigación su respuesta es clara: no
puedo decir que sea un cuerpo, puesto que tal certeza sigue aún
prisionera de la duda metódica. Unicamente estoy seguro de que tengo
pensamientos. Esto le lleva a concluir que, con certeza, es un ser pensante,
una cosa que piensa (res cogitans).
2ª Meditación
Más adelante, Descartes, diferenciará entre modos de
pensamiento e imágenes de las cosas con el objeto de señalar que
sobre los primeros no tiene sentido decir que son verdaderos o falsos. Pues
bien, en estos momentos está haciendo referencia a la base que le permitirá
establecer tal distinción. La evidendia del pensamiento y la certeza de ser una
cosa que piensa, quiere decir que, de lo Descartes está totalmente seguro,
es que en él existe una facultad (modo de pensar) que le permite pensar,
sentir, dudar, querer, etc. Puede ser que los objetos sobre los que
piensa, siente, duda, quiere sean falsos; pero lo que es absolutamente cierto es
que posee estos modos de pensar (facultades) que le permiten ejercer tal
función.