LIBRO IV ENSAYO SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO

CAPÍTULO XVII
Acerca de la razón
{Resumen - Comentario}

Las ideas principales, presentes en este capítulo, son las siguientes:

  1. Aunque, según Locke, la palabra RAZÓN se utiliza según diferentes significados, él prefiere resaltar como elemento característico de la misma el siguiente: es la facultad que permite al hombre el que pueda distinguirse de las bestias ya que, gracias a ella, resulta evidente que la excede en gran manera. {Texto17a}
  2. Locke diferencia entre CONOCIMIENTO y RAZÓN. A través del CONOCIMIENTO percibimos el acuerdo o desacuerdo entre las ideas. Tal conocimiento se refiere a nosotros mismos (conocimiento intuitivo); a las cosas externas (conocimiento sensitivo); a Dios (conocimiento demostrativo). Por su parte, la RAZÓN es presentada por Locke como un elemento auxiliar del conocimiento que permite al ser humano ordenar las ideas, conectar unas con otras y llevar a cabo deducciones o inferencias. En definitiva, a través del conocimiento percibimos ideas; a través de la razón las conexionamos entre sí para llevar a cabo inferencias. {Texto17b}
  3. Locke diferencia CUATRO GRADOS en la razón. El primero (y más alto) nos permite el descubrimiento de la verdad. El segundo nos permite ordenar de modo adecuado las ideas. El tercero nos permite percibir la conexión correcta entre las ideas ordenadas. El cuarto nos permite llevar a cabo una deducción correcta de la ideas correctamente ordenadas. {Texto17c}
  4. Locke niega que los SILOGISMOS sean, como generalmente se creía en su tiempo, sea el instrumento más adecuado y útil para ejercitar la razón. Y es que afirmar lo contrario implica pensar algo tan absurdo, como que todos aquellos que desconocen los silogísmos no tienen la capacidad de razonar. Según Locke, el entendimiento no aprende a razonar según las reglas del silogismo, ya que éste posee una facultad natural que le permite, por sus propios medios, percibir la coherencia o la incoherencia entre las ideas. Por ejemplo, si a una campesina se le informa que existe un viento que viene por el noroeste y que el cielo amenaza lluvia, es evidente que podrá comprender fácilmente que no resulta adecuado salir a la calle con vestimentas ligeras de verano. Tiene la capacidad de percibir con toda claridad la conexión de todas las ideas que se ha formado y concluir por sí misma que salir poco abrigada puede llevar consigo el coger una pulmonía y enfermar gravemente. Ahora bien, para comprender todo esto no es necesario, según Locke, presentar una cadena engorrosa de diversos silogismos. {Texto 17d}
  5. Según Locke la principal función de la razón es INFERIR. Ahora bien, inferir no es más que formular una proposición como verdadera, extrayéndola de otra que también es verdadera. Pues bien, la labor de la razón es intentar averigüar si la mente ha realizado bien o mal tal inferencia, es decir, si ha descubierto la conexión que existe entre las diferentes ideas. Por ejemplo, si una de las proposiciones establecidas en la mente del sujeto es la que todos los hombres serán castigados en el otro mundo y, de ella, se infiere que todos los hombres pueden autodeterminarse a sí mismos, es evidente que eso lo puede hacer cualquier persona que razone un poco, pero sin necesidad de tener que utilizar las figuras y los modos de los silogísmos. Así, si las dos ideas anteriores se ven acompañadas por otras como, por ejemplo, que los hombres son libres o que el castigo divino es justo para los hombres que actúen mal,  parece evidente que podría deducirse que los hombres pueden ser castigados en el otro mundo. {Texto17e}
  6. Locke reduce la utilidad de los silogismos al terreno de las ESCUELAS ESCOLÁSTICAS en donde lo principal no es tanto alcanzar la verdad como obtener una victoria en la disputas dialécticas. Y aunque es cierto que algunos encuentran una ayuda en los silogísmos para el descubrimiento de la verdad, lo que es absurdo es pensar que únicamente a través de ellos se consigue tal verdad. Para justificar lo que quiere decir, Locke, pone el ejemplo de algunos hombres que necesitan de gafas para ver las cosas de manera clara y con distinción. Ahora bien, ello no quiere decir que no exista nadie que pueda ver sin tales gafas. Pues bien, algo parecido sucede con quienes utilizan los silogismos. {Texto17f}
  7. Otro error palpable, según Locke, en las reglas del silogismo consiste en afirmar que ningún razonamiento silogístico puede ser correcto y concluyente si no hay en él, al menos, una proposición general. Esto, según Locke, es absurdo ya que supone que no podemos razonar ni tener conocimiento sobre las cosas particulares cuando, en realidad, los objetos inmediatos de todo nuestro razonamiento y conocimiento no son sino las cosas particulares. No se puede olvidar que la percepción sobre el acuerdo o desacuerdo de nuestras ideas particulares constituye la cúspide de todo nuestro conocimiento.{Texto17g}
  8. En el conocimiento de tipo intuitivo no es necesario el empleo de la facultad discursiva y, por tanto, la intervención de la razón. Lo que sucede es que la mayor parte de nuestras ideas no nos permiten ver de modo intuitivo el acuerdo o desacuerdo entre ellas, por lo que se hace necesario el RAZONAMIENTO basado en el discurso de la inferencia. Ahora bien, tal tipo de discurso racional es de dos clases: A) El que discierne de modo claro el acuerdo o desacuerdo entre ideas. B) El que únicamente percibe tal acuerdo como algo probable. La primera clase constituye el conocimiento propiamente racional. La segunda clase tiene su base en la probabilidad y es denominada por Locke como Juicio.{Texto17h}
  9. A continuación, Locke, decide reflexionar acerca de 4 clases de argumentos que hoy son considerados como FALACES. El primero consiste en argumentar a partir de las opiniones de hombres que, por su poder y eminencia, han adquirido una reputación y autoridad ante los demás. El que basa sus tesis en autoridades semejantes, piensa que siempre debe triunfar en sus argumentaciones pues siente sentirse respaldado por la autoridad de otros. Esta forma falsa de argumentar la denomina Locke como Argumentum ad verecundiam. El segundo consiste basar en la fuerza de sus argumentaciones en obligar a los demás a que acepten sus juicios, o, de lo contrario que designen otra mejor, sabiendo de antemano que es muy dificil de hacer. Por ejemplo, el que niega la existencia de Dios puede, como prueba la validez de su argumento, exigir al otro que intente probar claramente su existencia. Si no puede hacerlo, entonces ello sería una prueba clara de su no-existencia. Locke denomina esta forma de argumentar como Argumentum ad ignorantiam. Una tercera forma de argumentar consiste en obligar a aceptar un argumento a partir de los propios principios del oponente. Locke lo denomina como Argumentum ad hóminem. Por último, Locke, habla acerca del Argumentum ad judicium. Esta forma de argumentar es la que está más alejada de ser un argumento falaz ya que extrae sus pruebas de la probabilidad. En este sentido, aunque pueda no contener necesariamente la verdad, sin embargo, nos puede llevar a la reflexión sobre ella. {Texto17i}
  10. Locke, en relación con la razón, diferencia 3 niveles: 1º) DE ACUERDO CON LA RAZÓN. 2º) POR ENCIMA DE LA RAZÓN. 3º) CONTRARIO A LA RAZÓN. Están de acuerdo con la razón aquellas proposiciones cuya verdad podemos descubrir a partir de las ideas que tenemos a partir de la sensación y de la reflexión. Por encima de la razón están aquellas proposiciones cuya verdad no podemos deducir a partir de las ideas de sensación o reflexión. Contrarias a la razón son aquellas proposiciones que se muestran irreconciliables con nuestras ideas. En este sentido, la existencia de Dios es una proposición que está de acuerdo con la razón. Por su parte, la existencia de más de un Dios sería, según Locke, algo contrario a la razón. Por último, la resurrección de los muertos sería algo que se encuentra por encima de la razón. {Texto17j}
  11. Por último, Locke, habla acerca del uso de la razón como algo opuesto a la FE. Considera tal oposición como algo impropio, a pesar de su uso cotidiano, sobre todo, en la época medieval. Afirma, Locke, que la fe no es nada más que un asentimiento de la mente y que, por ello, debería estar regulado por una buena argumentación. En este sentido, si todo argumento racional implica asentimiento, la oposición entre razón y fe no debería existir. Ahora bien, puede ser  también que el que dice tener fe base su asentimiento en sus propias fantasías, importándole muy poco la consecución de la verdad. En este contexto, todo su saber será fruto de la casualidad, y únicamente él será el causante de sus errores. {Texto17k}

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