LIBRO II ENSAYO SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO

CAPÍTULO XXI
Acerca de la Potencia
{Resumen - Comentario}

  1. Locke comienza señalando como adquirimos la idea de POTENCIA. La base de tal adquisición se encuentra en la experiencia: observamos como las cosas se acaban y como algo que no era antes, comienza a existir. A partir de ahí, la mente, reflexionando sobre estas ideas, es capaz de concluir que  existen realidades que tienen el poder de cambiar ellas mismas o el poder de hacer que otra realidad cambie. Por ejemplo, la cera tiene el poder de convertirse en líquido pero, al mismo tiempo, el sol tiene la potencia de hacer que la cera se derrita. En este contexto, Locke, diferencia entre POTENCIA ACTIVA y POTENCIA PASIVA. La potencia activa es capaz de efectuar un cambio. La potencia pasiva es capaz de recibirlo. {Texto 21a}
  2. A continuación Locke se pregunta si la idea de potencia activa nos viene del ESPÍRITU o de los CUERPOS. Afirma que los cuerpos no nos ofrecen una idea clara y distinta de la potencia activa sino, más bien, oscura y confusa. Para justificar su postura señala que, dado que la potencia tiene que ver con la acción, deberíamos analizar las dos clases de acciones principales como son el  MOVIMIENTO y el PENSAMIENTO. Pues bien, si observamos el movimiento de los cuerpos parece evidente que no adquirimos una idea clara del concepto de potencia ya que un cuerpo en reposo cuando comienza a moverse no es un movimiento activo sino pasivo ya que debe existir alguna causa externa que lo ponga en movimiento. Así, por ejemplo, cuando dos bolas de billar comienzan a moverse, ( Hume también utilizará el ejemplo de las bolas de billar en relación con su análisis del principio de causalidad ) obedeciendo el impulso del palo, no se trata de una acción de las bolas, sino de una mera pasión. Y cuando, por su impulso, ponen en movimiento a otras bolas no hacen otra cosa que comunicar el movimiento que han recibido de otro. Por consiguiente, la idea de potencia activa es, en estos casos, muy oscura e imperfecta. Por el contrario, a través del pensamiento si podemos obtener la idea de potencia activa. Así, por experiencia interna, sabemos que por una simple volición, por un mero pensamiento de la mente, podemos mover las partes de nuestro cuerpo que antes estaban en reposo. {Texto 21b}
  3. Locke afirma que la VOLUNTAD y el ENTENDIMIENTO son dos potencias de la mente. Señala que la potencia que tiene la mente para mandar que una idea sea sometida a consideración, o para impedir que sea considerada, o bien para preferir hacer una cosa u otra es lo que denomina como VOLUNTAD. A su vez, la puesta en práctica de la facultad de la voluntad es la VOLICIÓN o CONSENTIMIENTO. {Texto 21c}
  4. Al mismo tiempo, Locke, señala que las consideraciones acerca de la extensión de la potencia de la voluntad en el sentido de que es capaza de iniciar, impedir, continuar o poner fin a sus distintas acciones, nos conduce a las ideas de LIBERTAD y NECESIDAD. La potencia de pensar o de no pensar, de moverse o de no moverse, según las preferencias y las directrices de la propia mente, implica la existencia de libertad. El no poder llevar a cabo, y del mismo modo, todo lo anterior implica la existencia de la necesidad. En definitiva, según Locke, la idea de libertad implica la existencia en el agente de la potencia que le permite hacer o dejar de hacer una determinada acción concebida en su mente. Por su parte, la idea de necesidad implica la existencia de un agente que no tiene la potencia de elegir entre hacer una cosa u otra. Todo ello implica, afirma Locke, que la libertad no puede existir si no existe pensamiento, volición y voluntad; sin embargo, puede existir pensamiento, voluntad o volición, sin que exista necesariamente la libertad.  Para justificar esta afirmación, Locke, pone una serie de EJEMPLOS: una pelota de tenis que se mueve a partir del golpe que recibe de una raqueta, es evidente que nadie se le ocurriría decir que actúa libremente. Y es que no concebimos a una pelota pensando y, en consecuencia, decidiendo estar en movimiento o en reposo. Por tanto, la pelota no es libre sino que está sometida a la necesidad. Pues bien, del mismo modo, un hombre que cae al agua, al derribarse un puente, tampoco sería libre aunque si tiene volición (ya que prefería no caer al agua); sin embargo. Y no es libre (aunque si voluntad) ya que no tiene la potencia de impedir el movimiento que le lleva a caer en el agua; se encuentra impelido por la necesidad. Del mismo modo, si un hombre es llevado mientras duerme a una habitación en la que se encuentra una persona a la que desea ver, y se le encierra allí impidiéndole salir, es evidente que su estancia en la habitación es voluntaria (está en el lugar en el que quiere estar) pero, al mismo tiempo, no es libre ya que no tiene el poder para salir de ella. En definitiva, según Locke, la libertad no es una idea que pertenezca a la voluntad, sino que es una potencia propia de la persona que implica el poder actuar o dejar de actuar. Esto es lo que constituye realmente la potencia de la libertad. {Texto 21d}
  5. La libertad está presente no únicamente en las acciones que afectan al cuerpo sino también en las que afectan al PENSAMIENTO. De este modo cuando un sujeto tiene la potencia de conservar o desechar un pensamiento, según lo que su mente elija, estamos ante un agente libre. Por el contrario, cuando el sujeto no tiene el poder de aceptar o rechazar una idea, entonces estamos ante un sujeto dominado por la necesidad. Por ejemplo, un hombre no está en libertad para desechar la idea de dolor prefiriendo otra idea que la sustituya, sobre todo cuando el dolor es muy fuerte. En definitiva, y esto es lo que Locke quiere señalar, cuando la mente tiene el poder del comenzar o impedir cualquiera de los movimientos externos del cuerpo, o de los pensamientos internos de su espíritu, nos encontramos ante un agente libre. Por el contrario cuando falte esa potencia, estamos ante la necesidad. En relación con la necesidad, o falta de libertad del pensamiento, Locke, diferencia ente COMPULSIÓN y REPRESIÓN. La compulsión se produce en el agente una acción contraria a sus preferencias sin poder éste evitarlo. Por su parte, la represión se produce cuando el cese de alguna acción es contraria a los deseos y a la volición del agente. {Texto 21e}
  6. La libertad según Locke no pertenece, por tanto, a la libertad. Preguntar si la voluntad de un hombre es libre sería tan absurdo como preguntar si la virtud es cuadrada o redonda. La libertad es una potencia que pertenece a agentes que son capaces de decidir sobre sus movimientos externos e internos y nunca se debería considerar como un ATRIBUTO de la voluntad. La voluntad es una potencia del hombre que tiene el poder de pensar sobre sus propias acciones y de preferir su actuación u omisión. Por su parte, la libertad es una potencia del hombre que le permite hacer o dejar de hacer cualquier acción particular. Como puede verse, la voluntad es una realidad más bien teórica que piensa, prefiere y decide - pero no necesariamente actúa - mientras que la libertad es una realidad más práctica que actúa, es decir, hace o no hace ( pone en práctica ) lo que el sujeto ha decidido a través de su volición. {Texto 21f}
  7. Locke afirma que tanto la libertad como la voluntad son POTENCIAS. Sobre esta base critica aquellas concepciones - fundamentalmente escolásticas - que debatían acerca de si es la voluntad quien dirige al entendimiento (voluntarismo) o el entendimiento quien dirige a la voluntad (intelectualismo). Según Locke no tiene sentido plantearse tales cuestiones ya que, según él, la potencia de pensar no opera sobre la potencia de elegir, ni la de elegir sobre el la del pensar. Es cierto que a través de la voluntad se producen voliciones y a través del entendimiento pensamientos, pero ello no quiere decir que tales potencias operen unas sobre otras, sin que es la MENTE quien opera y actúa sobre las potencias de la voluntad y del entendimiento. Es el hombre quien realiza las acciones no las potencias. Y es que según Locke, las potencias no son agentes sino RELACIONES presentes en aquellos seres que pueden operar libremente. Por todo ello, no tiene sentido plantearse si la voluntad es libre o no, sino el intentar averigüar si el hombre lo es o no. Y, desde el momento, en que tiene el poder de dirigir sus acciones corporales y sus pensamientos, se puede decir que si es un ser libre. {Texto 21g}
  8. En su análisis de las relaciones existentes entre las potencias de la voluntad y de la libertad, Locke, va más allá cuando afirma que si en el hombre únicamente existiera la potencia de la VOLUNTAD no sería libre. Otra razón más, según él, para dejar de plantear la cuestión de si la voluntad es libre o de si la voluntad actúa sobre la libertad. Y es que, según Locke, a través de la voluntad el hombre se ve siempre en la disyuntiva de tener que ELEGIR entre hacer o dejar de hacer una determinada acción; y esto implica que NECESARIAMENTE tendrá que inclinar su volición hacia lo uno o lo otro. Pero como el acto de la volición es algo que no se puede evitar, es evidente que, en este sentido, un hombre se encuentra bajo una NECESIDAD y, por tanto, no es libre. No se puede olvidar que, según Locke, la voluntad no es una capacidad de actuar o dejar de hacerlo sino meramente de tener que elegir, a través del pensamiento, entre una cosa u otra. Ahora bien, una cosa es elegir entre una cosa u otra (voluntad) y, otra distinta, el llevar a la práctica, a través de una actuación concreta, aquello que se ha decidido hacer (libertad). Un hombre que se encuentra en un acantilado está en libertad de saltar o o no. A través de la voluntad podría decidir no hacerlo, pero si alguien le empuja, ya no tendría la libertad de saltar o no. Habría decidido una cosa (voluntad) pero su decisión no implica necesariamente que fuera libre; para poder serlo debería tener el poder de realizar o dejar de realizar sus acciones. {Texto21 h}
  9. Locke establece también una diferencia entre VOLUNTAD y DESEO dos potencias que la mayoría de las veces, según él, se confunden. Para justificar tal diferencia, Locke, afirma que muchas veces el deseo, y respecto a una misma acción, puede manifestar una tendencia totalmente contraria a lo querido por la voluntad. Por ejemplo, alguien puede tener un dolor que sospecha que puede ser maligno y del que debe operarse para que desaparezca. Su deseo sería que tal dolor desapareciera cuanto antes, sin embargo, y, al mismo tiempo, la decisión íntima de su voluntad le aconseja que no lo haga pues ello le podría acarrear males mayores. Vemos, por tanto, que la volición está dirigida en un sentido determinado, mientras que el deseo marcha en una dirección opuesta. De todo ello hay que concluir, señala Locke, que deseo y volición son dos actos distintos de la mente. {Texto 21i}
  10. A continuación, Locke, se pregunta ¿QUÉ ES LO QUE DETERMINA A LA VOLUNTAD?  o, con otras palabras, ¿qué es lo que mueve a la mente para determinar a la voluntad a decidir entre una cosa u otra? La respuesta de Locke es clara: aquello que impulsa a la voluntad a mantenerse en un mismo estado o acción es la SATISFACCIÓN. Aquello que impulsa a la voluntad a cambiar y decidir por algo distinto es el MALESTAR. Ahora bien, de todo lo dicho resulta evidente que la satisfacción no mueve a la voluntad con lo que ésta no actúa. Es por lo que, según Locke, lo que realmente determina a la voluntad no es tanto lo que produce satisfacción como lo que produce en el sujeto algún malestar. A este malestar, Locke, lo denomina como DESEO (malestar de la mente provocado por la ausencia de un bien). Todos los dolores corporales y todas la inquietudes de la mente, afirma Locke, provocan un malestar; y a éste siempre le acompaña un deseo consistente en de todos esos males se alivien o desaparezcan. Pues bien, según Locke, el malestar producido por los deseos es quien determina a la voluntad: lo que inmediatamente determina a la voluntad en cada acción voluntaria es el deseo sobre algún bien que está ausente, sea éste negativo, como en el caso del alivio de un dolor, sea positivo, como el que se obtiene de algún placer. {Texto 21j}
  11. Locke critica también aquellas concepciones filosóficas que - al modo platónico - parten del presupuesto de que es la CONTEMPLACIÓN DEL BIEN lo que determina la voluntad de los hombres. Y es que, según Locke, si la voluntad estuviese determinada por la contemplación del bien, entonces tal bien, que es infinito, debería determinar de tal modo la voluntad que ésta no debería hacer otra cosa que perseguirlo de un modo primordial, dejando de lado otros bienes como la esperanza de riquezas, honores u otros placeres mundanos. Pero que esto no es así, es algo que se puede comprobar fácilmente por la experiencia. Esto es lo que lleva a Locke a reafirmarse en su opinión de que la voluntad o potencia que nos impulsa a realizar una acción frente a cualquier otra es algo que viene determinado en nosotros por un malestar. {Texto 21k}
  12. Locke se pregunta ahora ¿QUÉ ES LO QUE MUEVE AL DESEO? Su respuesta es clara: la FELICIDAD. Según él, tanto la felicidad como la desgracia son dos extremos que desconocemos pero que se encuentran íntimamente unidos a los placeres y dolores tanto del cuerpo como del alma. Por ello, señala Locke, la felicidad, es su grado máximo, sería el mayor placer de que somos capaces, y la desgracia el mayor dolor. Al mismo tiempo, a aquello que es capaz de producirnos un placer lo llamamos BIEN, mientras a lo que nos produce dolor le denominamos como MAL. {Texto 21l}
  13. Ahora bien, según Locke, el pretendido BIEN SUPREMO de los filósofos no es quien determina realmente a la voluntad. Y es que, según Locke, tanto las necesidades ordinarias de nuestra vida (malestar del hambre, sed o calor) así como nuestras fantasías (deseo de honores, riquezas, poder) hacen que sólo una parte muy pequeña de nuestra vida está exenta de tales molestias, como para permitirnos el lujo de sentir la atracción de un bien ausente (el bien supremo) que se muestra como más remoto. Aunque estimemos y contemplemos la realidad de ese bien supremo, lo cierto es que no forma parte cotidianas de nuestros malestares ya que está ausente. Y es que un bien, aunque parezca muy excelente y se admita como tal, no actúa sobre nuestra voluntad hasta que no provoca el deseo en nuestras mentes, que haga que nos sintamos inquietos por su ausencia. Por todo ello, según Lógico, sería lógico suponer que no determina esencialmente a la voluntad. {Texto 21m}
  14. Locke critica la concepción de la libertad entendida, como LIBRE ALBEDRÍO, es decir, aquella teoría que basa la libertad en la total INDIFERENCIA y que la entiende como la capacidad de hacer lo que a cada uno lo que le da la gana. Con el objeto de justifica su crítica, Locke, señala que una de las características que definen al ser humano es la de contar con una mente que le permite suspender la ejecución y satisfacción de cualquiera de sus deseos para así examinarlos en detalle y decidirse por aquello que le parezca lo mejor. Niega que esta capacidad de determinarse a través del propio juicio para decidir y para hacer lo mejor no implica una limitación de la libertad como señalan aquellos que defienden la libertad absoluta de indiferencia. La indeferencia de la mente no constituye necesariamente una ventaja. Pone como ejemplo de lo que quiere decir el hecho de que, aunque un hombre tiene la libertad de elevar o no su mano para cubrir su cabeza, es decir, haciendo aquello que le da la gana y sin necesidad de reflexionar ( tal como defiende la teoría de la libertad como indiferencia ); lo cierto es que si alguien actuara así, ( es decir, dándole lo mismo cubrir o no la cabeza ) cuando le cae algo duro sobre ella, es evidente que estaríamos ante una difícil justificación de este tipo de libertad.  Por lo tanto, según Locke, el que un hombre determine e incline su voluntad hacia lo que estima que debe hacer, de acuerdo con los dictados de su pensamiento y de su juicio, no limita para nada su libertad. Y es que si la libertad consistiera en desentenderse de los dictados de la razón, entonces resultaría que sólo los locos y los tontos serían seres libres. Locke piensa que es propio de seres racionales y libres el detenernos a reflexionar cuando no estamos seguros de lo que debemos hacer para así encontrar una guía de actuación. Quienes tengan la potencia de obrar así, de acuerdo con semejante determinación, serán agentes libres. {Texto 21n}
  15. Locke establece una diferencia entre FELICIDAD IMAGINARIA y FELICIDAD VERDADERA. Según él, encaminar nuestras acciones hacia la consecución de la felicidad verdadera es el fundamento necesario de nuestra libertad. Locke sitúa la felicidad imaginaria en la satisfacción de nuestros deseos particulares que no deberían ser más que el camino hacia la meta principal ya que no son más que una parte del bien mayor que deberíamos intentar obtener. Ahora bien, ¿en que consiste la felicidad verdadera si no reside en las distintas satisfacciones particulares? ¿cómo podríamos alcanzar tal felicidad? Aquí Locke se muestra muy remiso a la hora de dar una contestación: únicamente habla de la necesidad de mantener nuestra voluntad en estado de indeterminación en tanto no hayamos examinado completamente lo bueno y lo malo de nuestras acciones y, sin comprometerse más, piensa que tras este examen detenido y maduro, estaríamos en condiciones de acertar en nuestra búsqueda de la felicidad verdadera. {Texto 21o}
  16. El que todos los hombres aspiren a la felicidad no implica que todos quiera la MISMA CLASE de felicidad. Es evidente que lo que para algunos es agradable para otros es desagradable lo que explicaría, según Locke, que los filósofos antiguos se preguntasen en vano si el summum bonun consistía en los deleites corporales o en al virtud y en la contemplación. Y es que se partía de la base de que la mayor felicidad consistía en tener aquellas cosas que producen el mayor placer, y en la ausencia de aquellas que provocan molestia o dolor. Ahora bien, dado que los hombres son diferentes, las cosas que podrían producir la felicidad también debían ser diferentes. Por último, Locke, hace referencia también a algo importante: según se ponga el acento, para la consecución de la felicidad, en esta vida o en la otra, la visión sobre la misma es distinta. Locke no toma partido sobre esta cuestión. Únicamente señala que si no se espera nada más allá de la tumba, lo lógico sería situar la consecución de la felicidad en esta vida. En este contexto, resultaría curioso analizar cual es la razón que le lleva a Locke a comparar este tipo de vida con la de unos pobres insectos, como las abejas y los escarabajos, ya que, afirma Locke, mientras unos buscan el deleite en las flores y la miel, los otros prefieren otros alimentos, de tal forma que, después de haberles deleitado durante algún tiempo, dejan de existir para no volver a existir jamás. ¿Reprocha Locke  a los hombres que, con sus acciones, siguen una forma de vida parecida o se mostraría de acuerdo con ellos? {Texto 21p}
  17. Locke afirma que si los hombres siguen distintos y opuestos caminos en la búsqueda de la felicidad, ello se debe a que existen DISTINTOS MALESTARES que determinan su voluntad. Afirma que, por ejemplo, los DOLORES CORPORALES producidos por la indigencia o por la enfermedad actúan forzando a la voluntad y desviando a los hombres en la búsqueda de la verdadera felicidad. Por otra parte, los JUICIOS EQUIVOCADOS originan deseos equivocados y, con ello, bienes aparentes. Locke señala que el juicio erróneo que nos confunde y hace que la voluntad se determine por aquello que es más nefasto, consiste en un mal cálculo a la hora de comparar el bien y el mal que existen en las cosas. Y este error de cálculo se produce esencialmente cuando comparamos los placeres o dolores presentes con los futuros permitiendo que se impongan los primeros y desechando los segundos. Y es que, normalmente, aquello que está presente obtiene nuestra preferencia como si fuera lo mejor. El placer presente ocupa de tal modo nuestras estrechas almas, llena tan completamente nuestra mente, que apenas deja algún pensamiento para las cosas ausentes. Lo mismo se puede decir del dolor presente, al que consideramos como algo de lo que hay que liberarse como sea, constituyéndose, su desaparición, en una condición primera y necesaria para la felicidad, con independencia de lo que en el futuro ocurra. Por otro lado, el bien ausente o el placer futuro es algo al que los hombres dan largas si tienen por delante momentáneos y presentes deleites. En definitiva, cuando los hombres se encuentran libres de dolor, tienden a la consecución del primer placer que esté a su alcance (y que no suele tener nada que ver con el placer futuro sino con el presente). Lo que sucede es que ese primer placer no suele ser eterno con lo que siempre aparece algún nuevo deseo que altera la primera felicidad. Esto es lo que hace, a la mayoría de los hombres,  ir más allá en la búsqueda de otros bienes o placeres, lo que les llevará, sin duda, a cometer nuevos errores pues la mayoría de las veces situarán, de nuevo, la felicidad en decisiones que no conducen a ella. {Texto 21q}
  18. Locke se pregunta también si el hombre tiene la capacidad de CAMBIAR el agrado o desagrado que acompaña a cualquier clase de acción. Su respuesta es afirmativa. Y es que, según Locke, el GUSTO DE LA MENTE es tan diverso como el del cuerpo y supone un gran error pensar que los hombres no pueden alterar el agrado o desagrado de ciertas acciones que, en principio pueden parecer desagradables, y, sin embargo, pueden acabar por convertirse en un deleite. Para justificar su postura, Locke, pone el ejemplo de la persona que siente placer ante una determinada comida y sin que ello tenga que hacer referencia a ninguna otra finalidad que al placer presente. Ahora bien,  es cierto también que la consideración del placer que podemos encontrar en poseer una buena salud, puede añadir un nuevo gusto, capaza de hacernos ingerir un brebaje de sabor desagradable. En este sentido, por tanto, una visión más amplia y finalista de una situación, nos puede hacer cambiar nuestra concepción acerca de que es lo bueno y la felicidad. {Texto 21r}
  19. Al finalizar el Capítulo XXI, Locke, realiza una RECAPITULACIÓN de todo lo dicho, hasta ahora, en relación con la LIBERTAD y la VOLUNTAD. De tal recapitulación se podría destacar lo siguiente:
    A) La libertad es una potencia de actuar o de dejar de hacerlo, de acuerdo con los designios de la mente.
    B) La potencia de dirigir las facultades operativas del movimiento o del reposo es lo que denominamos como Voluntad.
    C) Aquello que determina la voluntad para que realice algún cambio en su actuación es un malestar o Deseo.
    D) El deseo siempre está impulsado por la tendencia a huir del mal ya que la liberación de tal dolor es condición indispensable para lograr la felicidad.
    E) El bien, en general, no es quien mueve constantemente al deseo ya que el hombre está condicionado grandemente por el presente.
    F) Los deseos particulares no determinan necesariamente a la voluntad ya que el hombre tiene el poder de dejar en suspenso una decisión o una acción impidiendo que la voluntad se determine para realizar un acto.
    G) La capacidad de juicio es quien, en última instancia, determina al hombre, el cual no sería libre si su voluntad estuviera determinado por algo distinto a su propio juicio o capacidad de decidir sobre sus deseos.
    H) Locke critica a aquellos que sitúan la libertad en el ámbito de la indiferencia. Y es que tal indiferencia elimina el juicio y, eliminado éste, el hombre se convierte en un idiota y en un imbecil. {Texto 21s}
  20. Después de la recapitulación anterior, y, resumiendo un tanto todos los capítulos anteriores, Locke, reduce las IDEAS PRIMARIAS y originales de la mente (cualidades primarias) a las siguientes:
    1) Extensión
    2) Solidez
    3) La movilidad o potencia de ser movido (potencia activa y pasiva)
    4) Existencia
    5) Duración
    6) Número
    Estas cualidades primarias están presente realmente en las cosas mientras que las secundarias no. Por ejemplo, es evidente que el oro o el azafrán tienen la potencia de producir en nosotros la idea de lo amarillo y que la nieve o la leche lo tienen de producir la idea de lo blanco. Ahora bien, cuando queremos investigar la causa de todo esto, no podemos encontrar en las cosas tales ideas. En ellas únicamente está presentes, como algo primario, la extensión, la solidez, la movilidad, etc. {Ver texto 21t}

    Capítulo XXI
    Comentarios

    Ensayo