En primer lugar hemos de considerar si los incontinentes obran con
conocimiento o no.....Empleamos la palabra saber en dos
sentidos....y es que hay
una diferencia entre hacer lo que no se debe poseyendo conocimiento, pero sin
tenerlo en cuenta, y teniéndolo en cuenta....En definitiva es posible tener
conocimiento y, en cierto modo, no tenerlo, como le ocurre al que se embriaga, o
está loco o duerme. Pues bien, es precisamente ésta la condición en que se
encuentran los que están dominados por las pasiones; en efecto, los accesos de
ira, los deseos sexuales y algunas pasiones semejantes producen manifiestamente
trastornos hasta en el cuerpo, y en algunos inclusos accesos de locura. Es
evidente, por tanto, que debemos decir que los incontinentes se encuentran en un
caso semejante. El hecho de que se expresen en términos de conocimiento, no
indica nada, ya que incluso los que están dominados por esas pasiones.......También podría considerarse la causa, desde el punto de vista de las
leyes
de la naturaleza y de esta manera: una opinión es universal, la otra se refiere
a lo particular, que cae ya bajo el dominio de la percepción sensible......Por
tanto, cuando se da la opinión universal que nos prohíbe gustar, y por otra
parte la de que todo lo dulce es agradable y esto es dulce...y a la vez se da el
deseo de gustarlo, la primera nos está diciendo que lo rehuyamos, pero el deseo
nos mueve a a lo contrario....de suerte que ocurre que somos incontinentes
movidos en cierto modo por la razón y la opinión, opinión que no se opone a
la recta razón por sí misma, a no ser por accidente, pues es el deseo, no la
opinión, el que es contrario a la recta opinión.
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