Puesto que hay también quien es de tal índole que goza menos de lo debido
con los placeres corporales....el hombre continente ocupará el lugar intermedio
entre éste y el incontinente. El incontinente se aparta de la regla por exceso;
éste por defecto; el continente se atiene a ella y no se desvía ni en un
sentido ni en el otro. Y puesto que la continencia es buena, necesariamente
tienen que ser malas las dos disposiciones contrarias....Tanto el continente
como el morigerado son de tal índole que no hacen nada contrario a la razón
por causa de los placeres corporales; pero el primero tiene y el segundo no
tiene apetitos malos, y el uno es tal que no puede sentir placer contrario a la
razón, mientras que el otro puede sentirlo, pero no dejarse arrastrar por él.
También se parecen el incontinente y el desenfrenado, siendo distintos: ambos
persiguen placeres corporales, pero el uno cree que debe hacerlo, y el otro que
no debe.......Tampoco es posible que una misma persona sea a la vez prudente e
incontinente....Y es que el hombre prudente lo es no sólo por saber sino por
ser capaz de actuar, y el incontinente no es capaz de actuar. En cambio, nada
impide que el hombre hábil sea incontinente, y por eso en ocasiones algunos
parecen prudentes e incontinentes, porque la habilidad difiere de la prudencia.
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