Tratándose de la virtud no basta con conocerla, sino que se
ha de procurar tenerla y practicarla....Ciertamente, si los razonamientos
bastaran para hacer buenos a los hombres reportarían muchas grandes
remuneraciones.....pero, de hecho, si bien tienen fuerza para exhortar y
estimular a los jóvenes generosos y para infundir el entusiasmo por la virtud
en un carácter noble y amante de la bondad, resultan incapaces para la nobleza
y la bondad del vulgo, que de un modo natural no obedece por pudor, sino por
miedo, ni se aparta de lo que es vil por vergüenza, sino por temor al castigo.
Como la mayor parte de los hombres viven a merced de sus pasiones....y de lo que
es hermoso y verdaderamente agradable ni siquiera tienen noción, no habiéndolo
probado nunca. A tales hombres, ¿qué razonamiento podrá reformarlos? No es
posible, o no es fácil, desarraigar por la razón lo que de antiguo está
arraigado en el carácter.
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