Antepasados:
Aunque hoy sabemos que no es cierto, durante tiempo se pensó que lo orígenes de Nietzsche
no eran alemanes sino polacos.Culpable de esta visión son tanto las
Su padre:
Karl Ludwig NietzscheSu madre:
FranziskaTe llamárás hijo mio, dijo el día del bautizo, sobre la tierra, Friederich Wilhelm, en recuerdo de mi benefactor real, el día de cuyo cumpleaños naciste.
El 10 de julio de 1846 nació una hija a la que pusieron
el nombre de Elisabeth. En febrero de 1848 tuvieron un segundo hijo que recibió
el nombre de Joseph.
De pequeño, Nietzsche, parece que tardó más de lo normal en empezar a hablar,
aunque, cuando lo hizo, todo discurrió normalmente. Lo que más le encantaba de niño era
contemplar a su padre improvisando delante del piano. Era de caracter tranquilo aunque con
accesos de cólera: cuando algo no le iba según sus deseos, se tumbaba de espaldas al
suelo y movía con furia las piernas. Los testimonios futuros de Nietzsche muestran que de
los años infantiles le quedó un recuerdo de profunda afección hacia su padre. En Ecce
homo, Nietzsche afirma lo siguiente acerca de
él
Algunos hemanos de la señora Nietzsche fueron psiquicamente anormales; una
hermana suya llegó a suicidarse, otra se volvió loca. A ello hay que añadir que su
hermano padeció, a los 68 años, transtornos psíquicos. Qué este fue una asunto que
parece que preocupó a Nietzsche, lo demuestra la carta
que escribe a su madre a raiz de la muerte de su tío el pastor Theobald Oehler
en el verano de 1881. Estos enfrentamientos, ya desde pequeño, con su madre nos muestran
su verdadero caracter entre irónico y realmente crítico con todo intento de ocultación.
Su madre (deseosa de ocultar la locura de su hermano) le replicó enérgicamente pocos
días despues (el 13 de julio de 1881) y reformuló el asunto en los siguientcs términos:
Si creo que eso es lo más probable: en un estado de excitación de ánimo el pobre Theobald quiso tomar un baño (para tranquilizarse) y le dio el golpe. Eso pasa a menudo.»
Un año después, Nietzsche, llegó incluso a formular,
en carta a Paul Rée del 11 de marzo de 1882, la siguiente interpretación:«Imagínese
usted que el verano pasado uno de mis parientes más próximos sufrió tal ataque en el
baño, que no habiendo nadie cerca de él, se ahogó.»
Biografía de Nietzsche
Años tristes: (1848-1850)
Pero en el año 1848 la felicidad de la casa pastoral de Nietzsche tuvo un
final brusco. El padre enfermó y murió el 30 de julio del año siguiente,1849.
Su muerte parece que fué debida a un tumor cerebral.
Pero no terminaron ahí las desgracias. En febrero de 1850 murió tambien el hermano más
joven de Nietzsche, Joseph, a consecuencia, según informes de la madre, de
espasmos debidos a la dentición. El profundo impacto que este triste acontecimiento
produjo en Nietzsche le lleva a informarmos como tuvo un sueño premonitor poco antes de poner su hermano enfermo.
Biografía de Nietzsche
NAUMBURG:
Todas estas desgracias hacen que la vida de Nietzsche en Röcken tuviera que
finalizar. Su madre toma la decisión de trasladarse a Naumburg a comienzos de
abril de 1850. Ello significaría tambien para el pequeño Frederich una profunda
decepción. Apenas puede dormir la noche de la despedida y cuenta, como al bajar al patio,
pudo observar como los carruajes de la mudanza iban siendo cargados a la luz de linternas.
Esta melancólica escena nocturna le acompañó largamente, y tuvo que pasar no poco
tiempo hasta poder considerarse reconciliado con su nueva localidad.
En Naumburg, Friederich Nietzsche, experimenta sus primeros años de colegio. En
principio fue enviado a una escuela pública con el objetivo de que se
relacionase con jovenes de otras capas sociales y así aprendiese a aumentar su
comprensión social, lo que podría servirle como futuro pastor. Sin embargo, la esperada
camaradería de Nietzsche con otros muchachos no llegó a producirse. Siempre vieron en
él a alguien extraño. Era demasiado educado y afable. Con 19 años, Nietzsche recordará
esta étapa, como la época de la dignidad de un pequeño filisteo. Del año
transcurrido en la escuela pública nos ha quedado una anécdota que nos cuenta su hermana y nos muesta
como parece que era Nietzsche de niño.
La poca adaptación de Nietzsche a la escuela pública fue motivo para que lo cambiaran de
colegio y lo enviaran al Instituto privado del candidato Weber. En él pasará
Nietzsche el período de su vida comprendido entre la primavera de 1851 y el otoño de
1854. Tambien allí hará lo primeros amigos de los que tenemos constancia: Wilhelm
Pinder y Gustav Krug.
En el Instituto lo esencial era la enseñanza religiosa, con un aprendizaje rudimentario
de griego y de latín. Al margen del mismo, Nietzsche, muestra interés por la música y
la poesía. Afirma escribir un poema cada tarde y muestra admiración por la música
clásica (Mozart, Haydin, Beethoven y Bach) y desprecio ante la música moderna,
que, en aquella época, era la música de Liszt y de Berlioz.Por lo demás, la vida de
Nietzsche discurre, durante estos años de instituto, sin muchos sobresaltos. En casa vive
rodeado de mujeres (madre, hermana y abuela) y de una paz entrañable. Su hermana lo
adoraba. Su abuela Erdmuthe le contaba historias de su juventud y de Napoleón.
Parece que está imágenes sobre la figura de Napoleón quedarían grabadas de modo
imborrable en la memoria del muchacho. Por su parte, sus amigos eran afables y sensibles
con él, amén, de considerarlo como superior y guía. Su madre, con 30 años, decide
tomar casa propia. Ello hace que en el verano de 1858 se muden a una casa situada en
Weingarren 18, en donde la madre de Nietzsche viviría hasta el día de su muerte
en 1897.
Ese mismo verano la madre de Nietzsche recibirá una carta del rector de la Escuela
Provincial de Pforta en donde se ofrecía una beca a su hijo para que continuara
allí sus estudios. La aceptación sería inmediata, iniciándose otra etapa en la vida
del joven Frederich.
Biografía de Nietzsche
PFORTA: Período inicial
La escuela provincial de Pforta pasaba por ser el mejor centro de formación
humanística de la época. Surge en 1543 a partir de una abadía cisterciense y, por
ello, ocupaba una gran extensión y estaba protegida por gruesos muros conventuales. En
torno a los claustros conventuales, el edificio contaba con las aulas necesarias para los
alumnos, asi como instalaciones para el baño y el deporte. Contaba tambien con un gran
jardín y viviendas para 12 profesores. Los alumnos internos no podían pasar de 180. Los
denominados Extraneer, eran alumnos pensionados y no podían pasar de 20.
La escuela tenía, en su funcionamiento interno, un gran parecido con las instituciones
prusianas de formación de cadetes, con la diferencia de que en vez de formar militares,
impartían enseñanzas humanísticas, alentadas esencialmente en el espíritu de la
antigüedad. Nietzsche mostrará su preferencia por Salustio al que denomina como
el más brillante, florentissimus de los escritores romanos. Tambien se impartía
enseñanza acerca de la literatura tanto alemana como universal.
Nietzsche ingresó en Pforta el 5 de octubre de 1858 despues de conseguir una
beca de la ciudad de Naumburg. En los primeros tiempos siente gran nostalgia por su
familia y escribe siempre, a primeras horas de la mañana, una carta a su madre. Poco a
poco, sin embargo, se irá integrando en la disciplina y el estudio de la escuela.
Su comportaamiento no era malo pero tampoco ejemplar como lo demuestran el que más de una
vez sus profesores se quejaron de él. En este contexto es muy revelador el
Sin otra compañía que la mía,
que ellos se entreguen en los sótanos a sus libaciones
hasta caer en el suelo.
Yo practico mi oficio de señor.
Durante su estancia en Pforta, los amigos de Nietzsche siguen siendo Krug y
Pinder. Con ellos se conjura en la torre de Schöngurg, para fundar, el 25
de junio de 1869, una alianza a la que dieron el nombre de Germania.
Biografía de Nietzsche
PFORTA: PERÍODO FINAL
El final del período escolar en Pforta representa la primera crisis
seria de Nietzsche. Comenzaron a resultarle agobiantes tanto la estrechez de miras de la
escuela como de su piadosa casa materna, asi como el nivel intelectual de los dos amigos
de Naumburg y la asocición Germania.
En relación con ellos, el distanciamiento fue cada vez a más y la crítica de Nietzsche
pasa a ser dura y segura de sí misma en demasía. Resulta perceptible tanto el rigorismo
tan desagradable que Nietzsche mostrará con sus amigos, como la ironía crítica que
tanto daño podía causar. Todo ello provocó que, a partir de 1862, los escritos enviados
por sus dos amigos cesaron por completo.
Es tambien evidente la manifestación de la crisis de pubertad que sacude violentamente
sus sentimientos vitales,oscilando entre la veneración y la rebelión, entre el orgullo y
el autoodio. De este tipo de sentimientos da fé el siguiente escrito que envió a su
hermana:
No sé qué amo,
no tengo paz ni descanso
no sé qué es lo que creo,
¿por qué vivo aún, para qué?
El 28 de julio de 1862, mientras leía el Emile de Rousseau, Nietzsche, envia a uno de sus condiscípulos, llamado Granier, y que luego se haría médico, un fragmento de novela títulado
Euphorion, que nos muestra claramente cual era su estado de ánimo por estas fechas.Ay, si en mí cansancio del mundo
pudiera volar lejos,
y como la golondrina hacia el Sur
caminar hasta mi tumba:
el aroma de la tarde de estio alrededor mío,
y cintas doradas.
Aroma de las rosas de las coronas murtuorias
y risa infantil y discursos.
Se plantea tambien a que va dedicarse en su vida. Durante un tiempo tuvo la idea de dedicarse a la música: cuando no oigo música, todo se me aparece muerto, afirma en abril de 1863. Pero será el amor a la antigüedad lo que le decida dedicarse a la Filología.
Sólo en los últimos años de mi vida en Pforta abandoné, conociéndome al fín más exactamente a mi mismo, todo plan vital centrado en el arte; el hueco así abierto fue ocupado, desde ese mismo momento, por la filología.
Y es que Nietzsche, frente a su desasosiego interno, necesitaba, en esos
momentos, de una ciencia que le obligara al estudio serio y friamente lógico,
aunque sus resultados no debieran dejar frió al corazón. Y eso se lo ofrecía en su
época la Filología y científicos como Steinhart o Corssen. Su
interés por la filología le llevó, siendo alumno del último curso, a realizar
un comentario al primer coro del Edipo Rey,
que prefigura lo que será posteriomente su Origen de la
Tragedia.
Es evidente que con las idea aquí desarrolladas siguió Nietzsche trabajando en años
sucesivos hasta que despues de su encuentro personal con Wagner, venga a publicar El
origen de la tragedia.
El trabajo de fin de curso, el denominado trabajo de valedicción, lo realiza Nietzsche
sobre Teognis de Megara. De todas formas se ha exagerado sobremanera la
entrega personal de Nietzsche con este autor y su influencia en cuestiones de tipo ético.
El 8 de julio de 1864 acabo su trabajo y en carta a Deussen se refirió a él en
los términos siguientes.
Se ha afirmado posteriormente a menudo que Nietzsche vio en el aristócrata Teognis,
campeón de la nobleza dórica, una naturaleza próxima a la suya, incluso que la ulterior
transvaloración de todos los valores que Nietzsche llevó a cabo tuvo
aquí su configuración primera. Pero de todo ello no cabe ni hablar en lo que hace a este
trabajo de la época de Pforta. Nietzsche unicamente afirma que Teognis luchó
al lado de la nobleza y en contra del Partido popular. Caracteriza a los nobles como los
buenos (tous agazous) y al partido popular como los malos (tous kakous).
Pero en ningún momento se identifica Nietzsche con Teognis.Todo lo contrario, como puede
verse en la caracterización que realiza de Teognis.
Despues de presentar su trabajo de validación, Nietzsche, se presenta el 4 de
septiembre de 1864 en Naumburg con el curso acabado.. Finaliza así su período
de formación en Pforta. Su nuevo objetivo: estudiar en Bonn.
En 1887 Nietzsche,recordando su época de Pforta, realiza el siguiente comentario.
En Agosto de 1859 el propio Nietzsche describe en su diario la jornada de los internos de Pforta.
Biografía de Nietzsche
BONN
Al finalizar sus estudios en Pforta, Nietzsche, siendo fiel a los deseos de su
madre, mandó reservar matrícula en la facultal de Teología de Bonn. Allí
llegó el 16 de octubre de 1864 con su amigo Deussen. Despues de visitar
una docena de las más diversas habitaciones para estudiantes, alquilaron dos, una
enfrente a la otra, al maestro tornero Oldag. Entre las ventajas que Nietzsche
encontraba en su nueva habitación estaba su proximidad a la casa natal de Beethoven.
Nietzsche no se encontraba especialmente atraido por la carrera teológica, o cuanto
menos, filológica, en el sentido de entregarse totalmente a ella. Lo cierto es que se
había matriculado en teología por amor a su madre. Al final de la época de Leipzig
escribía:
De la teología me preocupé tan sólo en lo relativo a lado filológico de la
crítica bíblica y al problema de la investigación de las fuentes del Nuevo Testamento.
Es lo único que me atrajo....
Nietzsche, en Bonn, siempre se consideró como un estudioso de las artes
liberales en general y, por ello, buscó más la vida y el arte que los libros y las
aulas.
Para empezar se hizo miembro de la corporación estudiantil
LEIPZIG
Nietzsche llega a Leipzig el 17 de octubre de 1865. Aquí vivió hasta la
primavera de 1869 -con interrupciones debidas al servicio militar- años decisivos de
estudiante universitario. Despues de una larga búsqueda de hospedaje, alquiló, junto a
su amigo Mushacke, a un viejo librero llamado Rohm, una habitación,
ya en el suburbio de la ciudad, en la
BERLÍN
(
Berlín
(ACCIDENTE)
En necesario referir en esta época un accidente que Nietzsche
tuvo y en donde irrumpe por primera vez de una forma clara la enfermedad en la
vida de Nietzsche como elemento perturbador y salvador al mismo tiempo. A comienzos de
marzo de 1868 le salió mal un salto de su caballo cuando hacía uno de sus ejercicios de
equitación. Se golpeó fuertemente el pecho con el borrén delantero de la silla de
montar, y sintió un violento dolor. A pesar del incidente siguió cabalgando duro como
era para consigo mismo-, sin atender al dolor, aunque éste iba en aumento.Por la tarde, a
la hora de la intrucción, perdió por dos veces el conocimiento y tuvo ya que acostarse. «Pasé
diez dias amarrado al duro lecho, en el peor sentido de la palabra, es decir, inmóvil,
como clavado y atado con cuerdas, con terribles dolores, fiebre continuada, sin poder
descansar ni de día ni de noche, con compresas de hielo», escribía el 3 de abril
de 1868 a Rohde. «a eso vino a unirse, como funesto compañero, una tenaz
gastritis catarral.» Por primera vez nos encontramos, pues, aquí con una alusión a
una dolencia gástrica de Nietzsche, dolencia que tanto tendria que ocuparle
después. A qué pudiera deberse el «mal estado general» que, de acuerdo con una carta a
Ritschl, le obligó a permanecer inmóvil en su habitación durante varios días ya
en febrero es cosa que, de todos modos, ignoramos. La gastritis catarral
fue, por supuesto, superada sin mayores complicaciones, pero no deja de resultar asumible
como prueba de cierta debilidad gástrica que habría afectado a Nietzsche con
anterioridad, incluso, a la afección que vino a contraer al hilo de la guerra de 1870.
Las
Berlín
(Conocimiento de Wagner)
Cuando Nietzsche regresa a Leipzig, el 16 de octubre de 1868, ya superada su
enfermedad, y liberado del servicio militar, ya no se considera a sí mismo como un
estudiante. De hecho colabora en la Rheinisches Museum, una de las revistas más
importantes del mundo académico alemán. Además, proyecta su tesis doctoral.
Lee al Kant de Kuno Fischer, y nos describe ya claramente su posición
Berlín
(Cátedra de Basilea)
El 10 de enero de 1869 recibe una noticia que le conmocionó: a comienzos de
diciembre de 1868 queda libre en Basilea, a consecuencia de la partida del profesor Adolf
Kiessling, una cátedra de Lengua y Literatura griegas. Para poder proponer un
sucesor Kiessling se dirigió a Ritschl pidiéndole informes sobre Nietzsche,
cuyos trabajos siempre le habían llamado la atención. El
Berlín
(Apunte autobiográfico)
¿Qué significa el siguiente apunte autobiográfico de Nietzsche que los editores
sitúan en la época que media entre el otoño de 1868 y la primavera de 1869?
Lo que me llena de espanto no es la terrible figura que hay detrás de mi silla, sino su voz; y tampoco las palabras, sino el tono inhumano y terriblemente inarticualado de esa figura. Ay, si por lo menos hablara como hablan los humanos.
¿Pesadilla aislada de caracter alucinatorio? ¿ataque epiléptico, sin perdida
de conciencia, sufrido por él en su juventud? ¿Qué le susurró aquella voz inhumana e
inarticulada hasta producir en él un sobrecogimiento que le llegó hasta los tuétanos?
Son preguntas casi imposibles de contestar. Ahora si, lo que si sabemos cierto es que, ya
sea un suceso aislado o un suceso de los muchos que pudieron presentársele ya desde su
juventud (es posible que su hermana, del mismo que hizo con los documentos de la
enfermedad de su padre, se dedicara a destruir todos los testimonios de Nietzsche sobre
episodios de este tipo.El anterior se le escparía por encontrarse perdido en la penultima
página de un cuaderno) supo convivir con su demonio y lo venció. Y así siguió,
creando, hasta su derrumbamiento.
NOTAS DE LA HERMANA DE NIETZSCHE:
«Se me ha enseñado a retrotraer el origen de mi sangre y de mi nombre a nobles
polacos que se llamaban Nietzki y que hace mas de cien años abandonaron casa y solar
cediendo, al fin, a insoportables opresiones de tipo religioso: eran, ciertamente,
protestantes. No quiero negar que de muchacho no me sentía especialmente orgulloso por
este origen mío polaco: lo que en mí hay de sangre alemana proviene exclusivamente de mi
madre, de la familia Oehler, y de la madre de mi padre de la familia Krause, y me parecía
que a pesar de ello, en lo esencial seguía siendo polaco. Que mi aspecto externo
corresponde hasta hoy al tipo polaco es cosa que me ha sido confirmada a menudo.»
COMPORTAMIENTO DE NIETZSCHE EN PFORTA:
«¡Querida gente!···Todas las semanas incumbe a uno de los nuevos alumos del
último curso la inspección semanal de las dependencias escolares, esto es, tiene que
apuntar en una hoja todo lo que precisa reparación en los cuartos, armarios, auditorios,
etc., y entregarla despues, con todas estas observaciones, en el cuarto de la inspección.
La semana pasada me tocó a mí; se me ocurrió, sin embargo, hacer algo mas picante este
aburrido asunto con un poco de humor, y redacté la hoja dc un modo tal que todas las
observaciones aparecian en forma de broma. Los severos señores profesores se asombraron
mucho de que se pudieran hacer chistes sobre una cosa tan seria, me hicieron comparecer el
sábado ante el sínodo y me condenaron a una pena no menor a tres horas de encierro y la
pérdida de algunos paseos. Si pudiera reconocerme alguna otra culpa que la de la mera
falta de precaución, la cosa me fastidiaría; pero como no puedo, no me he preocupado ni
un memento por ello, limitándome a sacar la enseñanza de tener más cuidado en lo
sucesivo con las bromas.»
En el informe, a lo que parece, Nietzsche había escrito, entre otras, las siguientes cosas:
«En el auditorio tal y tal arden las lamparas tan
parsimoniosamente, que los estudiantes se sienten tentados a encender sus propias
lámyaras...
En la séptima clase acaban de pintar los bancos, y estos muestran una indeseable
tendencia a pegarse a los que los ocupan.»
La pena a la que fue condenado le fué dictada a él mismo, con la observación de que corría peligro su puesto de primus..
Resulta tambien revelador la posición de Nietsche ante su acción. Despues de recibir no una, sino varias reprimendas por parte de su madre, Nietzsche le contesta así:
«Tengo en estos momentos una cantidad enorme de trabajo, aunque me
encuentro mejor que nunca, tanto espiritual como físicamente. Estoy siempre de buen
ánimo - trabajo con muchas ganas. No puedo comprender cómo cres capaz de preocuparte un
solo momento por las consecuencias de aquella historia, ya que lo comprendiste bien y me
razonaste el caso perfectamente en tu carta. Tendré cuidado de no volver a actuar
precipitadamente; pero no creas que la cosa me ha complicado demasiado la vida.... Estoy
muy tranquilo. Como te decía: estoy de mejor humor que nunca, mis trabajos avanzan, tengo
un trato muy variado y agradable, en alguna influencia especial no hay ni que pensar, ya
que las personas que he tenido que conocer están todas muy por encima de mí. Hasta esta
temperatura tan fría me resulta agradable. En fin, me encuentro muy bien y en absoluto
tengo nada contra nadie, ni siquiera contra los profesores. Es comprensible que como tales
no pudieran tomar la cosa de otro modo que como la tomaron.
Puede resultar extraño e incluso pueden sonar poco sincera la cortante seguridad y
superioridad de Nietzsche en las palabras que dirije a su madre. Pero se comprenderá
mejor su sentido si se lee la carta en relación con lo que escribió en su diario
íntimo por aquellos días.
«Nada más erroneo que cualquier posible remordimiento por el pasado;
tómeselo como es, saquensec consecuencias de él, pero continúesc viviendo en calma,
asúmase uno a si mismo como un fenómeno cuyos diferentes rasgos forman un todo. Frente a
los demás cultívese la la tolerancia, a lo sumo puede llegar uno a lamentarse,
pero nunca hay que entregarse al enfado, ni tampoco al entusiasmo por nadie; los demás
están, todos ellos, ahí solamente para servir a nuestos fines. Quien mejor (sepa)
dominar, sera también quien mejor conozca a los hombres. Toda acción de la necesidad
esta justificada, toda acción que es útil es necesaria. Inmoral es toda acción que no
procura necesariamente necesidad a otro; nosotros mismos dependemos grandemente de la
opinión pública, tan pronto como sentimos remordimicnto y dudamos de nosotros. Si una
acción inmoral es necesaria, es moral para nosotros.»
GERMANIA
Esta asociación representa para Nietzsche la primera tribuna desde la que puede
hablar con voz propia y dar rienda suelta a sus impulsos creativos. Con las aportaciones
monetarias de los tres amigos se procuraban revistas, libros y publicaciones. Cada uno de
ellos enviaba a los otros sus trabajos mensuales, que eran criticados sin la menor
compasión, asi como sin la usual cortesía. Durante los dos años que funcionó la
asociación, Nietzsche, enviará todos los meses sus publicaciones literarias y
musicales. Será en esta época cuando Krug le de a conocer la obertura del Fausto de
Wagner asi como la partitura para piano de Tristán e Isolda del mismo autor.
Ahora bien, ¿cuáles eran los objetos principales de la reflexión de Nietzsche en esta
época?
Inicial Pforta
FATUM E HISTORIA y VOLUNTAD LIBRE Y FATUM
Si pudieramos contemplar la doctrina cristiana y la historia de la Iglesia con
mirada exenta de todo prejuicio, nos veríamos obligados a expresar algunas conclusiones
opuestas a las ideas generales vigentes. Pero claro, reducidos desde nuestros primeros
días al yugo de la costumbre y de los prejuicios, frenados por las impresiones de nuestra
infancia en la evolución natural de nuestro espíritu, determinados en la formación de
nuestro temperamento, nos creemos obligados casi a considerar como un delito la elección
de un punto de vista más libre desde el que poder emitir un juicio no partidista y acorde
con los tiempos sobre la religión y el Cristianismo. Un intento de este tipo no es obra
de varias semanas, sino de una vida.» Para no perder pie en «especulaciones
estériles», es preciso tomar como única base la historia y las ciencias naturales.
«Cuántas veces no se me habrá aparecido nuestra entera filosofía anterior como una
torre babilónica: alzarse hasta el cielo es el objetivo de todos los grandes esfuerzos,
el reino de los cielos en la tierra significa prácticamente lo mismo. El desconsolador
resultado ha sido una infinita confusión de ideas en el pueblo; grandes transtormaciones
habrán de ocurrir aún para que la masa comprenda que el Cristianismo descansa sobre
conjeturas; la existencia de Dios, la inmortalidad, la autoridad de la Biblia, la
inspiración y tantas otras cosas que nunca dejarán de ser problemas. He intentado
negarlo todo. Pero destruir es fácil; edificar, en cambio, qué dificil. E incluso
destruir parece más fácil de lo que es; estamos tan determinados por las impresiones de
nuestra infancia, por las influencias de nuestros padres, por nuestra educación, y lo
estamos hasta un nivel tan profundo de nuestro ser interior, que dichos prejuicios, tan
profundamente arraigados, no pueden ser facilmente removidos por argumentos racionales o
mera voluntad. El poder de la costumbre, la necesidad de algo superior, la ruptura con
todo lo establecido, la disolución de todas las formas sociales, la duda acerca de si
durante dos milenios la humanidad no se habra dejado extraviar por una falsa imagen, el
sentimiento de la propia osadía y audacia insobornable: todo ello mantiene una lucha no
resuelta, hasta que al final, una serie de experiencias dolorosas, de acontecimientos
tristes en nuestro corarón, nos llevan de nuevo a la vieja fe infantil. De todos modos,
observar la impresión que estas dudas causan sobre el animo tiene que ser, para cada
cual, un hito importante de su propla historia cultural. No puede pensarse sino que algo
tiene que permanecer firme, un resultado de toda aquella especulación, que no siempre es
saber, sino que bien puede ser mera fe, sí, algo que incluso un sentimiento moral puede
en ocasiones reanimar o dejar en suspenso. Al igual que la costumbre es un resultado de
una época, de un pueblo, de una disposición del espíritu, es la moral el resultado de
una evolución general de la humanidad. Es la suma de todas las verdades para nuestro
mundo; es posible que en el mundo infinito no signifique ya otra cosa que el resultado de
una dirección del espiritu en el nuestro; es posible que a partir de los resultados de
las verdades de los diferentes mundos evolucione de nuevo una verdad universal. Apenas
sabemos si la humanidad no será ella misma, ciertamente, otra cosa que un estadio, un
periodo en lo general, en lo que deviene, si no será una manifestación arbitraria de
Dios.¿Acaso no es el hombre sino mera evolución de la piedra por mediación de la
planta, animal? ¿No se habrá conseguido ya aqui su plenitud y no radicará también
aquí la historia? ¿Carece este devenir eterno de final? ¿Cuáles son los motores de
esta gran obra de relojeria? Están ocultos, pero son los mismos en ese gran reloj que
llamamos historia. La numeración horaria son los acontecimientos. Hora tras hora avanzan
sus agujas para comenzar de nuevo sonando ya las doce; irrumpe un nuevo periodo del
mundo.» ...
Todo se mueve en círculos gigantescos, que giran unos en torno de otros a la vez que
devienen; el hombre es uno de los circulos mas interiores. Si quiere medir las
oscilaciones de los que están en la periferia, tiene que abstraer de sí y de los que le
quedan mas cerca camino de los más amplios y englobantes. Los más próximos a él de
éstos son la historia de los pueblos, de la sociedad y de la humanidad. La
búsqueda del centro común de todas las oscilaciones, del círculo infinitamente
pequeño, es tarea dc la ciencia natural; puesto que el hombre busca, al mismo tiempo, en
si y para sí ese centro, ahora sabemos qué importancia única han de tener para nosotros
la historia de la ciencia natural. Pero en la medida en que el hombre es arrastrado a los
círculos de la historia universal, surge esa lucha de la voluntad individual con la
voluntad general; aquí viene a dibujar su presencia ese problema infinitamente importante
que es el de la justificación del individuo respecto del pueblo, el del pueblo respecto
de la humanidad, el de la humanidad respecto del mundo; aquí se dibuja, en fín, la
relación fundamental entre Fatum e Historia.
La concepción más alta de la historia universal es imposible para los hombres; el gran
historiador pasa a ser, igual que el gran filósofo profeta; porque ambos hacen
abstracción del círculo más interior camino del que queda más lejos.» Pero ¿qué
ocurre con el fatum?
«¿Acaso no se nos aparece y enfrenta todo en el espejo de nuestra propia personalidad?
¿Y no dan a un tiempo los acontecimientos el tono mismo de nuestro destino, en tanto que
la fuerza y debilidad con que se nos aparece depende esclusivamente de nuestro
temperamento?... ¿Qué es lo que arrastra con tal fuerza el alma de tantas gentes hacia
lo vulgar, dificultando así su ascensión a un mayor vuelo de ideas? Una estructura
fatalista del cráneo y de la columna vertebral, el estado y la naturaleza de sus padres,
lo cotidiano de sus relaciones, lo común de su entorno, incluso lo monocorde de su lugar
originario. Hemos sido infuenciados sin llevar en nosotros la fuerza suficiente para
contrarrestarlo, sin saber siquiera que somos influenciados. Renunciar a la propia
autonomía por la aceptación inconsciente de impresiones externas, reprimir capacidades
del alma por el poder de la costumbre y llenar, contra toda voluntad, el alma, hasta lo
más profundo, con los gérmenes del extravío es, ciertamente, una experiencia dolorosa.
En medida mayor volvemos a encontrarnos con todo esto en la historia de los pueblos.
Muchos pueblos afectados por los mismos acontecimieentos han sido influenciados de modos
muv distintos.
Querer imponer a la humanidad entera alguna forma especial de estado o de sociedad,
sometiéndola a tales o cuales estereotipos es, por tanto, un proceder muy restrictivo.
Todas las ideas sociales y comunistas adolecen de este error. Porque el hombre nunca es el
mismo; tan pronto, sin embargo, como fuera posible revolucionar, por obra de una voluntad
fuerte, el pasado entero del mundo, nos uniríamos a las filas de los dioses libres, y la
historia universal no sería para nosotros otra cosa que un autoencantarnos en brazos de
la ensoñación; cae el telón, y el hombre se encuentra de nuevo, como un niño que juega
con mundos, como un niño que se despierta con la luz de la mañana - que borra de su
frente los sueños terribles con una risa fresca.
La voluntad libre se presenta como lo sin ataduras, lo arbitrario, es lo infinitamente
libre, oscilante, el espíritu. El fatum, en cambio, es una necesidad, salvo que optemos
por creer quc la historia de la humanidad es un extravío onírico, las quejas indecibles
de los humanos meras imaginaciones, y nosotros mismos simples juguetes de nuestras propias
fantasias. El fatum es la fuerza infinita de resistencia contra la libre voluntad; la
libre voluntad sin fatum es tan escasamente pensable como el espíritu sin lo real, lo
bueno sin lo malo. Porque sólo la contraposición da lugar a los rasgos característicos.
Tal vez la libre voluntad no sea, de modo similar a como el espíritu sólo es la la
substancia más infinitamente pequeña y lo bueno no puede ser sino la más sutil
evolución de lo malo a partir de sí mismo, otra cosa que la potencia máxima del
fatum...»
«En la medida en que el fatum se le aparece al hombre en el espejo de su propia
personalidad, la libre voluntad individual y el fatum individual son dos aguerridos
contrincantes, de ahí que "la entrega a la voluntad de Dios'' y la "humildad''
no sean a menudo sino coberturas del temor cobarde a asumir con decisión el propio
destino y enfrentarse a él. Ahora bien, por mucho que el fatum se nos aparezca, en su
condición de delimitador último como más potente que la libre voluntad, ello no debe
llevarnos a olvidar dos cosas. Primero, que el fatum sólo es un concepto abstracto, una
fuerza sin materia, que para el individuo sólo hay un fatum individual, que el fatum no
es otra cosa que una concatenación de acontecimientos, que el hombre determina su propio
fatum tan pronto como actúa y crea, con ello, sus propios acontecimientos, y que su
actividad no comienza con el nacimiento, sino en padres y en antepasados.
La voluntad libre no es, a su vez, otra cosa tampoco que una abstracción y significa la
capacidad de actuar canscientemente, en tanto que como fatum entendemos el principio que
nos dirige al actuar incoscientemente», sin que deje de estar en ello en juego siempre
«una dirección de la voluntad», una dirección "que nosotros mismos no tenemos por
que tener ante nuestros ojos como un objeto». «Asi, pues, si no asumimos el concepto de
la acción inconsciente como un mero dejarse llevar por impresiones anteriores, desaparece
para nosotros la contraposición estricta entre fatum y libre voluntad y ambos conceptos
se funden y borran en la idea de individualidad. Cuanto mas se alejan las cosas de lo
inorganico y más se amplía la formación y la cultura, tanto más sobresaliente se hace
la individualidad, tanto más ricas y diversificadas sus características. ¿Qué
son la fuerza interior, capaz de autodeterminarse a la acción, y las impresiones
exteriores, su palanca evolutiva, sino voluntad libre y fatum?
En la voluntad libre se cifra para el individuo el principio de la singularización, de la
separación respecto del todo, de la irrestricción absoluta; el fatum pone, sin embargo,
al hombre en conexión de nuevo con la evolución general y le obliga, en la medida en que
ésta busca dominarle, a poner en marcha libremente fuerzas reactivas; una voluntad libre
absoluta, carente de fatum, haría del hombre un dios; el principio fatalista lo
convertiría en mero autómata»
EUPHORION
«La temprana aurora juega en el cielo con mil colores. Pero se trata de un fuego de
artificio ya muy visto, que me cansa. Mis ojos echan chispas de un modo muy distinto; temo
que hagan arder agujeros en el cielo. Siento que he abandonado enteramente el capullo. Me
conozco muy a fondo y sólo deseo encontrar la cabeza de mi otro yo para diseccionársela,
o mi propia cabeza infantil con rizos dorados... ay... hace veinte años...un niño... un
niño... qué extraña suena la palabra.¿También yo he sido un niño, también yo he
tenido que girar al compás del gastado mecanismo del mundo? Y ahora voy lenta y
confortablemente - mera matraca de un molino con tambor- a remolque de esa cuerda a
la que llaman fatum, hasta acabar podrido, hasta que el verdugo me soterre y sólo unas
cuantas moscardas me aseguren aún un poco de inmortalidad?
Al hilo de estos pensamientos siento casi en mí una disposición a la risa. Pero
entretanto, otra idea me inquieta: acaso surjan también de mis huesos florecillas, tal
vcz una "amable violeta" o incluso precisamente cuando el verdugo defeque sobre
mi tumba- un no me olvides. Despues llegarán los enamorados... ¡Repulsivo¡ ¡Repulsivo!
¡Qué podredumbre! Mientras saboreo todas estas ideas sobre mi futuro porque me resulta
más agradable pudrirme en la tierra húmeda que vegetar bajo el cielo azul, y mas dulce
hormiguear como un grueso gusano que ser un hombre, ese signo de interrogación flotante,
no deja de serenarme siempre el hecho de que haya hombres por la calle, hombres limpios,
decentes, divertidos, variopintos, que van de un lado a. otro. ¿Qué son? Sepulcros
blanqueados, como en algún sitio dijo algún judio.
En mi cuarto reina un silencio de muerte... Ante mí un tintero, en el que ahogar mi
corazón, unas tijeras, para ir acostumbrándome a cortarme el cuello, manuscritos, para
restregarme el cuerpo, y un orinal.
Frente a mí vive una monja, a la. que visito de vez en cuando para gozar de su decencia.
La conozco perfectamente, desde la cabeza al dedo gordo del pie, mas exactamente de lo que
me conozco a mí mismo. Antes era monja, una monja delgada y enjuta; yo era médico, y me
las arreglé para que engordara en seguida. Con ella vire, en matrimonio temporal, su
hermano, demasiado gordo y floreciente para mi gusto; me las ingenié tambien para
adelgazarle, hasta hacerle parecer casi un cadaver. Morirá un día de estos, lo que no
deja de resultarme agradable, ya que así podré diseccionarlo. Pero antes quisiera
escribir la historia de mi vida, porque aparte del indudable interés que tiene, resulta
de lo mas instructiva de cara a hacer pronto de los jovenes, viejos... en eso soy, sin
duda, un maestro. ¿Quién la leerá? Mis otros yos, de los que en este valle de
lagrimas tanto pululan. En este momento. Euphorion se reclinó un poco y comenzó a gemir,
porque padecía de la espina dorsal...»
ALCOHOL Y DESTEMPLANZA
«Cosa extraña, mientras que pequeñas dosis de alcohol, muy diluidas, me ocasionan
esa estrema desemplanza, yo me convierto casi en un marinero cuando se trata de dosis
fuertes. Ya de muchacho tenia yo en esto mi valentía. Escribir en una sola vigilia
nocturna una larga disertación latina y además copiarla en limpio, poniendo en la pluma
la ambición de imitar en rigor y concisión a mi modelo Salustio,y derramar sobre mi
latín un poco de grog del mayor calibre, esto era algo que, ya cuando yo era alumno
de la venerable escuela de Pforta, no estaba reñido en absoluto con mi fisiología, y
acaso tampoco con la de Salustio, aunque sí, desde luego, con la venerable escuela de
Pforta... Más tarde, hacia la mitad de mi vida, me decidí ciertamente, cada vez con
mayor rigor, en contra de cualquier bebida "espirituosa".»
COMENTARIO A EDIPO REY:
«En tanto que el drama de los germanos se ha desarrollado a partir del epos, a partir
de la narración épica de materias religiosas, el drama griego hunde sus raíces en la
lírica, combinada con elementos musicales.» La impresión trágica tomó cuerpo entre
los griegos «por la vía de las grandes escenas llenas de pathos, de los lirismos de gran
aliento, en buena parte musicales, en los que la acción era de muy poca monta, en tanto
que el sentimiento lírico lo era todo... El coro y las escenas llenas de pathos engloban,
por tanto, uno de los momentos más importantes y decisivos de cara al éxito del drama:
la música de la tragedia».
«Todas las observaciones nos llevan a la necesidad de subrayar un mérito
característico de los trágicos: su condición no sólo de poetas, sino también de
compositores. Aún mas: eran ambas cosas, una iba de la mano de la otra, y si a eso
añadimos que también en las disposiciones en grupo y a su consecuencia, la
orquestación, el arte escénico, tenían, según todos los testimonios, una gran
maestría, que incluso eran ellos mismos actores y hasta importantes..., venimos a
encontrarnos con que en sus obras de arte, obras en las que las artes más sublimes se
encuentran armoniosamente unidas, figura y opera ya que la más reciente escuela
musical propone como ideal de la "obra de arte del futuro".»
TEOGNIS:
«El lunes por la mañana comencé a trabajar con el ánimo un poco vacilante, y
escribí ese mismo día siete grandes páginas; el segundo día por la noche llevaba ya
escritas 16; el tercero, 27. ¿No hay una buena progresión en estas cifras: 1 x 7 x 2 x
8, 3 x 9? El jueves y hoy he escrito el resto; son 42 grandes páginas alargadas, que
pasadas a limpio darán bien unas 60, acaso más... ¿Que si estoy contento? No, no. Pero
no creo que hubiera podido decir algo mejor, ni siquiera esforzándome aún más. Algunas
partes son aburridas. Otras lingüísticamente pobres. Aquí y allá incurro en alguna
exageración, como cuando compare Teognis con el Marqués de Posa. He incluido todos los
apuntes y extractos que tenía ya hechos sobre Teognis. Lo que más me ha fastidiado es
haber tenido a menudo que copiar trozos enteros. Cito tanto a Teognis, que creo que la
mayor parte de sus fragmentos vienen citados en mi trabajo.»
SIGNIFICADO DE TEOGNIS:
RECUERDOS DE PFORTA (1)
JORNADA EN PFORTA (2)
A las cuatro de la mañana se abre el dormitoiro, y a partir de ese momento uno es
libre ya de levantarse. A las cinco nadie debe, en cualquier caso, permanecer aún en la
cama. Suena la campana dc la escuela y los inspectores del dormitorio gritan amenazadores:
¡Levantaos, levantaos, a ver cuando salís!, y no dudan en castigar a los que se retrasan
en dejar el nido.Acto seguido todos se visten tan rápida y ligeramente como pueden y se
apresuran a ir al cuarto de baño intentando conseguir un sitio antes de que esté
totalmente lleno. Diez minutos después del breve lapso de tiempo dedicado a levantarse y
arreglarse, se vuelve a las habitaciones, para vestirse adecuadamente. Cinco minutos antes
de la media suena la campana por vez primera llamando a oración y a la segunda vez
hay que ir al oratorio. Aqui los inspectores imponen orden, antes de que venga el
profesor, prohiben hablar y aninam a los "primeros", que por lo general llegan
mucho después, a sentarse. Entonces aparece el profesor con el famulus que le acompaña
y los inspectores le comunican si los bancos están llenos. Suena acto seguido el
órgano y después de un breve preámbulo, se toca la canción de la mañana. El profesor
lee a concinuación algunos pasajes del Nuevo Testamento, algún poema religioso, recita
el Padrenuestro y clausura, con algún verso, la sesión. A continuación todos se
trasladan a sus habitaciones, donde aguardan cafeteras con leche caliente y panecillos. A
las seis en punto la campana llama a clase. Todos cogen sus libros y van a ella, que dura
hasta las siete. Acto seguido hay una hora de trabajo o de repaso, como se le llama.
Vienen despues lecciones hasta las diez, a las que sigue otra hora de repaso y finalmente,
clase hasta las doce... A las doce en punto hay que llevar rápido los libros a la
habitación, apresurándose con la servilleta por el claustro»... «En el claustro los
pupilos se ponen de pie frente a las mesas, de tal modo que se reparten en grupos de doce
colocados de dos en dos, y los inspectores ordenan silencio. Tan pronto como el profesor
se ha colocado en su sitio, los de la mesa número quince se sientan, y acto seguido todos
los demás. Se dan los nombres de los que faltan. A continuación uno de los inspectores
dice en voz alta la siguiente oración: Señor Dios, Padre celestial, bendicenos a
nosotros y a estos tus dones, que podemos hacer ahora nuestros gracias a Tu bondad
infinita a través de Jesucristo, nuestro Señor. Y acto seguido el auditorio entero
entona un viejo canto latino: Gloria tibi trinitas! Aequalis una deitas! Et ante omne
séculum! Et nunc et in perpetuum! Inmediatamente después se sientan todos y
comienza la comida.»
«Cuando la comida es dada por terminada, hay que llevar a la habitación el pan y la
servilleta, yendo en seguida, sin perder un minuto, al huerto de la escuela. Antes de la
una y media nadie tiene que aparecer por la habitación. De lo contrario, los
inspectores imponen castigos muy severos. Primero se mira si ha llegado algún paquete o
alguna carta, que el mensajero de Pforta trae a diario, o compra uno fruta con su dinero a
alguna vendedora. Después se juega a los bolos en el jardín o se va a pasear. En verano
se juega también mucho a la pelota. A las dos menos cuarto se llama a clase y a los
cinco minutes hay que estar allí. Las lecciones duran hasta las cuatro menos diez.
Inmediatamente después viene la merienda, en la que se da mantequilla y panecillos o
puré de ciruelas, bollos, fruta y cosas parecidas. El superior -un "primero" da
a continuación una clase, de una hora de duración, en la que se escriben docimástica -
trabajos de clase- griegos, latinos o matemáticos. A las cinco hay una pequeña pausa, a
la que siguen clases de repaso hasta las siete. Después viene la cena, igual en todo a la
comida... Una vez cenados podemos ir otra vez al jardín de la escucela hasta las ocho y
media. Acto seguido viene la oración nocturna y a las nueve hay que ir a la cama.
Los compañeros superiores los "primeros" que han perdido una hora dando clase,
pueden velar hasta las diez»...
«En verano el domingo transcurre como sigue: nos levantamos a las seis y a las siete
menos cuarto es la oración. Después se puede pasear librementc por el jardín hasta las
ocho. Luego viene una hora de repaso, que acaba con la llamada de la campana a la iglesia.
Acto scguido hay que situarse en el claustro y se va a la iglesia, donde el hebdomadario
hace una inspección. Hasta las doce hay luego otra vez libertad para pasear por el
jardín, igual que después de la comida, que consta de sopa, fricassee, asado y ensalada,
hasta la hora de la oración, que comienza a la una y media. Hasta las tres hay que
trabajar de nuevo, hasta las cuatro se puede pasear por el jardín, pero inmediatamente
despues de la merienda comienza el ansiado paseo hastas las seis. Una hora de trabajo
llena el tiempo hasta las siete. Acto seguido el día termina como de costumbre, con cena,
tiempo libre en el jardín y oración
FRANCONIA:
A ella pertenecían numerosos filólogos y, además, la mayoría de sus miembros
eran melómanos. En un principio, Nietzsche, fue muy estimado dentro de
la asociación. Sus dotes satíricas le hicieron un excelente colaborador del períodico
estudiantil. Por otra parte, sus improvisaciones al piano tuvieron tambien un gran éxito
entre sus compañeros que le dieron el mote de Caballero Gluk.
DESCRIPCIÓN DE NIETZSCHE SOBRE FESTIVAL DE KÖLN
«Muchas de las damas destacaban por su juventud y su belleza. En los tres conciertos
principales aparecieron todas de blanco, con lazos azules en los hombros y flores
naturales o artificiales en el pelo. Todas llevaban un hermoso bouquet en la mano. Los
caballeros, todos de frack con chaleco blanco. La primera noche velamos hasta muy tarde, y
pude dormirme al fin en un sillón en casa de un antiguo francón; por la mañana estaba
como si me hubieran pegado una paliza. Une a eso que - - - dicho sea de paso- sufro, desde
las últimas vacaciones, un fuerte reúma en el brazo izquierdo... El domingo tuvo lugar
el primer gran concierto, Israel en Egipo, de Hendel. Cantamos con entusiasmo
indescriprible a 50º Reaumur.» Todos los hoteles estaban llenos, de modo que
después de una búsqueda infructuosa hasta el amanecer tuve que dormir en un banco del
comedor del Hotel du Dome, y sólo durante un par de horas, porque el dueño nos echó en
seguida... Estaba tan cansado que la mañana tuve que dormir durante el ensayo,
«acompañado de timbales y trombones». Pero por la tarde ya estaba otra rez en forma
para la interpretación de la obra".
Deussen y los amoríos de Nietzsche
«Voy a contar aquí, sin demasiado entusiasmo, una historia que mereceria ser
arrancada al pasado como aportación al modo de pensar de Nietzsche. En un dia del mes de
febrero de 1865 Nietzsche fue solo a Khöln, hizo que un mozo de servicio le enseñara
cuanto merecía ser visto en la ciudad, y al final le rogó que le llevara a un
restaurante. Sólo que éste le llevó a una casa de mala nota." Me vi", me
contó Nietzsche al día siguiente, ''rodeado de repente de media docena de apariciones en
gasa y lentejuelas, que me miraban espectantes. Me quedé un rato sin saber qué decir ni
qué hacer. Acto seguido me dirigí, casi instintivamente, al piano, como único ser con
un alma en todo aquel grupo, y toqué algunos acordcs. Consegui liberarme de mi estupor, y
salí a la calle.
Se ha querido encontrar en la canción de Zarathustra "El desierto
crece" evocaciones de esta escena de burdel, sacando la conclusión de que
causó una fuerte impresión en Nietzsche. Tambien se ha señalado que la
descripción de Deussen está idealizada y que Nietzsche asistió - como hacía
la mayoría de los estudiantes de la época- de modo voluntario al burdel. Ello le
acarrearía una infección luética que estaría en el origen de la parálisis
sufrida por Nietzsche entre 1888 y 1889. Sobre este tema puede consultarse lo que dice Thomas
Mann, tanto en su
LA LLAMA:
Según Elisabeth, Nietzsche, le habría puesto este nombre por lo
siguiente:
SEMESTRE PERDIDO CONOCIMIENTO DE UNO MISMO GANADO:
LA ENFERMEDAD SIFILITICA DE Nietzsche
(Thomas Mann)
Al médico Möbius le tomaron muy mal el que escribiese un libro en el que presenta,
en cuanto especialista, la historia de Nietzsche como la historia de una parálisis
progresiva. Yo no he podido participar de la indignación contra aquel libro. Aquel buen
señor dice, a su manera, la verdad indiscutible.En el año 1865 Nietzsche, que entonces
tenía 21 años, cuenta a su amigo de estudios Paul Deusssen -el que luego seria famoso
sanscritista e investigador del Vedanta- una historia extraña.El joven había hecho solo
una excursión a Colonia y había contratado allí los servicios de un criado para
que le enseñase !as cosas dignas de ver que hubiera en la ciudad. Esto dura toda la
tarde, y al final, ya al anochecer, Nietzsche pide a su guía que le enseñe un
restaurante recomendable. Pero aquel tipo, que para mí ha asumido la figura de un
mensajero siniestro, lo conduce a una casa de prostitución. El adolescente, un
adolescente que era puro como una muchacha, un adolescente que era todo espíritu, todo
erudición, todo timidez piadosa, se ve rodeado de pronto, así dice él mismo, por una
media docena de figuras vestidas con lentejuelas y con gasas, que clavan en él sus ojos
llenos de expectación. Atravesando por en medio de ellas aquel joven músico, filólogo y
venerador de Schopenhauer, camina instintivamente hacia un piano que advierte en el fondo
del diabólico salón y en el que él ve (son sus palabras) «el único ser dotado de alma
entre aquella gente», y toca algunos acordes. Esto elimina su hechizo, libera su estupor,
y Nietzsche sale fuera a la calle, consigue huir. Al día siguiente Nietzsche cuenta esta
experiencia vital a su camarada, y sin duda se la cuenta entre risas. Pero no tenía
consciencia de la impresión que había y nada menos que eso que los psicólogos llaman un
«trauma», una conmoción. Y el hecho de que esa conmoción repercuta en él de modo
creciente, y no vuelva a abandonar su fantasía, testimonia la receptividad del santo para
el pecado. En la cuarta parte de Así habló Zarathustra, veinte años más tarde,
encontramos en el capítulo titulado «Entre hijas del desierto», una poesía
orientalizante cuyos chistes horribles delatan, con su torturada falta de gusto, una
sensualidad mortificada, los problemas de esa sensualidad, cuando las inhibiciones ya han
quedado aflojadas. En esta poesía, que trata de las «queridísimas amigas y muchachas-
gato Dudú y Suleica» y que es una ensoñación erótica de un humorismo penoso, aparecen
de nuevo, continúan estando allí las «falditas de encaje, ondeantes como un abanico»
de aquellas muchachas de Colonia dedicadas a la prostitución. Las «figuras vestidas con
lentejuelas y con gasas» de entonces han servido manifiestamente de modelo a las
deliciosas hijas dsl desierto. Y desde éstas es muy poco el tiempo que queda, sólo
cuatro años, para llegar a la clínica de Basilea, en la que el enfermo declara que, en
años anteriores, había contraído por dos veces la sífilis. La historia medica de Jena
señala que la primera vez que ocurrió ese infortunio fue en el año 1866. Es decir, un
año después de haber huido de aquella casa de Colonia, Nietzsche, vuelve, sin guía
diabólica esta vez, a un lugar de ésos y contrae -algunos dicen que a propósito, como
autopunición- aquello que desgarrará su vida, pero que también la elevará a alturas
enormes; sí, contrae aquello de lo que brotarían efectos seductores, en parte
afortunados y en parte fatales, sobre toda una época. Lo que incita a Nietzsche, pasados
unos pocos años, a abandonar su puesto universitario en Basilea es una mezcla de
enfermedad creciente y de afán de libertad. En el fondo ambas cosas son lo mismo. (Thomas
Mann. Shopenhauer. Nietzsche. Freud)
LA ENFERMEDAD SIFILITICA DE Nietzsche
(Es evidente que el personaje de la novela Adrian Leverkühnn es un trasunto
de Nietsche)
»Trabajo mucho, pues. Estoy lleno de un celo quizás excesivo, ya que, además,
frecuento en la Universidad los cursos de filosofía de Lautensack y los de enciclopedia
de las ciencias filosóficas y de Lógica del célebre Bermeter. Vale. Lo hecho, hecho
está. A Dios rogando que de ello os proteja, a vos y todos los corazones inocentes.
"Su siempre seguro servidor", solía decir aquel señor de Halle. Con todo lo
que te he dicho, más mis relaciones especiales con Satanás, que de sobra conoces,
supongo tu curiosidad muy excitada. Lo único que ocurrió fue que aquel mensajero me
condujo, llegada la noche, a un lugar indebido. Curioso tipo, con su cuerda arrollada al
cuerpo, una gorra roja y su placa de latón sobre la blusa impermeable. Indeciblemente
locuaz, como todo el mundo por aquí, y con ese acento que se obtiene, al parecer,
adelantando cuanto se puede la quijada inferior. Evocaba, gracias a su barbilla, la figura
de Schleppfuss, y ahora, a distancia, encuentro que era grande el parecido entre uno y
otro. Sólo que el mensajero era más recio y corpulento. En fin, el hecho es que me
ofreció sus servicios como guía y me enseñó su patente de tal, al propio tiempo que,
para acabar de convencerme, pronunció media docena de palabras en francés y otras tantas
en ìnglés con un acento espantoso.» Otrosí. Nos pusimos de acuerdo y en un par de
horas me lo hizo ver todo o poco menos. La iglesia de San Pablo, con su magnifico
claustro, la de Santo Tomás, a causa de Bach que alli fue organista, la tumba del propio
Juan Sebastián en la iglesia de San Juan, el monumento a la Reforma y la nueva
Gewandhaus, el templo de la música. Muy animadas estaban las calles, porque, como ya he
dicho, llegué en plena Feria de otoño, y de casi todas las ventanas en el centro de la
ciudad pendían curiosas banderas y estandartes anunciando infinidad de artículos y en
particular los de la industria de la peletería. una de las más importantes de la ciudad.
El hormigueo humano era sobre todo grande en torno del palacio del Ayuntamiento; mi guía
tuvo empeño en mostrarme la casa del Rey, el patio de Auerbach y la Torre de
Pleissenburg, donde Lutero tuvo su histórica controversia con Eck, conservada intacta
hasta hoy. Calles, callejuelas y encrucijadas. patios cubiertos y soportales forman un
verdadero laberinto donde era casi imposible dar un paso. Abundan en el barrio las
bodegas, los almacenes atiborrados de mercancías, y las gentes que por allí circulaban
aquel dia le miraban a uno con ojos exóticos y hablaban en lenguas de las que no se
comprende una palabra. Todo ello resultaba muy excitante. Tenía uno la sensación de
percibir en sí mismo el pulso del mundo. Se hizo por fin de noche. Se vaciaron poco a
poco las calles y yo me sentí cansado y hambriento. Le pedí al guía, como última cosa,
que me llevara a un lugar donde pudiera comer. ¿Un buen lugar?, me preguntó guiñando el
ojo. Bueno, le contesté yo, pero que no sea demasiado caro. Me llevó entonces
hasta una casa a cuya puerta se llegaba por una breve escalera exterior. El pasamano de la
baranda era de latón, brillante como la placa que llevaba el guía, y roja, como su
gorra, era la linterna encendida sobre la puerta. Me desea buen apetito, mientras yo llamo
a la puerta, y se aleja contando las monedas que le diera en pago de su trabajo. La puerta
se abre y aparece en el dintel una acicalada madama, de pintadas mejillas y un
collar de falsas perlas en torno del carnoso cuello, que me saluda con voz aflautada y
signos de satisfacción, y a través de una serie de puertas con cortinajes, me lleva a un
salón donde todo brillaba, la lámpara de cristal, las paredes cubiertas de brocade, los
espejos y los candelabros.Allí me esperaban seis o siete ninfas o hijas del desierto, no
sé cómo decirlo, apariciones mórficas, mariposas, esmeraldas, escasamente vestidas,
transparentemente vestidas, como envueltas en tules y gasas y lentejuelas, unas con el
pelo largo y caído sobre la espalda, otras con el pelo corto y rizado, empolvadas todas y
con los brazos cubiertos de brazaletes, mirándote con ojos llenos de codicia y de
lujuria.Cuando digo mirándote quiero decir que me miraban. El maldito guía, el falso
Schleppfuss, me había llevado a un lupanar. Allí me encontraba yo, preocupado tan sólo
de no traicionar la impresión que todo aquello me causaba. Veo de pronto ante mí,
abierto, un piano, un amigo, sobre el cual, a través de la sala alfombrada, me precipité
y sin sentarme siquiera ataque tres acordes. No pensé entonces en lo que hacía, pero
recordé perfectamente, después, que aquellos acordes eran los mismos que figuran en la
plegaria del ermitaño del «Cazador Furtivo» de Weber, cuando entran en el
acompañamiento timbales, oboes y trompetas. Vino a colocarse entonces a mi lado una
morenita de ojos rasgados, nariz achatada y boca carnosa, Esmeralda. vestida con una
chaquetilla española, y con su brazo desnudo me acarició la mejilla. Doy media vuelta,
aparto con la rodilla el taburete, atravieso de nuevo aquel infierno de la lujuria, paso
junto a la patrona, y abriendo la puerta me precipito a la calle. Tan rápidamente bajé
la escalera que ni siquiera puse la mano sobre el pasamanos de latón de la barandilla.»
(Doktor Faustus de Thomas Mann)
Lección inaugural de Ritschl
«El primer acontecimiento grato que viví fue la primera aparición en
público de Ritschl, que había desembarcado con toda felicidad en su nueva costa. De
acuerdo con la costumbre académica tenía que dar su lección inaugural en el Aula Magna
abierta a cuantos quisieran asistir. Había gran expectación en torno a la aparición de
hombre tan famoso, de un hombre cuyo comportamiento en los asuntos de Bonn había puesto
su nombre en todas las bocas y hasta lo había llevado a los periódicos. La comunidad
académica hizo, en consecuencia, acto de presencia en su práctica totalidad, así como
numerosos no estudiantes que se fueron procurando un lugar en el fondo de la sala.
Apareció Ritschl acto seguido en la gran sala, deslizándose sobre sus grandes zapatos de
fieltro, aunque, como era de esperar, con un impecable traje de ceremonia con fajín
blanco. Fue dirigiendo su mirada alegre y desenvuelta a su nuevo entorno y no dejó de
descubrir pronto rostros que le eran familiares. Según iba adentrándose por la sala
llegó incluso a exclamar: "Ah, ahí está el señor Nietzsche", haciéndome una
señal vivaz con la mano. Pronto reunió en torno suyo todo un círculo de discípulos de
Bonn, con los que intercambió amablemente unas palabras, mientras la sala se iba llenando
cada vez más y los dignatarios académicos ocupaban sus sitios. Al advertir esto último,
subió con gesto jovial - desenvuelto a la cátedra y pronunció su hermoso discurso en
latín sobre la utilidad y el valor de la Filología. Lo espontáneo y vivaz de su mirada,
la enérgica juventud de su palabra, el fuego interior que daba intensidad a sus gestos,
todo ello asombró al auditorio.
Intereses intelectuales de Nietzsche en Leipzig
«En ocasiones me sentía desasosegado e inquieto por esta falta de regularidad
mía, pero pronto encontré la fórmula salvadora. En definitiva, de la mayoría de los
cursos lo que me interesaba no era la materia, sino la forma como el maestro académico
comunicaba a otros seres humanos su sabiduría. Mi participación más viva incidía,
pues, en el método; y no dejaba de extrañarme de lo poco que en orden a los contenidos
materiales se aprende en la Universidad y de lo mucho que, por el contrario, es valorada
esta función de la misma. Vi, pues, con claridad que lo ejemplar y modélico del método,
el modo de manejar un texto, etc., constituían, precisamente, el punto del que partía la
irradiación capaz de ejercer una verdadera influencia. De ahí, pues, que me limitara a
observar cómo se enseña, cómo se allega a un alma joven el método de una ciencia.
Siempre me ponía yo en el lugar de un maestro académico y daba, desde este punto de
vista, mi asentimiento o mi veredicto a los esfuerzos de conocidos docentes. Me esforcé,
pues, más en aprender cómo se llega a ser un maestro que en aprender lo que normalmente
se enseña en las universidades.
Descubrimiento de Schopenhauer
«Me sentía por aquellas fechas colgado del aire, solitario, sin principios,
sin esperanzas, sin un recuerdo grato, y con algunas experiencias dolorosas y decepciones.
Construirme una vida propia, una vida adecuada a mí mismo, era mi aspiración de la
mañana a la noche... En el feliz apartamiento de mi vivienda alcanzaba a concentrarme, a
adentrarme en mí mismo, y cuando me encontraba con amigos, éstos eran siempre Mushacke y
von Gersdorff, quienes, por su parte, alentaban objetivos muy similares a los míos. Creo
que no será difícil imaginar la impresión que, en esta situación, tenía por fuerza
que causarme la lectura de la obra principal de Schopenhauer. Encontré un día este libro
en la librería de viejo del anciano Rohm. Ignorándolo todo sobre él, lo tomé en mis
manos y me puse a hojearlo. No sé que demonio me susurró: "Llevate este libro a
casa". Ocurrió, en cualquier caso, contra mi usual costumbre de no precipitarme en
la compra de libros. Una vez en casa me arrojé con el tesoro recien adquirido a un
ángulo del sofá y comencé a dejar que aquel genio enérgico y sombrío influyera sobre
mí. Toda línea gritaba en él renuncia, negación, resignación; tenía ante mí un
espejo en el que podía contemplar el mundo, la vida y mi propio ánimo con una grandeza
deprimente. Un espejo desde el que el ojo solar del arte me miraba desde su absoluta falta
de intereses. Vi enfermedad y curación; destierro y refugio; infierno y paraíso. La
necesidad de autoconocimiento, incluso de automasticación, se apoderó de mí con fuerza
indomeñable; testigos de aquella mutación profunda son hoy todavía, para mí, las
páginas desasosegadas y melancólicas del diario que llevé por aquellas fechas, con sus
autoacusaciones inútiles y su desesperada búsqueda de salvación y reconformación del
entero núcleo humano En la medida en que procedí a someter todos mis rasgos y todas mis
aspiraciones al tribunal de un sombrío autodesprecio, mi talante estaba lleno de
amargura, poseído de un odio injusto y desenfrenado contra mi mismo. Ni siquiera
renuncié a las mortificaciones corporales. Me obligué, en efecto, durante catorce días
seguidos a acostarme a las dos de la noche y a levantarme exactamente a las seis de la
mañana. Una excitación nerviosa muy singular se apoderó así de mí, y quién sabe
hasta qué grado de locura no habría llegado de no haber operado, frente a aquel estado
de ánimo mío, los atractivos de la vida, las sirenas de la vanidad y el imperativo de
volver a mis estudios regulares.»
Carta de Nietzsche a su madre en la época de Leipzig
«"¡Cumple con tu obligación!". Bien, queridas mías, cumplo con
ella o me esfuerzo, al menos, por hacerlo; pero ¿dónde acaba? Además, supongamos que
viviera hasta el último resquicio de acuerdo con mi obligación. Pues bien, ¿es acaso el
animal de carga más que el hombre, porque cumple mejor que éste lo que se le ordena?
¿Se hace justicia a la humanidad propia por el exclusivo camino de satisfacer
puntualmente las exigencias a que se ve uno sometido en las circunstancias en que le ha
tocado nacer? ¿Quién nos obliga a dejarnos determinar por las circunstancias? ¿Y si no
queremos hacerlo? ¿Y si nos decidimos a no atender sino a nosotros mismos y a obligar a
los hombres a asumirnos tal y como somos? ¿Qué pasa en tal caso? ¿Qué
podríamos buscar actuando así? ¿Se trata acaso de construirse una existencia lo más
soportable posible? En realidad, queridas mías, sólo hay dos caminos: o se esfuerza uno
y se acostumbra a vivir todo lo limitadamente que pueda, sujeta la mecha de su espíritu
lo más a ras de tierra posible, y una vez situado así busca riquezas y cultiva los
placeres del mundo. O: se hace uno consciente de lo miserable que es la vida; toma uno
nota de que cuanto más queramos gozar de ella, más esclavos suyos somos, renuncia, en
consecuencia a los bienes de este mundo y se ejercita en la austeridad; es uno duro para
consigo y amable para con los otros precisamente por la compasión que nos inspiran,
compañeros nuestros, al fin, de miserias, vive uno, en una palabra, de acuerdo con las
exigencias del Cristianismo primitivo, no del actual, dulzón y diluido.. Porque el
Cristianismo no es cosa que uno pueda "cultivar" así en passant o porque está
de moda. ¿Viene a resultar así la vida soportable? Sí, porque la carga es cada vez
menor y no hay ya vínculos que nos aten a ella. Es soportable, porque puede ser rechazada
ya sin dolor.»
Su madre le contestará que más le valía entregar su corazón a Dios y solamente a
él. De ahí que Nietzsche decidiera ocultarle sus verdaderos estados de ánimo e
incluso engañarla con regalos como la composición de un Kirie que le entregará
con ocasión de su cumpleaños el 2 de febrero de 1866.
Libros filosóficos que Nietsche conoce en Leipzig
De las lecturas que parecieron impactarle en esta época habría que destacar
esencialmente el descubrimiento que hizo en agosto de 1866 con la lectura de la Historia
del materialismo de Albert Lange. Lange era un pensador imparcial y veraz,
cuyo realismo positivista impresionó a Nietzsche en esta época, sobre todo porque
permitía analizar sin prejuicios todo tipo de opiniones. Además, esta obra le permitió
entrar en contacto, por primera vez, con el darwinismo y las corrientes
económicas y políticas de la época.Le permitió tambien hacerse una imagen cabal de la
obra de Kant y de los positivistas ingleses, que durante su época
positivista jugaron un papel importante.
Trabajos Filológicos de Nietzsche en Lepzig
El 18 de enero de 1866 habla en el restaurante von Löwe sobre Teognis.
Obtiene un gran éxito. Ritschl le comunica que nunca había encontrado nada
parecido en cuanto a rigor metodológico. Nietzsche afirma que en en ese momento nació
como filólogo.
En 1867 Nietzsche ve publicado su trabajo Para una historia de la colección
de sentencias de Teognis.
El 31 de julio de 1867 publica un manuscrito sobre Diógenes Laercio. Le
antepuso un motto de Pindaro que sería durante mucho tiempo el motto de su vida,
y, luego, el de Zarathustra: Llega a ser lo que eres. Obtiene el primer
premio.Comienza a interesarse por la cuestión homérica. Sus investigaciones le llevarán
a descubrir algunos de los puntos de vista que más tarde tomarán cuerpo en el Nacimiento
de la tragedia.
En Julio de 1867 pronuncia una conferencia titulada Sobre la guerra de aedas
en Eubea. Allí se ocupa de la presunta competición entre Homero y Hesíodo.
Rechaza tal rivalidad. Ve el agón (lucha y competencia) como una rasgos
definitorio de los antiguos griegos. Su conclusión era que Homero debía ser
considerado como el primer poeta-artista de los griegos y el creador del epos
artístico.
Carta a Rohde
¿Qué te parece, amigo mío, tant de bruit pour une omelette? ¿No es
cierto? Pero así somos, nos reimos de todas esas alabanzas, sabemos muy bien lo que hay
ahí o, mejor, lo que hay detrás; y sin embargo, nuestro rostro no duda en deformarse con
una mueca complaciente. En estas cosas nuestro viejo Ritschl es un alcahuete; his laudibus
splendisimus intenta mantenernos presos en las redes de la dama filología» (l3
de febrero de 1868 a Erwin Rohde). Cuando escribió estas líneas a su amigo Rohde,
Nietzsche era ya soldado en Naumburg.Cuando otro de sus trabajos vio la luz en, le asqueó
de modo muy similar a como en su día pudo hacerlo su ensayo sobre Teognis. «¡Cómo
me repele todo ese trabajo!... En muchas cosas es realmente falso, aún más, puro
tartamudeo audaz, y el conjunto expresado inmaduramente» (8 de octubre de 1868 a
Erwin Rohde).Todos estos relatos son pruebas muy claras de su posición real ante la Filología.
Según él, a la mayoría de los filólogos de su tiempo les falta una visión global de
la antigüedad y el modo de trabajar en deprimente, por sus elevadas dosis de erudición.
Carta a Sofhie Ritschl
«Anteayer a mediodía llegué a este lugar un tanto petulante que es el
balneario de Wittekind; llovía intensamente y las banderas que habían sido desplegadas
con ocasión de la fiesta de la fuente colgaban sucias y flojas. Mi casero, un timador
declarado con gafas azules de esas que no transparentan nada, salió a recibirme y me
acompañó a la habitación que había alquilado con seis días de antelación. Un cuarto
con un sofá totalmente mohoso y más triste que un calabozo. En seguida me enteré de que
para dos casas llenas de huéspedes, esto es, para unas veinte a cuarenta personas, este
casero sólo tenía a tiempo completo una muchacha de servicio. Al cabo de una hora
recibí ya la primera visita, pero tan desagradable que sólo pude quitármela de encima
recurriendo a una enérgica cortesía. La atmósfera con la que me encontré era, en fín,
en rasgos genetales fría, lluviosa y deprimente. Ayer inspeccioné un poco la naturaleza
y la humanidad del lugar. En la mesa tuve la suerte de sentarme al lado de un señor
sordomudo y de algunas figuras femeninas maravillosamente formadas. El lugar no parece
malo; pero de tanta lluvia y humedad no hay quien dé un paso ni vea nada con gusto.»
Nueva carta a Rodhe
«He vuelto a componer; influencias femeninas». Y: «cura en el balneario
de Wittekind y cour
Carta a Gersdorff
«Va de suyo que no puedo proseguir ahora mi servicio militar; en
principio voy a ser declarado "inútil temporal"; la verdad es que puesto que me
ha sido imposible pasar a oficial de reserva, lo que quiero es desaparecer poco a poco de
las listas de los sujetos al servicio militar obligatorio.»
Kant ambivalente
Nietzsche muestra su clara posición al respecto:
Encuentro con Wagner
«Pensando que mis anfitriones habían organizado una velada al más
alto nivel, decidí vestirme del modo más elegante posible. Por fortuna, mi sastre me
había prometido tener acabado precisamente para el domingo un traje de etiqueta. El día
salió lluvioso y friolento; llegó incluso a nevar.No daban, pues, las menores ganas de
salir. De ahí que me alegrara tanto la visita del pequeño Roscher, que vino a primera
hora de la tarde y me habló algo de los eleatas, del problema de Dios en la
filosofia.....Comenzaba a hacerse oscuro y el sastre no aparecía. Roscher se fue y salí
con él para dar personalmente con el sastre. Me encontré con sus esclavos afanosamente
ocupados con mi traje: me prometieron enviármelo en tres cuartos de hora. Me di por
satisfecho, pasé por el Kintschy, leí el Kladderadatsch, encontrándome en él, no sin
satisfacción, con la noticia de que Wagner estaba en Suiza, aunque en Munich se
construía a la sazón una hermosa casa para él. Yo sabía, sin embargo, que aquella
tarde le vería y que ayer recibió una carta del pequeño rey (Luis II de Baviera)
con la siguiente dirección: "Al gran compositor alemán Richard Wagner". Al
llegar a casa no vi sastre alguno, ciertamente. Aún me dio tiempo para leer la
disertación sobre la Eudocia, con ruidos penetrantes que me llegaban de vez en cuando de
lo lejos y me intranquilizaban. Por fín tuve la seguridad de que había alguien delante
de la venerable y familiar puerta de hierro de fuera, esperando. Estaba cerrada, igual que
la de la casa. Grité a través del jardín al hombre aquél que diera la vuelta y entrara
por detrás; imposible hacerse oír con el estruendo de la lluvia. La casa se puso en
movimiento, por fin alguien abrió la puerta y vi ante mí a un anciano con un paquete.
Eran las seis y media, hora, pues, de vestirme y acicalarme, dado lo apartado que vivo. El
hombre traía, efectivamente, mis cosas; me las probé por encima y me iban bien. De
pronto, un movimiento sospechoso. Presenta la cuenta. La acepto cortésmente. Quiere que
se le pague a la entrega misma de las cosas. Lleno de asombro le hago saber que nada tengo
que tratar con él, que es un mero empleado de mi sastre; que ya me arreglaré con este
último, que es a quien di el encargo. El hombre se vuelve cada vez más apremiante, el
tiempo apremia también; cojo las cosas y comienzo a ponérmelas, el hombre coge las cosas
y me impide ponérmelas. Forcejeo, forcejea. Toda una escena. Lucho en camisa, porque
quiero ponerme mis pantalones nuevos. Al final, ostentación de dignidad, amenaza solemne;
imprecación de mi sastre y de su auxiliar, juramento de venganza. Y al hilo de todo ello,
el hombrecillo se va con mis cosas. Fin del segundo acto: me dejo caer en camisa sobre el
sofá, perdido en mis meditaciones, y contemplo una chaqueta negra. ¿Será bastante para
Richard?
Fuera cae la lluvia.
Son las siete y cuarto. Mi cita con Windisch es a las siete y media, en el café del
teatro. Me hundo en la lóbrega noche, también un hombrecillo negro yo mismo, sin
fraqué, pero en un estado de ánimo de lo más novelesco: la suerte me es favorable,
hasta la escena del sastre tiene algo de extraño y desusado. Llegamos al muy agradable
salón de los Brockhaus: nadie en él, salvo los miembros más allegados de la familia,
Richard y nosotros dos. Soy presentado a Richard y le expreso, con breves palabras, mi
veneración; se informa con todo detalle acerca de mi grado dc familiaridad con su
música, censura agriamente todas las representaciones de sus óperas, con la excepción
de la famosa de Munich, y se burla de los directores que gritan a su orquesta en tono
afable: ¡Señores míos, ahora pasión!, ¡Mis queridos amigos, un poco más de pasión
todavía! A Wagner le gusta mucho imitar el dialecto de Leipzig. Espero poder contarte
pronto lo que esta velada nos ofreció; verdaderamente, placeres de una naturaleza tan
picante, que ni siquiera hoy estoy en mi estado normal de ánimo; ya ves, no tengo nada
mejor que hacer que hablar contigo, querido amigo mío, - anunciarte la "buena
nueva". Antes y despues de la mesa Wagner interpretó para nosotros todas las
partes importantes de los Maestros cantores, imitando muy bien las diferentes voces y con
la mayor desenvoltura. La verdad es que es un hombre fabulosamente vivo y ardiente, que
habla muy de prisa, lleno de ingenio y que sabe alegrar mucho una reunión íntima del
tipo de las que te estoy hablando. Entretanto mantuve con él una larga charla sobre
Schopenhauer; ay, no sabes qué placer fue para mí oírle hablar de él con un calor tan
indescriptible, de lo que le debe, de cómo le considera el único filósofo que ha
comprendido la esencia de la música. Acto seguido me preguntó por la actitud actual de
los catedráticos para con él; se rió mucho del Congreso de Filosofía de Praga y me
habló de los "mozos de comedor filosóficos" Después nos leyó un trozo de su
autobiografía -a cuya redacción está entregado ahora-, una escena sobremanera divertida
de su vida de estudiante en Leipzig, en la que ni siquiera ahora puedo pensar sin estallar
en carcajadas; además, escribe con gran ingenio y soltura. Al final, cuando los dos
anunciamos nuestra intención de irnos, me apretó con gran calor la mano y me invitó muy
amablemente a visitarle para cultivar juntos música y filosofia; también me encargó que
familiarizara a su hermana y demás parientes con su música, cosa que le he prometido
solemnente.
Informe de Rischl
«Con ser tantas las fuerzas jóvenes que desde hace ya más de
treinta y nueve años he visto desarrollarse ante mis ojos, debo decir que no he conocido
un hombre joven, o lo que es igual, nunca he intentado alentar con todo mi empeño por el
camino de mi disciplina a ningún joven que haya madurado tanto con tanta juventud y tanta
celeridad como este Nietzsche... Si es constante y Dios le concede una larga vida,
profetizo que llegará a situarse en el primerísimo rango de la filología alemana. Tiene
ahora veinticuatro años: fuerte, robusto, sano de cuerpo - de carácter, adecuado para
infundir respeto a naturalezas similares. Posee además el don envidiable de la
elocuencia, es capaz de exponer con toda claridad, sin guión ni apunte alguno, de una
manera tan sosegada como desenvuelta. Es el ídolo y (sin proponérselo) el jefe de fila
de todo el mundo de filólogos jóvenes de aquí de Leipzig, que (siendo bastante
nutrido), no puede contar con la expectativa de oírle como docente.»
Envidia de Deussen
Por estas fechas, Deussen, luchaba como profesor de enseñanza
media por abrirse paso hacia una carrera de erudito. Por ello no pudo reprimir, con
ocasión de nombramiento como catedrático de Nietzsche, un sentimiento de envidia y de
fracaso personal. A Nietzsche le pareció tan mal su postura que le escribió: Estimado
amigo, si tu última carta no se debe a perturbaciones mentales repentinas, tengo que
rogarte que des, con la presente, por acabadas nuestras relaciones. Friedrich
Nietzsche.
A pesar que Deussen se disculpó y que Nietzsche mostró una actitud
transigente, no introdujo ningún cambio en su posición fundamental: la amistad es
algo muy sagrado, un empeño y un deber. Los arrebatos de envidia no son permisibles
entre verdaderos amigos.
Lección inaugural de Nietsche en Basilea
«Allí donde el hombre moderno cae en beata admiración ante sí mismo,
allí donde la cultura helénica es considerada como un punto de vista superado y, por lo
tanto, indiferente... los filólogos debemos contar siempre con la ayuda de los artistas y
de las naturalezas artísticas, dado que sólo éstas están en condiciones de percibir
que la espada de la barbarie pende siempre sobre la cabeza de cuantos pierden de vista la
sencillez indecible y la noble dignidad de lo helénico.» Como ciencia la filología ni
siquiera constituye, ciertamente, un cuerpo unitario; es el fruto de la mezcla de muchos
ingredientes y esto en una relación de reciprocidad inextricable con el arte. «La vida
es digna de ser vivida, dice el arte; la vida es digna de ser estudiada, dice la ciencia.
Esta contraposición nos revela la íntima y a menudo desgarradora contradicción
contenida en el concepto y, por consiguiente, en la actividad de la filología clásica
por él guiada.» Si el filólogo procede de modo puramente científico es posible que
encuentre tesoros, pero al precio de «perder siempre lo maravillosamente formativo,
incluso el aroma genuino de la atmósfera antigua», al precio, en fín, de «olvidar esa
emoción nostálgica que con el poder del instinto» - el más glorioso de los
guías - llevó a nuestros sentidos y a nuestra capacidad de goce del lado de los
griegos». La filología es un centauro, y «los esfuerzos artístico-científicos de
estos singulares centauros se dirigen, todos ellos, con energía inconmensurable, pero con
lentitud ciclópea, a colmar el abismo abierto entre la Antigüedad ideal que acaso no sea
sino la floración más bella de la nostalgia germánica por el Sur- y la real; y
con ello la filología clásica no aspira a otra cosa que a la definitiva perfección y
culminación de su esencia más propia, al pleno desarrollo y a la integración de sus
impulsos fundamentales, inicialmente enemigos y sólo unidos por la fuerza»
Despues de tratar el tema de las leyendas populares homéricas y sobre la vieja fábula de
la rivalidad entre Homero y Hesíodo, Nietzsche ponía fin -un tanto abruptamente-
con una confesión muy personal a su lección inaugural.
«Y basta. Aunque quiero decir aún dos palabras personales, que la ocasión de este
discurso podrá, sin duda, hacer perdonar. También un filólogo puede condensar la meta
de sus esfuerzos y el camino que a ella conduce en la breve fórmula de una profesión de
fe; y así lo haré yo, invirtiendo un dicho de Séneca: «philosohia facta est quae
philologia fuit»
Con esto quiero expresar que toda actividad filológica debe estar impregnada de una
concepción filosófica del mundo, en la cual todo lo particular y singular sea condenado
como algo desdeñable, y sólo quede en pie la unidad del todo. Y así, permitidme alentar
la confianza de que, inspirado en esta tendencia, no sea un extraño entre vosotros...»
Vemos perfectamente como Nietzsche tiene conciencia plena de los límites de la
Filología como especialidad científica particular. Vemos tambien como era consciente de
que su época de aprendizaje ya había pasado y como su genio reformador y
protopostentante le incita a ir más alla de su propia especialidad y saltar barreras.
Desde una posición distinta a la de Marx, pero posiblemente con el mismo objetivo de
liberar al hombre de sus cadenas, Nietzsche deja claro ya al entrar en Basilea que lo
primeramente necesario es una fuerza espiritual (no material), un genio capaz de moldear
las circunstancias culturales, y que son los inconscientes impulsos de los pueblos, es
decir, sus potencias espirituales, los genuinos portadores del desarrollo de la historia.
Pues bien, Nietzsche se propuso la tarea de despertar esas potencias que, según él,
estaban adormiladas. Y en estos momentos, piensa que la obra de Schopenhauer y la música
de Wagner son los sillares fundamentales de esta revolución. Se sentía entregado a una
misión en la que, de momento, se consideraba acompañado, aunque su instinto más
profundo le decía que iba a quedarse sólo y aislado y que su tarea le aguijonaría en su
carne y en su vida.