ACERCA DE LOS POSTULADOS DE LA RAZÓN PRÁCTICA
LIBERTAD. INMORTALIDAD. DIOS.
Hemos visto que la libertad es quien posibilita los juicios sintéticos a priori en la moral práctica. Hemos visto también que no puede darse una demostración teórica de la libertad aunque ello no significa que sea algo imposible. Si no postulamos su existencia, entonces nos resulta imposible explicar la moralidad humana.
Además, Kant, señala que como no existe una facultad de intuición intelectual no podemos observar acciones que pertenecen a la esfera nouménica. Todas las acciones que podemos observar ( internas o externas ) han de se objetos de los sentidos internos o externos. Ahora bien, si ello es así, y, al mismo tiempo, se defiende el postulado de la libertad, entonces habría que concluir necesariamente que nuestras acciones, por un lado, están determinadas, y, por otro, son libres. Pues bien, a partir de este contexto, Kant se pregunta: ¿cómo es posible llamar libre a un hombre en el mismo momento y respecto de la misma acción en la cual está sometido a un inevitable necesidad natural?
La respuesta de de Kant es la siguiente: la existencia humana está sometida a las condiciones del tiempo, es decir, sus acciones forman parte del sistema mecánico de la naturaleza, y, por tanto, están determinadas por causas antecedentes. Lo que sucede es que, al mismo tiempo, su misma existencia es también inteligencia y razón. En este sentido, el ser humano es una cosa en sí, es decir, no está sometido a las condiciones del tiempo, sino que está regido por leyes que la voluntad se da de modo autónomo. Ahora bien, decir que algo está condicionado por leyes auto - impuestas es lo mismo que afirmar que ese algo es libre. Según Kant, el testimonio de la conciencia apoya todo esto que acaba de decir: cuando contemplo como pasados actos míos contrarios a ley moral tiendo atribuirlos a factores causales que me disculpen. Pero queda en pie el sentimiento de culpa; y la razón de eso es que cuando se trata de la ley moral, la razón no reconoce diferencias de tiempo.
Antes de analizar el postulado de la INMORTALIDAD es necesario decir algo acerca de la concepción kantiana del SUMMUN BONUN ya que es necesario entender el significado de este concepto para poder entender mejor su doctrina acerca del 2º y 3º postulados de la razón práctica.
Según Kant, la razón busca y aspira a lograr la totalidad incondicionada no sólo en su dimensión teórica ( ver Dialéctica trascendental en la Crítica de la razón pura ) sino también en su función práctica. Pues bien, Kant, denomina ahora a la totalidad incondicionada como el SUMMUN BONUN ( virtud suprema ) al que define como algo que no está condicionado en el tiempo y en espacio y, al mismo tiempo, es un todo ya que no es parte de otro todo aún mayor.
El summun bonun representa la VIRTUD SUPREMA la cual incluye la FELICIDAD a la que aspira todo ser humano. Ahora bien, ¿cómo entiende Kant estos dos conceptos? ¿cómo es posible que la virtud conduzca a la felicidad? Y es que, según Kant, la relación entre la virtud ( sujeto ) y la felicidad ( predicado ) no es analítica ya que entonces el esfuerzo de la voluntad por lograr ser virtuosa sería lo mismo que la búsqueda racional de la felicidad, y, para Kant, tal búsqueda ( contrariamente a lo que pensaba Aristóteles ) no es el fundamento de la ley moral. Por consiguiente, la conexión entre virtud y felicidad tiene que ser sintética, pero, a su vez, a priori, en el sentido de que la virtud produce necesariamente felicidad. Por ello dice Kant: el summun bonun significa el bien íntegro, el bien perfecto, empero, la virtud como condición, es siempre el bien supremo, porque no tiene, a su vez, condición alguna; mientras que la felicidad, aunque sin duda agradable para quien la posee, no es absolutamente buena en sí misma, sino que siempre presupone como condición el comportamiento moralmente bueno o virtuoso. En definitiva, a partir del análisis lógico del concepto de virtud, el hombre virtuoso nunca podría descubrir que es la felicidad. Podría descubrirlo en la experiencia pero entonces ya no estaríamos ante algo a priori. Tampoco, del análisis lógico del concepto de felicidad, podría surgir el concepto de virtud ya que tal concepto en sí mismo no implica la existencia de la virtud. También, en este caso, podríamos acudir a la experiencia pero ésta no es la base de los juicios a priori. Ahora bien, ¿ cómo entender que Kant diga que la virtud y la felicidad constituyen el bien supremo universal y necesario, y, al mismo tiempo, que señale que no son conceptos analíticos a priori sino sintéticos a priori ?
Según Kant la relación entre VIRTUD y FELICIDAD es sintética a priori lo que implica que entre las dos existe una conexión universal y necesaria. De todos modos, como ya hemos visto, tal conexión no tiene una base analítica sino sintética. ¿Cómo es posible tal conexión sintética? Kant responde que ello se debe a que la ley moral ordena que nuestras máximas deben tener un carácter universal. Y ello significa de hecho el promover el summun bonum lo que también implica necesariamente la aparición de la virtud y de la felicidad en cuanto causa - efecto. Lo que sucede es que la relación CAUSA - EFECTO suele tener carácter empírico: ¿significa esto que la virtud y la felicidad son cosas de este mundo? Por otro lado, la experiencia no parece apoyar la tesis de que la virtud produce la felicidad ya que vemos seres virtuosos muy maltratados por la vida y las circunstancias y que no parecen ser precisamente felices. Parece como si estuviéramos ante una ANTINOMIA DE LA RAZÓN PRÁCTICA ya que, por un lado, la razón práctica exige una conexión necesaria entre virtud y felicidad, y, por otro, la experiencia empírica nos muestra que parece no existir tal conexión.
La SOLUCIÓN Kantiana ante esta aparente antinomia es la siguiente: la afirmación de que es falsa la afirmación que establece que la virtud produce felicidad solamente lo es de modo condicional, es decir, es falsa solamente como condición de que consideremos que la única existencia que puede tener una ser racional es la existencia de este mundo. Por lo tanto, en este mundo, la afirmación de que la búsqueda de la felicidad produce virtud seria absolutamente falsa. Pero, al mismo tiempo, es falsa no absolutamente sino solo condicionalmente. Y es que puede ser verdadero que uno existe no solo como sujeto fenoménico en este mundo sensible, sino también como sujeto nouménico en un mundo inteligible. En este contexto, la realización del summun bonun ( logro de la virtud y la felicidad ) es posible.
Pues bien, después de señalar todo esto, acerca del summun bonun, ( la virtud y la felicidad ), Kant, para analizar directamente el POSTULADO DE LA INMORTALIDAD. Para ello considera, en primer lugar, el primer elemento del summum bonun, es decir, la virtud. Señala que la ley moral nos manda promover el summum bonun. Ahora bien, ello no quiere decir que la ley moral nos ordene buscar la virtud porque ésta causa la felicidad. Ocurre simplemente que la razón nos ordena buscar la virtud y ésta, por sí misma, produce felicidad. Ahora bien, la virtud a la que nos ordena aspirar la ley moral implica una concordancia perfecta ente la voluntad y la ley moral y tal concordancia implica la existencia de la santidad: perfección de la cual no es capaz ningún ser racional del mundo sensible en ningún momento de su existencia. Por consiguiente, si la virtud perfecta ( santidad ) no es alcanzable por ningún ser humano en ningún momento de su existencia, entonces hay que postular que se tiene que llevar a cabo como forma de progreso indefinido hacia lo ideal. Por eso, Kant, afirma: pero este progreso infinito no es posible más que sobre la base del supuesto de una duración infinita de la existencia y la personalidad del ser racional, y esto se llama la inmortalidad del alma. En definitiva, según Kant, la inmortalidad del alma se nos presenta como un POSTULADO de la razón práctica que no es demostrable a través de la razón teórica. Es el uso práctico el único que nos puede mostrar que la defensa de la inmortalidad del alma no es algo imposible. Y es que negar la inmortalidad del alma implica, según Kant, tener que negar también la existencia de la ley moral en sí.
Como CRITICA a la concepción kantiana sobre la inmortalidad se ha señalado que es CONTRADICTORIA. Y es que, por un lado, Kant, afirma que la consecución de la virtud tiene que ser posible, de un modo necesario, al ser ordenada por la razón práctica. Ahora bien, por otro lado, también se afirma que tal virtud no puede alcanzarse en esta vida por lo que parece que Kant estaría afirmando que se podría alcanzar en otra. Lo que sucede es que, según Kant, la virtud perfecta no podría ser alcanzada nunca ( ni en esta vida ni en la otra ) ya que nos habla de un proceso infinito en la realización de la virtud. En este sentido, al hablar de tal proceso infinito de realización, Kant, parece estar haciendo referencia a un IDEAL INALCANZABLE con lo que la ley moral nos estaría ordenando algo que es imposible de llevar a cabo.
ACERCA DE DIOS
Según Kant, la misma ley moral que nos mueve a postular la
inmortalidad como condición de la obediencia al mandamiento que nos impone
buscar la santidad, es la que también nos mueve a postular la EXISTENCIA
DE DIOS como condición de la conexión sintética entre la virtud y
la felicidad. En este contexto, Kant, describe la felicidad como el
estado de un ser racional en el mundo, tal que en la totalidad de su
existencia todo procede según su deseo y su voluntad. En definitiva la
felicidad implica ARMONÍA entre la naturaleza física
y los deseos y la voluntad humanas. Lo que sucede es que el ser racional que
está en el mundo no es autor de sí mismo, ni puede gobernar la naturaleza
de tal modo que establezca tal armonía. Por lo tanto, según Kant, si es
queremos explicar como es posible que pueda existir concordancia y armonía
entre la naturaleza - ciega y mecánica - y la voluntad humana - libre
y autónoma - debemos postular la existencia de un ser que contiene en
sí tal armonía. Tal causa, según Kant, sería Dios.
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