Meditaciones Metafísicas |
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SOBRE LO VERDADERO Y LO FALSO Cuando me doy cuenta de que yo dudo, o de que soy una cosa incompleta
y dependiente, de tal manera se me presenta clara y definida la idea de
un ser independiente y completo, es decir, de Dios, y del hecho de que
exista esa idea en mi concluyo de modo manifiesto que Dios existe..........Y ya me parece ver algún camino por el cual se llegue
al conocimiento de las demás cosas, partiendo de la contemplación del
verdadero Dios.......Primeramente reconozco que no puede suceder que Él
me engañe alguna vez. Ya que aunque poder engañar parezca una prueba
de poder o de inteligencia, sin duda alguna querer engañar testimonia
malicia y necedad, y por lo tanto no se encuentra en Dios. A
continuación experimento que hay en mi una cierta facultad de juzgar,
que he recibido ciertamente de Dios....Por ello cuando pienso tan sólo
sobre Dios y me concentro en Él solamente no encuentro ninguna causa de
error; pero cuando me vuelvo a mí mismo, me doy cuenta de que estoy
sujeto, sin embargo, a innumerables errores, e investigando su causa
descubro que no sólo se presenta a mi mente la idea positiva de Dios,
es decir, de un ente sumamente perfecto, sino tambien una cierta idea
negativa de la nada, o de algo que dista en grado sumo de toda
perfección, y que yo, como ser pensante, me hallo situado de tal manera
entre el ser perfecto y el no-ser......que, en tanto que participo en
cierto modo de la nada, o del no-ser, es decir, en tanto en que no soy
el ente perfecto, me faltan innumerables cosas, por lo que no es de
extrañar que me equivoque. Por ello, considero que el error no es algo
real que depende de Dios, sino que es tan sólo un defecto, no debido a
que Dios me lo haya otorgado con la finalidad de que me equivoque, sino
que el errar proviene de que mi facultad de enjuiciar lo verdadero, que
tengo de Él, no es infinita.......Además, el error no es una pura
negación, sino una privación o carencia de cierto conocimiento que
debería existir en mí de alguna manera........ Descartes. Meditaciones metafísicas. 4ª meditación DESCARTES
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DIOS EXISTE
Se está refiriendo aquí a la Prueba Gnoseológica
de la existencia de Dios.
4ª Meditación
CONOCIMIENTO DE OTRAS COSAS
DIOS NO ENGAÑADOR
FACULTAD DE JUZGAR
CAUSA DE LOS ERRORES
EL ERROR COMO DEFECTO
EL ERROR COMO PRIVACIÓN
LOS MOTIVOS DE DIOS
FISICA Y CAUSAS FINALES LOS FINES DE DIOS DOS CAUSAS CONFLUYENTES EL INTELECTO VOLUNTAD O LIBRE ARBITRIO IMAGEN DE DIOS CAPACIDAD DE QUERER CAPACIDAD DE CONCEBIR ¿DE DONDE NACEN LOS ERRORES? RETENCIÓN DE LA VOLUNTAD MAL USO DEL LIBRE ALBEDRÍO POR TODO ELLO (CONCLUSIÓN FINAL)
Establecido de modo irrefutable, según Descartes, que
Dios existe, sería el momento en intentar averigüar sobre la certeza de las
cosas materiales. Y es que no se puede olvidar que, a estas alturas de su
Meditación, Descartes, unicamente está seguro que es una substancia pensante
y que Dios existe. Sobre las demas cuestiones (mundo de los sentidos y certeza
de las cosas materiales) sigue estando presente aún la duda.
4ª Meditación
Desde el momento en que la existencia de Dios está demostrada, la
hipótesis del genio maligno parece desaparecer ya que no pueden ser
atributos de Dios ni la malicia ni la necedad. Ahora bien, si Dios deja de ser
un genio maligno, entonces, siempre que se vea de un modo claro y
distinto, la
certeza de cuestiones referidas al mundo de la arimética y de la geometría,
la duda debería desaparecer.
4ª Meditación
A partir de ahora se inicia el tema central de la 4ª
Meditación, es decir, el análisis sobre el porque nos equivocamos y
cometemos errores. Es evidente, afirma Descartes, que existe en nosotros una
facultad de juzgar que hemos recibido de Dios. Si aplicaramos esa facultad
para pensar unicamente a Dios, no nos deberíamos equivocar. Pero cuando la
aplicamos hacia nosotros mismos y las cosas, entonces surgen innumerables
errores. ¿Cómo explicar que Dios nos haya creado con una facultad de juzgar
que nos lleva a cometer errores?
4ª Meditación
Para explicar la causa de los errores, aún habiendo sido creados por
Dios, Descartes, trae a colación dos cuestiones. La primera hace referencia
al hecho de que existe en él una idea positiva de Dios como ser perfecto. La
segunda a la cuestión de que, además de esa idea positiva de Dios, tambien
existe en él una idea negativa con base en la nada o no-ser. Pues bien, Descartes, como ser
pensante, dice situarse como algo intermedio entre el ser perfecto y el
no-ser o la nada y que, por
tanto, se siente participe, en cierto modo, de la nada.
4ª Meditación
El que Descartes se sienta como algo intermedio entre la perfección
divina y el no-ser de la nada le sirve para justificar que la causa del error
no reside en la perfección divina sino en la participación que él, como ser
pensante, tiene de la nada. Esta imperfección explica que la causa del error
no provenga de Dios, sino de su imperfecta facultad para enjuiciar lo
verdadero.
4ª Meditación
Pero el error, para Descartes, no es unicamente una participación de
la nada, es decir, una pura negación, sino que es tambien una privación.
Esta idea implica la falta de algo en un ser que no es perfecto y que, en
este caso, representa la ausencia de una capacidad de juicio que le lleve
siempre a descubrir lo verdadero.
4ª Meditación
HABIL ARTISTA
Descartes vuelve a plantear, con el objeto de analizarlo, algo a lo que
ya había hecho referencia anteriormente: ¿cómo es posible que Dios - que se
supone un habil artista - haya creado una obra imperfecta, en este
caso al ser humano, que comete errores a la hora de juzgar?
4ª Meditación
La 1ª respuesta de Descartes a la cuestión de por qué Dios lo ha
creado como algo imperfecto le sitúa como un hombre moderno que
asume ya el desgajamiento existente entre el mundo de la Filosofía y el de la
Teología. No corresponde a la Filosofía, afirma Descrates, investigar acerca de los
motivos que
llevaron a Dios obrar de un modo u otro.
4ª Meditación
Si la primera reflexión cartesiana, acerca del por qué Dios nos ha
creado con una facultad de juicio que nos lleva errar, lo lleva a situarse
fueran del ámbito de la teología; esta 2ª reflexión es mucho más
profunda y demoledora: si no es labor de la filosofía preocuparse por
analizar los motivos y los fines del obrar de Dios, ¿qué sentido tiene
que la ciencia física postule la existencia de causas finales? Ahora
bien, negar la importancia de las causas finales implica cuestionar la
filosofía aristotélico-tomista, predominante y prepotente aún en la
época de Descartes. No debemos olvidar que toda su formación filosófica en
el Colegio de la Fleche tenía su base en Aristóteles y el Tomismo. Tampoco
deberíamos olvidar que su contemporaneo Galileo, desde el ámbito de la
investigación científica, llegará a conclusiones parecidas. La filosofía
moderna se está iniciando.
4ª Meditación
Descartes deja claro, por tanto, que averigüar
la causa del por qué es un ser que comete errores, no puede
basarse en el conocimiento de los fines del obrar de Dios. La
única vía posible de análisis es el intentar buscar una respuesta a esta cuestión partiendo
de sí mismo e investigándose a sí mismo.
4ª Meditación
Según Descartes, son dos las causas que explican
el por qué cometemos errores. Ahora bien, esas dos causas - el intelecto y la
voluntad - no hay que considerarlas de un modo separado sino de modo confluyente.
Además, la causa del error, como veremos más adelante, no está en el
intelecto y la voluntad consideradas como facultadades en sí.
4ª Meditación
Considerado estrictamente, y, en sí mismo, el intelecto
es unicamente la facultad que nos permite percibir las ideas. Desde este
punto de vista, no se encuentra en él ningún tipo de error.
4ª Meditación
Del mismo modo que sucede con el intelecto, la voluntad,
considerada en sí misma, es unicamente la facultad que nos permite hacer o
no hacer una cosa. Desde este punto de vista, tampoco se encuentra en él
ningún tipo de error.
4ª Meditación
Según Descartes, del mismo modo que el intelecto es en uno algo
exiguo y finito mientras que en Dios es inmenso e infinito; la voluntad o
libre arbitrio parece ser algo inmenso en uno mismo. Y aunque en Dios la
voluntda es mucho mayor que en el hombre, lo cierto es que no parece ser
mayor formal y estrictamente considerada. Este parecido entre voluntad
divina y humana es lo que explicaría, según Descartes, el que estemos hechos a
imagen y semejanza de Dios.
4ª Meditación
La capacidad de querer representa aquí a la
voluntad o libre arbitrio. Considerada en sí misma no es la causa de nuestros
errores.
4ª Meditación
La capacidad de concebir representa aquí al
intelecto. Considerado en sí mismo no es la causa de nuestros errores.
4ª Meditación
Despues de haber aclarado que, aunque la causa de los errores, reside en
la existencia del intelecto y de la voluntad pero no considerados como
facultades, Descartes, se pregunta en qué sentido son, entonces, la causa del
nacimiento de nuestros errores.
4ª Meditación
Uno de los probemas de la voluntad o libre arbitrio es que es más amplia
que el intelecto y, por su propia naturaleza, tiende a sobrepasar los
limites del intelecto. Por ello hay que retenerla ya que sino se corre el
peligro de aceptar por verdadero algo que todavía el intelecto no ha percibido
como claro y distinto.
4ª Meditación
La causa principal de que cometamos errores reside en el mal
uso que hacemos del libre albedrío o voluntad (notar que Descartes
utiliza estos término al modo de Tomás de Aquino para el cual ambos conceptos
son identificables con la única diferencia de que la voluntad tiende,
por naturaleza, al bien en general; mientras que el libre albedrío puede
hacerlo hacia los bienes particulares).
4ª Meditación
Descartes establece como conclusión final de la 4ª Meditación: siempre
que contengamos la voluntad al emitir un juicio, de manera que se extienda tan
sólo a lo que el intelecto le muestre clara y distintamente, no puede ser que
uno se equivoque.
4ª Meditación