EL PENSAMIENTO DE JOHN LOCKE
Otras consideraciones relativas a los principios innatos, tanto especulativos como prácticos
{COMENTARIO3}

El que Locke se defina y sitúe dentro de la corriente empirista no quiere decir que defendiera que únicamente podemos conocer las representaciones que tienen su base en los sentidos ya que este filósofo pensaba que todas las creencias y opiniones del ser humano debían comparecer ante el tribunal de la Razón. Por consiguiente, ya desde el principio, debería desterrarse la idea de que la diferencia entre racionalistas y empiristas reside en que los primeros únicamente confían en la razón ( lo cual tampoco es cierto ), mientras que los segundos únicamente confían en los sentidos ( lo cual es manifiestamente falso ).
Ahora bien, esto no quiere decir que no existan diferencias entre la filosofía racionalista y la filosofía empirista. Una de esas diferencias residen en la concepción distinta que ambas corrientes tienen sobre el origen de las ideas y sobre el alcance y los límites del conocimiento. En este contexto, es evidente que las diferencias existentes entre racionalistas y empiristas del siglo XVII son evidentes. Mientras que los primeros defienden, por ejemplo, que el origen de las ideas tiene una dimensión innata y que el alcance del conocimiento humano es ilimitado, los empiristas, como Locke, señalan la necesidad de someter a crítica tales creencias. No es de extrañar, por tanto, que ya desde el mismo principio del Ensayo sobre el entendimiento humano, Locke, señale tanto en la Epístola al lector, como en la Introducción al Capítulo I, que es necesario investigar la capacidad real del entendimiento ya que resulta evidente que los hombres con frecuencia gastan sus energías intelectuales abordando problemas que superan su capacidad intelectual. Por ello se hace necesario limitar la capacidad de atención e investigar únicamente aquellos aspectos de la realidad que caen dentro del alcance de nuestro entendimiento. Para llevar a cabo tal tarea, piensa Locke, es necesario investigar sobre el origen de nuestras ideas ( Psicología ) así como sobre el fundamento de nuestras creencias y opiniones ( Epistemología ).
Por lo que se refiere a la ideas innatas, Locke, critica duramente la tesis que defiende la existencia de tales ideas, es decir,  el pensar que en el entendimiento existen ciertos principios innatos o nociones primarias que actúan como caracteres impresos en la mente humana y que el alma recibe como su primer ser y que trae consigo al mundo desde el momento en que uno nace. Locke señala que los defensores de la existencia de ideas innatas piensan que estos principios tienen, por un lado, carácter especulativo ( una misma cosa no puede ser y no-ser ) y, por otro lado, carácter práctico - moral ( hay que hacer el bien y evitar el mal ). Pues bien, con el objeto de refutar la tesis de la existencia de las ideas innatas, Locke, escribe el Libro I del Ensayo del entendimiento humano,  titulado De las nociones innatas, y que divide en 3 capítulos:

  1. No hay principios innatos.
  2. No hay principios prácticos innatos
  3. Otras consideraciones relativas a los príncipios innatos, tanto especulativos como prácticos.

En relación con el Capitulo I, titulado De las nociones innatas, Locke, señala que aunque son muchos los que piensan que hay ciertos principios seguros, tanto especulativos como prácticos, que las almas de los hombres reciben en su primer ser, como algo innato, él está dispuesto a exponer la razones que le hacen dudar de esa opinión. Señala, además, que el principal argumento en el que se basa la creencia en las ideas innatas reside en el consentimiento algo que, según Locke, resulta absurdo ya que, aunque fuera cierto que hubiese verdades asentidas por toda la humanidad, ello no probaría que fueran innatas ya que siempre sería posible demostrar porque los hombres llegaron a un acuerdo universal sobre las cosas que aceptan sin, por ello, tener que postular la existencia de tales ideas.
Ya hemos señalado, anteriormente, que Locke habla de ideas innatas de carácter especulativo e ideas innatas de carácter práctico o moral. Después de haber analizado anteriormente los pretendidos PRINCIPIOS INNATOS DE TIPO ESPECULATIVO, como el que establece que lo que es, es; y es imposible que la misma cosa sea y no sea, así como los referidos a los PRINCIPIOS DE TIPO PRÁCTICO-MORAL con el objeto de demostrar que tales principios ( del mismo modo que los especulativos ) se encuentran también muy lejos de tener asentimiento universal y de ser algo innato. Ahora, en el tercer capítulo del Libro I del Ensayo sobre el entendimiento humano, Locke, se centra en la consideración de otros aspectos referidos a los pretendidos PRINCIPIOS INNATOS DE TIPO ESPECULATIVO Y DE TIPO PRÁCTICO-MORAL.
Las CONSIDERACIONES llevada a cabo por Locke son las siguientes:

  1. Locke comienza diferenciando entre principios innatos e ideas innatas para señalar que del hecho de que no existan principios innatos se puede deducir que tampoco existen ideas innatas. Y es que parece evidente que la experiencia y la observación - por ejemplo, en los recién nacidos - nos muestra claramente que parecen venir al mundo sin ningún tipo de principio innato. Locke cita como ejemplo de este tipo de principios aquel que establece que es imposible que una cosa sea y no sea al mismo tiempo, así como las ideas de imposibilidad y de identidad que de él parecen derivarse. Pues bien, se pregunta Locke: ¿puede alguien sostener con seriedad que un niño viene al mundo con tal principio y con tales ideas impresas en su mente? ¿es posible defender que algún niño posee las ideas de identidad o de imposibilidad, antes de saber lo que, por ejemplo, es lo blanco o lo negro, lo dulce o lo amargo para así poder establecer que una cosa no puede ser blanca y negra a la vez? ¿es acaso el principio de no-contradicción el que permite a un niño deducir que no tiene el mismo sabor el pecho de la madre que el que ha sido frotado con ajenjo? {Texto3a}
  2. La idea de identidad, por tanto, no es una idea innata. Para justificar su postura, Locke, hace referencia a Pitágoras y su doctrina de la trasmigración de las almas. Es evidente que esta teoría que muestra una concepción de la identidad que lleva a concluir que una misma persona puede ser un arbusto o un gallo, puesto que su alma tendrá que trasmigrar en un proceso de miles de años ocupando diferentes niveles del ser. Cuenta la anécdota que una vez Pitágoras recriminó a alguien que estaba golpeando con dureza a un perro pidiéndole que cesase de golpearle pues había sentido que allí estaba el alma de un amigo suyo. Pues bien, según Locke, esta concepción pitagórica de la identidad ¿es acaso la misma idea que tienen todos los seres humanos?. Si realmente tal idea fuera innata, la contestación debería ser afirmativa. Pero al no ser así, ¿cuál  - se pregunta Locke - es la innata? ¿O es que acaso hay dos ideas diferentes de identidad, innatas una y otra? {Texto3b} 
  3. Tampoco la idea que establece que el todo es mayor que las partes es una idea innata. Y es que si tal idea es innata, entonces lo deberían ser también la extensión y el número ya que sería imposible establecer una idea de relación entre todo y partes si prescindimos de la extensión y del número.  Es curioso que si cambiamos las ideas de extensión y de número por las de espacio y de tiempo parece que es Kant quien estaría hablando. ¿Y si no fuera solamente Hume, sino también Locke, los que despertaron a Kant de su sueño dogmático?. {Texto3c}
  4. Locke critica también a aquellos que defienden como principio práctico de tipo innato el que se debe adorar a Dios. Locke afirma que parece evidente que tal principio no está presente en la mente de los niños e incluso son pocas las personas maduras que tienen una noción clara y distinta de tal principio.  También señala que es falsa la afirmación que establece que la idea de Dios es innata. Para justificar su negativa, Locke, cita diferentes pasajes de obras en donde se señala que existen pueblos enteros que viven sin poseer noción alguna de de Dios ni de la religión. Pero incluso, señala Locke, aunque se concediera que la humanidad en su conjunto tuviera la noción de Dios, ello no probaría que tal idea es innata. Y es que los nombres crean nombres universales para establecer mejor las impresiones naturales de su mente y así, del mismo modo que utilizan, de modo universal,  los nombres del fuego o calor para expresar una experiencia común, también podrían utilizar el nombre de Dios para expresar la experiencia de la totalidad de lo real al reflexionar sobre el origen y las causas de las cosas; pero ello no implicaría que tales ideas son innatas. Por lo tanto, el hecho de que la humanidad pudiera poseer una idea universal, referida a Dios, no implica que tal idea fuera innata. Pero del mismo modo, señala Locke, si tal idea faltara, y, no estuviera presente en la humanidad, tampoco demostraría que Dios no existe, pues sucedería lo mismo que con la piedra magnética sobre la cual no podría decirse que no existe por el simple hecho de que una gran parte de la humanidad no tuviera noción de ella. {Texto3d}
  5. Locke critica también a aquellos que afirman que es lógico pensar que Dios imprimió en la mente humana ciertos rasgos y nociones innatas sobre la bondad divina con el objeto de no dejarlo en tinieblas y permitirle, con ello, saber que hacer en su vida práctica. Locke. Despues de señalar que la experiencia del comportamiento humano parece demostrarnos que tales ideas no son innatas, Locke, afirma que ello no quiere decir que Dios haya sido remiso con el hombre a la hora de atribuirle rasgos, ya que es evidente que ha proporcionado al hombre las FACULTADES suficientes para que pueda descubrir por sí mismo todo cuanto es necesario para sus fines, y, entre ellos, no duda que pueda estar, sin necesidad de sea una idea innata, el poder llegar al conocimiento de Díos a partir del uso de sus habilidades naturales. {Texto3e}
  6. Locke finaliza su crítica sobre la afirmación de que la idea de Dios es innata señalando lo siguiente: A) La historia humana nos demuestra que han existido y existen multitud de naciones que reconocen y adoran a cientos de dioses excluyendo de ellos las cualidades de unidad, infinitud y eternidad. B) El argumento del asentimiento universal, ( aquel que establece que dado que toda la humanidad parece poseer una idea de Dios, entonces tal idea tiene que ser innata ), tan solo probaría, según Locke, que Dios grabó en la mente de todos los hombres, que hablan un mismo idioma, un nombre para que le designaran, pero no una idea innata de sí mismo. C) Es cierto que existen hombres sabios que, reflexionando sobre el tema, llegaron a la conclusión de que Dios existe. Ahora bien, ello no demostraría que tal idea es innata ya que entonces deberían considerarse como innatas todas aquellas otras ideas (virtud, infinitud, etc) a las que los filósofos llegaron después de una larga reflexión. E) Dios dotó al hombre de las facultades necesarias para que, mediante la reflexión y el trabajo, y sin necesidad de la existencia de ideas innatas, podamos llegar, incluso, a demostrar racionalmente su existencia y esto, con el mismo grado de rigurosidad, que el geómetra demuestra que son iguales los ángulos opuestos que se obtienen por la intersección de dos líneas rectas; algo que recuerda, aunque Locke no lo diga expresamente, de forma curiosa al Argumento ontológico de Descartes. {Texto3f}
  7. Locke niega también que la idea de SUSTANCIA ( substratum- soporte ) deba ser considerada una idea innata. Y sería deseable que lo fuera ya que, en este caso, según Locke, nuestras propias facultades intelectuales no nos permiten descubrir su naturaleza, pues no podemos alcanzarla ni por medio de la sensación ni por medio de la reflexión, tal como más adelante demostrará. Según Locke, la palabra sustancia no significa nada, a no ser un incierta suposición de no se sabe que idea. {Texto3g}
  8. Las PROPOSICIONES ASENTIDAS de modo general no implica que sean innatas ya que tienen la misma probabilidad de certeza que cuando alguien asiente ante la afirmación de que tal sujeto lleva en su bolsa de viaje 100 euros, pero, al mismo tiempo, el que lo ha afirmado,  no puede probar que la bolsa contenga monedas que le sirvan para sumar aquella cantidad. Con las ideas innatas sucede lo mismo: alguien puede decir que existen proposiciones innatas, y lograr un asentimiento,  pero, al mismo tiempo, sin poder demostrar que tales ideas innatas, a las que se refieren tales proposiciones, existen. Y es que cualquier hombre que sepa lo que son los euros y las bolsas de viaje podría asentir ante la afirmación señalada; y, del mismo modo, el que sepa lo que significa la palabra Dios podría dar su asentimiento a la afirmación de que debe ser objeto de culto. Pero tal asentimiento no demostraría la existencia de ideas innatas sino únicamente la capacidad de comprensión y aprendizaje del ser humano. {Texto3h}
  9. Locke afirma que si existieran ideas innatas, entonces éstas deberían alojarse de algún modo en la MEMORIA desde donde ( al modo platónico ) se expondrían a la vista por medio de la reminiscencia. Y es que, según Locke, RECORDAR no es otra cosa que percibir algo a través de la memoria, es decir, tener conciencia de algo que se ha conocido o percibido con anterioridad. Pues bien, Locke, nos reta a que mostremos algún ejemplo de una idea innata, es decir, de una idea sobre la que no se haya recibido IMPRESIÓN alguna, ya que, de lo contrario, ya no sería innata. Con el objeto de ahondar más en lo que quiere decir, Locke, nos pide que comparemos las diferencias existentes entre un niño que pierde la vista pero que, al mismo tiempo, habría tenido experiencia y percepción de los distintos colores y un ciego de nacimiento, el cual nunca habría tenido tal experiencia o percepción de los mismos. Es evidente, señala Locke, que aunque el niño hubiese estado sin la capacidad de ver durante 40 o 50 años; si, por algún motivo, recuperara su vista, podría recuperar, a través de la memoria, las ideas de los colores percibidos en su infancia. Tales ideas estarían, por tanto, en su memoria, pero no serían innatas ya que el niño habría tenido experiencia y percepción de las mismas. Ahora bien, ¿sucedería lo mismo con el ciego de nacimiento? Evidentemente si sus ideas fueran innatas, estarían deberían estar impresas en su memoria y podrían ser revividas sin necesidad de tener ningún tipo de experiencia externa. Lo que sucede, concluye Locke, es que la experiencia muestra que los ciegos de nacimiento no tienen, en su memoria, ningún tipo de idea sobre tales colores. {Texto3i}
  10. Locke afirma que no logra comprender como es posible que existan impresos en la mente humana principios innatos, de carácter especulativo, que tienen tan poca utilidad para la vida (piénsese, por ejemplo, en la utilidad real de un principio que nos diga que una misma cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo); y, del mismo modo, principios prácticos, a los que se considera innatos, y que, sin embargo no son en absoluto evidentes en sí mismos. Por otro lado, Locke, acusa a los defensores de las idea innatas de confiar poco en la naturaleza humana y su capacidad racional, ya que prefieren dar asentimiento a verdades supuestamente innatas en vez de dedicarse a investigar critica y racionalmente la realidad que nos rodea. Ante lo que considera una dejación, Locke, aún sabiendo que será objeto de innumerables censuras, señala que no está dispuesto a someterse a ninguna autoridad ya que su única meta es la búsqueda de la verdad. Por todo ello, señala como conclusión, con su Ensayo puede suceder lo mismo que con los asaltos a las ciudades que necesitan de cimientos firmes para poder emplazar sus baterías. Del mismo modo, Locke, afirma estar dispuesto a construir un edificio uniforme y de partes bien ensambladas ( la misma obsesión de Descartes ) aunque, eso si,  ( y aquí habría con Descartes una notable diferencia ) contando ÚNICAMENTE con la experiencia y la observación. {Texto3j}

    Capítulo 3
    Comentarios 
    Ensayo

































































































































































































































TEXTO3A

Si los que se empeñan en persuadirnos de que hay principios innatos no los hubieran tomado en conjunto, sino que hubiesen considerado por separado las partes de que están compuestas esas proposiciones, tal vez no habrían creído tan a la ligera que tales nociones son realmente innatas. Puesto que, si las ideas que componen esas verdades no fueran innatas sería imposible que las proposiciones compuestas por ellas fueran innatas o que nuestro conocimiento de ellas hubiera nacido con nosotros... Si consideráramos con atención a los recién nacidos, tendríamos escasos motivos para pensar que traen con ellos muchas ideas al mundo. Porque si exceptuamos algunas ideas de hambre, de sed, de calor y de algún dolor que pudieron haber sentido mientras estaban en el seno materno, no existe ni la menor apariencia de que tengan alguna idea establecida y de manera particular ninguna de aquellas ideas que responden a los términos de que están formadas esas proposiciones universales que se tienen por principios innatos. Cualquiera puede observar cómo, de manera gradual y a lo largo del tiempo, entran las ideas en sus mentes...Si existieran principios innatos, la proposición de que «es imposible que una cosa sea y no sea al mismo tiempo», debería ser sin duda alguna uno de esos principios. Pero ¿habrá alguien que piense o diga que las ideas de «imposibilidad» e «identidad son ideas innatas? ¿Se trata, tal vez, de ideas que la totalidad de los hombres tengan y con las que vengan al mundo? ...... ¿Podemos pensar que sea el conocimiento de «imposibile est: idem esse, et non esse», lo que hace que un niño distinga a su madre de una persona extraña, o lo que provoca que acuda a aquélla y huya de ésta? .... ¿O será acaso que el entendimiento deduce conclusiones de unas principios que todavía no ha conocido ni entendido? Parece evidente que los nombres de «imposibilidad e identidad» se refieren a dos ideas que están tan lejos de ser innatas.
Comentario


























































































































































































































































































TEXTO3B

Si la idea de identidad ( por referirme tan sólo a este ejemplo ) es una impresión innata y, por ello, una idea tan clara y obvia que la debemos conocer necesariamente desde la cuna, quisiera yo que un niño de siete años, o incluso una persona de setenta, me dijera que si un hombre, que es una criatura compuesta de alma y cuerpo, es el mismo hombre cuando su cuerpo cambia; si Euforbo y Pitágoras, que tuvieron la misma alma, fueran el mismo hombre, aunque hayan vivido con siglos de diferencia; y que, asimismo, me dijeran si el gallo, que también tuvo la misma alma, fue el mismo que Euforbo y Pitágoras. De aquí se deducirá, quizás, que nuestra idea de lo idéntico no es algo tan claro ni tan bien establecido, como para merecer que se la tenga como innata en nosotros. Porque si esas ideas innatas no son tan claras y distintas como para ser conocidas de manera universal y asentidas naturalmente, no pueden ser el sujeto de verdades universales e indubitables sino que será motivo de la incertidumbre inevitable y eterna. Porque pienso que no todo el mundo tiene la misma idea de la identidad que tuvo Pitágoras y que tienen miles de sectarios suyos. Pero ¿cuál es, entonces, la verdadera? ¿cuál la innata? o ¿acaso hay dos ideas diferentes de la identidad, innatas una y otra?
Comentario


























































































































































































































































































TEXTO3C

Las ideas del todo y de la parte no son innatas. Examinemos ahora el principio matemático que establece que «el todo es más grande que la parte». Imagino que esta proposición estará considerada como uno de los principios innatos, y tan buen derecho tiene para ello como cualquier otra. Pero nadie, si considera que las ideas que contiene, las del todo y de la parte, son perfectamente relativas, podrá considerar que se trata de una principio innato, y que las ideas positivas a las que pertenecen propia e inmediatamente son las de extensión y número, de las que no son sino relaciones el todo y la parte. De tal manera que si el todo y la parte son ideas innatas lo serán también, por fuerza, las de extensión y número, ya que resulta imposible tener una idea de una relación, sin tenerla de la cosa misma a la que esa relación pertenece y sobre la que se funda. En cuanto a que los hombres tengan o no las ideas de extensión y número impresas en la mente de una manera natural, es algo que dejo a la consideración de aquellos que defienden los principios innatos.
Comentario


























































































































































































































































































TEXTO3D


Que se debe adorar a Dios es, sin duda alguna, una de las mayores verdades que tiene cabida en la mente del hombre, y por ello merece ocupar el lugar primero entre todos los principios de orden práctico. Sin embargo, a menos que las ideas de Dios y de adoración sean innatas, no puede considerarse en modo alguno innata. Que esta idea a que se refiere el término adoración no esté en el entendimiento de los niños y sea un rasgo original impreso en la mente, es algo que creo se concederá fácilmente por quien considere que son muy pocos los hombres maduros que tienen una noción clara y distinta de ella. Y supongo que resultará totalmente ridículo decir que los niños tienen innato ese principio de orden práctico que establece que Dios debe ser adorado cuando, por otra parte, no saben exactamente a qué les obliga esa adoración de Dios....Si pudiera suponerse innata alguna idea, sería, entre todas y por muchas razones, la idea de Dios la que  debiera aceptarse como tal, pues es difícil concebir cómo pueda haber principios morales innatos sin la idea innata de una divinidad....Y es que existen ejemplos de  naciones que carecen de la idea y del conocimiento de Dios al no haber llevado debidamente sus pensamientos en esa dirección... Pero aún si concediéramos que la humanidad, en todas partes, tuviera la noción de un Dios... con todo, no se sacaría la conclusión de que se trata de impresiones naturales en la mente, como tampoco los nombres de fuego, de sol, de calor o de número prueban que las ideas a que se refieren esos términos sean innatas sólo por el hecho de que los hombres conozcan o reciban de manera universal los nombres y las ideas de esas cosas. Y tampoco la falta de un nombre para designar a Dios, ni la ausencia en la mente de los hombres de una noción sobre El, es argumento contra la asistencia de Dios, pues del mismo modo no se probaría que en el mundo no existe la piedra imán tan sólo por el hecho de que una gran parte de la humanidad no tuviera noción de ella, ni nombre para designarla.
Comentario


























































































































































































































































































TEXTO3E


Ciertamente, se argumenta que es lógico pensar que conviene imprimir a la bondad divina ciertos rasgos y nociones de deidad en la mente del hombre, para no dejarlo en tinieblas.... Me parece una razón muy sólida el afirmar que «puesto que Dios, infinitamente sabio, ha hecho tal o cual cosa, está bien que así sea», pero creo que es «confiar excesivamente en nuestra propia sabiduría, afirmar que puesto que yo pienso que algo es lo mejor, Dios lo habrá hecho, por tanto, según pienso». Y con referencia al asunto que estamos tratando, será inútil intentar demostrar con este argumento que Dios ha impreso en la mente unas ideas innatas, ya que la experiencia cierta nos muestra lo contrario. Pero la bondad divina no ha sido remisa con el hombre porque no le haya dado esos rasgos naturales del conocimiento o no haya impreso esas ideas innatas en su mente, pues le ha proporcionado esas facultades que son suficientes para que descubran por sí mismos todo cuanto es necesario para los fines de este ser; y no dudo que también puede, sin necesidad de principios innatos, llegar al conocimiento de un Dios y a las demás cosas que le conciernen, con lo que se pone de manifiesto que un hombre puede hacer buen uso de sus habilidades naturales.
Comentario


























































































































































































































































































TEXTO3F

¿Cómo se puede pensar que las ideas que los hombres tienen sobre Dios obedecen a rasgos que el mismo dedo de la divinidad ha grabado en la mente humana, cuando observamos que en un mismo país, y bajo el mismo nombre, los hombres tienen ideas muy distintas, y aún contrarias e incompatibles, y concepciones diversas acerca de El? ..... ¿Qué noción verdadera o tolerable sobre la deidad pueden tener los que reconocen y adoran a cientos de dioses? Solamente el que se admita a más de un Dios muestra, con una evidencia total, la ignorancia en que estos hombres están con respecto a El, y prueba que carecen de una noción verdadera de Dios desde el momento en que excluyen de ella las cualidades de unidad, infinitud y eternidad.....Y si probara la existencia de impresiones innatas el argumento de asentimiento universal, que con tanto empeño se aduce, tan sólo probaría: que Dios grabó en la mente de todos los hombres que hablan un mismo idioma un nombre para que le designaran, pero no una idea de sí mismo, pues aunque esta gente concuerde en el nombre, sin embargo tienen significados bastante diferentes para la cosa designada..... Concedo el que se diga que los hombres sabios de todos los países han llegado a tener una concepción verdadera sobre la unidad y la infinitud de Dios; pero  creo que esta circunstancia muestra de manera evidente que las nociones mejores y más verdaderas que han tenido los hombres sobre Dios no fueron impresas en su mente, sino adquiridas por el pensamiento, la reflexión y el buen uso de sus facultades, ya que fueron los hombres sabios y más reflexivos los que, mediante un adecuado y cuidadoso empleo de sus pensamientos y raciocinios, llegaron a alcanzar una noción verdadera en éste y otros asuntos;....Además si fuera lógico pensar que la noción de Dios es innata, porque la hayan tenido todos los hombres sabios, sería preciso, entonces, pensar que lo es la de la virtud, porque del mismo modo la han tenido todos los hombres sabios.... Tampoco comprendo por qué Dios ha de tenerse por menos bondadoso por darnos una mente desprovista de una idea impresa acerca de Sí mismo, que por enviarnos desnudos al mundo o porque no traigamos al nacer ningún arte o habilidad. Porque estamos dotados de las facultades necesarias para alcanzar todo eso, será falta de ingenio y reflexión nuestra, y no de largueza por parte suya, el que carezcamos de ello, tan cierto es que hay un Dios, como que son iguales los ángulos opuestos que se obtienen por la intersección de dos líneas rectas.
Comentario


























































































































































































































































































TEXTO3G

Confieso que existe otra idea que seria muy ventajoso que tuvieran los hombres, ya que generalmente se refieren a ella como si la tuvieran, y se trata de la idea de sustancia, que no tenemos ni podemos alcanzar por medio de la sensación o de la reflexión. Si la naturaleza se hubiera preocupado de dotarnos de alguna idea, bien podríamos esperar que se tratara de la de sustancia, ya que no podemos procurárnosla nosotros mismos por medio de nuestras propias facultades; sin embargo, vemos que, por el contrario, ya que esta idea no la alcanzamos por las mismas vías por las que llegan a la mente las demás, no la poseemos, de hecho, como una idea clara; de tal manera que la palabra sustancia no significa nada, si no es una incierta suposición de no se sabe qué idea (es decir, alguna cosa de la que no tenemos ninguna particularidad distinta y positiva), idea que consideramos como substratum o soporte de aquellas otras que sí conocemos .
Comentario



























































































































































































































































































TEXTO3H

A pesar de todo lo que hables, por tanto, de principios innatos, sean especulativos o prácticos, existe la misma probabilidad al decir que un hombre tiene en la bolsa 100 libras y al tiempo negar que traiga un penique, un chelín, una corona o cualquier otra moneda que sirva para sumar aquélla cantidad, que la que hay para pensar que ciertas proposiciones son innatas, cuando las ideas a que se refieren no pueden serlo en modo alguno. El que algunas proposiciones sean asentidas de manera general, no prueba en absoluto que las ideas que en ella se expresan sean innatas, porque en la mayoría de los casos, y sea cual sea la manera en que están allí las ideas, será preciso conceder asentimiento a las palabras que expresan la conformidad o inconformidad respecto a tales ideas. Cualquier hombre que tenga una idea verdadera de Dios y del culto que se le dé, asentirá esta proposición: «Dios debe ser objeto de un culto», si la proposición está expresada en un dialecto que esa persona comprende; y todo hombre razonable que no le haya prestado atención hoy, mañana estará dispuesto a asentir a esa proposición.
Comentario


























































































































































































































































































TEXTO3I

A todo esto permítaseme añadir que si existieran en la mente ideas innatas, sin que la mente pensara en ellas de un modo exhaustivo deberían alojarse en la memoria, de donde se expondrían a la vista por medio de la reminiscencia; es decir, serian conocidas cuando se recordaran como perfecciones que estaban antes en la mente, a menos que pueda existir reminiscencia sin recuerdo. Porque recordar es tanto como percibir algo con la memoria o con conciencia de que se trataba de algo conocido o percibido antes....Si esto es o no así, cada uno lo podrá corroborar personalmente, y en vista de ello quisiera se me diera el ejemplo de una idea de las que se suponen innatas que alguien pudiera revivir y recordar previamente (antes de haber recibido ninguna impresión de ella por los días que más adelante mencionaremos), sin cuya conciencia de una percepción anterior no hay recuerdo; y toda idea que llegue a la mente sin tal conciencia no es una idea recordada ni procede de la memoria...Supongamos un niño que tuvo la facultad de la vista hasta el momento en que pudo distinguir los colores; pero al que después las cataratas dejaron en tinieblas, y por espacio de cuarenta o cincuenta años vivió en la oscuridad, de tal manera que perdió completamente todo recuerdo de las ideas que tuvo sobre los colores. Este fue el caso de un ciego con el que en una ocasión conversé y que había perdido la vista a causa de unas viruelas que tuvo de niño, y que no tenia más noción de los colores que un ciego de nacimiento. Y pregunto: ¿este hombre podía tener entonces en su mente algunas ideas sobre los colores, lo mismo que un ciego de nacimiento? Y creo que nadie diría que ni uno ni otro pudieran tener en la mente alguna idea de colores. Pero extírpenles las cataratas, y será entonces cuando la idea de los colores (que no recuerda) será transmitida de nuevo a su mente, en virtud de su vista recobrada, sin conciencia de haber tenido un conocimiento previo después del cual podrá recordarlos y traerlos a la mente que estaba en las tinieblas. En este caso, todas estas ideas de colores que pueden, no estando a la vista, ser revividas, con conciencia de que fueron conocidas antes, estaban en la memoria, y en este sentido se afirma que están en la memoria. Todo esto nos sirve para concluir que toda idea que está en la mente, sin que esté efectivamente a su vista, sólo está allí en cuanto que está en la memoria; y si no lo está, es que  no está en la mente, y si está en la memoria ésta no podrá sacarla de la mente a la vista sin que se tenga la percepción de que procede de la memoria, o sea, de que se trata de algo que antes se conocía y ahora se recuerda. Si, por tanto, existieran ideas innatas, tendrán que estar en la memoria o no estarían en ningún lugar de la mente; y si están en la memoria es que se las puede revivir sin que sea necesaria ninguna impresión externa.
Comentario


























































































































































































































































































TEXTO3J

No logro comprender por qué se tiene que suponer que haya impreso unos principios universales en las mentes de los hombres, dado que esos principios que se pretenden innatos y que conciernen a lo especulativo no son de mucha utilidad, y lo que concierne a la práctica no son de suyo evidentes, y dado que ni los unos ni los otros se pueden distinguir de otras verdades que no se suponen innatas....Igualmente puede suceder respecto a las nociones que tengamos sobre el ser de la deidad, porque cuando no existe ninguna verdad que un hombre pueda encontrar por sí mismo con mayor evidencia que la existencia de Dios, sin embargo, quien se conforme con aceptar las cosas tal como las encuentra en el mundo, conforme le halaguen los gustos y las pasiones sin preocuparse por investigar un poco sus causas, sus fines y su admirable disposición, y de reflexionar de manera preocupada y atenta sobre el particular, un hombre así puede vivir durante largo tiempo sin ninguna noción de Dios. Y si alguien, a través de la conversación, le hubiera inculcado semejante noción en su cabeza, posiblemente creería en ella; pero si nunca se tomó el trabajo de examinarla, el conocimiento que haya adquirido no será mejor que el que tuviera una persona a quien habiéndosele dicho, que los tres ángulos de un triangulo son igual a dos rectos, lo aceptara bajo palabra, sin pararse en la demostración. En tal caso podrá asentir a la existencia de Dios como una opinión probable, pero sin que por eso tenga un conocimiento su verdad.... Al haber dudado de esta manera de la existencia de los principios innatos sé que me expongo a un número incalculable de censuras, pues se me acusa de destruir los antiguos cimientos del conocimiento y de la certidumbre...Pero puedo afirmar con seguridad que en el discurso que sigue a continuación ni me he propuesto desviarme de esto ni someterme ante ninguna autoridad; mi única meta ha sido la verdad ......Sé perfectamente que cuando se hallaron unas proposiciones generales que al ser comprendidas no admitían duda, la conclusión más fácil fue afirmar que eran innatas. Una vez aceptada esta conclusión, los perezosos se vieron libres del trabajo de investigar, y eso mismo impidió la búsqueda de los que tenían dudas respecto a todo lo concerniente a lo que se había declarado innato. Y resultó ventajoso en gran medida, para quienes se consideraban a sí mismos como profesores y maestros, poder convertir en principio de todos los principios el que los principios son incuestionables;....El propósito del discurso siguiente es el de dar las razones que tengo para poner en duda la existencia de los principios innatos...pero, con ello, sucede... lo mismo que en los asaltos de las ciudades, donde con tal de que el terreno donde se emplazan las baterías sea firme, no se averigua ni a quien se ha tomado ni a quién pertenece, y solamente interesa que sea el adecuado para el propósito que se persigue. Por ello en el resto de este discurso me propongo construir un edificio uniforme y de partes bien ensambladas, hasta donde me sea posible por mi experiencia y observación, y tengo la esperanza de edificarlo sobre bases tan sólidas que no me obliguen a apuntalarlo con soportes y contrafuertes que descansaran sobre cimientos tomados de prestado; o, al menos, si lo mío resultara ser un castillo en el aire, trataría que fuera todo de una pieza y no se desmoronara... Todo lo que diré en favor de los principios sobre los cuales procede es que únicamente puedo apelar a la experiencia y observación.

Comentario