EL ANTICRISTO
(Maldición sobre el cristianismo)
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Me opongo, dicho una vez más, a que el fanático sea introducido en el tipo del redentor: la palabra impérieux [imperioso] usada por Renan, anula ya por sí sola el tipo. La «buena nueva» consiste cabalmente en que ya no hay antítesis; el reino de los cielos pertenece a los niños; la fe que aquí hace oír su voz no es una fe conquistada con lucha, - está ahí, está desde el principio, es, por así decirlo, una infantilidad que se ha retirado a lo espiritual. El caso de la pubertad retardada y no formada del todo en el organismo, como derivación de la degeneración, es familiar al menos a los fisiólogos. - Semejante fe no se encoleriza, no censura, no se defiende: no lleva «la espada» no barrunta en absoluto hasta qué punto ella podría llegar alguna vez a dividir. No da pruebas de sí misma, ni con milagros, ni con premios y promesas, y menos aún «con la Escritura»: ella misma es en todo instante su milagro, su premio, su prueba, su «reino de Dios». Tampoco esa fe se formula a sí núsma -lo que hace es vivir, se defiende de las fórmulas. Es cierto que el azar del ambiente, del idioma, de la formación anterior determina un cierto círculo de conceptos: el cristianismo primitivo maneja sólo conceptos judeo-semíticos ( - entre ellos está el comer y beber en la comunión, ese concepto del que la Iglesia ha abusado tan perversamente, como de todo lo judío). Pero guardémonos de ver en esto algo más que un hablar por signos, una semiótica, una ocasión de emplear metáforas. justo el no tomar ninguna palabra literalmente es, para este anti-realista, la condición previa para poder hablar sin más. Entre indios se habría servido de los conceptos del Sankhya, entre chinos, de los de Laotse - sin sentir en ello ninguna diferencia - .Con cierta tolerancia en la expresión se podría llamar a Jesús un «espíritu libre» - ninguna cosa fija le importa.- la palabra mata, todo lo que está fijo mata. El concepto, la experiencia «vida», única que él conoce, se opone en él a toda especie de palabra, fórmula, ley, fe, dogma. El habla meramente de lo más íntimo: «vida» o «verdad» o «Luz» son sus palabras para designar lo más íntimo, - todo el resto, la realidad entera, la naturaleza entera, el lenguaje mismo no tienen para él más valor que el de un signo, un símbolo. -En este lugar no es lícito en modo alguno equivocarse, aun cuando sea muy grande la seducción que hay en el prejuicio cristiano, quiero decir, eclesiástico: semejante simbolismo par excellence está fuera de toda religión, de todos los conceptos del culto, de toda experiencia del mundo, de todos los conocimientos, de toda política, de toda psicología, de todos los libros, de todo arte -su «saber» es justo la tontería pura en lo referente a que algo así exista. La cultura no le es conocida ni de oídas, no necesita luchar contra ella, - no la niega... Lo mismo ocurre con el Estado, con el orden y la sociedad civiles en su totalidad, con el trabajo, con la guerra - jamás ha tenido motivo alguno de negar «el mundo», jamás ha barruntado el concepto eclesiástico «mundo»... justo el negar es lo totalmente imposible para él. - Asimismo falta la dialéctica, falta la noción de que una fe, una «verdad» pudieran ser probadas con razones ( - sus pruebas son «luces» interiores, sentimientos interiores de placer y afirmaciones interiores de sí mismo, meras «pruebas de la fuerza»  Semejante doctrina no puede tampoco contradecir, no comprende en modo alguno que haya, que pueda haber otras doctrinas, no sabe representarse en absoluto un modo contrapuesto de juzgar... Mi donde tropieza con él, lo lamentará, desde su más íntima simpatía, como «ceguera», - pues ella ve la «luz» pero no hará ninguna objeción...


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En la psicología entera del evangelio falta el concepto culpa y castigo, asimismo, el concepto premio. El «pecado», cualquier relación distanciada entre Dios y el hombre, se halla eliminado, - justo eso es la «buena nueva». La bienaventuraza no es prometida, no es vinculada a unas condiciones: ella es la única realidad- el resto es signo para hablar de ella... La consecuencia de semejante estado se proyecta en una nueva práctica, la práctica propiamente evangélica. No es una «fe» lo que distingue al cristiano: el cristiano obra, se distingue por un obrar diferente. El no opone resistencia, ni con palabras ni en el corazón, a quien es malvado con él. El no establece ninguna diferencia entre extranjeros y nativos, judíos y no judíos («el prójimo» es propiamente el que tiene la misma fe, el
judío). El no se encoleriza con nadie, ni menosprecia a nadie. El no se deja ver en los tribunales, ni se deja citar ante ellos «circunstancia, ni siquiera en el caso de una infidelidad demostrada de aquélla. - Todo esto es, en el fondo, un único principio, todo, consecuencias de un único instinto.-
La vida del Redentor no fue otra cosa que esa práctica, - tampoco su muerte fue otra cosa... El ya no necesitaba, para su trato con Dios, fórmulas ni ritos - ni siquiera la oración. Ha roto con  la entera doctrina judía de penitencia y reconciliación; sabe que únicamente con la práctica de la vida es como uno se siente «dívino», «bienaventurado», «evangélico», «hijo de Dios» en todo tiempo. Ni la «penitencia» ni la «oración en demanda de perdón» son caminos que conducen a Dios: sólo la práctica evangélica conduce a él, ella precisamente es «Dios». - Lo que con el evangelio quedó eliminado fue el judaísmo de los conceptos «pecado», «remisión n del. pecado», «fe», «redención por la fe» - la entera doctrina eclesiástica judía quedó negada en la «buena nueva.
El instinto profundo de cómo hay que vivir para sentirse «en el cielo», para sentirse   «eterno», mientras que con cualquier otra conducta uno no «Se siente en el cielo»: ésa es la única realidad psicológica de la «redención». - Una nueva forma de vida, no una nueva fe ...
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Si yo entiendo algo de este gran simbolista, es que él tomó por realidades, por «verdades», únicamente realidades interiores, - que concibió el resto, todo lo natural, temporal, espacial, histórico, únicamente como signo, como ocasión de parábolas.. El concepto «hijo del hombre» no es una persona concreta, perteneciente a la historia, una realidad singular, irrepetible, sino un hecho «eterno», un símbolo psicológico desligado del concepto de tiempo. Lo mismo vuelve a ocurrir, y en el sentido más alto, con el Dios de ese simbólico típico, con el «reino de los cielos», con la afiliación divina». Nada es menos cristiano que las tosquedades eclesiásticas que hablan de un Dios como persona, de un «reino de Dios» que se avecina, de un «reino de los cielos» situado más allá, de un «hijo de Dios» segunda persona de la Trinidad. Todo eso es perdóneseme la expresión - un
puñetazo en el ojo - ¡oh, en qué ojo! del evangelio; un cinismo histórico -mundial en el escarnio del símbolo... Pero resulta patente - no para todos, lo confieso - a qué se alude con los signos «padre» e «hijo»: con la palabra «hijo» se expresa el ingreso en el sentimiento de transfiguración global de todas las cosas (la bienaventuranza), con la palabra «padre», ese sentimiento mismo, el sentimiento de eternidad, de perfección. - Me avergüenzo de recordar qué es lo que la Iglesia ha hecho de ese simbolismo: ¿no ha colocado en el umbral de la «fe» cristiana una historia de Anfitrión? ¿Y, encima de eso, un dogma de la «inmaculada concepción» '?... Pero con ello ha maculado la concepción - -
El «reino de los cielos» es un estado del corazón no algo situado «por encima de la tierra» o que llegue «tras la muerte». El concepto de muerte natural falta completamente en el evangelio: la muerte no es un puente, un tránsito, la muerte falta porque pertenece a un mundo completamente distinto, a un mundo sólo aparente, sólo útil para proporcionar signos. La «hora de la muerte» no es un concepto cristiano  -la «hora», el tiempo, la vida física y sus crisis no existen en absoluto para el maestro de la «buena nueva»... El «reino de Dios» no es algo que se aguarde; no tiene un ayer ni un pasadomañana, no llega dentro de «mil años» - es una experiencia en un corazón; está en todas partes, no está en ningún lugar...
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Este «buen mensajero» murió tal como vivió, tal como enseñó - no para «redimir a los hombres», sino para mostrar cómo se ha de vivir. Lo que él legó a la humanidad es la práctica: su comportamiento ante los jueces, ante los sayones, ante los acusadores y ante toda especie de calumnia y burla, - su comportamiento en la cruz. El no opone resistencia, no defiende su derecho, no da ningún paso para apartar de sí lo más extremo, más aún, lo provoca... Y él ora, sufre, ama con quienes, en quienes le hacen mal... Las palabras dichas al ladrón en la cruz contienen el evangelio entero-. «Este ha sido en verdad un hombre divino, un 
'hijo de Dios'», dice el ladrón. «Si tú sientes eso - responde el Redentor --entonces estás en el paraíso, entonces también tú eres un
hijo de Dios ... » . No defenderse, no encolerizarse, no hacer responsable a nadie...Por el contrario, no oponer resistencia ni siquiera al malvado, -amarlo...
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-Sólo nosotros, nosotros los espíritus que hemos llegado a ser libres, tenemos el presupuesto para entender algo que diecinueve siglos han malentendido, - aquella honestidad, convertida en instinto y en pasión, que hace la guerra a la «mentita santa» más aún que a toda otra mentira... Se ha estado indeciblemente lejos de nuestra amorosa y precavida neutralidad, de aquella disciplina de espíritu que es la única que permite adivinar cosas tan extrañas, tan delicadas: en todo tiempo se ha querido aquí, con un desvergonzado egoísmo, sólo la ventaja propia, a base de la antítesis al evangelio se ha construido la Iglesia... Quien buscase signos de que una divinidad irónica mueve sus dedos tras el gran juego del mundo, encontraría un apoyo no pequeño en el enorme signo de
interrogación que se llama cristianismo. Que la humanidad esté postrada de rodillas ante la antítesis de lo que fue el origen, el sentido, el derecho del evangelio, que haya canonizado en el concepto «Iglesia» justo aquello que el «buen mensajeros sentía por debajo de sí, por detrás de sí -en vano se buscará una forma mayor de ironía histórico-universal - -
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- Nuestra época está orgullosa de su sentido histórico: ¿cómo ha podido llegar a creerse el sinsentido de que al comienzo del cristianismo está la grosera, fábula de un taumaturgo y redentor, -y de que todo lo espiritual y simbólico es tan sólo un desarrollo tardío? Al contrario: la historia del cristianismo - a partir de la muerte en la cruz - es la historia del malentendido, cada vez más grosero, de un simbolismo originario. A cada expansión del cristianismo sobre masas más amplias aún, más toscas aún, que iban perdiendo cada vez más los presupuestos de que aquel nació, hízose más necesario vulgarizar, barbarizar el cristianismo, - éste engulló dentro de sí doctrinas y ritos de todos los cultos subterráneos del imperium romanum [imperio romano], el sinsentido de todas las especies de razón enferma. El destino del cristianismo consiste en la necesidad de que su misma fe tuviera que volverse tan enferma, baja y vulgar, como enfermas, bajas y vulgares eran las necesidades que con él debían quedar aplacadas. La misma barbarie enferma acaba por agregarse al poder en cuanto Iglesia, - la Iglesia, esa forma de enemistad mortal a toda honestidad, a toda altura de alma, a toda disciplina de espíritu, a toda humanidad franca y bondadosa. - Los valores cristianos - los valores aristocráticos.- ¡sólo nosotros, nosotros los espíritus que hemos llegado a ser libres, hemos restablecido esa antítesis de valores, la más grande que existe! - -
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-En este lugar no consigo reprimir un sollozo. Hay días en que me invade un sentimiento más negro que la más negra melancolía - el desprecio a los hombres. Y para no dejar ninguna duda sobre qué es lo que yo desprecio, sobre quién es el que yo desprecio: es el hombre de hoy, el hombre del que yo soy fatalmente contemporáneo. El hombre de hoy -yo me asfixio con su sucia respiración.. Frente a las cosas pasadas soy, al igual que todos los hombres de conocimiento, de una gran tolerancia, es decir, de un autodominio magnánimo: yo atravieso con una sombría cautela ese manicomio que ha sido el mundo durante mílenios enteros, ya se llame «cristianismo», o «fe cristiana», o «Iglesia cristianas, - me guardo de hacer responsable a la humanidad de sus enfermedades mentales. Pero mi sentimiento cambia, explota, tan pronto como ingreso en la época moderna, en nuestra época. Nuestra época está enterada... Lo que en otro tiempo no era más que algo enfermo se ha convertido hoy en algo indecente,-es indecente ser hoy cristiano. Y aquí comíenza mi náusea. - Miro a mi alrededor.- ni una palabra ha quedado ya de lo que en otro tiempo se llamó «verdad», nosotros no soportamos ya ni siquiera que un sacerdote tome en su boca la palabra «verdad». Aun cuando la pretensión de honestidad sea modestisima, nosotros tenemos que saber hoy que, en cada frase que dice, un teólogo, un sacerdote, un papa, no sólo yerra, sino que miente, -que ya no es libre de mentir por «inocencia», por «ignorancia». Tanbbién el sacerdote sabe, como lo sabe todo el mundo, que ya no hay un «Dios», un «pecador», un «redentor»,- que la «voluntad libre», el «orden moral del mundo son mentiras: - la seriedad, el autovencimiento profundo del espíritu no permiten ya a nadie no estar enterado de eso... Todos los conceptos de la Iglesia se hallan reconocidos como lo que son, como la más maligna superchería que existe, realizada con la finalidad de desvalorizar la naturaleza, los valores naturales; el sacerdote mismo se halla reconocido como lo que es, como la especie más peligrosa de parásito, como la auténtica araña venenosa de la vida... Nosotros sabemos, nuestra conciencia lo sabe hoy -qué valor tienen, para qué han servido esas siniestras invenciones de los sacerdotes y de la Iglesia con las cuales se alcanzó aquel estado de autodeshonra de la humanidad capaz de producir náusea con su espectáculo - los conceptos «más allá», «juicio final», «inmortalidad del alma», el «alma» misma; son instrumentos de tortura, son sistemas de crueldades mediante los cuales el sacerdote llegó a ser señor, siguió siendo señor... Todo el mundo sabe eso: y, sin embargo, todo sigue igual que antes. ¿A dónde ha ido a parar el último sentimiento de decencia, de respeto a sí mismo, si hasta nuestros estadistas, por lo demás una especie muy desenvuelta de hombres y de anticristianos completos de la acción, continúan hoy denominándose cristianos y van a comulgar?... Un joven príncipe, a la cabeza de sus regimientos, magnífico como expresión del egoísmo y de la altanería de su pueblo, - ¡pero confesándose cristiano, sin ninguna vergüenza! ... ¿A quién niega, pues, el cristianismo?, ¿qué quiere decir «mundo»? Ser un soldado, ser un juez, ser un patriota; defenderse; mantener el honor propio; querer la ventaja propia; ser orgulloso... Toda práctica de todo instante, todo instinto, toda valoración que se transforme en acción son hoy anticristianos- ¡qué engendro de falsedad tiene que ser el hombre moderno para no avergonzarse, a pesar de todo, de seguir llamándose cristiano! - - - Anticristo
























































































































































































































































































































































































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-Voy a volver atrás, voy a contar la auténtica historia del cristianismo. - Ya la palabra «cristianismo» es un malentendido -, en el fondo no ha habido más que un cristiano, y ése murió en la cruz. El «evangelio» murió en la cruz. Lo que a partir de ese instante se llama «evangelio» era ya la antítesis de lo que él había vivido: una «mala nueva», un
disangelio. Es falso hasta el sinsentido ver en una «fe», en la fe, por ejemplo, en la redención por Cristo, el signo distintivo del cristiano: sólo la práctica cristiana, una vida tal como la vivió el que murió en la cruz, es cristiana... Todavía hoy esa vida es posible, para ciertos hombres es incluso necesaria: el cristianismo auténtico, el originario, será posible en todos los tiempos... No un creer, sino un hacer, sobre todo un no -hacer -muchas -cosas, un- ser distinto... Los estados de consciencia, una creencia cualquiera, un tener- algo- por- verdadero, por ejemplo, - todo psicólogo lo sabe - son, en efecto, estados completamente indiferentes y de quinto orden comparados con el valor de los instintos: dicho con mayor rigor, el concepto entero de causalidad espiritual es falso. Reducir el ser-cristiano, la cristiandad, a un tener -algo-por-verdadero, a una mera fenomenalidad de consciencia, significa negar la cristiandad'. De hecho no ha habido en absoluto cristianos. El «cristiano», lo que desde hace dos milenios se llama un cristiano, es meramente un auto-malentendído psicológico. Miradas las cosas con mayor exactitud, en él han dominado, a pesar de toda «fe», meramente los instintos - ¡y qué instintos! -En todos los tiempos, por ejemplo en Lutero, la «fe» ha sido únicamente un manto, un pretexto, una cortina tras la cual los instintos jugaban su juego, una inteligente ceguera acerca del dominio de ciertos instintos... Ls «fe» -ya antes la llamé la auténtica listeza cristiana, - se ha hablado siempre de la «fe», pero se ha obrado siempre tan sólo por instinto... En el mundo de representaciones del cristiano no aparece nada que roce siquiera la realidad: por el contrario, nosotros hemos reconocido en el odio instintivo a toda realidad el elemento impulsor, el único elemento impulsor existente en la raíz del cristianismo. ¿Qué se sigue de esto? Que también in psychologicis [en las cuestiones psicológicas el error es aquí radical, es decir, determinante de la esencia, es decir, sustancia. Quítese aquí un concepto, póngase en su lugar una única realidad,- ¡y el cristianismo entero se precipitará rodando en la nada! -Visto desde lo alto, este hecho, el más extraño de todos, una religión que no sólo está condicionada por errores, sino que tan sólo en errores dañosos, tan sólo en errores que envenenan la vida y el corazón es inventiva e incluso genial, no deja de ser un espectáculo para dioses, - para aquellas divinidades que son a la vez filósofos y con las que yo me encontré, por ejemplo, en aquellos famosos diálogos de Naxos. En el mismo instante en que la náusea se retira de ellos ( -¡y de nosotros! ), vuélvanse agradecidos al espectáculo del cristiano: acaso tan sólo en razón de este curioso caso merezca el pequeño y mísero astro llamado tierra una mirada divina, un interés divino... No infravaloremos, pues, al cristiano: el cristiano, falso hasta la inocencia, supera en mucho al rnono, - con respecto a los cristianos, una conocida teoría sobre la descendencia se convierte en mera galantería...
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- La fatalidad del evangelio se decidió con la muerte, - quedó colgada de la «cruz»... Sólo la muerte, esa muerte ignominiosa y no aguardada, sólo la cruz, la cual estaba en general reservada únicamente a la canaille [gentuza], -sólo esa horrorosísima paradoja enfrentó a los discípulos con el auténtico enigma- «¿quién fue?, ¿qué fue?» -El sentimiento trastornado y, en lo más hondo, ofendido, el recelo de que acaso tal muerte fuera la refutación de su causa, el horrendo signo de interrogación «¿por qué precisamente así?» -ése es un estado que se comprende muy bien. Aquí todo tenía que ser necesario, poseer un sentido, una razón, una suprema razón; el amor de un discípulo no conoce el azar. Sólo entonces se abrió el abismo: «¿quién lo ha matado?, ¿quién era su enemigo natural?» -esta pregunta irrumpió como un rayo. Respuesta. el judaísmo dominante, su estamento supremo. A partir de ese instante los discípulos se sintieron en rebeldía contra el orden, concibieron posteriorrnente a Jesús como alguien que estaba en rebeldía contra el orden. Hasta entonces faltaba en su imagen ese rasgo belicoso, ese rasgo que dice no, que hace no; más aún, él era la contradicción de ese rasgo. Es evidente que la pequeña comunidad no entendió precisamente lo principal, lo ejemplar en ese modo de morir, la libertad, la superioridad sobre todo sentimiento de ressentiment.- - ¡signo de cuán poco le llegó a entender!  En sí jesús no pudo querer con su muerte otra cosa que dar públicamente la prueba más fuerte, la demostración de su doctrina... Pero sus discípulos estaban lejos de perdonar esa muerte, -lo cual habría sido evangélico en el sentido más alto; y menos aún de ofrecerse a una muerte idéntica, con una suave y afable calma de corazón... Fue justo el sentimiento menos evangélico de todos, la venganza, el que de nuevo se impuso. Era imposible que, con esa muerte, la causa pudiera haber llegado a su final: se necesitaba una «reparación», un «juicio» ( -y, sin embargo, --qué puede ser menos evangélico que la «reparación», el «castigo», el «someter a juicio»! ). Una vez más pasó a primer plano la expectación popular de un rnesías.- se fijó la mirada en un instante histórico: el «reino de Dios» viene para juzgar a sus enemigos... Mas, con esto, todo queda malentendido: ¡el «reino de Dios», como acto conclusivo, como promesa! El evangelio había sido, sin embargo, precisamente el estar-ahí, el estar-cumplido ese «reino», la realidad de ese «reino». justo tal muerte era precisamente ese «reino de Dios»...Sólo ahora se introdujo en el tipo del maestro todo el desprecio y toda la amargura contra los fariseos y los teólogos, - ¡con esto se hizo de él un fariseo y un teólogo! Por otro lado, la veneración, vuelta salvaje, de esas almas salidas completamente de sus quicios no soportó ya aquella evangélica igualdad de derechos de todo el mundo a ser hijos de Dios enseñada por Jesús: su venganza consistió en exaltar a Jesús de una manera extravagante, en desligarlo de ellos mismos: exactamente igual que en otro tiempo los judíos, por venganza contra sus enemigos, habían separado de ellos mismos a su Dios y lo habían elevado a la altura. El Dios único y el hijo único de Dios: ambos, productos del ressentiment ...
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-Y a partir de ese instante surgió un problema absurdo, « ¡cómo pudo Dios permitir eso! » La trastornada razón de la pequeña comunidad encontó a esto una respuesta realmente espantosa y absurda:Dios entregó su Hijo para remisión de los pecados, como víctima. ¡Cómo se acabó de un solo polpe con el evangelio! - ¡El sacrificio reparador, y en su forma más repugnante, más bárbara, el sacrificio del inocente por los pecados de los culpables! -¡Qué horrendo paganismo! - Jesús había sustituido, en efecto, el concepto mismo «culpa», - negó todo abismo entre Dios y el hombre, vivió esa unidad de Dios y hombre como su «buena nueva»... ¡Y no como privilegio  -A partir de ahora en el título del redentor ingresan sucesivamente: la doctrina del juicio y del retorno, la doctrina de la muerte como muerte-sacrificio, la doctrina de la resurrección, con la cual queda escamoteado el concepto entero de «bienaventuranza», realidad entera y única del evangelio,- ¡en favor de un estado después de la muerte! ... Con aquella insolencia de rabino que lo distingue en todo, Pablo logicizó así esta concepción. esta impudicia de concepción: «si Cristo no resucitó de entre los muertos,
vana es nuestra fe». - Y de un solo golpe se hizo del evangelio la más despreciable de todas las promesas incumplibles, la desvergonzada doctrina de la inmortalidad personal... ¡Pablo mismo la enseñó incluso como premio!...
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Ya se ve qué es lo que, con la muerte en la cruz, había llegado a su final: un punto de arranque completamente originario para un movimiento budista de paz, para una efectiva, no meramente prometida, felicidad en la tierra. Pues - ya lo he destacado - la diferencia fundamental entre ambas religiones de décadence continúa siendo ésta: el budismo no promete, sino que cumple, el cristianismo promete todo, pero no cumple nada. - A la «buena nueva» la sucedió inmediatamente la peor de todas: la de Pablo. En Pablo cobra cuerpo el tipo antítético del «buen mensajeros, el genio en el odio, en la visión del odio, en la implacable lógica del odio. ¡Cuántas cosas ha sacrificado  al odio este
disevangelista!  Ante todo, el redentor; lo clavó a la cruz suya. La vida, el tiempo, la doctrina, la muerte, el sentido y el derecho del evangelio entero - todo eso dejó de existir cuando este falsario por odio comprendió qué era lo único que él podía usar. ¡No la realidad, no la verdad histórica! ... Y, una vez más, el instinto sacerdotal del judío perpetró  e inventó una historia del cristianismo primitivo. Más aún: falsificó otra vez la historia de Israel, para que apareciese como la prehistoria de su acción:  todos los profetas han hablado de su «redentor»... Más tarde la Iglesia falseó incluso la historia de la humanidad, convirtiéndola en Prehistoria del cristianismo... El tipo del redentor, la doctrina, la práctica, la muerte, el sentido de la muerte, incluso el después de la muerte - nada quedó intacto, nada.continuó siendo siquiera parecido a la realidad. El centro de gravedad de toda aquella existencia, Pablo lo desplazó sencillamente detrás de esa existencia, - lo situó en la mentira del Jesús «resucitado». En el fondo él no podía usar en modo alguno la vida del redentor,  - necesitaba la muerte en la cruz, y algo más aún... Tener por honesto a un Pablo, cuya patria era la sede principal de la ilustración estoica, cuando a base de una alucinación adereza la prueba de que el redentor sigue viviendo, o prestar siquiera fe a su relato de que él tuvo esa alucinación, sería una verdadera niaiserie [bobería] por parte de un psicólogo: Pablo quería el fin, por consiguiente quiso también los medios... Lo que él mismo no creía, creyéronlo los idiotas entre los cuales arrojó su doctrina. - Su necesidad era el poder; con Pablo, una vez más quiso el sacerdote alcanzar el poder, - él sólo podía usar conceptos, doctrinas, símbolos con los que se tiraniza a las masas, con los que se forman rebaños. - ¿Qué es lo único que Mahoma tomó en préstamo más tarde al cristianismo? El invento de Pablo, su medio de lograr la tiranía sacerdotal, de formar rebaños: la creencia en la inmortalidad - es decir, la doctrina del «juicio»...
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Cuando se coloca el centro de gravedad de la vida no en la vida, sino en el «más allá» - en la nada, - se le ha quitado a la vida como tal el centro de gravedad. La gran mentira de la inmortalidad personal destruye toda razón, toda naturaleza existente en el instinto, - a partir de ahora todo lo que en los instintos es beneficioso, favorecedor a la vida, garantizador del futuro, suscita desconfianza. Vivir de tal modo que ya no tenga sentido vivir, eso es lo que ahora se convierte en el «sentido» de la vida...¿Para qué ya el sentido de comunidad, para qué la gratitud a la ascendencia y a los antepasados, para qué colaborar, confiar, para qué favorecer y tener en cuenta algún bien general?... Todas esas cosas son «tentaciones», todas esas cosas son desviaciones del «camino recto» - «una sola cosa es necesaria... En cuanto «alma inmortal», cada uno tiene idéntico rango que cualquier otro, en el conjunto de todos los seres la «salvación de cada individuo tiene derecho a reclamar una importancia eterna, pequeños santurrones, y locos en sus tres cuartas partes, tienen derecho a imaginarse que, en razón de ellos, las leyes de la naturaleza son transgredidas de modo constante - nunca se estigmatizará con bastante desprecio semejante intensificación hasta lo infinito, hasta lo impúdico, de toda especie de egoísmo. Y, sin embargo, el cristianismo debe su victoria a esa deplorable adulación de la vanidad versonal, - con ella es con la que ha persuadido a seguirle cabalmente a todos los malogrados, a todos los hombres de sentimientos rebeldes, a los fracasados, a todos los desechos y escorias de la humanidad. La «salvación del alma» - dicho
claramente: «el mundo gira alrededor de mí»... El veneno de la doctrina «idénticos derechos para todos» - es el cristianismo el que lo ha diseminado de modo más radical, desde los más escondidos rincones de los ínstintos malos el cristianismo ha hecho una guerra a muerte a todo sentimiento de respeto v de distancia entre los hombres, es decir, al presupuesto de toda elevación, de todo crecimiento de la cultura, - con el resentimiento de las masas ha forjado su arma capital contra nosotros, contra todos los seres aristocráticos, joviales, generosos que hay en la tierra, contra nuestra felicidad en la tierra... La «inmortalidad», concedida a todo Pedro y a todo Pablo ha sido hasta ahora el atentado máximo contra la humanidad aristocrática, el atentado más maligno. - ¡Y no infravaloremos la fatalidad que desde el cristianismo se ha introclucido furtivamente hasta en la política! Nadie tiene ya hoy valor para reclamar derechos especiales, derechos señoriales, un sentimiento de respeto para consigo mismo y para con sus iguales, - un pathos de la distancia... ¡Nuestra política está enferma de esa falta de valor! - El aristocratismo de los sentimientos ha sido socavado de la manera más subterránea por la mentira de la igualdad de las almas; y si la creencia en el «privilegio de los más» hace y hará revoluciones, es el cristianismo, no se dude de ello, son los juicios cristianos de valor los que toda revolución no hace más que traducir en sangre y crímenes! El cristianismo es una rebelión de todo lo que- se-atrastra-por-el- suelo contra lo que tiene altura: el evangelio de los «víles» envilece...
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-Los evangelios no tienen precio como testimonio de la ya incontenible corrupción existente dentro de la primera comunidad. Lo que Pablo llevó luego hasta el final, con el cinismo lógico de un rabino, no fue, a pesar de todo, más que el proceso de decadencia que co menzó con la muerte del redentor. -Nunca se leerán con bastante cuidado esos evangelios; tienen sus
dificultades detrás de cada palabra.Yo confieso, y espero que no se me tome esto a mal, que, justo por ello, son para un psicólogo una diversión de primer rango, - como antítesis de toda corrupción ingenua, como el refinamiento par excellence, como maestría artística en la corrupción psicológica. Los evangelios son algo aparte. La Biblia en general no consiente ninguna comparación. Estamos entre judíos: primer punto de vista para no perder aquí completamente el hilo. La trasposición de sí mismo a lo «santo», la cuál se vuelve aquí realmente genio y que jamás ha sido alcanzada ni de manera aproximada en ningún otro libro ni ser humano, esa superchería de palabras y de gestos como arte, no es el azar de un talento individual cualquiera, de una naturaleza cualquiera de excepción. Para esto se necesita raza. El judaísmo entero, una preejercitación y una técnica judías seculares completamente serias, alcanzan su última maestría en el cristianismo en cuanto arte de mentir santamente. El cristiano, esa ultima ratio [última razón] de la mentira, es el judío duplicado - incluso triplicado... La voluntad radical de emplear únicamente conceptos, símbolos, gestos comprobados por la práctica del sacerdote, el rechazo instintivo de toda otra práctica, de toda otra especie de perspectiva de valores y de utilidad - eso no es sólo tradición, eso es herencia.- sólo por ser herencia actúa como naturaleza. La humanidad entera, incluso las mejores cabezas de las mejores épocas - (exceptuando uno solo, que quizá sea un simple monstruo - ) se han dejado engañar. El evangelio ha sido leído como libro de la inocencia... : indicio no pequeño de la maestría con que aquí se ha representado la comedia. - Ciertamente: si nosotros viésemos, aunque sólo fuera de paso, a todos esos prodigiosos santurrones y santos artificiosos, todo habría acabado, - y justo porque yo no leo ninguna palabra sin ver gestos, acabo con ellos... Yo no soporto en ellos una cierta manera de alzar los ojos. -Por suerte, para la mayoría los libros son mera literatura - -Es preciso no dejarse llevar a engaño. «¡no juzguéis! », dicen, pero ellos mandan al infierno a todo lo que los estorba. Al hacer que Dios juzgue, son ellos mismos los que juzgan; al glorificar a Dios, se glorifican a sí mismos; al exigir precisamente las virtudes de que ellos son capaces - más aún, que ellos necesitan para permanecer encumbrados -, aparentan grandiosamente pelear por la virtud, luchar por el dominio de la virtud. «Nosotros vivimos, nosotros morimos, nosotros nos sacrificamos por el bien» ( - la «verdad», la «luz», el «reino de Dios»): en verdad, hacen lo que no pueden dejar de hacer. Al abrirse paso con aire de santurrones, al estar sentados en un rincón, al vegetar en la sombra como sombras, hacen de ello un deber: en cuanto deber, su vida aparece como humildad, en cuanto humildad, esa vida es una prueba más de piedad... ¡Ay, esa humilde, casta, misericordioso especie de mendacidad! «La virtud misma debe testimoniar a nuestro favor»... Leánse los evangelios como libros que ejercen seducción con la moral: la moral queda confiscada por esas gentecinas, ¡ellas saben cuánta importancia tiene la moral! ¡Con la moral es con lo que mejor se lleva a la humanidad por la nariz! - La realidad es que aquí una muy consciente arrogancia de elegidos representa el papel de la modestia: de una vez por todas, uno se ha puesto a sí mismo, a la «comunidad», a los «buenos y justos» de un lado, el de la verdad -y al resto, «al mundo», del otro... Esta ha sido la especie más funesta de delirio de grandeza habido hasta ahora en la tierra: pequeños engendros de santurrones y mentirosos comenzaron a reivindicar para sí los conceptos «Dios», «verdad», «luz», «espíritu», «amor», «sabiduría», «vida», como sinónimos de ellos mismos, por así decirlo, para de ese modo trazar una frontera entre el «mundo» y ellos; pequeños judíos superlativos, maduros para toda especie de manicomio, invirtieron hacia sí mismos los valores, como si sólo el cristiano fuera el sentido, la sal, la medida, también el juicio final de todo el resto... Toda esta fatalidad fue posibilitada únicamente por el hecho de que ya existía en el mundo una especie afín, racialmente afín, de delirio de grandeza, el delirio de grandeza judío.- desde el momento en que se abrió el abismo entre judíos y judeocristianos, a estos últimos no les quedó otra opción que emplear contra los judíos los mismos procedimientos de autoconservación aconsejados por el instinto judío, mientras que los judíos habían venido empleando hasta entonces esos procedimientos sólo contra todo lo no-judío. El cristiano es sólo un judío de confesión «más libre».- Anticristo
























































































































































































































































































































































































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- Voy a dar unas cuantas pruebas de lo que esa gentecilla se ha metido en la cabeza, de lo que ha puesto en boca de su maestro: puras confesiones de «
almas bellas». -
   «Y si en algún lugar no os reciben ni escuchan, marchaos de allí y sacudid el polvo de vuestros pies, en testimonio contra ellos. Yo os digo: en verdad, a Sodoma y a Gomorra les irá mejor en el juicio final que a aquella ciudad» (Marc. 6, 1 1) - ¡Qué evangélico!
   
«Y a quien escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le seria que le colgasen al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar» (Mare. 9, 42)  ¡Qué evangélico!...
   «Si tu ojo te escandaliza, arrójalo de ti. Mejor te es entrar con un solo ojo en el reino de Dios que tener los dos ojos y ser arrojado al fuego del infierno; donde su gusano no muere y su fuego no se apaga» (Marc. 9, 47) - No es precisamente al ojo a lo que se refiere ...
«En verdad, yo os digo, hay aquí algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el reino de Dios» (Marc. 9, 1 l). - Bien mentido, león...
«Quien quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo y tome su cruz sobre sí y sígame. Pues ... » (Nota de un psicólogo. La moral cristiana es refutada por sus pues: sus «razones» refutan, - eso es lo cristiano). Marc. 8, 34. -
«No juzguéis, para que no seáis juzgados.Con la medida con que midáis se os rnedirá a vosotros.» (Mar. 7, 1) - ¡Qué concepto de la justicia, de un juez «justo»! ...
«Pues si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si os comportáis amistosamente tan sólo con vuestros hermanos, ¿qué hacéis de especial? ¿No hacen eso también los publicanos?» (Mat. 5, 46) -Principio del «amor cristiano: quiere, en última instancia, ser pagado bien...
«Pues si vosotros no perdonáis a los hombres sus faltas, tampoco os perdonará vuestro padre que está en el cielo "'» (Mat. 6, 15). -Muy comprometedor para el llamado «padre»...
«Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura»(   [Mat.6, 33]...). Todo eso: a saber, la alimentación, el vestido, todas las necesidades de la vida. Un error, para expresarle modestamente... Poco después Dios aparece como sastre, al menos en ciertos casos...
«Alegraos en ese día y saltad de gozo: pues he aquí que vuestro premio es grande en el cielo. Lo mismo hicieron también sus padres con los profetas» ([Luc. 6, 231 ... ). ¡Chusma desvergonzada! Se compara ya con los profetas...
«¿No sabéis que sois templo de Dios y que el espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguien destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él: pues el templo de Dios es sagrado, y vosotros sois ese templo» (Pablo, 1 Cor. 3, 16) - Cosas como ésas no se las despreciará nunca bastante...
«¿No sabéis que los santos juzgarán al mundo? Pues si el mundo va a ser juzgado por vosotros: ¿no sois bastante buenos para juzgar cosas menores?» (Pablo, 1 Cor. 6, 2). Por desgracia, no es simplemente el discurso de
un habitante de manicomio... Este espantoso estafador continúa diciendo textualmente: «¿No sabéis que nosotros juzgaremos a los ángeles? ¡Cuánto más a los bisnes temporales! »...
«¿No ha hecho Dios de la sabiduría de este mundo una tontería? Puesto que el inundo con su sabiduría no reconoció a Dios en su sabiduría, Dios se complació en hacer bienaventurados a los creyentes mediante una predicación necia. No muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles son llamados. Sino lo que es necio ante el mundo lo ha elegido Dios para deshonrar a los sabios; y lo que es débil ante el mundo lo ha elegido Dios para deshonrar a lo fuerte. Y lo innoble ante el mundo y lo despreciarlo lo ha elegido Dios, y lo que es nada, para aniquilar a lo que es algo. Para que ninguna carne se gloríe delante de él» (Pablo, 1 Cor. 1, 20 ss.)'. -Para comprender este pasaje, que es un testimonio de primerísimo rango para la psicología de toda moral de chandala, léase el tratado primero de mi Genealogía de la moral: en él ha sido puesta de manifiesto por vez primera la antítesis entre una moral aristocrática y una moral de chandala, nacida del resentimiento y de una venganza impotente. Pablo ha sido el más grande de todos los apóstoles de la venganza...
Anticristo
























































































































































































































































































































































































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-¿Qué se sigue de esto? Que uno hace bien en ponerse los guantes cuando lee el Nuevo Testamento. La cercanía de tanta suciedad casi compele a hacerlo. Así como no eligiríamos para nuestras relaciones a unos judíos polacos, tampoco elegiríamos a unos «primeros cristianos»: no es que sea siquiera necesario tener una objeción contra ellos... Ni unos ni otros
huelen bien. - En vano he estado buscando en el Nuevo Testamento aunque sólo fuera un rasgo simpático; nada hay en él que sea libre, bondadoso, franco, honesto. No hay allí siquiera un primer comienzo de humanidad, - faltan los instintos de la limpieza... En el Nuevo Testamento hay únicamente instintos malos, no existe siquiera valor para ellos. Todo en él es cobardía, todo es cerrar los ojos y engañarse a sí mismo. Todo libro se vuelve limpio cuando uno acaba de leer el Nuevo Testamento: para dar un ejemplo, yo, inmediatamente después de Pablo, he leído con embeleso a aquel graciosísimo y petulantísimo burlón que fue Petronio, del que podría decirse lo que Domenico Boccaccio escribió al duque de Parma sobre César Borgia.- é tutto festo (todo él es firme] -inmortalmente sano, inmortalmente jovial y bien constituido-... Esos pequeños santurrones, en efecto, hacen mal sus cálculos en lo principal. Atacan, pero todo lo atacado por ellos queda, por eso mismo, distinguido. Aquel a quien un «primer cristianos lo ataca, no queda ensuciado... A la inversa: es un honor tener contra uno a «primeros cristianos». Uno no lee el Nuevo Testamento sin sentir predilección por lo que en él es maltratado, - para no hablar de la «sabiduría de este mundo», que un insolente bravucón intenta en vano deshonrar «con una predicación necia»... Pero incluso los fariseos y los escribas sacan ventaja de tales adversarios, tienen que haber poseído algún valor para ser odiados de manera tan indecente. Fariseísmo - ¡ése sería un reproche que a los «primeros cristianos» les sería lícito hacer! - En última instancia, eran los privilegiados: eso basta, el odio del chandala no necesita más razones. El «primer cristiano - temo que también el «último cristiano, al que acaso yo llegaré aún a ver  -es, desde lo más profundo de su instinto, un rebelde contra todo lo privilegiado -vive, lucha siempre por «derechos iguales»... Vistas las cosas con más exactitud, no le queda otra opción. Si uno quiere ser en su propia persona un «elegido de Dios» -o un «templo de Dios», o un «juez de los ángeles» -, entonces todo otro principio de elección, basado, por ejemplo, en la honestidad, en el espíritu, en la virilidad y el orgullo, en la belleza y la libertad de corazón, es sencillamente el «mundo», - el mal en sí... Moraleja: toda palabra en boca de un «primer cristiano» es una mentira, toda acción que él realice, una falsedad instintiva, - todos sus valores, todas sus metas son perjudiciales, pero aquel a quien él odia, aquello que él odia, tiene valor... El cristiano, en especial el cristiano-sacerdote, es un criterio de valores - - ¿He de añadir que en todo el Nuevo Testamento no aparece más que una única figura a la que es preciso honrar? Pilato, el gobernador romano. Tomar en serio un asunto entre judíos -es una cosa de que él no logra persuadirse. Un judío más o menos -¿qué importa?... La burla aristocrática de un romano ante el cual se está abusando desvergonzadamente de la palabra «verdad», ha enriquecido el Nuevo Testamento con la única frase que tiene valor, - que es su crítica, incluso su aniquilación: «¡qué es la verdad! » ...
Anticristo
























































































































































































































































































































































































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- Lo que nos separa no es el hecho de que ni en la historia, ni en la naturaleza, ni detrás de la naturaleza reencontremos nosotros un Dios, - sino el que aquello que ha sido venerado como Dios nosotros lo sintamos no como algo «divino», sino como algo digno de lástima, absurdo, nocivo, no sólo como un error, sino como un crimen contra la vida... Nosotros negamos a Dios en cuanto Dios... Si se nos demostrase ese Dios de los cristianos, sabríamos creerlo menos aún. - Dicho en una fórmula: deus, qualem Paulus creavit, dei negatio [Dios, tal como Pablo lo creó, es la negación de Dios . - Una religión como el cristianismo, que en ningún. punto tiene contacto con la realidad, que se derrumba tan pronto como la realidad obtiene su derecho, aunque sólo sea en un punto, tiene que ser, como es obvio, enemiga mortal de la «sabiduría del mundo», quiero decir, de la ciencia, - esa religión dará por buenos todos los medios con que puedan quedar envenenadas, calumniadas, desacreditadas la disciplina de espíritu, la pureza y la severidad en las cuestiones de conciencia del espíritu, la aristocrática frialdad y libertad de espíritu. La «fe» como imperativo es el veto a la ciencia, -in praxi [en la ráctica], la mentira a cualquier precio... Pablo comprendió que la mentira - que la «fe» era necesaria; más tarde la Iglesia comprendió a su vez a Pablo. - El «Dios» que Pablo se inventó, un Dios que «deshonra la sabiduría del mundo» (en un sentido más estricto, las dos grandes adversarias de toda superstición, la filología y la medicina), es en verdad únicamente la resuelta decisión de Pablo mismo de hacer eso: llamar «Dios» a su propia voluntad, ahora [doctrina], eso es algo primordialmente judío. Es Pablo el que quiere deshonrar «la sabiduría del mundo»: los enemigos de Pablo son los buenos filólogos y médicos de formación alejandrina -, es a ellos a quienes él hace la guerra. De hecho, no se es filólogo y médico sin ser también, al mismo tiempo, anticristiano. En efecto, como filólogo uno mira por detrás de los «libros santos», como médico, por detrás de la degeneración fisiológica del cristiano típico. El médico dice «incurable», el filólogo, «superchería»...
Anticristo
























































































































































































































































































































































































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- ¿Se ha entendido de verdad la famosa historia que está al comienzo de la Biblia, - acerca de la angustia infernal de Dios frente a la ciencia?... No se la ha entendido. Ese libro sacerdotal par excellence comienza, como es obvio, con la gran dificultad interna del sacerdote: éste tiene un único peligro grande, por consiguiente «Dios» tiene un único peligro grande. -
El viejo Dios, todo él «espíritu», todo él sumo sacerdote, todo él perfección, se pasea por su jardín placenteramente: sólo que se aburre. Contra el aburrimiento luchan en vano incluso los dioses.¿Qué hace? Inventa al hombre, - el hombre es algo entretenido... Pero he aquí que también el hombre se aburre. El apiadamiento de Dios por la única molestia que en sí tienen todos los paraísos no conoce límites: pronto creó también otros animales. Primer fallo de Dios:el hombre no encontró entretenidos a los animales, - los dominaba, no quería siquiera ser un «animal». - Por consiguiente, Dios creó a la mujer. Y de hecho, ahora el aburrimiento se terminó - ¡pero también se teminaron otras cosas! La mujer fue el segundo fallo de Dios. - «La mujer es, por su esencia, serpiente, Eva»- esto lo sabe todo sacerdote; «de la mujer viene todo infortunio al mundo» - esto lo sabe asimismo todo sacerdote. «Por consiguiente, también la ciencia viene de ella»... Sólo a través de la mujer llegó el hombre a gustar del árbol del conocimiento. - ¿Qué había ocurrido? Al viejo Dios lo invadió una angustia infernal. El hombre mismo había sido su máximo fallo, Dios se había creado un rival, la ciencia hace iguales a Dios, - ¡se han terminado los sacerdotes y los dioses si el hombre se vuelve científico! -Moraleja: la ciencia es lo prohibido en sí, - ella es lo único prohibido. La ciencia es el primer pecado, el germen de todo pecado, el pecado original. La moral no es más que esto. - «No conocerás». -el resto se sigue de ahí. -La angustia infernal de Dios no le impidió ser listo. ¿Cómo defenderse de la ciencia?, ése fue durante largo tiempo su principal problema. Respuesta.- ¡fuera del Paraíso el hombre! La felicidad, la ociosidad inducen a tener pensamientos, - todos los pensamientos son pensamientos malos... El hombre no debe pensar. -Y el « sacerdote en sí» inventa la indigencia, la muerte, el peligro mortal del embarazo, toda especie de miseria, vejez, fatiga, sobre todo la enfermedad, - ¡simples medios en la lucha con la ciencia! La indigencia no le permite al hombre pensar... Y, ¡pese a todo!, ¡algo espantoso! La obra del conocimiento se alza cual una torre, asaltando el cielo, trayendo el crepúsculo de los dioses, - ¡qué hacer! -El vicio Dios inventa la guerra, separa los pueblos, hace que los hombres se aniquilen mutamente (los sacerdotes han tenido siempre necesidad de la guerra ... ). La guerra - ¡entre otras cosas, una gran perturbadora de la paz de la ciencia! - ¡Increíble! Pese a las guerras, el conocimiento, la emancipación con respecto al sacerdote, aumenta. -Y al viejo Dios se le ocurre una última decisión: «el hombre se ha vuelto científico - no queda otro remedio, ¡hay que ahogarlo!»...
Anticristo
























































































































































































































































































































































































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- Se me ha entendido. El comienzo de la Biblia contiene la Psicología entera del sacerdote. - El sacerdote conoce únicamente un peligro grande: ese peligro es la ciencia - el concepto sano de causa y efecto. Pero en su conjunto la ciencia prospera sólo en circunstancias propicias, - para «conocer» hay que tener tiempo, hay que tener espíritu de sobra... «Por consiguiente, hay que hacer desgraciado al hombre», - ésa fue en todo tiempo la lógica del sacerdote. -Se adivina ya qué es lo primero que, de acuerdo con esa lógica, Y ¡no al mundo: - el «pecado»... Elconcepto de culpa y de castigo, el entero «Orden moral del mundo» han sido inventados contra la ciencia, - contra la liberación del hombre respecto al sacerdote... El hombre no debe.mirar hacia fuera, debe mirar dentro de sí. no debe mirar dentro de las cosas con listeza Y cautela, como alguien que aprende, no debe mirar en absoluto: debe sufrir... Y debe sufrir de tal modo qué en todo tiempo tenga necesidad del sacerdote. - ¡Fuera los médicos! Lo que se necesita es un salvador. -El concepto de culpa y de castigo, incluida la doctrina de la «gracia», de la «redención», del «perdón» - mentiras completas, carentes de toda realidad psicólogica - todo eso ha sido inventado para destruir el sentido de las causas en el hombre: ¡son el atentado contra el concepto causa y efecto! - ¡Y no un atentado con el puño, con el cuchillo, con honestidad en el odio y en el amor! ¡Sino un atentado salido de los instintos más cobardes, más astutos, más viles! ¡Un atentado de sacerdotes! Un atentado de parásitos! ¡Un vampirismo propio de pálidas y subterráneas sanguijuelas! ... Si las consecuencias naturales de un acto no son ya «naturales», sino que se piensa que están producidas por fantasmas conceptuales propios de la superstición, por «Dios», por «espíritus», por «almas», como consecuencias meramente «morales», que son un premio, un castigo, una señal, un medio de educación, entonces queda destruido el presupuesto del conocimíento, -entonces se ha cometido el máximo crimen contra la humanidad. - El pecado, digámoslo otra vez, esa forma par excellence de autodeshonra del hombre, ha sido inventado para hacer imposible la ciencia, la cultura, toda elevación y aristocracia del hombre; el sacerdote domina merced al invento del pecado.
Anticristo
























































































































































































































































































































































































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En este lugar no voy a dispensarme de dar una psicología de la «fe», de .los «creyentes», en provecho, como es obvio, precisamente de los «creyentes». Sí aún hoy no faltan quienes no saben hasta qué punto ser «creyentes» es indecente -o un indicio de décadence,de una quebrantada voluntad de vida -, mañana lo sabrán. Mi voz llega incluso a los duros de oído. - Si es que yo no he oído mal, parece que entre los cristianos hay una especie de criterio de verdad, al que se da el nombre de «la prueba de la fuerza». «La
fe hace bienaventurados a los hombres: por tanto, es verdadera. - Aquí sería lícito objetar, en primer término, que precisamente ese hacer- bienaventurados a los hombres no está probado, sino sólo prometido: la bienaventuranza está vinculada a la condición de la fe, - se debe llegar a ser bienaventurado porque se cree... Pero que ocurra efectivamente lo que el sacerdote le promete al creyente para el «más allá», el cual es inaccesible a todo control, ¿con qué se prueba eso? - En el fondo, pues, la presunta «prueba de la fuerza» no es a su vez más que una fe en que no dejará de darse el efecto que uno se promete de la fe. Expresado en una fórmula: «yo creo que la fe hace bienaventurados a los hombres; por consiguiente, es verdadera».-Mas con esto hemos llegado ya al final. Ese «por consiguiente sería el absurdum mismo como criterio de verdad. - Supongamos, sin embargo, con un poco de condescendencia, que el hecho de que la fe hace bienaventurados a los hombres ésta demostrado - no sólo deseado, no sólo prometido por la boca un poco sospechosa de un sacerdote; -¿sería la bienaventuranza, - o, dicho más técnicamente, el placer alguna vez una prueba de la verdad? Lo es tan poco, que casi aporta la prueba de lo contrario, y en todo caso induce a la máxima suspicacia acerca de la «verdad» cuando en la pregunta «¿qué es verdadero?» hablan también sentimientos de placer. La prueba del «placer» es una prueba de «placer», - nada más; ¿a base de qué, por vida mía, estaría establecido que precisamente los juicios verdaderos producen más gusto que los falsos y que, de acuerdo con una armonía preestablecida, traen consigo necesariamente sentimientos agradables? - La experiencia de todos los espíritus rigurosos, de todos los espíritus de índole profunda enseña lo contrario. Con lucha ha habido que conquistar todo avance en la verdad, a cambio de él ha habido que entregar casi todo lo demás a que se adhieren el corazón  honesto en las cosas del espíritu? ¡Ser riguroso con el propio corazón, despreciar los «bellos sentimientos», hacer de cada sí y de cada no un asunto de conciencia! - - La fe hace bienaventurados a los hombres: por conisiguiente, miente...
Anticristo
























































































































































































































































































































































































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Que a veces la fe hace bienaventurados a los hombres, que la bienaventuranza no hace ya de una idea fija una idea verdadera, que la fe no desplaza montañas, sino que emplaza
montañas donde no las hay: una fugaz visita a un manicomio resulta bastante clarificadora a este respecto. No, desde luego, para un sacerdote: pues por instinto él niega que la enfermedad sea enfermedad, que el manicomio sea un manicomio. El cristiano tiene nécesidad de la enfermedad, más o menos como los griegos tienen necesidad de un exceso de salud, - poner-enfermo al hombre es la verdadera intención oculta de todo el sistema de procedimientos salutíferos de la Iglesia. Y la Iglesia misma - ¿no es ella el manicomio católico como último ideal? - ¿La tierra en cuanto tal como manicomio? - El hombre religioso, tal como la Iglesia lo quiere, es un décadent típico; el momento en que una crisis religiosa se adueña de un pueblo viene caracterizado siempre por epidemias nerviosas; el «mundo interior» del hombre religioso se asemeja, hasta confundirse con él, al «mundo interior» de los sobreexcitados y extenuados, los estados «supremos» que el cristianismo ha suspendido por encima de la humanidad, como valor de todos los valores, son formas epileptoídes, - la Iglesia ha canonizado in majorem dei honorem - [para mayor honra de Dios] únicamente a locos o a grandes estafadores... En una ocasión me he permitido calificar el training [gimnasia] cristiano entero de penitencia y redención (donde mejor se lo estudia hoy es en Inglaterra) de folie circulaire [locura circular] producida metódicamente, como es obvio, en un terreno ya preparado para ello, es decir, radicalmente enfermizo. Nadie es libre de hacerse cristiano: uno no se «convierte» al cristianismo, -hay que estar suficientemente enfermo para ello... Nosotros los que somos distintos, los que tenemos valor para la salud v también para el desprecio, ¡cómo nos está permitido a nosotros despreciar una religión que ha enseñado a malentender el cuerpo!, ¡que no quiere desprenderse de las supersticiones del alma!, ¡que hace un «mérito» de la alimentación insuficiente! , ¡que en la salud combate una especie de enemigo, demonio, tentación!, que se persuadió de que es posible pasear un «alma perfecta» en un cadáver de cuerpo, y que para ello tuvo necesidad de fabricarse un nuevo concepto de «perfección», un ente pálido, enfermizo, idiotamente exaltado, la denominada «santidad», - ¡la santidad, que no es más que una serie de síntomas propios del cuerpo empobrecido, enervado, incurablemente corrompido! ... El movimiento cristiano, en cuanto movimiento europeo, es de antemano un movimiento conjunto de los elementos de desecho v desperdicio de toda especie: - ese movimiento quiere llegar al poder con el cristianismo. No expresa la decadencia de una raza, es un agregado de formas de décadence que desde todos los lados se aglomeran y se buscan. No fue, como se cree, la corrupción de la Antigüedad misma, de la Antigüedad aristocrática, la que hizo posible el cristianismo.- nunca será demasiada la dureza con que se contradiga al idiotismo docto que todavía hoy sostiene algo así. -En la época en que las enfermas, corrompidas capas de los chandalas se cristianizaban en el imperium entero, el tipo opuesto, la aristocracia, se hallaba presente en la figura más bella y más madura. El gran número llegó a dominar; el democratismo de los instintos cristianos venció... El cristianismo no era «nacional», no estaba condicionado por la raza,-se dirigía a toda especie de desheredados de la vida, tenía sus aliados en todas partes. El cristianismo tiene en su base la rancune [rencor] propia de los enfermos, el instinto dirigido contra los sanos, contra la salud. Todo lo bien constituido, lo orgulloso, lo petulante, sobre todo la belleza, daría sus oídos y sus ojos. Voy a recordar una vez más la inapreciable frase de Pablo: Lo que es débil ante el mundo, lo que es necio ante el mundo, lo innoble y despreciado ante el mundo lo ha elegido Dios»: esa fue la fórmula, in hoc signo [bajo esta insignia] venció la décadence,-. -Dios en la cruz - ¿es que no se entiende todavía el terrible pensamiento que está detrás de ese símbolo? -Todo lo que sufre, todo lo que pende de la cruz, es divino... Todos nosotros pendemos de la cruz, por consiguiente nosotros somos divinos... Sólo nosotros somos divinos... El cristianisrno fue una victoria, por causa suya pereció una mentalidad más aristocrática - el cristianismo ha sido hasta ahora la máxima desgracia de la humanidad. - -
Anticristo
























































































































































































































































































































































































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El cristianismo es también antitético de toda buena constitución espiritual, -sólo puede utilizar como razón cristiana la razón enferma, toma partido por todo lo idiota, lanza una maldición contra el «espíritu», contra la superbia [soberbia] del espíritu sano. Dado que la enfermedad forma parte de la esencia del cristianismo,  también el estado de ánimo típicamente cristiano, la «fe», tiene que ser una forma de enfermedad, todos los caminos derechos, honestos, científicos del conocimiento tienen que ser rechazados por la Iglesia como caminos prohibidos. Ya la duda es un pecado... La falta completa de limpieza psicológica en el sacerdote - que se delata en su mirada -es un fenómeno consecutivo de la décadence, - obsérvese en las mujeres históricas y, por otro lado, en los niños de constitución raquítica la regularidad con que la falsedad por instinto, el placer de mentir por mentir, la incapacidad de mirar y caminar de frente son expresión de décadence. «Fe» significa no-,querer-saber lo que es verdadero. El pietista, el sacerdote de ambos sexos es falso porque está enfermo- su instínto exige que en ningún punto la verdad obtenga su derecho. «Lo que pone enfermo es bueno; lo que viene de la plenitud, de la sobreabundancia, del poder es malvado»: ése es el modo de sentir del creyente. La no-libertad de mentira - en eso yo adivino a todo teólogo predestinado. - Otro rasgo distintivo del teólogo es su incapacidad para la filología. Por filología debe entenderse aquí, en un sentido muy general. el arte de leer bien, -el poder leer hechos sin falsearlos con interpretaciones, sin perder, por afán de comprender, la precaución, la paciencia, la sutileza. Filología como ephexis [indecisión] en la interpretación. trátese de libros, de novedades periodísticas, de destinos o de hechos metereológicos, -para no hablar de la «salvacíón del alma »... El modo como un teólogo, lo mismo en Berlín que en Roma, interpreta una «palabra de la Escritura» o un acontecimiento, una victoria del ejército de su patria, por ejemplo, a la luz superior de los salmos de David, es siempre tan audaz, que un filólogo, al ver eso, se sube por las paredes. ¡Y qué hará cuando los pietistas y otras vacas de Suabia atavían esa mísera cotidianidad y esa habitación llena de humo que es su existencia con el «dedo de Dios», y la transforman en un milagro de gracia,  «providencia», de «experiencias de salvación»! Un dispendio, por modestísímo que fuera, de espíritu, para no decir de decencia, tendría que hacer ver a esos intérpretes, sin embargo, la infantilidad e indignidad de tal abuso de la prestidigitación divina. Si tuviéramos en el cuerpo cierta cantidad, aunque fuera muy pequeña, de piedad, un Dios que nos cura a tiempo del resfriado o que nos hace subir al coche en el preciso instante en que se desencadena un aguacero, debería ser para nosotros un Dios tan absurdo, que, aunque existiese, habría que eliminarlo. Un Dios como criado, como cartero, como calendario, -en el fondo, una palabra para designar la especie más estúpida de todas las
casualidades... La «divina providencia, tal como continúa creyendo hoy en ella aproximadamente una tercera parte de la «Alemania culta», sería una objeción tan fuerte contra Dios, que no se la podría imaginar mayor, ¡Y, en todo caso, es una objeción contra los alemanes! ...
Anticristo
























































































































































































































































































































































































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-Que los
mártires prueban algo en favor de una causa es algo tan poco verdadero, que yo negaría que´mártir alguno haya tenido nunca algo que ver con la verdad '-. En el tono con que un mártir le echa en cara al mundo su propio tener-por-verdadero algo exprésase ya un grado tan bajo de honestidad intelectual, un embozamiento tal para el problema de la verdad, que a un mártir no se necesita jamás refutarlo. La verdad no es algo que uno posea y otro no posea- así pueden pensar sobre la verdad, a lo sumo, los campesinos o los apóstoles-campesinos a la manera de Lutero. Estemos seguros de que la modestia, la reserva en este punto aumentarán siempre en la misma medida en que aumente la meticulosidad de conciencia en cosas del espíritu. Estar enterado de cinco cosas, y rehusar con mano delicada enterarse de otras... La verdad, tal como todo profeta, todo sectario, todo librepensador, todo socialista, todo hombre de Iglesia entiende esa palabra es una prueba perfecta de que ni siquiera se ha comenzado a adquirir aquella disciplina de espíritu y aquella autosuperación que resulta necesarias para encontrar una pequeña verdad cualquiera, aunque sea muy pequeña. - Las muertes de los mártires, dicho sea de paso, han sido una gran desgracia en la historia: han seducido... La conclusión sacada por todos los idiotas, incluidos las mujeres y el pueblo, de que una causa por la cual alquien se entrega a la muerte (o que incluso produce, como el cristianismo primitivo, epidemias de ansia de morir) es algo sin duda importante, - esa conclusión se ha convertido en una rémora indecible para la investigación, para el espíritu de investigación y de cautela. Los mártires han sido dañosos para la verdad... Todavía hoy basta una persecución un poco tosca para proporcionar un nombre honorable a un sectarismo en sí muy indiferente. - ¿Cómo?,  ¿es que el hecho de que alguien entregue su vida por una causa modifica algo el valor de la misma? - Un error que se vuelve honorable es un error que posee un atractivo más de seducción- ¿creéis, señores teólogos, que nosotros os daremos ocasión de representar el panel de mártires por vuestra mentira.? - Una causa se la refuta poniéndola con todo cuidado en hielo. - también a los teólogos se los refuta así... La estupidez histórico-mundial de todos los perseguidores ha consistido precisamente en dar una apariencia de honorabilidad a la causa adversaria, - en hacerle el regalo de la fascinación del martirio... La mujer continúa estando hoy de rodillas ante un error, porque se le ha dicho que alguien murió por él en la cruz ¿Es, pues, la cruz un argumento? - Mas sobre todas estas cosas sólo uno ha dicho ya la palabra de que se tenía necesidad desde milenios,-Zaratustra.
Signos de sangre han escrito en el camino que ellos recorrieron, y su tontería enseñaba que con sangre se demuestra la verdad.
Mas la sangre es el peor testigo de la verdad - la sangiré envenena incluso la doctrina más pura, convirtiéndola en delirio y en odio de los corazones.
Y si alguien atraviesa una hoguera por defender su doctrina, - ¡qué demuestra eso!   Mayor cosa es, en verdad, que de su propio incendio salga su propia doctrina.
Anticristo
























































































































































































































































































































































































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No nos dejemos inducir a error: los grandes espíritus son escépticos. Zaratustra es un
escéptico. La fortaleza, la libertad nacida de la fuerza y del exceso de fuerza del espíritu se prueba mediante el escepticismo. A los hombres de convicción no se los ha de tener en cuenta en nada de lo fundamental referente al valor y al no-valor. Las convicciones son prisiones. Esos hombres no ven bastante lejos, no ven debajo de sí: mas para tener derecho a hablar acerca del valor y del no-valor hay que ver quinientas convicciones por debajo de sí, - por detrás de sí... Un espíritu que quiere cosas grandes, que quiere también los medios para conseguirlas, es necesariamente un escéptico. El estar libre de toda especie de convicciones, el poder-mirar-libremente, forma parte de la fortaleza... La gran pasión, que es el fundamento y el poder del propio ser, más ilustrada, más despótíca aún que el intelecto humano, toma a éste todo entero a su servicio; le quita todo escrúpulo; le da incluso valor para usar medios no santos; en determinadas circunstancias le permite convicciones. La convicción como medio.- muchas cosas no se las consigue más que por medio de una convicción. La gran pasión usa, consume convicciones, no se somete a ellas,-se sabe souverain [soberana]. -A la inversa. la necesidad de fe, la necesidad de alguna incondicionalidad en el sí y en el no, el carlylismo, si se me quiere disculpar esta palabra, es una necesidad propia de la debilidad. El hombre de fe, el «creyente» de toda especie es, por necesidad, un hombre dependiente,-alguien que no puede erigirse a sí mismo en finalidad, que no puede erigir finalidades a partir de sí mismo. El «creyente» no se pertenece a sí mismo, sólo puede ser un medio, tiene que ser consumido, tiene necesidad de alguien que lo consuma. Su instinto otorga el honor supremo a una moral de la desisimismación: todo lo persuade a ella, su inteligencia, su experiencia, su vanidad. Toda especie de fe en sí una expresión de des-simismación, de extrañamiento de si mismo... Si se tiene en cuenta cómo a los más les resulta muy necesario un regulativo que desde fuera los ate y los fije, cómo la coacción, en un sentido más alto la esclavitud, es la condición única y última bajo la que prospera el hombre débil de voluntad, y sobre todo la mujer: se entenderá también la convicción, la «fe». El hombre de convicción tiene en ella su espina dorsal. No ver muchas cosas, no ser imparcial en ningún punto, ser íntegramente un partido, tener una óptica rigurosa y necesaria en todos los valores - ésa es la única condición para que tal especie de hombre llegue a subsistir. Mas, con esto, ella es la antítesis, el antagonista del hombre veraz, - de la verdad... El creyente no es libre de tener conciencia para la cuestión de lo «verdadero» y lo «no verdadero: ser honesto en ese punto sería inmediatamente su ruina. El condicionamiento patológico de su óptica hace del convencido un fanático - Savonarola, Lutero, Rousseau, Robespierre, Saint-Simon -, el tipo antitético del espíritu fuerte, el cual ha llegado a ser libre, Pero los gestos grandes y afectados de esos espíritus enfermos, de esos epilépticos del concepto, actúan sobre la gran masa, - los fanáticos son pintorescos, la humanidad prefiere ver gestos a oír razones...
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- Un paso más en la psicología de la convicción, de la «fe». Hace ya mucho tiempo propuse yo que se considerase si las convicciones no son acaso enemigos más peligrosos de la verdad que las mentiras (Humano, demasiado humano). Esta vez quisiera hacer la pregunta decisiva-. ¿existe en absoluto una antítesis entre mentira y convicción? - Todo el mundo lo cree; pero ¡qué es lo que no cree todo el mundo! -Cada una de las convicciones tiene su historia, sus formas previas, sus tentativas y fallos: deviene convicción después de no serlo durante largo tiempo, después de apenas serlo durante un tiempo más largo todavía. ¿Cómo?, ¿es que entre esas formas ernbrionarias de la convicción no podría estar también la mentira? -A veces lo único que se requiere es un simple cambio de personas - en el hijo deviene convicción lo que en el padre era todavía mentira. - Yo llamo mentira a no querer ver algo que se ve, a no querer ver algo tal como se lo ve: carece de importancia el que la mentira tenga lugar ante testigos o sin testigos. La mentira más habitual es aquella por la que uno se miente a sí mismo; el mentir a otros es relativamente el caso excepcional, - Ahora bien, ese no-querer- ver lo que se ve, ese no querer-verlo-tal-como se lo ve, es casi la condición primera para todos los que son, en cualquier sentido, un partido: el hombre de partido se convierte por necesidad en un mentiroso. La historiografía alemana, por ejemplo, está convencida de que Roma fue el despotismo, de que los germanos trajeron al mundo el espíritu de libertad- ¿qué diferencia hay entre esa convicción y una mentira? ¿Es lícito seguir admírándose sí, por instinto, todos los partidos, también los historiadores alemanes, tienen en la boca las grandes palabras de la moral, - de que la moral siga existiendo casi por el hecho de que el hombre de partido de todo tipo tiene necesidad de ella en todo instante? - «Esta es nuestra convicción-. nosotros la confesamos ante todo el mundo, nosotros vivimos y morimos por ella, - ¡respeto a todos los que tienen convicciones! » - tales cosas yo las he escuchado incluso de boca de antisemitas. ¡Al contrario, señores míos! Un antisemita no se vuelve en modo alguno más decente por el hecho de que mienta por principio... Los sacerdotes, que en tales cosas son más sutiles y que comprenden muy bien la objeción existente en el concepto de convicción, es decir, de una mendacidad que es radical porque sirve a una finalidad, han heredado de los judíos la listeza de introducir en ese lugar el concepto «Dios», «voluntad de Dios», «revelación de Dios». También Kant, con su imperativo categórico, siguió el mismo camino: aquí su razón se volvió práctica. -Hay cuestiones en las que no le corresponde al hombre decidir sobre la verdad y la no-verdad: todas las cuestiones más altas, todos los problemas supremos del valor están más allí de la razón humana... Comprender los límites de la razón -sólo eso es verdaderamente filosofía... ¿Para qué dio Dios al hombre la revelación? ¿Habría hecho Dios algo superfluo? El hombre no puede saber de por sí qué es bueno y qué es malvado, por ello Dios le ha enseñado su voluntad... Moraleja: el sacerdote no miente, - la cuestión «verdadero» o «no-verdadero», en aquellas cosas de que los sacerdotes hablan, no permite en modo alguno mentir. Pues para mentir se tendría que poder decidir qué es aquí verdadero. Mas justo eso no lo puede decidir el hombre; el sacerdote es, pues, sólo el portavoz de Dios. - Tal silogismo de sacerdotes no es, en modo alguno, meramente judío o cristiano: el derecho a la mentira y la listeza de la «revelación» son parte integrante del tipo sacerdote, tanto de los sacerdotes de la décadence como de los sacerdotes del paganismo ( - paganos son todos aquellos que dicen sí a la vida, para los cuales «Dios» es la palabra para designar el gran sí a todas las cosas). -La «ley», la «voluntacl de Dios», el «libro sagrado», la «inspiración» - todas ésas son únicamente palabras para designar las condiciones en las que el sacerdote accede al poder, con las que mantiene en pie su poder, - esos conceptos se encuentran en la base de todas las organizaciones sacerdotales, de todas las estructuras de poder sacerdotales o filosófico- sacerdotales. La «mentira santa» - es común a Confucio, al Código de Manú, a Mahoma, a la Iglesia cristiana--. no falta en Platón. «La verdad existe»: esto significa, en cualquier lugar en que se lo oiga, el sacerdote miente...
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- En última instancia lo que importa es la finalidad con que se miente. El hecho de que en el cristianismo falten las finalidades «santas» es mi objeción contra sus medios. Sólo
finalidades malas:  envenenamiento, calumnia, negación de la vida, desprecio del cuerpo, degradación y autodeshonra del hombre por el concepto de pecado, - por consiguiente, también sus medios son malos. - Con un sentimiento opuesto leo yo el Código de Manú, una obra incomparablemente espiritual y superior, tanto que el simple nombrarla a la vez que la Biblia sería un pecado contra el espíritu. En seguida se lo adivina: esa obra tiene detrás de sí, dentro de sí, una auténtica filosofía, no simplemente una maloliente judaína compuesta de rabinismo y superstición, - da algo a morder incluso al psicólogo más exigente. Sin olvidar lo principal, la diferencia radical de toda especie de Biblia: son los estamentos aristocráticos, los filósofos y los guerreros, quienes con ese Códizo controlan a la masa: por todas partes valores aristocráticos, un sentimiento de perfección, un decir-sí a la vida, un triunfante sentimiento de bienestar consigo mismo y con la vida, sobre el libro entero brilla el sol. - Todas las cosas sobre las que el cristianismo derrama su vulgaridad insondable, como, por ejemplo, la procreación, la mujer, el matrimonio, son tratadas aquí en serio, con respeto, con amor y confianza. ¿Cómo se puede realmente poner en manos de niños y de mujeres un libro que contiene aquella frase infame -  «a causa de la fornicación tenga cada uno su propia mujer, y cada una su propio hombre: es mejor casarse que abrasarse»? ¿Y es lícito ser cristiano mientras la génesis del hombre esté cristianizada, es decir, ensuciada con el concepto de la inmaculata conceptio [inmaculada concepción ?... Yo no conozco libro alguno en el que a la mujer se le digan tantas cosas delicadas y afectuosas como se le dicen en el Código de Manú; esos vejetes y santos antiguos tienen una manera acaso nunca superada de ser atentos con las mujeres. «La boca de una mujer - se dice una vez -, el pecho de una muchacha, la oración de un niño, el humo del sacrificio son siempre puros». Otro pasaje: «no hay nada más puro que la luz del sol, la sombra de una vaca, el aire, el agua, el fuego y la respiración de una muchacha». Un último pasaje - acaso también una santa mentira -: «todas las aberturas del cuerpo situadas por encima del ombligo son puras, todas las situadas por debajo son impuras. Solo en la muchacha es puro el cuerpo entero».
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La no-santidad de los medios cristianos es sorprendida in fagranti cuando se compara la finalidad cristiana con la finalidad del Código de Manú, - cuando se arroja una luz intensa sobre esa máxima antítesis de finalidades. El crítico del cristianismo no puede dejar de hacer despreciable al cristianismo. - Un código como el de Manú surge como surge todo buen código: él resume la experíencia, la listeza y la moral experimental de largos siglos, es una conclusión, no crea nada más. El presupuesto de una codificación de su especie es la intelección de que los medios de proporcionar autoridad a una verdad lenta y costosamente adquirida son radicalmente distintos de aquéllos con los que se la probaría. Un código no relata jamás la utilidad, las razones, la casuística que ha habido en la prehistoria de una ley: precisamente con ello perdería el tono imperativo, el «tú debes», el presupuesto para que se le obedezca. El problema consiste exactamente en esto. - En un cierto punto de la evolución de un pueblo la capa más circunspecta del mismo, es decir, la que más mira hacia atrás y hacia adelante, declara concluida la experiencia de acuerdo con la cual se debe - es decir, se puede - vivir. Su meta consiste en recoger la cosecha más rica y completa posible de los tiempos de experimento y de mala experiencia. Por consiguiente, de lo que ahora hay que guardarse ante todo es de contínuar-haciendo-experimentos, de la perduración del estado fluido de los valores, de seguir examinando, escogiendo, criticando in infinitum [hasta el infinito] los valores. Frente a eso se coloca un doble muro: por un lado, la revelación, es decir, la aseveración de que la razón de aquellas leyes no es de procedencia humana, no ha sido buscada y encontrada con lentitud y fallos, sino que, por ser de origen divino, es completa, perfecta, no tiene historia, es un regalo, un milagro, ha sido sencillamente comunicada... En segundo lugar, la tradición, es decir, la aseveración de que la ley viene existiendo ya desde tiempos antiquísimos, de que ponerla en duda constituye una impiedad, un crimen contra los antepasados. La autoridad de la ley tiene su fundamento en estas tesis: Dios la dio, los antepasados la vivieron. - La razón superior de tal procedimiento está en el propósito de desalojar a la consciencia paso a paso de la vida reconocida como correcta (es decir, probada por una enorme y bien cribada experiencia): de tal modo que se logre el automatismo completo del instinto, - ese presupuesto de toda especie de maestría, de toda especie de perfección en el arte de vivir. Establecer un código al modo de Manú significa conceder en lo sucesivo a un pueblo el derecho a llegar a ser maestro, a llegar a ser perfecto,  - a ambicionar el arte supremo de la vida. Para ello hay que hacerlo inconsciente. esa es la finalidad de toda mentira santa. - El orden de castas, que es la ley suprema, dominante, es sólo la sanción de un orden natural, de una legalidad natural de primer rango, sobre la que ningún capricho, ninguna «
idea moderna» tiene poder. En toda sociedad sana distínguense, condicionándose recíprocamente, tres tipos de diferente gravitación fisiológica, cada uno de los cuales tiene su propia higiene, su propio campo de trabajo, su propia especie de sentimiento de perfección y su propia especie de maestría. Es la naturaleza, no Manú, la que separa entre sí a los preponderantemente espirituales, a los preponderantemente fuertes de músculos y de temperamento, y a los terceros, que no destacan ni en una cosa ni en otra, los mediocres, -estos últimos son el gran número, los primeros, la selección. La casta suprema - yo la llamo los menos- - tiene también, por ser la perfecta, los privilegios de los menos: entre ellos está el de representar en la tierra la felicidad, la belleza, la bondad. Sólo a los hombres más espirituales les está permitida la belleza, lo bello: sólo en ellos no es debilidad la bondad. Pulchrum est paucorum hominum  [lo bello es cosa de pocos hombres]: el bien es un privilegio. En cambio, nada les puede estar menos permitido que los modales feos o una mirada pesimista, un ojo que afee -, y menos aún una indignación por el aspecto global de las cosas. La indignación es el, privilegio de los chandalas; e igualmente el pesimismo. «El mundo es perfecto - así habla el instinto de los más espirituales, el instinto que dice sí: de esa perfección continúan formando parte la imperfección, el debajo- de- nosotros de toda especie, la distancia, el pathos de la distancia, el chandala mísmo». Los hombres más espirituales, por ser los más fuertes, encuentran su felicidad donde otros encontrarían su ruina: en el laberinto, en la dureza consigo mismos y con otros, en el experimento; su placer es el autovencirniento, el ascetismo se convierte en ellos en naturaleza, en necesidad, en instinto. Consideran un privilegio la tarea difícil, una recreación el jugar con cargas que aplastan a otros... Conocimiento - una forma de ascetismo. - Ellos son la especie más venerable de hombres: esto no excluye que sean los más joviales, los más amables. Dominan no porque quieran, sino porque son, no tienen libertad para ser los segundos. - Los segundos: son los guardianes del derecho, los que cuidan del orden y de la seguridad, son los guerreros aristocráticos, es ante todo el rey como fórmula suprema que engloba al guerrero, al juez y al mantenedor de la ley. Los segundos son el ejecutivo de los más espirituales, los que más próximos les están, los que les alivian de todas las cosas groseras que hay en el trabajo de dominar  - su séquito, su mano derecha, sus mejores discípulos. - En todo esto, digámoslo una vez más, no hay el menor capricho, no hay nada «hecho»: lo que es distinto, eso es algo hecho - la naturaleza queda deshonrada entonces... El orden de castas, la jerarquía, lo único que hace es formular la ley suprema de la vida misma, la separación de los tres tipos es necesaria para la conservación de la sociedad, para la posibilitación de tipos superiores y supremos, -la desigualdad de derechos es la condición primera para que llegue a haber derechos.-Un derecho es un privilegio. En su especie de ser tiene cada uno su privilegio. No infravaloremos los derechos de los mediocres. La vida que aspira a lo alto se vuelve cada vez más dura, - aumenta el frío, aumenta la responsabilidad. Una cultura elevada es una pirámide: sólo puede erguirse sobre un suelo amplio, tiene como presupuesto ante todo una mediocridad fuerte y sanarnente consolidada. Los oficios manuales, el comercio, la agricultura, la ciencia, la mayor parte del arte, en una palabra, el conjunto entero de la actividad profesional no es compatible más que con una mediocridad de potencias y deseos: entre las excepciones esas cosas se hallarían desplazadas, el ínstinto que les es propio entraría en contradicción tanto con el aristocratísmo como con el anarquismo. Hay un destino natural que le lleva a uno a ser una utilidad pública, una rueda, una función: no la sociedad, sino la especie de felicidad de que los más son capaces es la que hace de ellos máquinas inteligentes. Para el mediocre, ser mediocre es su felicidad-, la maestría en una sola cosa, la especialidad, es un instinto natural. Sería completamente indigno, no de un espíritu profundo el ver ya una objeción en la mediocridad en sí. Esta es incluso la primera necesidad para que sean lícitas las excepciones- una cultura elevada está condicionada por la mediocridad. Si el hombre de excepción trata precisamente a los mediocres con unos dedos más delicados que a sí mismo y a sus iguales, eso no es meramente cortesía de corazón, -es sencillamente su deber... ¿A quién es a quien yo más odio, entre la chusma de hoy? A la chusma de los socialistas, a los apóstoles de los chandalas, que con su pequeño ser socavan el instinto, el placer, el sentimiento de satisfacción del obrero -  que lo hacen envidioso, que le enseñan la venganza... La injusticia no está nunca en los derechos desiguales, sino en el reclamar derechos «iguales»... ¿Qué es malo? Pero si ya lo he dicho: todo lo que procede de la debilidad, de la envidia, de la venganza.. - El anarquista y el cristiano son de una misma procedencia...
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De hecho constituye una diferencia con qué finalidad se miente: si con ello se conserva o se destruye. Es lícito establecer una ecuación perfecta entre el cristiano y el anarquista: su finalidad, su instinto tienden sólo a la destrucción. No hay más que leer en la historia la prueba de esa tesis: la contiene con una claridad horrible. Acabamos de conocer una legislación religiosa cuya finalidad fue «eternízar» la condición suprema para que la vida prospere, una gran organización de la sociedad; en cambio, el cristianismo ha encontrado su misión en terminar precisamente con tal organización porque en ella la vida prosperaba, Allí, el producto racional de largas épocas de experimento y de inseguridad debía ser aplicado a un provecho remotisimo, y se debía recoger una cosecha lo más grande, lo más rica, lo más completa posible: aquí, por el contrario, la cosecha fue envenenada de la noche a la maiíana... Algo que se erguía aere perenius (más perenne que el bronce], el imperium romanum, la forma más grandiosa de organización en condiciones difíciles alcanzada hasta ahora, en comparación con la cual todo lo anterior, todo lo posterior es un fragmento, una chapuza., un diletantismo, - aquellos santos anarquistas consideraron un «acto piadoso» el destruir «el mundo», es decir, el imperium romanum, hasta que no quedó piedra sobre piedra, -hasta que incluso los germanos y otros rufianes pudieron hacerse dueños de él... El cristiano y el anarquista: ambos décadents, ambos incapaces de producir otro efecto que el de disolver, envenenar, marchitar, chupar sangre, ambos el instinto del odio mortal a todo lo que está en pie, a lo que se yergue con grandeza, a lo que tiene duración, a lo que promete un futuro a la vida... El cristianismo fue el vampiro del imperium romanum, -de la noche a la mañana redujo a la nada la obra enorme de los romanos, consistente en conquistar el terreno para una gran cultura que tiene tiempo. - ¿Se continúa sin comprender esto? El imperium romanum que nosotros conocemos, que la historia de la provincia romana nos enseña a conocer cada vez mejor, esa obra de arte de gran estilo, la más admirable de todas, era un comienzo, su construcción estaba calculada para probarse a lo largo de mileníos, - ¡hasta hoy no se ha construido jamás así, tampoco se ha soñado siquiera en construir en igual medida sub specie aeterni [para la eternidad]- Esa organización era lo bastante firme como para soportar malos emperadores: en tales cosas el azar de las personas no tiene nada que hacer, - primer principio de toda gran arquitectura. Pero no era suficientemente firme contra la especie más corrompida de corrupción, contra el cristiano... Ese gusano escondido que se ha acercado subrepticiamente, en la noche, la niebla y el equívoco, a todos los individuos y que le ha succionaáo a todo individuo la seriedad para las cosas verdaderas, el instinto para las realidades, esa banda cobarde, femenina y dulzona le fue enajenando paso a paso a esa enorme construcción las «almas», - aquellas naturalezas valiosas, aquellas naturalezas virilmente aristocráticas que sentían la causa de Roma como su propia causa, como su propia seriedad, como su propio orgullo. Los rodeos de los santurrones, la clandestinidad de los conventículos, unos conceptos lóbregos, tales como infierno, como sacrifício del inocente, como unio mystica en el beber sangre, ante todo el fuego lentamente atizado de la venganza, de la venganza de los chandalas - eso fue lo que se hizo dueño de Roma, esa misma especie de religión a la que ya
Epicuro había hecho la guerra en su forma preexistente. Léase a Lucrecio para comprender qué es lo que Epicuro combatió, no el paganismo, sino el «cristianismo», quiero decir, la corrupción de las almas por el concepto de culpa, por el concepto de castigo y de inmortalidad. - Epicuro combatió los cultos subterráneos, todo el cristianismo latente, - negar la inmortalidad era entonces ya una verdadera redención. -Y Epicuro habría vencido, todo espíritu respetable en el Imperio romano era epicúreo: entonces apareció Pablo... Pablo, el odio, hecho carne, hecho genio, del chandala a Roma, a «el mundo», el judío, el judío eterno par excellence... Lo que él adivinó fue el modo como, con ayuda del pequeño movimiento sectario de los cristianos, al margen del judaísmo, se podía provocar un «incendio mundial», el modo como, con el símbolo «Dios en la cruz», se podía aglutinar en un poder enorme todo lo que se encontraba abajo, todo lo que era secretamente rebelde, la herencia entera de las intrigas anarquistas en el imperio. «La salvación viene de los judíos». - El cristianismo como fórmula para sobrepujar a los cultos subterráneos de toda especie, los de Osiris, los de la Gran Madre, los de Mitra, por ejemplo - y para aglutinarlos - en haber entendido eso consiste el genio de Pablo. Su instinto fue en esto tan seguro, que, violentando implacablemente la verdad, puso en boca, y no sólo en boca, del «salvador» de su invención, las nociones con que aquellas religiones de chandalas fascinaban - hizo de ese salvador algo que también un sacerdote de Mitra podía comprender... Ese fue su instante de Damasco.- comprendió que tenía necesidad de la fe en la inmortalidad para desvalorizar «el mundo», que el concepto «infierno» se haría dueño de Roma, - que con el «Más allá» se mata la vida... Nihilista y cristiano: estas palabras riman, y no sólo riman ...
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La labor entera del mundo antiguo, en vano: no tengo palabra que exprese que yo siento ante algo tan monstruoso. - Y teniendo en cuenta que la labor de ese mundo era una labor previa, que lo que, con una granítica consciencia de sí, acababa de colocarse era la infraestructura para un trabajo de milenios, el sentido entero del mundo antiguo, -¡en vano! ... ¿Para qué los griegos?, ¿para qué los romanos? -Todos los presupuestos de una cultura docta, todos los
métodos científicos estaban ya allí, se había estatuido ya el gran arte, el incomparable arte de leer bien - ese presupuesto de la tradición de la cultura, de la unidad de la ciencia; la ciencia natural, aliada con la matemática y la mecánica, se hallaba en el mejor de los caminos, - ¡el sentido para percibir los hechos, el último y más valioso de todos los sentidos, tenía sus escuelas, su tradición que duraba ya siglos! ¿Se entiende esto? Todo lo esencial para poder ponerse al trabajo había sido encontrado: - los métodos,  hay que decirlo diez veces, son lo esencial, también lo más difícil, también lo que durante más tiempo tiene en contra suya los hábitos y las perezas. Eso que hoy nosotros hemos vuelto a conquistar con un indecible autovencimiento -pues en cierto modo todos nosotros tenemos todavía en el cuerpo los instintos malos, los instintos cristianos -, el mirar de frente la realidad, la mano cauta, la paciencia y la seriedad en las cosas mínimas, la entera honestidad del conocimiento - ¡eso estaba ya allí! . ¡hace ya más de dos milenios! ¡Y, añadido a ello, el tacto y el gusto buenos, sutiles! ¡No como adiestramiento del cerebro! ¡No como cultura «alemana» con modales rufianescos! Sino corno cuerpo, como ademán, corno instinto, - como realidad, en una palabra... ¡Todo en vano! -¡De la noche a la mañana. nada más que un simple recuerdo! - -¡Griegos! ¡Romanos! La aristocracia del instinto, el gasto, la investigación metódica, el genio de la organización y de la administración, la fe, la voluntad de futuro humano, el gran sí a todas las cosas, todo eso, visible como imperium romanum, visible a to- dos los sentidos, el gran estilo, no ya mero arte, sino convertido en realidad, en verdad, en vida... - ¡Y sepultado de la noche a la mañana no por un acontecimiento natural! -¡Pisoteado no por germanos y otros patosos! ¡Sino deshonrado por vampiros astutos, sigilosos, invisibles, anémicos! No vencido, - ¡sólo chupado! ... ¡El ansia oculta de venganza, la pequeña envidia, ¡señor! Todo lo miserable, lo que sufre de sí mismo, lo atormentado por malos sentimientos, el entero mundo-ghetto del alma, ¡de un golpe, encumbrado! - - Basta leer a cualquier agitador cristiano, a San Agustín, por ejemplo, para comprender, para oler qué sucia pandilla se encumbró de ese modo. Nos engañariamos totalmente a nosotros mismos si presupusiéramos una falta cualquiera de entendimiento en los jefes del movimiento cristiano: -¡oh, son listos, listos hasta la santidad esos señores Padres de la Iglesía!  Lo que les falta es algo completamente distinto. La naturaleza les ha desatendido, - olvidó proveerles de una modesta dote de instintos decentes, de instintos limpios... Dicho entre nosotros, ni siquiera son varones... Cuando el islam desprecia al cristianismo, tiene mil veces derecho a hacerlo: el islam tiene como presupuesto suyo varones...
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El cristianismo nos arrebató la cosecha de la cultura antigua, más tarde volvió a arrebatarnos la cosecha de la cultura islámica. El prodigioso mundo de la cultura mora de España, que en el fondo es más afín a nosotros que Roma y que Grecia, que habla a nuestro sentido y a nuestro gusto con más fuerza que aquéllas, fue pisoteado -no digo por qué pies - ¿por qué?, ¡porque debía su génesis a unos instintos aristocráticos, a unos instintos varoniles, porque decía sí a la vida incluso con las raras y refinadas suntuosidades de la vida mora! ... Más tarde los cruzados combatieron algo tal, que mejor les habría estado tenderse en el polvo delante de ello, - una cultura tal que, comparada con ella, incluso nuestro siglo xix se encontraría a sí mismo muy pobre, muy «tardío».- Ciertamente, los cruzados querían hacer botín: el Oriente era rico... ¡Seamos francos! Las cruzadas- piratería
superior, nada más! -La nobleza alemana, que es en el fondo una nobleza vikinga, se encontraba con ello en su elemento- la Iglesia ha sabido muy bien con qué se posee a la nobleza alemana... La nobleza alemana, siempre los «suizos» de la Iglesia, siempre al servicio de todos los instintos malos de la Iglesia, - pero bien pagada... ¡Que precisamente con ayuda de espadas alemanas, de sangre y valor ha  hecho la Iglesia su guerra de mortal enemistad a todo lo aristocrático que existe en la tierra! Hay en este lugar toda una muchedumbre de preguntas dolorosas. La nobleza alemana casi está ausente de la historia de la cultura superior: se adivina la razón... El cristianismo, el alcohol --- los dos grandes medios de corrupción¡.. En sí no debería haber, ciertamente, lugar a opción a la vista del islán y del cristianismo, como no lo hay a la  vísta de sin árabe y un judío. La decisión está tomada, nadie es libre de seguir aquí decidiendo. O se es un chandala, o no se lo es... « ¡Guerra sin cuartel a Roma! Paz, amistad con el islam».- así sintió, así obró aquel gran espiritar libre, el genio entre los emperadores alemanes,
Federico II ¿Cómo?, ¿es que un alemán tiene que ser primeramente un genio, tiene que ser primeramente un espíritu libre para tener sentimientos decentes? -Yo no comprendo cómo un alemán ha podido tener alguna vez sentimientos cristianos ...
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Aquí resulta necesario tocar un recuerdo cien veces mis penoso aún para los alemanes. Los alemanes han arrebatado a Europa la última gran cosecha cultural que Europa pudo recoger.-La del Renacimiento. ¿Se entiende por fin, se quiere entender  qué fue el Renacimiento? La transvaloración de los valores cristianos, la tentativa, emprendida con todos los medios, con todos los instintos, con todo el genio, de llevar a la victoria a los contra-valores, a los valores aristocráticos... Hasta ahora ha habido tan sólo esa gran guerra, hasta ahora no ha habido un planteamiento más decisivo del problema que el del Renacimiento - mi problema es el de éste -- ¡no ha habido tampoco nunca una forma de ataque más radical, más directa, más rigurosamente lanzada en todo el frente y contra el centro! Atacar en el lugar decisivo, en la sede misma del cristianismo, llevar allí al trono los valores aristocráticos, quiero decir, introducirlos dentro de los instintos, de las necesidades y deseos más básicos de quienes allí mismo estaban asentados... Yo veo ante mí una posibílidad cuyo encanto y cuyo colorido son completamente sobreterrenales- - me parece que ella brilla en todos los estremecimientos de belleza refinada, que en ella labora un arte tan divino, tan demoníacamente divino que en vano se rebuscará en los milenios una segunda posibilidad como ésa- yo veo un espectáculo tal, tan lleno de sentido, tan prodigiosamente paradójico a la vez, que todas las divinidades del Olimpo habrían tenido el pretexto para lanzar una sana carcajada inmortal.
César Borgia papa... ¿Se me entiende?... Bien, esa habría sido la victoria a la que hoy sólo yo aspiro,-- ¡con ella quedaba suprimido el cristianismo! - ¿Qué ocurrió? Un monje alemán, Lutero, fue a Roma. Ese monje, que llevaba en su cuerpo todos los instintos vengativos de un sacerdote fracasado, se indignó en Roma contra el Renacimiento... En lugar de comprender, con la más profunda gratitud, el enorme acontecimiento que había tenido lugar, la superación del cristianismo en su propia sede -, lo único que su odio supo extraer de ese espectáculo fue su propio alimento. Un hombre religioso piensa sólo en sí mismo. - Lutero vio la corrupción del papado, siendo así que precisamente lo contrario podía tocarse con las manos: ¡En la silla del papa no estaban ya sentados la vieja corrupción, el peccatum originale, el cristianismo! -¡Sino la vida!  ¡Sino el triunfo de la vida! ¡Sino el gran sí a todas las cosas elevadas, bellas, temerarias ... Y Lutero restauró de nuevo la lzlesia: la atacó ... El Renacimiento- ¡un acontecimiento sin sentido, un gran en- vano!- ¡Ay, esos alemanes, cuánto nos han costado ya! En-vano: -ésa fue siempre la obra de los alemanes.-La Reforma; Leibnitz; Kant y la llamada filosofía alemana; las guerras de liberación; el Reich-cada vez, un en-vano de algo que estaba ya allí, de algo irrecobrable... Son mis enemigos, lo confieso, esos alemanes: yo desprecio en ellos toda especie de suciedad de los conceptos y los valores, toda especie de cobardía frente a todo sí y todo no honesto. Casi desde hace un rnilenio vienen enmarañando y embrollando todo aquello que han tocado con sus dedos, tienen sobre su conciencia todas las medianías - ¡las tres-octaverías! - de las que Europa está enferma, - tienen también sobre su conciencia la especie más sucia de cristianismo que existe, la más incurable, la más irrefutable, el protestantismo... Si no se termina con el cristianismo, culpables de ello serán los alemanes...
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Con esto he llegado a la conclusión y voy a dictar mi sentencia. Yo condeno el cristianismo, yo levanto contra la Iglesia cristiana la más terrible de todas las acusaciones que que jamás acusador alguno ha tenido en su boca. Ella es para mí la más grande de todas las corrupciones imaginables, ella ha querido la última de las corrupciones posibles. Nada ha dejado la Iglesia cristiana de tocar con su corrupción, de todo valor ha hecho un no-valor, de toda verdad, una mentira, de toda honestidad, una bajeza de alma. ¡Que alguien se atreva todavía a hablarme de sus bendiciones «humanitarias»! El suprimir cualquier calamidad iba en contra de su utilidad más profunda, - ella ha vivido de calamidades, ella ha creado calamidades, con el fin de eternizarse a sí misma... El gusano del pecado, por ejemplo: ¡la Iglesia es la que ha enriquecido a la humanidad con esa calamidad! - La «igualdad de las almas ante Dios», esa falsedad, ese pretexto para las rancunes [rencores] de todos los que tienen sentimientos viles, ese explosivo de concepto, que ha acabado convirtiéndose en revolución, idea moderna y principio de decadencia del orden social entero - es dinamita cristiana... ¡Bendiciones «humanitarias» del cristianismo! ¡Extraer de la humanitas una autocontradicción, un arte de la autodeshonra, una voluntad de mentira a cualquier precio, una repugnancia, un desprecio de todos los instintos buenos y honestos! - ¡Esas serían para mí las bendiciones del cristianismo! - El parasitismo como única praxis de la Iglesia; con su ideal de clorosis, con su ideal de santidad, beber hasta el final toda sangre, todo amor, toda esperanza de vida; el más allá, como voluntad de negación de toda realidad; la cruz, como signo de reconocinúento para la más subterránea conjura habida nunca, - contra la salud, la belleza, la buena constitución, la valentía, el espíritu, la bondad de alma, contra la vida misma...
Esta eterna acusación contra el cristianismo voy a escribirla en todas las paredes, allí donde haya paredes,- tengo letras que harán ver incluso a los ciegos... Yo amo al cristianismo la única gran maldición, la única grande intimísima corrupción, el único gran instinto de venganza, para el cual ningún medio es bastante venenoso, sigiloso, subterráneo, pequeño, -yo lo llamo la única inmortal mancha deshonrosa de la humanidad...
¡Y se cuenta el tiempo desde el dies nefastus [día nefasto] en que empezó esa fatalidad, desde el primer día del cristianismo! - ¿Por que no, mejor, desde su último día? - ¿Desde hoy? - ¡
Transvaloración de todos los valores! ...
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Ley contra el cristianismo
Dada en el día de la salvación, en el día primero del año uno ( -el 30 de septiembre de 1888 de la falsa cronología)

 
Guerra a muerte contra el vicio: el vicio
es el cristianismo

Artículo primero.-Viciosa es toda especie de contranaturaleza. La especie más viciosa de hombre es el sacerdote. él enseña la contranaturaleza. Contra el sacerdote no se tienen razones, se tiene el presidio.
Artículo segundo.-Toda participación en un servicio divino es un atentado a la moralidad pública. Se será más duro contra los protestantes que contra los católicos, más duro contra los protestantes liberales que contra los protestantes ortodoxos. Lo que hay de criminal en el ser-cristiano crece en la medida en que uno se aproxima a la ciencia. El criminal de los criminales es, por consiguinte, el filósofo.
Artículo tercero.-El lugar maldito en que el cristianismo ha encovado sus huevos de basilisco será arrasado, y, como lugar infame de la tierra, constituirá el terror de toda la posteridad. En él se criarán serpientes venenosas.
 Artículo cuarto.-La predicación de la castidad es una incitación pública a la contranaturaleza. Todo desprecio de la vida sexual, toda impurificación de la misma con el concepto «impuro» es el auténtico pecado contra el espíritu santo de la vida.
Artículo quinto.--Comer en la misma mesa con un sacerdote le hace quedar a uno expulsado: con ello uno se excomulga a sí mismo de la sociedad honesta. El sacerdote es nuestro chandala, - se lo proscribirá, se lo hará morir de hambre, se lo echará a toda especie de desierto.
Artículo sexto.-A la historia «sagrada» se la llamará con el nombre que merece, historia maldita; las palabras «Dios», «salvador», «redentor», «santo», se las empleará como insultos, como divisas para los criminales.
Artículo séptimo.-El resto se sigue de aquí.
El Anticristo.
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70 El borrador de Nietzsche para este § 32 se halla contenido en dos fragmentos póstumos del invierno 1887-1888, que dicen así:
   «El tipo Jesús
Es un error introducir mentalmente un elemento fanático en Jesús...'impérieux'. Renan.
 -falta toda tortura en la fe, es una buena nueva y el estado de un 'buen mensajero'...
 -esa fe no es conquistada con lucha, no tiene una evolución, una catástrofe... más bien es infantil... la infancia ha vuelto en tales naturalezas como una enfermedad-
- esa fe no se encoleriza, no censura, no castiga, no se defiende -
- esa fe no lleva la 'espada'... no barrunta que podría separar -
  -esa fe no da pruebas de sí misma ni con milagros ni con la promesa de un premio... ella misma es en todo instante su prueba, su premio, su milagro-
  -esa fe no se formula a sí misma, pues vive-... no considera real ninguna otra cosa... 'verdadero' significa viviente...
  -los azares de la formación previa, de la lectura (los profetas), determinan su lenguaje conceptual: lo judío en el cristianismo es sobre todo el mundo conceptual judío. Vehículo, la psicología judía; pero guardémonos de confundirnos aquí-: un cristiano en la India se habría servido de las fórmulas de la filosofía sankhya, en China, de las de Laotse -eso no tiene ninguna importancia-
Cristo como 'espíritu libre': nada le importa lo que es fijo (palabra, fórmula, Iglesia, ley, dogmas), 'todo lo que es fijo, mala...' cree únicamente en la vida y en lo viviente -y esto no 'es', sino que deviene...
: se halla fuera de toda metafísica, religión, historia, ciencia natural, psicología, ética-: jamás ha barruntado que haya tales cosas...
 : habla meramente de lo más interior, de vivencias: todo lo demás tiene el sentido de un signo y de un medio lingüístico-.»
                     «Para el tipo Jesus
¿Qué queda por sustraer? La especie entera de motivación de la sabiduría de Cristo, y asimismo de los actos de su vida... estos últimos deben ser hechos como obediencia a las promesas; él cumple, tiene un esquema de todo aquello que el Mesías ha de hacer y padecer, tiene un programa... Por otro lado, todo 'pues', en boca de jesús, es no-evangélico... Utilidad, astucia, premio, castigo...
- Lo que queda por substraer: la abundante cantidad de hiel que se derramó sobre el tipo de su maestro a partir del excitado estado de la primera propaganda... ésta lo hizo a su imagen, se justificó a si misma al transformarlo artificiosamente en un profeta juzgador, litigador, colérico, odiador... ella necesitaba tal 'modelo' - - asimismo, la fe en el 'retorno', en el 'juicio' ( ---esto es judío, véase el Apocalipsis).
El desatino y la contradicción Psicológicos en la actitud de Jesún contra los clérigos y teólogos de la Iglesia judía..-
Asimismo, en el comportamiento juzgador con respecto a quienes no lo aceptan...
Asimismo, en la típica historia de la higuera-
El problema psicológico con respecto al maestro de tal doctrina es exactamente: '¿cómo se comporta con otras doctrinas y otros maestros?' Su doctrina misma no ha brotado de la antítesis y la contradicción: yo dudo de que tal naturaleza pueda saber algo acerca de una antítesis y una contradicción a su doctrina... A esa doctrina le falta absolutamente la libre imaginación del poder-valorar-de-otro-modo y del poder-querer-de-otro-modo... no puede imaginarse el juicio contrario... Cuando lo encuentre, lo lamentará, desde su más intima simpatía, únicamente como 'ceguera', pero no hablará contra ésta...
Falta la dialéctica, falta la creencia en una demostrabilidad cualquiera de la doctrina, a no ser por 'efectos interiores' efrutos', ,pruebas de la fuerza').Tal maestro no puede contradecir... no comprende en absoluto cómo se combatiría el error.... no se defiende, no ataca... Por el contrario, lo suyo es el aclarar, continuar, sutilizar, transfigurar lo antiguo... el recortar ... »
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71 Véase Evangelio de Mateo, 10, 34: «No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada.»
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72 Véase Carta segunda a los Corintios, 3, 6: «Nuestra capacidad viene de Dios, el cual nos capacitó para ser ministros de una nueva alianza, no de la letra, sino del espíritu. Pues la letra mata, pero el espíritu da vida.»

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73 Estos tres términos aparecen con frecuencia en los Evangelios, aplicados a Jesús. Véase, por ejemplo, Evangelio de Juan, 14, 6. «Yo soy el camino, la verdad y la vida.» También Evangelio de Juan, 8, 12. «Yo soy la luz del mundo.»
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74 La expresión reine Tkorheit [tontería pura] la emplea Nietzsche a menudo en sus últimos escritos, y casi siempre referida irónicamente al personaje wagneriano Parsifal, el cual se da a sí mismo el apelativo der reine Thor (el tonto puro].
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75 Un fragmento póstumo de la primavera de 1888 matiza así este mismo pensamiento: «'La prueba de la fuerza'; es decir, un pensamiento es probado por su efecto, -('por sus frutos', como ingenuamente dice la Biblia).»
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76 Véase Evangelio de Lucas 4. 17-18: «El espíritu del Señor... me ha enviado... para dar la vista a los ciegos.»
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77 En uno de los apuntes tomados durante la lectura de la Vida de Jesús de Renan, Nietzsche escribe lo siguiente, con referencia a la p. 243 de ese libro: «'El prójimo', en sentido judío, es el que tiene la misma fe.»
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78 En las líneas anteriores Nietzsche ha descrito lo que él denomina «la práctica propiamente evangélica, que se resume en el sermón de la montaña. Véase Evangelio de Mateo, capítulos 5 al 7. La influencia de Tolstoi en este pasaje es directa, y se halla atestiguada por el siguiente apunte tomado durante la lectura de la citada obra:
«¡Estad en paz con todo el mundo, no consideréis a nadie como si fuera una nulidad o algo carente de sentido! Si la paz es violada, haced todo lo posible para restablecerla. La veneración a Dios consiste totalmente en la eliminación de la enemistad entre los hombres. A la menor discusión, reconciliaos, a fin de no perder la paz interior, la cual es la verdadera vida. ¿Qué es la que sobre todo turba la paz? En primer lugar, el apetito sexual: contra ello, la monogamia, una monogamia indisoluble. La segunda tentación es el juramento: él lleva el hombre al pecado: a nadie ni en ninguna circunstancia hagáis un juramento, para que no tengáis por encima de vosotros ningún otro señor que Dios. La' tercera tentación es la venganza, la cual se da a sí misma el nombre de justicia: ¡soportad las injurias y no devolváis mal por mal! La cuarta tentación es la distinción entre connacionales y extranjeros; ¡no rompáis la paz con nadie a causa de vuestra nacionalidad y procedencia! La práctica de estos cinco mandamientos produce el estado que el corazón humano anhela. todos hermanos entre sí, todos en Paz con todos, todos gozando los bienes de la tierra hasta su final...  Luc. IV, 18. 'el agradable año del Señor' -Las lindas palabras que salieron de su boca - »
Más tarde, y en ese mismo cuaderno de apuntes, Nietzsche, en una segunda fase de elaboración de sus pensamientos reorganizó el anterior fragmento de la siguiente manera:
«No se debe oponer resistencia, ni con la acción ni en el corazón, a quien es malvado con nosotros.
No se debe reconocer ningún motivo para separarse de la propia mujer. Acaso también: 'uno debe castrarse'.
No se debe hacer diferencia entre extraños y nacionales, entre extranjeros y compatriotas.
No debe uno encolerizarse con nadie, no debe menospreciar a nadie... Dad limosnas a escondidas -no se debe querer enriquecerse.
No se debe jurar. -No se debe juzgar.-Uno debe reconciliarse, debe perdonar -no oréis en público.-,
¡Dejad ver vuestras buenas obras, dejad lucir vuestra luz! ¿Quién irá al cielo? Quien haga la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
La 'bienaventuranza' no es algo prometido: está ahí, cuando uno vive y obra de ese y ese modo -
¿No es la Iglesia exactamente esto- 'falsos profetas con vestidos de cordero, por dentro lobos rapaces'?...
'Hacer profecías, hacer milagros, expulsar demonios-todo eso es nada'...
De una manera completamente absurda ha sido infiltrada la doctrina del premio y del castigo: con ella todo queda corrompido.
Asimismo, la praxis de la primera ecclesia militans, del apóstol, y su comportamiento son presentados, de una manera completamente falseadora, como mandados como fijados de antemano...
La ulterior glorificación de la vida y la doctrina efectivas de los primeros cristianos: como si todo eso estuviese prescrito así... y meramente se hubiera seguido...
La entera actitud profético y taumatúrgico, la cólera, la evocación del juicio, son una corrupción horrenda (por ejemplo, Mateo 6, 11 ' y aquellos que no os reciban... en verdad os digo, a Sodoma y a Gomorra, etc.').
La higuera.
'Un profeta, en ningún lugar vale menos que en su patria, entre los suyos': un sinsentido, lo contrario es la verdad...  nada digamos del cumplimiento de las profecías: ¡aquí todo ha sido falsificado y aderezado!»

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79 Como es sabido, la expresión «hijo de Dios» la emplea frecuentemente la Biblia para designar a Jesús. Nietzsche se inspira aquí en Renan.
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80 Esta expresión popular alemana, de fácil inteleccion, pero que en castellano correspondería a otras expresiones igualmente contundentes.
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81 Como es sabido, la leyenda de Anfitrión, en la parte aludida aquí sarcásticamente por Nietzche refiere que Alcmena, la esposa de aquél, era tan virtuosa que, para poder unirse con ella, Zeus se vio obligado a tomar la apariencia de su marido legítimo.
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82 Es de notar que, en este punto, Nietzsche malentiende este terminus technicus de la teología católica, el cual no se refiere a que María concibiese «virginalmente» a Jesús, sino a que ella fue «concebida sin pecado original». Más adelante Nietzsche vuelve a caer en idéntico malentendido.
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83 Véase Apocalipsis, 20, 4: «... y revivieron y reinaron con Cristo mil años».
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84 Las líneas que van desde «Las palabras dichas al ladrón ... » hasta aquí fueron mutiladas en todas las ediciones de El Anticristo publicadas por el Archivo Nietzsche. Por vez primera las dio a conocer J. Hofmiller en 1931, pero no fueron reintegradas a ninguna edición alemana, hasta la de K. Schlechta (1956). Esta es la prirnera edición castellana que las reincorpora al texto.La poco honesta intervención de los editores está sin duda motivada porque, en este pasaje, Nietzsche sufre una confusión. Según el Evangelio de Mateo, 27, 54, es el centurión el que, despues de morir Jesús, dice las palabras que Nietzsche atribuye aquí al ladrón. . . .
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85 Ver Más allá del bien y del mal: «Suponiendo que alguien pudiera abarcar con el ojo irónico e independiente de un dios epicúreo la comedia prodigiosamente dolorosa y tan grosera como sutil del cristianismo europeo, yo creo que no acabaría nunca de asombrarse y de reírse.»
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86 Un fragmento póstumo del invierno de 1887-1888, que puede ser considerado como un borrador de este 37, contiene las siguientes precisiones -
«No puede haber mayor malentendido del cristianismo que el suponer que al comienzo está la grosera historia del taumaturgo y redentor, y que el tomar las cosas de una manera espiritual y simbólica constituye sólo una forma posterior de la metamorfosis...
Al contrario: la historia del cristianismo es la historia del tener-que-malentender progresivamente en forma cada vez más grosera un simbolismo sublime ... : a cada expansión del cristianismo sobre masas cada vez más amplias y toscas, que estaban lejos de los instintos originarios del cristianismo (-a las que les faltaban todos los presupuestos para comprenderlo -), fueron apareciendo una historia legendaria, una teología, una fundación de una Iglesia-: la necesidad de las capas más bajas y más tarde de las capas bárbaras trajo consigo la necesidad de vulgarizar primero, y barbarizar después, el cristianismo...
La Iglesia es la voluntad de mantener en pie, cual si fuera 'la verdad', el lenguaje vulgar y bárbaro del cristianismo-... ¡y eso todavía hoy!
El platonismo paulino, el platonismo agustiniano-: hasta que finalmente se construyó esa impúdica caricatura de filosofía y rabinismo que es la teología cristiana...
Los indignos componentes del cristianismo:
el milagro
la jerarquía de las almas, el orden en el rango
la historia de la salvación y la creencia en ella... el concepto de 'pecado'.
la historia del cristianismo es la necesidad de que una fe se vuelva tan baja y vulgar como lo son las ansias que con ella deben quedar satisfechas -
... ¡piénsese en Lutero! ¡Qué podía hacer con el cristianismo originario una naturaleza sobrecargada de apetitos tan burdos!  «
El estadio judío de la desnaturalización: ruina, infelicidad, inexistencia, reconciliación' como esquema que subsiste, - por lo de más, odio al 'mundo'.
Jesús va directamente al estado interior, al 'reino de los cielos' dentro del corazón, y no encuentra los medios en la observancia de la Iglesia judía - no tiene en nada siquiera   la realidad del judaísmo ( sin  necesidad de conservarse); él es puramente interior -   «
Tampoco tiene en nada todas las fórmulas groseras de trato con Dios: se defiende contra la doctrina entera de la penitencia y la reconciliación; muestra cómo hay que vivir para sentirse 'divinizado' -y cómo a eso no se llega con la penitencia y con la contrición por los propios pecados: 'nada importa el pecado' es su juicio principal. Para volverse 'divino', lo principal es estar satisfecho; en esa medida, incluso el pecador es mejor que el justo...
Pecado, penitencia, perdón -nada de eso tiene algo que ver aquí... eso es judaísmo infiltrado, o es pagano.»

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87 «El sentido históricos es tema abordado por Nietzsche con frecuencia. Ya la segunda de sus Consideraciones intempestivas (especialmente en el prólogo y en los apartados 3,-7 y 8) lo considera a la vez como una virtud y un vicio. En Más allá del bien y del mal, Nietzsche dedica el § 224 entero a tratar este tema.
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88 Véase La Genealogia de Moral, tratado primero.
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89 Véase La Genealogía de la moral. Todo este § 37 es una reelaboración tanto conceptual como lingustica de los apartados 12 y ss. del tratado primero de la citada obra.
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90 En alemán, juego de palabras entre wissen [saber] y Ge- wissen [conciencia].
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91 Guillermo II, proclamado emperador de Alemania a la edad de veintinueve años, poco antes de que terminase la vida lúcida de Nietzsche, no es mencionado por éste casi nunca por su nombre, sino con la expresión un tanto irónica «der junge Kaiser» [el joven emperador]. La alusión a él es evidente en este pasaje. Por eso el Archivo Nietzsche tachó de todas sus ediciones de El Anticristo el adjetivo junger [joven], sin duda para evitar molestias de tipo político. Y eso, a pesar de que en Ecce homo (primera edición alemana, 1908) dice Nietzsche: «Al joven Kaiser alemán no le concedería yo el honor de ser mi cochero.»
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92 A semejanza de evangelio [buena nueva], Nietzsche acuíña aquí el término Dysangeliun [dis-angelio, mala nueva]. Más tarde, Nietzsche llamará a Pablo «dis-angelista».
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93 Christlichkeit .- cristiandad. Para distinguir claramente entre el ser-cristiano, por un lado, y el cristianismo [Christentum], por otro, considerado este último como fenómeno histórico-religioso, tal vez sería mejor traducir Christlichkeit por cristiandad- condición de cristiano.
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94 Ver el apartado anterior dedicado al análisis de Nietzsche sobre las Virtudes.
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95 Recuérdese que el título puesto originariamente por Nietzsche, aunque tachado después, al § 24 de esta obra, es: «La raíz del cristianismo. Ya en el § 15   habla dicho Nietzsche: «Todo aquel mundo de ficción tiene su raíz en el odio a lo natural (-¡la realidad!-).»
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96 Véase el § 295 de Más allá del bien y del mal, donde Niezsche dice: «Que Dioniso es un filósofo, y que, por tanto, también los dioses filosofan, paréceme una novedad ... ». Y en el aforismo inmediatamente anterior, el § 294, había afirmado: «Y suponiendo que también los dioses filosofen, cosa a la que más de una conclusión me ha empujado ya ... » Sin duda Nietzsche alude aquí conscientemente, oponiéndose a ella, a la conocida tesis de Platón en el Banquete (203 d): «Ninguno de los dioses filosofa ni desea hacerse sabio» (palabras de Diotima).
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98 Un amplio fragmento póstumo del invierno de 1887-1888, que contiene una primera versión de los parágrafos 40 y 41, dice así:
                    «Mi teoría del tipo Jesús
 El tipo de 'redentor', corrompido, más aún, destruido...
Causas: el nivel espiritual, en el que todo se va volviendo continuamente grosero, se va desfigurando, se va desplazando, la ceguera absoluta con respecto a sí mismo (-aquí no se ha iniciado siquiera el conocimiento de sí-), la enorme falta de escrúpulos de todos los sectarios para servirse de su maestro como de una apología de la muerte de criminal de Cristo como enigma...
En el tipo quedará: la tosquedad de espíritu: no se vive impunemente entre pescadores
: la falsa generalización, que hará del taumaturgo, del profeta, del mesías, un tipo para todo el mundo -: la historia y la psicología posteriores de la joven comunidad, la cual introdujo en la imagen de su maestro sus afectos más fuertes -
: el sentimentalismo y el capricho enfermos y desenfrenados, en lugar de toda razón: de tal modo que los instintos vuelven a dominar en seguida -no hay la menor huella de espiritualidad, de disciplina y rigor en lo espiritual, de conciencia rigurosa.
Qué pena que no hubiese un Dostoievski entre esa sociedad: de hecho, a lo que mejor corresponde la historia entera es a una novela rusa -seres enfermos, conmovedores,rasgos aislados de sublime extrañeza, en medio de cosas disolutas y suciamente plebeyas... (como María Magdalena).
Sólo la muerte, la muerte ignominiosa, no aguardada, sólo la cruz, la cual estaba en general reservada a la canaille [gentuza],- sólo esa horrorosísima paradoja enfrentó a los discípulos con el auténtico enigma: '¿quién fue?, '¿qué fue?'
El sentimiento trastornado y, en lo más hondo, ofendido, el recelo de que acaso tal muerte fuera la refutación de una causa, el horrendo signo de interrogación '¿por qué así?'-pues aquí todo tenía que ser necesario, poseer un sentido, una razón, una razón suprema-: el amor de un discípulo no conoce el azar:
sólo entonces se abrió el abismo: '¿quién lo ha matado?', '¿quién era el enemigo natural?' Respuesta: el judaísmo dominante, su estamento superior.
-Los discípulos se sintieron a sí mismos en rebeldía contra el orden'
- después concibieron a Jesús como alguien que estaba en rebeldía contra el orden.
Hasta entonces faltaba en Jesús ese rasgo belicoso.- más aún, ese rasgo era imposible, dada su mentalidad. Prácticamente también su comportamiento durante la condena y en la muerte fue sin duda todo lo contrario: Jesús no resiste, no se defiende, ora por ellos. Las palabras dichas al ladrón en la cruz no significan otra cosa: si tú sientes que lo justo es no defenderse, no encolerizarse, no hacer responsables a los otros, sino más bien padecer, compadecer, perdonar, orar por quienes nos persiguen y matan. entonces tú tienes lo único que es necesario, la paz del alma -entonces estás en el paraíso -
Es evidente que no se entendió precisamente lo principal: el modelo de ese estar libre de todo resentimiento:
Una vez más, en efecto, la muerte de Cristo no tiene otro sentido que el de ser el modelo mis fuerte y la comprobación más fuerte de su doctrina...
Todos sus dicípulos estaban lejos de perdonar esa muerte: el sentimiento menos evangélico de todos, la venganza, se impuso...
Era imposible que la causa hubiera llegado a su fin: se necesitaba una 'reparación', un 'juicio' (- ¡y nada hay menos evangélico que el premio y el castigo!).
Sólo ahora pasaron de nuevo a primer plano las expectaciones populares de un mesías: la espera de un instante histórico en que el 'juez' viene para juzgar a sus enemigos...
: sólo ahora se malentendió la llegada del 'reino de Dios' como una profecía acerca de un acto conclusivo de la historia.
: sólo ahora se introdujo en el tipo del maestro todo el desprecio y toda la amargura contra los fariseos y los teólogos.
: no se entendió lo principal. que precisamente tal muerte misma era la suprema victoria sobre el 'mundo' (sobre los sentimientos de enemistad, venganza, etc.) -sobre el mal, sobre el malvado, entendido siempre esto únicamente como realidad psicológica interna.
: la veneración de esas almas que habían quedado completamente desequilibradas no soportó el creer aquella válida igualdad de derechos de todo el mundo a ser 'hijo de Dios', que Jesús había enseñado: su venganza consistió en exaltar a Jesús de una manera extravagante (-exactamente igual que los judíos habían elevado a lo alto el papel de Israel, cual si el resto entero del inundo fuera su enemigo. Origen de la absurda teología del Dios único y de su hijo único -).
Problema '¿cómo pudo Dios permitir eso?' A esto se encontró la absurda respuesta 'entregó su hijo para remisión de los pecados, como víctima'. ¡¡¡Cómo había sido malentendido todo!!! No hay cosa menos evangélica que el sacrificio reparador, y más aún el sacrificio del inocente por los pecados de los culpables;
-: ¡pero si Jesús había suprimido el pecado! -no por la 'fe', sino por el sentimiento de divinidad, de igualdad con Dios.
En el tipo ingresan:
a) la doctrina del juicio y del retorno
b) la doctrina de la muerte como sacrificio
c) la doctrina de la resurrección: con la cual la 'bienaventuranza' entera, el sentido entero del evangelio quedan escamoteados de un golpe, en favor de un estado-'después de la muerte'...
Pablo, logicizando con insolencia rabínica esa concepción': 'si Cristo no resucitó de entre los muertos, vana es nuestra fe'.
: por fin, incluso, la 'inmortalidad de la persona'.
Y de esta manera, ya en la segunda generación después de Jesús se tenía por cristiano todo aquello que más hondamente repugnaba alos instintos evangélicos
el sacrificio, incluso el sacrificio cruento, corno sacrificio de las primicias
castigo, premio, juicio.
un tener separado el más acá y el más allá, el tiempo y la eternidad
una teología en lugar de una praxis, una 'fe' en lugar de un modo de vivir
una profunda y mortal hostilidad a todo lo no cristiano.
la entera situación crítica del misionero se ha infiltrado en la doctrina de Jesús: todas las cosas duras y malvadas contra quienes no aceptan a sus misioneros deben ahora estar proclamadas ya por el maestro,
una vez que se había vuelto a aceptar en lo principal el juicio, el castigo, el premio, con ellos quedaron empapadas la entera doctrina y la entera sabiduría gnómica de jesús
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99 Las expresiones verbales neinsagen [decir no] y neinTun (hacer no) (a veces también neinwolien (querer no) y neindenken [pensar no]), realmente violentadoras del lenguaje, fueron empleadas por Nietzsche frecuentemente en sus escritos. Véase, por ejemplo, Así habló Zaratustra y Ecce homo.
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100 Véase Carta primera a los Corintios, 15, 17: «Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es vuestra fe: estáis todavía en vuestros pecados.»
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101 El manuscrito de Nietzsche contiene la palabra Dysevangelist [disevangelista]. Trátase sin duda de un error de escritura, pues, a semejanza del Dysangelium, el término aquí apropiado sería Dysangelist [mal mensajero].
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102 Como es sabido, la patria del apostol Pablo es Tarso, ciudad en que se desarrolló una floreciente escuela estoica.
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103 Véase Hechos de los Apóstoles, 9, 3-9, donde se trata la «visión» de Pablo en su viaje a Damasco.
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105 Nietzsche dice realmente: auf deutsch [en alemán].
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106 Véase La genealogía de la moral: «Un Pedro 'inmortal', ¡quién lo soportaría!». Y este fragmento póstumo, del invierno de 1887-1888: «Jesús contrapuso una verdadera vida, una vida en la verdad, a toda vida ordinaria: nada está más lejos de él que el burdo sinsentido de un 'Pedro eternizado', de una eterna perduración personal. Lo que él combate es la presunción de la 'persona': ¿cómo puede haber querido eternizar precisamente a ésta?»
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107 La expresión «pathos de las distancias la emplea Nietzsche por vez primera en Más allá del bien y del mal, y aparece a partir de ese momento en todas sus obras posteriores. Es una condición de la «aristocracia» y de la «auto-superación» del hombre.
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108 Nietzsche expresa en diversos lugares su repugnancia por el Nuevo Testamento en general y por los evangelios en particular. Véase, sobre todo, La genealogía de la moral.
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109 Véase Evangelio de Mateo, 7, 1: «No juzgueis para que no seáis juzgados.»
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110 Nietzsche alude aquí irónicamente al título dado por Goethe al libro sexto de sus Años de aprendizaje de Wilhelm Meister: «Confesiones de un alma bella».
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111 Aunque Nietzsche aduce aquí como fuente el Evangelio de Lucas, 6, 11, ese pasaje contiene sólo la primera frase de las dos citadas por él. La alusión a Sodoma y Gomorra se encuentra únicamente en el Evangelio de Mateo, l0, 14-15. En un fragmento póstumo del otoño de 1387, Nietzsche, tras haber citado el anterior pasaje, lo comenta de este modo: «Y ahora pensemos en esa pobre chusma de santurrones deslizándose por el país con tales maldiciones de juicio final en el bolsillo.»
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> 112 En el mismo fragmento póstumo aludido en la nota anterior, Nietzsche, tras citar este pasaje evangélico, lo comenta así: « -una incitación a la castración; como se deduce del pasaje paralelo, Mat. 5, 28: 'Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te escandaliza, sácatelo y arrójalo de ti. Más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno'. (En el versículo 31 Jesún se encuentra todavía en el capitulo sobre el sexo y en la refinada concepción del adulterio: a saber, la separación matrimonial concebida ya como adulterio).»
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113 Nietzsche cita aquí irónicamente, con un pequeño cambio, las conocidas palabras de la obra de Shakespeare El sueño de una noche de verano (V, 1): «¡Bien rugido, león!» En el fragmento póstumo que venimos citando, Nietzsche había calificado esta frase evangélica de «insolentes promesas».
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114 El texto alemán que se encuentra en el Manuscrito de Nietzsche: «Denn so ihr den Menschen ihre Fehier nicht vergebet, wird euch euer Vater im Himmel auch nicht vergeben», fue modificado en dos pasajes por los editores del Archivo Nietzsche, sin duda con el «evangélico» propósito de mejorar a Nietzsche y hacerle concordar con el texto bíblico literal (en la traducción de Lutero): «Wo ihr aber den Menschen ihre Fehler nicht vergebet so wird auch euer Vater eure Fehler auch nicht vergeben.»
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115 En su manuscrito Nietzsche dejó en blanco este paréntesis, acaso por no tener a mano en ese instante el texto bíblico, o por no encontrar el lugar en que se halla.
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116 También aquí los editores del Archivo Nietzsche dieron satisfacción a sus ansias de que Nietzsche no errase en sus citas evangélicas; y donde Nietzsche había escrito: «Gleich darauf ... » [Poco después ... ], ellos corrigieron: «Kurz vorher ... » [Poco antes ... ]. Ciertamente es «poco antes» (en Evangelio de Mateo, 6, 25 y ss.) donde se dice que Dios «viste» a los lirios y a la hierba del campo. El mínimo error de Nietzsche no justifica, sin embargo, la manipulación de su texto.
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117 También aquí Nietzsche dejó en blanco el paréntesis en su manuscrito.
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118 En el varias veces citado fragmento póstumo del otoño de 1887, Nietzsche comenta este pasaje del modo siguiente:
 «-para dar ánimos a los discípulos: 'Alegraos en ese día y saltad de gozo: pues he aquí que vuestro premio es grande en el cielo. Lo mismo hicieron también sus padres con los profetas» (¡qué desenfrenada insolencia el insinuar a esa pobre chusma de discípulos que le era licíto sentirse de igual rango que los profetas, porque tienen idéntico destino!-).
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119 El fragmento póstumo que contiene anotaciones de Nietzsche sobre estos pasajes paulinos lleva el título siguiente:
              «Tipo de predicación del ressentiment.
               Pruebas de la santa desvergüenza.»

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 121 Nietzsche hace aquí uso de la xenofobia depositada en el idioma alemán, varios de cuyos «casticismos» presentan al judío polaco como prototipo del mal olor.
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122 La estima tributada por Nietzsche a Petronio es constante a lo largo de su obra. Véase, por ejemplo, Más allá del bien y del mal. Tal aprecio culmina en esta contraposición de Petronio al Nuevo Testamento, atestiguada igualmente en varios fragmentos póstumos. Así, en éste del otoño de 1887  «¡Qué poco importa el objeto! ¡El espíritu es el que vivifica! ¡Qué aire enfermo y viciado hay en esa excitada palabrería acerca de la 'redención', el amor, la 'bienaventuranza', la fe, la verdad, la 'vida eterna'! Tómese en las manos, por el contrario, un libro auténticamente pagano, por ejemplo, Petronio, en el cual, en el fondo, no se hace, ni se dice, ni se quiere, ni se aprecia nada que no sea pecado, incluso pecado mortal, si se juzga con un criterio cristiano y santurrón. Y, sin embargo, ¡qué euforia se siente de aire puro, de la espiritualidad superior del paso rápido, de la fuerza liberada y pletórica, segura de su futuro! En todo el Nuevo Testamento no se encuentra una sola bufonería: pero, con ello, un libro queda refutado... Comparado con Petronio, el Nuevo Testamento no deja de ser un síntoma tanto de una cultura de decadencia cuanto de corrupción y como tal ha obrado, como fermento de la putrefacción.»
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123 Véase Evangelio de Juan, 18, 38. «Le Preguntó Pilato: ¿Qué es la verdad?»
La estima que Nietzsclie sentía por Pilato se halla atestiguada asimismo en otros lugares. Por ejemplo, en Humano, demasiado humano, II (§ 8 de «Opiniones y sentencias mezcladas»), y  en varios
fragmentos póstumos. Así, en éste del otoño de 1887: «Pilato, la única persona honnote [honesta], su dédaitz [desdén] por esa charlatanería judía acerca de la verdad', como si a tal pueblo le fuera lícito intervenir en la conversación cuando se trata de la verdad, su  benévolo intento de liberar a ese absurdo autor de un atentado, en el que difícilmente podía ver otra cosa que un necio...Su náusea con respecto a esa frase, que nunca se condenará bastante, 'yo soy la verdad'».
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124 Como ha quedado demostrado por la reciente publicación de fragmentos póstumos antes ocultados por los editores del Archivo Nietsche, y sobre todo por las investigaciones de G. Coli y M. Montínari, este § 48 se inspira en gran parte en la obra de Julius Wellhausen Prolegomena zur Geschickte Israel   [Prolegómenos a la historia de Israel], Berlín, 1883. El borrador de Nietzsche para este § 38, que contiene interesantes precisiones y que permite apreciar una vez más la sutil transfiguración operada en el paso del apunte «privado» a la redacción definitiva para el «público» dice así:

«La angustia de Dios frente al hombre
El conocimiento como medio de poder, de igualdad con Dios. Valor. Para la historia de la filosofía.

El conocimiento como medio de poder, de 'igualdad con Dios'. " leyenda veterotestamentaria cree que el hombre está en posesión del conocimiento; que la expulsión del Paraíso es consecuencia de eso tan sólo en la medida en que Dios tiene a partir de ese instante miedo del hombre y lo aleja del lugar en que se alza el árbol de la vida, de la inmortalidad; si el hombre comiera ahora también del árbol de la vida, el poder de Dios habría concluido: prescindiendo de esto, la cultura entera es una creciente terribilidad del hombre, simbolizada en la torre de Babel, con su finalidad de 'asaltar el cielo'. Dios divide a los hombres: los dispersa; la pluralidad de lenguas es una medida de urgencia tomada por Dios, éste se entiende mejor con los pueblos por separado, en la medida en que ahora éstos se hacen la guerra y se destruyen mutuamente.
Al comienzo del Antiguo Testamento está la famosa historia de la angusitia de Dios. El hombre es presentado como fallo de Dios, e igualmente el animal; el hombre que conoce, como rival de Dios, como máximo peligro de Dios; trabajo, calamidades, muerte como medida de urgencia tomada por Dios, para tener sojuzgado a su rival -
LA ANCUSTIA DE DIOS:
                el hombre como un fallo de Dios;
                e igualmente el animal.
Moraleja.-
Dios prohibe el conocimiento porque éste conduce al poder, a la igualdad con Dios. En sí el conocimiento le otorgaría al hombre la inmortalidad, suponiendo que éste permanece siempre inmortalmente estúpido.
Crea para él animales, luego la mujer, a fin de que tenga compañia, a fin de que tenga entretenimiento (a fin de que no caiga en malos pensamientos, en el pensar, en el conocer).
Pero el demonio (serpiente) le revela al hombre qu¿ es el conocimiento.
El peligro de Dios es enorme: ahora tiene que alejar a los hombres del árbol de la vida y mantenerlos sojuzgados mediante la indigencia, la muerte y el trabajo. La vida real es presentada como una medida de urgencia tomada por Dios, como un estado no natural... La cultura, es decir, la obra del conocimiento, aspira, pese a todo, a la igualdad con Dios: se eleva como una torre para asaltar el cielo. Ahora se descubre que la guerra es necesaria (el lenguaje como causa del 'pueblo'), los hombres deben destruirse a sí mismos. Finalmente, se decide la ruina.-
¡En tal Dios se ha creído!»...

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125 Nietzsche cita aquí tácitamente, adaptándolo a su propósito, el conocido verso de Schiller (La doncella de Orleans, acto III, escena 6) :  Mit der Dummheit kämpfen Götter selbst vergebens
 [(Aliados) con la tontería, incluso los dioses luchan en vano].
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126 La identidad Eva = serpiente la toma Nietzsche de la obra de Wellhausen, quien sigue aquí a Nöldecke. Un fragmento póstumo del invierno de 1387-1888, que alude a este mismo tema (pero cuya fuente es otra obra del mismo Wellhausen: Reste arabischen Heidenthumes [Restos del paganismo árabe), Berlín, 1887, p. 217), dice así: «Eva es la serpiente: ella se encuentra en la cumbre de la genealogía bíblica (entre los hebreos la serpiente aparece ordinariamente también como nombre propio).»
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127 Véase Evangelio de Marcos, 16, 16. El texto alemán (seligmachen), con su posibilidad de significar «embobar», encierra un matiz irónico.
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128 Alusión a Evangelio de Mateo, 17, 20: «Porque yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a esa montaña: 'Desplázate de aquí a allá, y se desplazará, y nada os será imposible.»
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129 Parece claro que Nietzsche emplea aquí el término «católico» en su sentido etimológico de «universal».
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130 Nietzsche cita aquí su Ecce homo, donde dice: «En lugar de la salud, la 'salvación del alma'-es decir, una folie circulaire entre convulsiones de penitencia e histerias de redención.» Anticristo51
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131 Alusión a la frase in hoc signo vinces [bajo esta insignia vencerás], referida a la cruz en la conocida visión de Constantino antes de la batalla contra Majencio.
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132 En estas últimas líneas Nietzsche alude tácitamente a la obra de J. H. Jung-Stilling, quien en su Lebensgeschichte [Autobiografía), obra muy estimada literariarnente por Nietzsche, emplea expresiones y narra hechos similares a aquellos de que aquí Nietzsche se burla.
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133 Sobre este mismo tema de la relación entre el «mártir» y la «verdad» puede verse también el § 13 de La Gaya ciencia.
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134 Refutar el error, los «ideales», a base de «ponerlos en hielo» o congelarlos, es el método que Nietzsche se jacta de haber empleado en su obra Humano, demasiado humano. Ver tambien Ecce homo.
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135 Véase Así habló Zaratustra.
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136 Ver lo dicho anteriormente (27) sobre la relación de Nietzsche con el escepticismo.
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137 Una fina descripción de lo que Nietzsche denomina «la gran pasión» puede verse en el § 471 de Aurora.
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138 Carlylismo. Alusión a Tomas Carlyle (1795-1881), historiador de la literatura y filósofo escocés, que dedicó varios libros a exponer su concepto del «genio». Nietzsche lo menciona varias veces (por ejemplo, en Más allá del bien y del mal, en Crepúsculo de los ídolos, y  en Ecce homo, pero siempre con desprecio. Una descripción más amplia del «carlylismo» la da Nietzsche en el Crepúsculo de los ídolos.
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139 Des-simismación: Entselbstung. Intento conservar con esta versión literal la violencia lingüística que también tiene el término en alemán.
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140 En un fragmento póstumo del otoño de 1887 Nietzsche aclara mejor a qué se refiere al citar estos nombres. Dice así ese fragmento. «De aquí se sigue, por necesidad, qué aspecto tienen que ofrecer todas las cumbres de la evolución humana a los ojos de los fanáticos de la moral: el aspecto de un non plus ultra de corrupción (-piénsese en el juicio de Platón sobre la Atenas de Pericles, en el juicio de Lutero sobre Roma, en el juicio de Rousseau sobre la sociedad de Voltaire, en el juicio alemán contra Goethe).»
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141 Un fragmento póstumo de la primavera de 1888, que es sin duda la primera versión de este § 55, dice así:
  «Religión como décadence
                       Crítica de la fe
                       Convicción y mentira
  1. 'Entre una mentira y una convicción hay una antítesis': no la hay mayor...
  2. Pero con razón se ha dicho que las convicciones son enemigos más peligrosos de la verdad que las mentiras (H., d. h.).
  3. ¿Es que acaso también la mencionada convicción hay que contarla entre los enemigos de la verdad? ¿Y entre los más peligrosos?
Cada una de las convicciones tiene su historia, sus formas previas, sus tentativas y fallos: deviene convicción después de no serlo durante largo tiempo, después de apenas serlo durante un tiempo más largo todavía...
¿No podría estar, en esos estados embrionarios de la convicción, también la mentira?...
A menudo ella requiere un cambio de personas (-sólo en el hijo deviene convicción lo que en el padre era todavía una tendencia -).
 ¿Qué es lo que hace que un mentiroso nos venda un error como si fuera una verdad? Su 'razón práctica' (- su ventaja, dicho popularmente).
 ¿Qué es lo que hace que uno se decida entre distintas posibilidades? Su razón práctica, su ventaja...
¿Qué es lo que hace que uno elija de este o de aquel modo entre diversas hipótesis? La ventaja.
¿Qué diferencia subsiste entre un convencido y un mentido? Ninguna, si ha mentido bien.
¿Qué es lo que hace, qué es lo que determina a todos los filósofos a tener sus convicciones por verdades'? Su ventaja, su 'razón práctica'.
La ficción, la utilidad, la conjetura, la probabilidad, la certeza, la convicción -una historia del patbos interior, en cuyo comienzo está la mentira, su Dios...
'Yo quiero tener algo por verdadero': ¿es éste el instinto propio (de la verdad, o no es precisamente otro diferente, poco riguroso con respecto a la verdad. Pero que conoce la ventaja que la fe trae consigo ?...
Suponiendo que haya una ventaja en mentirse a sí mismo, ¿en qué se distingue el pathos de la auto-mendacidad del pathos de la convicción?...
En la fe, tal corno el cristianismo la entiende, ¿quién ha logrado dominar, la listeza o la verdad? La prueba de la fuerza (es decir, de las ventajas que una fe trae consigo) o de... [palabras ilegibles en el manuscrito).
Y lo que hace a los mártires, ¿es el instinto de la verdad, o no es, al revés, un hueco en la organización interior, la falta de tal instinto? Nosotros consideramos al mártir como una species inferior: probar una convicción no tiene ningún sentido; lo que se trata de probar es que uno tiene derecho a tener esa convicción... La convicción es una objeción, un signo de interrogación, un défi, hay que probar que no sólo se está convencido, -que no sólo se es un necio...
La muerte en la cruz no prueba ninguna verdad, sino sólo una convicción, sólo una idiosincrasia (-error muy popular: tener el valor de la propia convicción- ? ¡¡¡pero tener el valor de atacar la propia convicción!!!»
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142 En su manuscrito Nietzsche dejó un espacio en blanco después de la abreviatura de página. Sin duda se refiere al § 483 del tomo 1 de Humano, demasiado bumano, que dice así: «Enemigos de la verdad... Las convicciones son enemigos más peligrosos de la verdad que las mentiras.»
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143 Este ataque a la historiografía moderna y, más en concreto, a la alemana es un eco de las mordaces alusiones contenidas en Más allá del bien y del mal y en La genealogía de la moral.
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144 Esta última frase, tal como figura en el manuscrito de Nietzsche- «Die Frage 'wahr' oder 'unwahr' in solchen Dingen, von denen Priester reden, erlauben gar nicht zu lügen», debió de parecerles algo oscura o imperfecta a los editores del Archivo Nietzsche, quienes en todas las ediciones la modificaron por su cuenta del siguiente modo: «Die Frage 'wahr' oder 'unwahr' giebt es nicht in solchen Dingen, von denen Priester reden; diese Dinge erlauben gar nicht zu lügen.» En su edición de 1961 Podach fue el primero en dar a conocer el texto verdadero del manuscrito.
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145 «Sólo finalidades malas»: Nur schlechte Zwecke. El adjetivo «malo» (schlecht) tiene aquí el sentido técnico que Nietzsche da a esta palabra en La genealogía de la moral, tratado primero.  
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146 El «Código de Manú» o «Ley de Manú», que Nietzsche acaba de citar también unas líneas antes y del que hará un breve resumen y un análisis en los apartados 56 y 57 de esta obra, es la legislación más antigua de la India; comprende prescripciones religiosas, morales y sociales, y en parte se halla todavía vigente. Nietzsche conoció esta obra en la primavera de 1888 a través de la traducción francesa de Louis Jacolliot, titulada Les logislateurs religieux. Manou-Moise-Makomet [Los legisladores religiosos Manú-Moisés-Mahoma], París, 1876. La profunda impresión que el conocimiento de esta obra causó en Nietzsche se pone de rnanifiesto en la carta siguiente, escrita a Peter Gast, desde Turín, el 31 de mayo de 1888:
«Querido amigo... A estas últimas semanas les debo una enseñanza esencial - he encontrado el Código de Manú en una traducción francesa, realizada en la India, bajo rigurosísimo control de los más altos sacerdotes y doctos de allá. Este producto absolutamente ario, un código sacerdotal de la moral, basado en los Vedas, en la idea de casta y en una ascendencia antiquísima -no pesimista, aun cuando sí sacerdotal -completa de la manera más notable mis ideas sobre la religión. Confieso mi impresión de que todas las otras grandes legislaciones morales que poseemos me parecen un remedo e incluso una caricatura de ésta: ante todo el egipticismo; pero incluso Platán me parece, en todos los puntos capitales, sencillamente bien instruido por un bramán. Los judíos aparecen en este aspecto como una raza de chandalas, la cual aprende de sus señores los principios en que se basan los sacerdotes para alcanzar luego el dominio, y organizar un pueblo... También los chinos parecen haber producido su Confucio y su Laotse bajo la impresión de este antiquísimo Código clásico. La organización medieval ofrece el aspecto de un extraño tanteo destinado a recuperar todas las ideas sobre las que reposaba la antiquísima sociedad ario-india -pero con valores pesimistas, que proceden del terreno de la décadence racial. -Los judíos parecen también aquí simples 'intermediarios', no inventan nada.»
Todas las citas que Nietzsche hace luego del Código de Manú proceden de la traducción francesa citada. Sobre el mismo tema, véase también lo que Nietzsche dice en
Crepúsculo de los ídolos.
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147 Sobre la judaína un breve fragmento póstumo del invierno de 1887-1888 dice así: «La primera degeneración del cristianismo es la infiltración de judaína,-una regresión a formas ruperadas ... »
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148 Véase Carta primera a los Corintios, 7, 2. 9.
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149 Ver lo dicho anteriormente sobre el malentendido en que aquí vuelve a incurrir Nietzsche.
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150 Ver lo que dice Nietzsche anteriomente sobre la expresión «idea moderna».
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151 Ver lo que dice Nietsche anteriormente sobre los«Menos»
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152 Véase Horacio, Sátiras, 1, 9, 44.
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153 Sin mencionarla, Nietzsche cita aquí su obra Así habló Zaratustra.
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154 Esta relación entre los sacerdotes y los guerreros, según la cual los segundos liberan a los primeros del desagradable y grosero oficio de gobernar, la desarrolla Nietzsche también en La genealogía de la moral.
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155 En alemán juego de palabras: «Ein Recht ist ein Vorrecht.»
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156 Sobre las relaciones entre la «mediocridad» y ciertas profesiones, y sobre el modo como Nietzsche veía políticamente encarnada en su tiempo esa mediocridad, un fragmento póstumo de la primavera de 1888 -sin duda un borrador de lo que Nietzsche dice aquí -ofrece las siguientes precisiones:
«Resultado. Voy a decir todavía una palabra acerca de la tercera fuerza. Los oficios manuales, el comercio, la agricultura, la ciencia, una gran parte del arte, todo eso sólo puede erguirse sobre un suelo amplio, sobre una mediocridad fuerte y sanamente consolidada. A su servicio, y servida por ella, trabaja la ciencia e incluso el arte. La ciencia no puede desear cosa mejor para sí misma en cuanto tal, ella corresponde a una especie media de hombre - entre las excepciones se encuentra desplazada, -no tiene en sus instintos nada aristocrático, y menos aún algo anarquista. El poder del centro es mantenido en pie, por tanto, por el comercio, sobre todo por el comercio de dinero.- El instinto de los grandes financieros se opone a todo extrernismo,-por ello los judíos son por el momento el poder más conservador en nuestra tan amenazada e insegura Europa. No pueden necesitar revoluciones, ni socialismo, ni militarismo: si quieren y si necesitan tener poder, también sobre el partido revolucionario, eso es tan sólo una consecuencia de lo dicho antes y no está en contradicción con ello. Tienen necesidad de suscitar ocasionalmente miedo frente a otras orientaciones exterema -mostrando cuántas cosas están en su mano. Pero el instinto propio es invariablemente conservador y mediocre.. En todo lugar en que hay poder, ellos saben ser poderosos; pero la utilización de su poder marcha siempre en una única dirección. Como es sabido, la palabra honorífica para decir mediocre es la palabra 'liberal'...Algo que no es pequeño y ni siquiera es verdadero ... »
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157 Höflichkeit des Herzens (cortesía del corazón) es expresión tomada de Goethe (Afinidades electivas), que Nietzsche emplea en numerosas ocasiones.
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Para conocer más detalles sobre la concepción de Nietzsche sobre lo malo, ver la Genealogía de la moral.
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159 La equiparación entre cristiano y anarquista, desarrollada por Nietzsche en el apartado siguiente, le viene inspirada por la obra de Tolstoi Mi religión, que él leyó en traducción francesa.
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160 Sobre Epicuro, véase lo comentado anteriormente.
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161 La rima es, naturalmente, en alemán: Nihilist und Ckrist.
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162 Ver lo que opina Nietzsche acerca de los métodos científicos
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163 Las varias alusiones de Nietzsche a San Agustín tienen siempre un tono negativo. Véase, por ejemplo, La gaya ciencia, § 359. Nietsche había leido las Confesiones de San Agustín en 1885. En una carta escrita a su amigo Overbeck desde Niza el 31 de marzo de ese año le dice lo siguiente:
«He leído ahora, para esparcimiento, las Confesiones de San Agustín, lamentando grandemente el que tú no estuvieras a mi lado. ¡Oh ese viejo retor! ¡Qué falso es, cómo pone los ojos en blanco! ¡Cómo me he reído! (Por ejemplo, acerca del hurto' de su juventud, que es en el fondo una historia de estudiantes.) ¡Qué falsedad psicológica! (Por ejemplo, cuando habla de la muerte de su mejor amigo, con quien tenía una sola alma, y dice que se decidió a seguir viviendo para que, de esa manera, su amigo no muriese del todo.) Algo así es mentiroso hasta la náusea. El valor filosófico, igual a cero. Platonismo aplebeyado, es decir, una forma de pensar inventada para la más elevada aristocracia del alma, acomodada aquí a naturalezas de esclavo. Por lo demás, leyendo ese libro es posible ver las entrañas del cristianismos asisto a ello con la curiosidad de un médico y filólogo radical.»
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164 En numerosas ocasiones manifiesta Nietzsche su gran estima del emperador alemán Federico II. Especialmente expresivos son los pasajes presentes en Más allá del bien y del mal y Ecce homo. Anticristo60
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165 La fuente para Nietzsche de estos propósitos de César Borgia de convertirse en papa es la obra de J. Burckhardt Die Cultur der Renaissance in Italien [La cultura del Renacimiento en Italia] (1869), que él había leído y que se conserva en su biblioteca personal.En el capítulo 10 de la primera parte de esa obra, titulado «Los peligros del pontificado, Burckhardt, cuando trata de los Borgia, alude varias veces a las intenciones, tanto de César Borgia como de su padre Alejandro VI, de que el primero se convirtiese en papa al morir el segundo. La frustración de ese propósito es narrada por Burckbardt con las siguientes palabras, cuyo eco resuena en el texto de Nietzsche:
«¿Y qué habría hecho César si, en el momento en que su padre moría, no hubiera estado él asimismo enfermo de muerte? ¿Qué conclave habría tenido lugar si, en ese momento, él, armado con todos sus medios, se hubiera hecho elegir papa por un colegio cardenalicio convenientemente reducido mediante el veneno, sobre todo en un instante en que no habría habido ningún ejército francés en la cercanía? La fantasía se pierde en un abismo tan pronto como sigue esas hipótesis. En lugar de eso vino el conclave de Plo III y, tras la pronta muerte de éste, también el de julio 11, bajo la impresión de una reacción general.»
En una carta a Georg Brandes, de 20 de noviembre de 1883, Nietzsche rememora esa misma Posibilidad y dice que César Borgia papa habría sido «el sentido del Renacimiento, su auténtico simbolo».
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166 Un fragmento inédito de septiembre-octubre de 1888, que parece ser un esbozo de lo anterior, dice así: «No se debe perdonar jamás a los alemanes el que hayan arrebatado al Renacimiento su meta, su victoria, -la victoria sobre el cristianismo. La Reforma es su oscura maldición... Y otras tres veces más esa raza nefasta se ha entrometido para frenar la marcha de la cultura -la filosofía alemana, las guerras de liberación, la fundación del Reich a finales del siglo xix -¡nada más que grandes fatalidades para la cultura!»
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167 «Tres-octaverías»: Drei-Achtelsheiten. Es posible que aquí Nietzsche se refiera tácitamente a Wagner y, más en concreto, al Parsifal, pues en una nota de octubre de 1888, hablando de Wagner y del Parsifal, usa la expresión «catolicismo de tres octavos».
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168 En la primera edición de El Anticristo, realizada por el Archivo Nietzsche, este último párrafo fue sencillamente suprimido, y no se lo dio a conocer más que en la segunda (1897). La fecha de «hoy», aludida por Nietzsche, corresponde al 30 de noviembre de 1888.
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169 Esta «Ley contra el cristianismo la escribió Nietzsche en un folio suelto, que fue pegado por él a la última página del texto de El Anticristo y luego recubierto con otro folio en blanco, pegado sobre el anterior. Cuáles fueron las razones concretas de Nietzsche para hacer eso es algo que hoy resulta imposible determinar con seguridad. Mientras, de esa manera, la «Ley» estuvo «ocultada», sólo resultaba visible al trasluz. Los editores del Archivo Nietzsche (Peter Gast, en concreto) tuvieron conocimiento de ella, pero jamás llegaron a publicarla. El primero en dar a conocer su texto fue Erich P. Podach, en su edición de El Anticristo (1961). Su pertenencia a esta obra está admitida hoy por todos los especialistas y queda corroborada por el siguiente fragmento póstumo, de septiembre-octubre de 1888, el cual contiene una especie de memorandum para Nietzsche de los últimos capítulos de su obra. Como se verá, Nietzsche pensaba en ese momento que ésta tuviese sólo 60 capítulos (en lugar de los 62 que hoy abarca) -
«Cap. 57) La finalidad santa: pensamientos de Manú al mentir.
Cap. 58) jamás se le deben conceder al cristianismo efectos humanitarios, él ha corrompido todo. - La enorme mengua que todas las cosas valiosas han experimentado por el hecho de que se haya derrochado seriedad en cosas imaginarias, en cosas nocivas; por el hecho de que sólo a mediados de este siglo haya sido tomadas en serio las cuestiones de la alimentación, vivienda, salud.
Cap. 59) la gran tentativa de los contravalores-la misión de los alemanes.
Cap. 60) Mis exigencias,
     1. Evítese el trato con quienes, antes y después, continúan siendo cristianos, -y esto por razones de limpieza.
     2. Teniendo en cuenta los casos en que es evidente que el cristianismo es una mera consecuencia y un mero síntoma de debilidad nerviosa, evítese por todos los medios que, a partir de tales focos, se propague la infección.
     3. Que la Biblia es un libro peligroso, que hay que aprender a tener cautela con ella, -que no es lícito ponerla sin más en manos de edades inmaduras.
    4. Que se considere, que se trate a los sacerdotes como una especie de chandala.
    5. Limpiar todos los lugares, instituciones, educación, de la contaminación del sacerdote.
    6. Festividades y santos «redentores».
    7. Datación del tiempo.»
Ley
Presentacion Anticristo
























































































































































































































































































































































































170 En su obra Friedrich Nietzsche Werke des Zusammenbruchs (Heidelberg, 1961) su autor, Erich F. Podach, publica una fotocopia del manuscrito de esta Ley. Sobre las dos palabras «El Anticristo» puede verse perfectamente allí una tachadura hecha por Nietzsche, debajo de la cual Erich F. Podach creyó adivinar las palabras «Nietzsche-Antichrist» [Nietzsche-Anticristo]. Más recientemente (véase Nietzsche-Studien, 11, Berlín, 1973). Jörg Salaquarda ha dado a conocer que las dos palabras escritas realmente bajo la tachadura son «Friedrich Nietzsche». J. Salaquarda debe esa información a M. Montinari, uno de los dos editores de la nueva edición de Obras de Nietzsche publicada por la Editorial herlinesa Walter de Gruyter. En el ángulo inferior derecho de la citada fotocopia aparece esta indicación de Nietzsche para la imprenta:
  «A continuación una hoja en blanco, en la que estarán sólo estas palabras
                        Habla el martillo         
                                                             Zaratustra, 3, 90
De acuerdo con esa indicación Podach supone que, tras la «Ley», la conclusión de El Anticristo está constituida por el § 30 del capítulo de Así habló Zaratustra (tercera parte) titulado «De las tablas viejas y nuevas». Sin embargo, G. Colli y M. Montinari han aducido argumentos en contra, intentando demostrar que la última voluntad de Nietzsche no fue incorporar a El Anticristo esa cita de Así habló Zaratustra. Tales argumentos parecen convincentes, y por eso en esta edición no se incorpora esa cita del Zaratustra al texto mismo de la obra. Dado, sin embargo, que ese § 30 se encuentra efectivamente copiado por Nietzsche en una hoja suelta de papel (¿acaso con la intención de añadirlo a El Anticristo?), y que la indicación que aparece en el manuscrito de la «Ley» no fue nunca anulada por Nietzsche, se transcribe a continuación:
«¡ Oh tú voluntad mía! ¡Tú viraje de toda necesidad, tú necesidad mía! ¡Presérvame de todas las victorias pequeñas! ¡Tú providencia de mi alma, que yo llamo destino! ¡Tú que estás dentro de mí! ¡Tú que estás encima de mí! ¡Presérvame y resérvame para un gran destino!
Y tu última grandeza, resérvasela para tu último instante, - ¡para ser inexorable en tu victoria! ¡Ay, quién no ha sucumbido a su victoria!
¡Ay, a quién no se le oscurecieron los ojos en ese crepúsculo ebrio! ¡Ay, a quién no le vaciló el pie y desaprendió, en la victoria,-a estar de pie!-
-Que yo esté preparado y maduro alguna vez en el gran mediodía: preparado y maduro como bronce ardiente, como nube grávida de rayos y como ubre hinchada de leche:-preparado para mí mismo y para mi voluntad más oculta: como un arco ansioso de su flecha, como una flecha ansiosa de su estrella: -
como una estrella preparada y madura en su mediodía, ardiente, perforada, bienaventurada gracias a las aniquiladoras flechas solares: -
- como el sol mismo, y como una inexorable voluntad solar, ¡dispuesto a aniquilar en la victoria!
¡Oh voluntad, viraje de toda necesidad, tú necesidad mía! ¡Resérvame para una gran victoria!--.»

Ley

Presentacion Anticristo