Introducción |
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Este
libro pertenece a los menos. Tal vez no viva todavía ninguno de ellos. Serán, sin duda,
los que comprendan mi Zaratustra: ¿cómo me sería lícito confundirme a mí mismo con
aquellos a quíénes ya hoy se les hace caso? - Tan sólo el pasado mañana me pertenece.
Algunos nacen de manera póstuma.
Las condiciones en las que se me comprende, y luego se me comprende por necesidad, - yo
las conozco muy exactamente. Hay que ser honesto hasta la dureza en cosas del espíritu
incluso para soportar simplemente mi seriedad, mi pasión. Hay que estar entrenado en
vivir sobre las montañas - en ver por debajo de sí la miserable charlatanería actual
acerca de la política y del egoísmo de los pueblos. Hay que haberse vuelto indiferente,
hay que no preguntar jamás si la verdad es útil, si se convierte en una fatalidad para
alguien... Una predilección de la fuerza por problemas para los que hoy nadie tiene
valor; el valor de lo prohibido; la predestinación al laberinto.Una experiencia hecha de
siete soledades -. Oídos nuevas para una música nueva. Ojos nuevos para lo más lejano.
Una conciencia nueva para verdades que hasta ahora han permanecido mudas. Y la voluntad de
economía de gran estilo: guardar junta la fuerza propia, el entusiasmo propio... El
respeto a sí mismo; el amor a sí mismo; la libertad incondicional frente a sí mismo.
¡Pues bien! Sólo ésos son mis lectores, mis verdaderos lectores, mis lectores
predestinados: ¿qué importa el resto? - El resto es simplemente la humanidad. - Hay que
ser superior a la humanidad por fuerza, por altura de alma, - por desprecio...
FRIEDRICH NIETZSCHE
(Prólogo al Anticristo)
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El Anticristo
Transvaloración de todos los valores
La segunda línea está tachada y sustituida por las palabras, 'Maldición
sobre el cristianismo', las cuales, por desgracia, dejan oír otra vez el cínico
acento con que en sus últimas cosas Nietzsche, en un cierto crescendo, se ha hecho a sí
mismo, creo yo, no menor violencia que a los demás; en esas palabras paréceme reconocer
los mismos trazos que se muestran en los breves manifiestos que, según parece, envió en
el primer día de su locura a muy diversos sitios, también a nosotros, a usted, y a
mí... Por el momento no estoy en condiciones de estudiar con detalle los papeles, tampoco
de proceder a una lectura de El Anticristo, cuya muy detallada crítica, también
del Antiguo y Nuevo Testamento, yo leeré con tenso interés, en lo que respecta al
último punto (Carta de Overbeck a Peter Gast)
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